El presbítero de las Misiones Extranjeras de París Yann Vagneux (foto), de 48 años y destacado en la ciudad de Benarés (India) desde 2012 (fue “instalado” presbítero el 5 de Julio de 2008), dedicó su más reciente columna el 6 de Mayo en el diario La Croix al anacoreta y gurú hindú Ramakrishna Paramahamsa († 1886), al que presenta como ejemplo de desprendimiento de los bienes y afectos terrenos, y de atención a los pobres (en quienes veía la imagen de Shiva).
Ramakrishna era seguidor de la doctrina hinduista Adavaita (en sánscrito अद्वैत, literalmente “no secundidad”, aunque se traduce también como “no dualismo”), que afirma que no hay distinción entre la divinidad y las criaturas, y conocer esto es el camino de la liberación. La doctrina católica, en cambio, sostiene que Dios es el Ser por esencia mientras que las criaturas existen por contingencia, y que para ser salvos, hay que profesar la Fe católica (que enseña que Cristo murió para redimirnos del pecado y de la muerte, y de su autor que fue el diablo).
Si Vagneux fuese un sacerdote católico (cosa que desde luego NO ES), habría presentado, por ejemplo, la vida de San Benito José Labre († 1783; fiesta litúrgica: 16 de Abril), quien tras abandonar la abadía trapense de Siete Fuentes en 1769 por motivos de salud, se dedicó siguiendo a San Alejo y a San Roque a peregrinar a pie hacia distintos santuarios (entre ellos Paray le Monial, Roma, Santiago de Compostela y Loreto), haciendo oración ante el Santísimo Sacramento y repartiendo a los pobres las limosnas que recibía. En una ocasión que estuvo en Dardilly en 1770, se alojó en la masía (casa de granja) de Pedro Vianney, el abuelo paterno del Santo Cura de Ars, que no escatimaría en reproches contra el proceder de Vagneux.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.