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jueves, 19 de septiembre de 2024

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE TALPA

   
La tradición dice que la imagen de Nuestra Señora de Rosario, hecha de pasta de caña por los tarascos en Michoacán, fue llevada a Santiago de Talpa de Allende por el clérigo Manuel de San Martín al oeste de estado, cerca de los linderos con Nayarit, en 1570. Estuvo en la localidad hasta 1590.
   
Después de muchos años de estar abandonada en un retablo de la iglesia de Talpa, se encontraba junto con otras imágenes muy deteriorada al encontrarse apolillada y carcomida, por lo que después de las fiestas patronales, el párroco de Guachinango Pedro Rubio Félix ordenó al Alcalde Fiscal, al Mayordomo y a los Priostes, entre otras cosas, que hicieran un hueco en la tierra y enterraran todas las imágenes que estaban deterioradas.
  
Esto sucedió en 19 de septiembre de 1644, pero al momento en que María Tenanchi, una de las mujeres tomó a la Virgen del Rosario para meterla en el hueco, esta lanzó unos resplandores bellísimos que tiraron al suelo a la mujer, y cuando todos fueron a ver que sucedía, miraron admirados el milagro de que la imagen de la Virgen del Rosario se había renovado. No solo eso, el material se había transformado en otro más sólido.
   
En 1742, el cura párroco Juan Bautista Farías dedicó cerca de 20 años a una amplia investigación acerca de los milagros obrados por la Virgen de Talpa y con motivos del primer centenario del “Milagro de la Renovación”.

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