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martes, 29 de julio de 2025

SANTOS SIMPLICIO, FAUSTINO Y BEATRIZ, MÁRTIRES DE PORTO

«Cuando se ama, no se sufre; y si se sufre, hasta se ama el mismo sufrimiento» (San Agustín).
   

Eran cuatro hermanos: Simplicio, Faustino, Beatriz (o Viatriz) y Rufiniano, del cual no se sabe absolutamente nada. Durante la persecución de Diocleciano, Simplicio y Faustino fueron cruelmente torturados, golpeados con garrotes y decapitados en la Isla Tiberina por causa de la Fe, siendo sus cadáveres arrojados al Tíber. Con la ayuda de los sacerdotes Crispo y Juan, Beatriz recuperó sus restos y les dio sepultura.
   
Luego estuvo en casa de la matrona Lucina durante siete meses, y juntas ayudaban a los cristianos, hasta que fue denunciada por un pariente llamado Lucrecio, que quería apoderarse de sus tierras. Beatriz se negó a sacrificar a los ídolos diciendo que era cristiana, por lo que fue estrangulada en la cárcel. Lucina hizo sepultar a Beatriz y sus hermanos en el Cementerio de Generosa ubicado en el campo de Felipe sobre la sexta milla de la Vía Campana (tramo inicial de la Vía a Porto) el 29 de Julio, razón de su fiesta.
  
Pronto la divina venganza se dirigiría al desalmado Lucrecio. Mientras se burlaba de sus parientes mártires, un niño gritó «Tú has cometido asesinato, y has tomado injustamente la tierra. Eres un esclavo del diablo». Acto seguido, la gente indignada torturó a Lucrecio por tres horas y lo arrojó a un pozo. 
  
El Papa San León II hizo trasladar sus reliquias a la basílica de Santa Bibiana en el Esquilino para aumentar la devoción hacia aquel santuario, al cual estaba anejo un monasterio de monjas que se conservó hasta el siglo XV. Posteriormente, tras una restauración hecha por Gianlorenzo Bernini a instancias de Urbano VIII, el arca que las contenía fue trasladada a Santa María la Mayor. Una parte de sus reliquias se emplearon para consagrar el altar de la basílica de San Nicolás en la Cárcel, y otra fue trasladada por San Bonifacio a la ciudad de Fulda, cuyo patronato ostentan.
   
ORACIÓN
Rogámoste, oh Señor, nos concedas que, así como el pueblo cristiano se goza en el tiempo con la solemnidad de tus santos Mártires Simplicio, Faustino y Beatriz, así también la disfrute en la eternidad; y lo que celebra con el deseo, lo alcance de hecho. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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