El 3 de Agosto, el arzobispón de Buenos Aires y ex-primado de Argentina Jorge Ignacio García-Cuerva “instaló” a tres obispones auxiliares más para su archidiócesis: Sergio Iván Dornelles Simón (52 años), Pedro Bernardo Cannavó y Alejandro Daniel “Jano” Pardo Bouzadas (ambos de 46 años), nombrados por Francisco Bergoglio el 19 de Junio.
La archidiócesis de Buenos Aires (3 millones de católicos) ya tenía cuatro obispones auxiliares: Gustavo Óscar Carrara Kibicki (51 años, vicario general y para la Pastoral de las Villas), Ernesto Giobando SJ (64 años, vicario de Flores y para la Pastoral para Niños), Joaquín Mariano Sucunza (78 años, pro-vicario general), y Alejandro Daniel Giorgi (65 años, vicario de Belgrano y para la Pastoral de Juventud).
Los tres nuevos obispones, a quienes se les asignaron las sedes titulares de Eguga (Túnez), Idasa (cerca de Macomades –actual Merkeb-Talha, Argelia–) y Fisiana (probablemente cerca de la actual Foussana, Túnez) respectivamente, son todos presbíteros de Buenos Aires y fueron “instalados” por el cardenal Bergoglio. PillarCatholic.com escribe que los tres tienen experiencia pastoral en las “villas miseria” (barrios bajos) de Buenos Aires.
El obispón auxiliar Ernesto Giobando es actualmente el administrador apostólico de la problemática diócesis de Mar del Plata, que ha sufrido mucho por la forma amateur de Bergoglio de nombrar obispones.
Parece que Bergoglio quiere que sus presbíteros sean colocados en otras diócesis de todo el país, siguiendo su proyecto de arrojar el episcopado argentino a un caos a largo plazo.
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