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jueves, 19 de septiembre de 2024

CUARESMA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL – DÍA TRIGESIMOSÉPTIMO

Compuesta por el Rev. P. Dr. D. Pedro Ramírez del Castillo, Cura propio del Sagrario Metropolitano y de la Iglesia Parroquial del San Miguel Arcángel en Pachuca, publicada por los Herederos de la Viuda de Francisco Rodríguez Lupercio, en 1717; reimpresa en Puebla de los Ángeles por la Imprenta de la Viuda de Miguel de Ortega y Bonilla en 1754.
   
ADVERTENCIAS
Esta Cuaresma del Santo Arcángel empieza el 14 de agosto, que es la víspera de la Asunción de Nuestra Señora, y se termina en la víspera de la Fiesta de San Miguel, inclusivamente hay cuarenta y seis días, para esto, se evitará hacer la penitencia o ayuno seis domingos, para que den 40 días de ayuno y oración.
   
CUARESMA EN HONRA DEL PRÍNCIPE SANTÍSIMO Y PODEROSÍSIMO SAN MIGUEL ARCÁNGEL, PATRONO DE LA UNIVERSAL IGLESIA, DEFENSOR AMATÍSIMO DE LAS ALMAS Y ABOGADO ESPECIALÍSIMO PARA ALCANZAR LA SALVACIÓN
  
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA
Gloriosísimo Miguel, príncipe de los ejércitos celestiales, refugio de las almas, destructor de los espíritus malignos, ciudadano de Dios, capitán admirable después de Cristo, de gran excelencia y virtud; líbranos a todos los que a ti clamamos de toda adversidad y haz con tu precioso oficio y dignísima intercesión, que aprovechemos en el servicio del Señor. Amén.
   
DÍA TRIGÉSIMOSÉPTIMO
ALABANZAS
Príncipe gloriosísimo San Miguel Arcángel,
Tú libraste al príncipe de los Apóstoles, San Pedro, de las manos de Herodes, y quitaste la vida al mismo Herodes,
Tú despertaste del sueño al mismo Apóstol,
Tú rompiste sus prisiones y lo sacaste de la cárcel.
   
Ahora se dice lo siguiente, que es para todos los días:
℣. Ruega por nosotros a la Divina Majestad, ¡oh Santísimo Miguel!, Príncipe de la Iglesia.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN
Omnipotente y sempiterno Dios, que por tu suma clemencia destinaste para la salud de los hombres al gloriosísimo príncipe de tu Iglesia San Miguel Arcángel, concédenos, que, por su intercesión y eficaz auxilio, merezcamos ahora ser defendidos de todos nuestros enemigos, y en la hora de nuestra muerte, seamos libres y presentados benignamente ante el trono de su majestad excelsa. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Soberano Arcángel! ¡Oh Excelentísimo Príncipe de la Corte Celestial! ¿Quién no os será muy devoto? ¿Quién no os servirá con gran cuidado, si de esta manera pagáis los servicios que se os hacen? Mas, para que yo os ame, basta saber el amor que nos tenéis, a que no puedo corresponder con igual amor; para que os sirva no es necesario prometerme nuevos favores, con los pasados me tenéis más obligado de lo que jamás podré pagar ni reconocer, pero ya que no puedo con obras responder a tantas mercedes, recibid palabra y afectos. Gracias os doy, ¡oh excelso y sublime espíritu!, porque defendisteis la honra y gloria de mi Señor Jesucristo y por todos los servicios, que en toda la vida le hicisteis a Él y a su Santísima Madre. Gracias os doy por el Ángel que habéis destinado para mi guarda y por los otros beneficios generales y particulares que Vos mismo, o por medio de vuestros Ángeles me habéis hecho, los cuales no conozco bastante en esta vida, ni los puedo debidamente agradecer, y por eso pido y suplico al Ángel de mi guarda, que en mi nombre os los agradezca, y juntamente los que habéis hecho a toda la naturaleza humana y principalmente a la Santa Iglesia de que soy miembro. Gózome de todos los privilegios, gracias y prerrogativas, dignidades y dones naturales y sobrenaturales con que el Señor os ha honrado y enriquecido, y doy al Señor eternas gracias por ellos, porque así quiso exaltaros y haceros su privado y favorecido entre todos los Ángeles; defendedme, ¡oh valerosísimo capitán de los celestiales ejércitos!, enviad en mi socorro a vuestros soldados, para que me defiendan de Satanás y sus Ángeles y no me rinda a sus embates y tentaciones. Mandad a vuestros Ángeles que me guíen para que no ande errado, que me alumbre para que no camine ciego y que pongan sus manos para que no tropiecen mis pies en el camino peligroso de esta vida; asistid con vuestros Ángeles a mi muerte y alcanzadme del Señor, contrición verdadera de mis culpas, para que, presentada mi alma en vuestro tribunal, merezca ser llevada en vuestras manos ante el trono de la Santísima Trinidad y entrar en la posesión de la gloria donde alabe al Señor para siempre y os dé perpetuas gracias, por haber conseguido, con vuestra intervención, la eterna bienaventuranza. Amén.

GOZOS EN HONOR A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
  
Pues lleváis la voz de Dios
Como el ministro más fiel,
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
  
Sois el Príncipe Miguel,
Que cual valiente adalid
Venciste en gloriosa lid
Al arrogante Luzbel:
Y pues triunfaste de él
Con sólo el nombre de Dios:
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
 
Sois el ministro más fiel,
Protector del Cristianismo,
Que os encargó el Altísimo
Que cuidáseis siempre de él:
Y del mundo y de Luzbel
Le defendéis con tu voz:
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
 
Sois celoso defensor,
De la Iglesia fiel custodio,
Defendiéndola del odio
Del demonio engañador,
Y pues todo ese valor
Debéis al nombre de Dios.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
  
Sois especial enemigo
De todo error y herejía,
Pues ni de noche ni de día
Jamás podrá hallar abrigo,
Y pues Dios le vence contigo
Y vos con la voz de Dios.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
 
Sois de la fe el oráculo,
La que nunca podrá caer,
Por más que haga Lucifer
Desde su último habitáculo;
Y pues es débil obstáculo
Para no seguir tu voz.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
 
Sois abogado piadoso
De todas las almas fieles,
Proveyéndolas de bienes
Ante el Juez justo y celoso,
Y pues que sois tan poderoso
Como lo es también tu voz.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
 
Sois el Ángel enviado
A Juan Evangelista, siervo de Dios,
Para darle vos, la Voz
De profeta que ha anunciado:
«Y pues bienaventurado
El que oye la voz de Dios».
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
 
Sois el Príncipe armado
Con las armas de la Cruz,
Armas de Cristo Jesús,
Con las que nos han signado,
Y con ellas siempre has triunfado
A honor y gloria de Dios.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
 
Al fin que sois compañero
De las otras seis lumbreras
Que arden en sus esferas,
Y sois de ellas el primero,
Que del Dios verdadero
Es el trono que nos dais vos.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
 
Pues lleváis la voz de Dios
Como el ministro más fiel,
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».
    
Antífona: Príncipe gloriosísimo San Miguel Arcángel, acuérdate de nosotros, y aquí y en cualquier parte ruega por nosotros al Hijo de Dios.
℣. En presencia de los Ángeles te alabaré, Dios mío.
℟. Te adoraré en tu santo Templo, y confesaré tu santo Nombre.
    
ORACIÓN
Oh Dios, que con admirable orden dispones los ministerios de los Ángeles y de los hombres, concédenos benigno que nos amparen en la tierra mientras vivimos aquellos que nunca cesan de servirte oficiosos en el Cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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