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viernes, 29 de noviembre de 2013

¿POR QUÉ RENUNCIÓ REALMENTE BENEDICTO XVI?

Por Mark Dowd para BBC MUNDO

No hay nada oculto que no llegue a saberse: Benedicto XVI renunció por los escándalos y por las presiones de la Curia

En febrero de este año, Benedicto XVI sorprendió al mundo cuando se convirtió en el primer Papa en renunciar a la Iglesia Católica en casi 600 años. Pero la atención se dirigió rápidamente hacia la sucesión y el nombramiento de un nuevo pontífice. En medio de este drama, una pregunta nunca fue totalmente respondida: ¿por qué renunció Benedicto?

La respuesta oficial de Joseph Ratzinger ofrece como explicación el declive de sus capacidades físicas y mentales, pero ha persistido la sospecha de que había otras razones. Mis indagaciones han confirmado estas sospechas.

Comencé mi investigación visitando al cardenal nigeriano Francis Arinze en su apartamento ubicado en la vecindad de San Pedro. Él es una de las principales figuras de la Iglesia y conoce el Vaticano como la palma de su mano. Arinze fue incluso mencionado en marzo como uno de los posibles sucesores del papa que había dimitido y fue parte de la selecta comitiva que escuchó personalmente la noticia de la boca de Benedicto en el Palacio Apostólico.

Le pregunté sobre los escándalos que antecedieron la sorpresiva decisión del Papa, en particular el tema de los "Vatileaks" que protagonizó el mayordomo del pontífice, Paolo Gabriele, al filtrar documentos confidenciales que exponían las luchas de poder dentro de la Iglesia. ¿Puedo haber sido ése un factor detrás de la renuncia? Su renuncia fue inesperada.

"Es legítimo que cualquiera especule y diga 'quizás', porque algunos de esos documentos fueron sacados secretamente. Pudo haber sido una de las razones. Tal vez estaba muy afectado por el hecho de que su propio mayordomo filtrara tantas cartas que un periodista tuvo material suficiente para escribir un libro.

"No creo que haya disfrutado lo que ocurrió", me dijo el cardenal.

En el Vaticano, los miembros más jóvenes y ambiciosos de la Iglesia suelen recibir un consejo: "Escucha mucho, observa todo y no digas nada". El hecho de que una figura tan importante se permita esencialmente un desvío de la línea oficial es significativo.

Infierno

Básicamente, el Papa Benedicto XVI fue un papa maestro, un teólogo y un intelectual. "Para él, solo que lo mandaran a una semana de entrenamiento de habilidades gerenciales sería un infierno", me dijo una persona del interior del Vaticano.

Su mala fortuna fue acceder al papado en un momento en que existía un vacío de poder, en el que un número de mandos medios de la curia romana -los funcionarios de la Iglesia- se había convertido en "pequeños Borgias", como explicó otro clérigo.

Pero no es sólo mi palabra, esta evaluación viene de la fuente más importante, el actual líder de la Iglesia. Y el papa Francisco no suele ser tímido con sus palabras. "La corte es el leprosario del papado", ha dicho el sucesor de Benedicto. Él ha descrito a la curia como "narcisista" y "autoreferencial". Con eso tenía que lidiar Joseph Ratzinger.

Desde los últimos años del pontificado de Juan Pablo II, el corazón de la sede eclesiástica ha estado dominado por camarillas enfrentadas. Eso es lo que quiso exponer, según sus propias palabras, Paolo Gabriele cuando fotocopió y filtró todos esos documentos.

Pero el exmayordomo también dijo que su relación con el papa Benedicto era como la de "un padre y su hijo". Entonces, ¿por qué actuó de una forma que iba a avergonzar inevitablemente a alguien tan cercano a él?

"Él manifestó que había visto muchas cosas horribles dentro del Vaticano y que, en determinado momento, no pudo soportarlo más", afirmó su abogada, Cristiana Arru, mientras movía las cuentas de su rosario y brindaba su segunda entrevista pública desde el escándalo.

"Y él buscó una salida. Según sus palabras, él había visto muchas mentiras y pensaba que el Papa había sido ignorado en temas clave", añadió Arru.

Gabriele fue encontrado culpable de "robo agravado" y pasó tres meses en custodia hasta que fue perdonado por el Papa. Pero eso no fue el final. El líder de la Iglesia comisionó una investigación para saber todo lo ocurrido alrededor de este tema.

Tres cardinales produjeron un informe de 300 páginas. Supuestamente iba a permanecer bajo llave pero un diario italiano dijo que había sido informado de sus principales contenidos. ¿El resultado? Más filtraciones embarazosas, esta vez con rumores sobre una red de sacerdotes homosexuales que ejercían "una influencia inapropiada" dentro del Vaticano.

