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jueves, 14 de noviembre de 2024

SAN SERAPIO SCOTT, PROTOMÁRTIR MERCEDARIO


San Serapio Scott, nació por el año 1179 en Londres, hijo de hijo de Rolando, pariente del Rey de Escocia.
   
Como soldado del rey Ricardo Corazón de León fue dos veces a Tierra Santa, en la tercera y la quinta Cruzada, siendo apresados por el duque de Austria. En el año 1212 viaja a España con el archiduque Leopoldo de Austria, para ayudar al rey Alfonso VIII El Bueno en la guerra santa contra los moros.
   
Aproximadamente en 1220 fue destinado para acompañar a Beatriz de Suecia a España, quien iba a contraer matrimonio con Fernando de Castilla. Allí se estableció y conoció la Orden de la Merced,  fundada recientemente para rescatar a los cautivos, a la cual ingresó en 1222 recibiendo el hábito de manos de su fundador San Pedro Nolasco.
   
Se cree que fue a Inglaterra a buscar sujetos para su orden, pero tuvo poco éxito. Fue nombrado redentor en 1225. En Murcia consiguió que los moros pusiesen el libertad a algunos esclavos cristianos.  En Argelia, el año 1240, quedó como rehén junto a San Ramón Nonato, dispuesto a cumplir el cuarto voto de la Orden: "Quedarse en rehenes; dar la vida si fuere necesario", empleando el tiempo en predicar a los mahometanos, entre los que logró algunas conversiones. El rey Abu Muhámmad ar-Rashid de Argelia, su captor, enfurecido por ello, le hizo maltratar cruelmente, y mandó que le crucificaran y le descuartizaran, arrancándole las vísceras estando aún con vida con el fin que renunciase a su fe cristiana. 
   
Fue un religioso de extraordinaria santidad y virtud, ejemplar en la práctica de la abstinencia, fervoroso en la oración y dotado de ardiente caridad en la redención de los cautivos.
   
El culto que se le ha tributado como mártir fue confirmado el 14 de julio de 1728 y el 21 de agosto de 1743 el Papa Benedicto XIV le inscribió en el Martirologio Universal de la Iglesia Católica.
   
La Orden Mercedaria lo considera Patrono de los Enfermos. En San Serapio se valora la vida consagrada mercedaria sin el orden sacerdotal.
  
ORACIÓN
Inflama, oh Jesús Redentor, nuestros corazones en la llama de tu amor, para que como el beato Serapio, que te siguió en la muerte clavado en una cruz para redimir a los fieles cautivos, así también por su piadosa intercesión no nos quebranten los enemigos, y siempre abracemos estrechamente tu cruz. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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