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miércoles, 20 de noviembre de 2024

DE LA ABSTINENCIA DEL VIERNES

Traducción del artículo publicado en la sección ¿Cómo explicas estas prácticas Católicas Tradicionales? de TRADITIO.  
   
Se hace mención explícita de la práctica de abstinencia de carne los viernes en un documento de fines del siglo I después de Cristo, la “Didajé de los Apóstoles” (cap. VIII, 1), como también por Clemente de Alejandría (Strómata, libro VI, cap. LXXV) y Tertuliano (De Jejúniis, advérsus Psýchicos, cap. XIV) en el siglo II. La perpetua tradición de la Iglesia es clara más allá de toda posibilidad de error en esta materia, y desde los primeros tiempos los cristianos se negaban la carne y el vino, o incluso se restringían a pan y agua (Concilio de Laodicea, canon 50).
        
La abstinencia de los viernes fue la costumbre universal desde el principio, porque el viernes estaba dedicado a la memoria de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, como un día en el cual deberíamos hacer un esfuerzo especial para practicar penitencia. Es en reconocimiento del hecho que Cristo padeció y murió, y entregó su cuerpo y vida por nuestros pecados un viernes que los católicos no comen carne los viernes. También la abstinencia del viernes nos recuerda el pecado de Adán y Eva, y la Sangre de Cristo que fue derramada en expiación del Pecado Original.
        
Por la abstinencia del viernes, recordamos y, en una pequeña forma participamos, en el Gran Sacrificio que hizo Nuestro Señor por nosotros el Viernes Santo. Además, absteniéndonos de la carne, entregamos lo que es, en totalidad, el más agradable y el más nutritivo alimento, y así hacemos satisfacción por la pena temporal debida al pecado aun cuando su culpa haya sido perdonada.
        
La ley de la abstinencia prohíbe so pena de pecado mortal la carne y las salsas y los caldos hechos de carne. Todos los otros tipos de comida están permitidos (CIC [1917], cánones 1250-1254). Toda persona de más de siete años debe guardar abstinencia. Esto significa que no pueden comer nada de carne, salsa de carne, o sopa de carne en los días de abstinencia total (excepto en fiestas de precepto), Miércoles de Ceniza, Sábado Santo (hasta el medio día), y las Vigilias de la Inmaculada Concepción y la Navidad [en España y sus antiguos dominios, también en la Vigilia de San Santiago Apóstol; la abstinencia del 23 de Diciembre fue trasladada al sábado de las Témporas de Diciembre, N. del T.]. Ellos pueden tomar carne, pero solo en la comida principal, en los días de abstinencia parcial, que son los miércoles y sábados de Témporas, y las Vigilias de Pentecostés y Todos los Santos.
        
La abstinencia de carne es una ley eclesiástica con asociaciones al Derecho Divino Positivo, como se expresa, por ejemplo, en la 1.ª Epístola de San Pablo a los Corintios (IX, 25) y la 2.ª Epístola de San Pablo a los Corintios (VI, 5). Hace mucho que obliga so pena de pecado mortal, desde el Papa San Nicolás I en el siglo IX. A comienzos del siglo XIII, el Papa Inocencio III confirmó esta enseñanza, y el Papa Alejandro VII anatematizó a los que minimizan el carácter de tal ruptura como solo venialmente pecaminosa. Los católicos tradicionales saben muy bien que tienen una obligación grave de mantener esta práctica inmemorial desde los Apóstoles. Ellos deben confesar la ruptura consciente y deliberada como pecado mortal.
        
La Iglesia no prohíbe ciertas clases de comida por la razón que son impuras (la creencia judía, disputada por San Pablo en la 1.ª Epístola a Timoteo IV, 4). La abstinencia requerida es una razonable, y no se exige a aquellos a los cuales perjudicaría en su salud o incapacitaría para sus tareas ordinarias. La abstinencia es un medio, no un fin, y es meritoria solo en la medida que se proceda desde la fe y el amor de Dios (Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, parte II-IIæ, cuestión 146, art. 1). La abstinencia promueve nuestra salud espiritual al permitirnos subyugar nuestra carne (1.ª Corintios IX, 27).
        
¿Qué se dirá cuando, sin razón alguna, el aparato Novus Ordo da la espalda a esta práctica apostólica de la Iglesia? ¿No podemos hacer una pequeña automortificación por nuestra salud espiritual absteniéndonos de carne en ese solo día de la semana, el cual muchos acatólicos lo hacen de todos modos por cualquier razón o «para salvar a las ballenas»?

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