La ruta del dinero

Los dolores de cabeza siguieron afectando al Papa alemán. En el ambiente periodístico se suele decir que "hay que seguir al dinero" para saber qué está ocurriendo realmente, y esto se aplica también al Vaticano.

Durante años, manejos económicos implicaban que el Vaticano terminara pagando tasas mucho más altas que las del mercado. Cuando un informante trató de reformar el sistema, funcionarios en la corte papal convencieron al desafortunado Benedicto XVI de promoverlo a un cargo a casi 6.500 kilómetros de Roma.

Absurdos similares ocurrieron en el Banco del Vaticano, por años una fuente de titulares de diarios poco beneficiosos para la Iglesia Católica. Fue creado para ayudar a las órdenes religiosas y agilizar la transferencia de dinero más que necesitado en regiones lejanas del planeta. Pero cuando una cuantiosa proporción de transacciones se realizan en efectivo y terminan en zonas inestables del globo, no es necesario ser un genio para ver qué puede estar saliendo mal.

Parece que funcionarios del banco tomaban decisiones clave sin informar constantemente al Papa. Cuando el directorio expulsó a su presidente reformista, Ettore Gotti Tedeschi (convenientemente el mismo día que la historia del arresto de Gabriele saturaba la cobertura noticiosa), el Papa no lo supo hasta que fue muy tarde.

Según las palabras de su secretario privado, Benedicto XVI estaba "muy sorprendido". Gotti Tedeschi era un miembro del Opus Dei y se creía que era muy cercano al Papa, pero al final esto no lo ayudó.

¿Fue todo esto demasiado para un anciano pontífice?

Examinemos las precisas palabras del vocero de prensa del pontífice, padre Federico Lombardi: "La Iglesia necesitaba alguien con mayor energía física y espiritual que pudiera enfrentar los problemas y desafíos de gobernar la Iglesia en este cambiante mundo moderno".

Quizás esto es lo más cerca que usted estará de escuchar de la boca de un alto funcionario eclesiástico que la Iglesia se había vuelto ingobernable y necesitaba alguien más en el timón para poner fin al deterioro.

Esta es una Iglesia que ahora tiene la enorme oportunidad de seguir adelante y enfrentar los desafíos del siglo XXI. Muchas veces visto como remoto, su liderazgo ahora busca escuchar las opiniones de los católicos en temas controvertidos como métodos anticonceptivos y matrimonio homosexual. La reforma vino tras el escándalo. Esto no pasa desapercibido para el cardenal Arinze.

"Lo que uno debe recordar es que Dios suele escribir recto en líneas torcidas".

SEDEVACANTISMO Y SEDEVACANTISTAS

El término Sedevacantismo deriva de Sede vacante. Sobra decir qué es y por qué. Todos cuantos estamos en la defensa de la Fe contra el deuterovaticano concilio usamos ese nombre (aunque algunos no gusten de él). Sin embargo, no todos los sedevacantistas son iguales. De ahí que se deriven algunas clases de sedevacantistas, que fueron definidas en SURSUM CORDA (otras son de nuestra autoría); y citamos a continuación:
  
Opinionistas.

Los sedevacantistas opinionistas son aquellos que sostienen que la sede vacante es una cuestión de opinión y que la misma no es obligatoria como dogma de fe. Para ellos los católicos no pueden ser obligados a sostener que Ratzinger/Benedicto XVI (hoy Begroglio/Francisco I) es o no Papa, lo que importa es la resistencia contra la Iglesia Conciliar. El opinionismo se basa en la premisa de que es imposible declarar formal y canónicamente la herejía de un Papa y sus sucesores inmediatos en la medida de que éstos sigan a aquel en sus errores, herejía o cisma.
    
El opinionismo sostiene que no es obligatorio reconocer la Sede Vacante ya que no se puede declarar la herejía de un Papa.
   
Totalistas.

Los totalistas son aquellos sedevacantistas que sostienen que los Papas del Concilio Vaticano II no son verdaderos Papas y que carecen de cualquier poder, sea de orden o de jurisdicción. Se basan principalmente en la Bula Cum Ex Apostotalus para sostener que desde Roncalli/Juan XXIII al presente (algunos desde Montini/Paulo VI) las elecciones fueron absoluta y totalmente inválidas. Los ocupantes del Vaticano no tienen ningún poder, ni siquiera de jurisdicción y por lo tanto la Santa Sede se encuentra total y absolutamente vacante.
  
El sedevacantismo totalista (que es la tesis más aceptada), concluye que basta que el Papa incurra en herejía para que la Sede Apostólica se considere vacante.
   
Material-Formalistas / Tesis de Cassiciacum o de Monseñor Guerard des Lauriers.

Se trata de una de las tesis teológicas mas elaboradas que existen en la actualidad. La misma se basa en la distinción entre “materia” y “forma”. Además parten del principio que la Iglesia Conciliar y sus jerarcas no fueron declarados legalmente como no católicos, en efecto, nadie puede juzgar al Papa, aunque es un principio Canónico que un Papa dudoso no es Papa y por lo tanto se lo puede desobedecer para defender la Fe Católica.
   
Los Papas del Vaticano II no son verdaderos Papas, sino únicamente “Papas materiales”, es decir, Papas electos que no pueden convertirse realmente en los Sucesores de San Pedro porque adhieren al modernismo. Como Papas materiales tienen únicamente la sucesión material, tal como ocurre con los cismáticos de la Iglesia Bizantina, quienes conservan el poder para nombrar obispos y párrocos en sus territorios, pero que no pueden ejercer lícitamente, en cambio, si se convirtieran a la Fe Católica, podrían ejercer sus poderes con total licitud. Este es un principio canónico llamado “Sucesión material”, es decir la sucesión de una posición de poder sin recibir el poder, tal como ocurre también con la Iglesia Copta en Egipto, algo que fue reconocido en el Primer Milenio, luego de que éstos se separaran de la Comunión de los Santos.
  
De la misma manera, quienes sostienen la Tesis de Cassiciacum postulan que los jerarcas de la Iglesia Conciliar tienen una elección lícita, pero por ser herejes no pueden asumir sus cargos. En caso de abjurar de sus errores y herejías, recibirían la sucesión, no solo material, sino formal.
    
Mons. Guérard des Lauriers señala en la Tesis de Casiciacum que un Papa incurso en herejía ostenta el poder, pero NO LO PUEDE EJERCER LÍCITAMENTE hasta que abjure de la herejía.
   
“Home Alone” (Sedefinistas).

Este grupo es más fuerte en Estados Unidos que en cualquier otra parte. Se trata de sedevacantistas que sostienen que en la actualidad no existe ningún obispo ni sacerdote que pueda administrar los sacramentos con licitud ya que con la muerte de Pío XII la jurisdicción se extinguió, dado que el único que puede entregarla es el Papa. Además sostienen que todos los sacerdotes y obispos de la primera generación de la Resistencia Católica adhirieron en algún momento a la herejía Conciliar, bien porque firmaron los documentos del Concilio Vaticano II, bien porque no declararon la sedevacante o bien porque reconocieron a Juan XXIII/Roncalli como Papa tras la muerte de Pío XII. Para otros, sólo los sacerdotes que rechazaron el Vaticano II desde sus inicios tienen autoridad real para continuar con la resistencia.
  
Para los “Home Alone”, la Iglesia Militante no cuenta con sacramentos, pues casi todos los sacerdotes y obispos que son tradicionalistas rechazaron el Vaticano II al finalizar éste y/o al comenzar su aplicación (por lo cual, no serían aptos para la Resistencia).
  
Esta posición extrema es muy cercana a la herejía de los donatistas contra la cual predicó San Agustín.
  
Sirianistas / Papa Siri / Papa de Rojo.

Los sirianistas son aquellos que sostienen que en 1958 o 1962 fue electo el Cardenal Giuseppe Siri como Papa y que él adoptó el nombre de “Gregorio XVII”, empero, la Unión Sovietica presionó para que Siri renunciara inmediatamente y se procediera a una nueva votación, de la cual salió Roncalli/Juan XXIII. Para ellos, Siri fue el verdadero Papa y reinó hasta su muerte a pesar de haber firmado los documentos del Vaticano II y reconocer como Papas a Roncalli, Montini, Luciani y a Wojtyla.
    
El Sirianismo reconoce al Cardenal Giuseppe Siri Bellavista como el Papa Gregorio XVII, sucesor de Pío XII (retrasando la Sede Vacante hasta la muerte de éste en 1989); a pesar de que firmó los documentos del Vaticano II y reconoció a los antipapas conciliares. Pero se basa en teorías de conspiración.
  
Esta tesis tiene poco adherentes y se basa en teorías conspirativas. Eventualmente algunos de sus defensores realizan algún llamado a un Conclave para elegir a un sucesor de Siri y sostienen que oculto existe un Camarlengo.
  
Misticalistas.
Son aquellos que sostienen que Nuestro Señor, la Santísima Virgen o algún santo les informó que la Sede Apostólica estaba o bien vacante o bien usurpada. Un ejemplo es el caso de la señora Verónica Leuken en Estados Unidos sobre Pablo VI, también entrarían en esta categoría aquellos fieles del Palmar de Troya que rechazaron a Clemente Dominguez y Gomez, Antipapa Gregorio XVII pero tampoco reconocieron a Luciani ni a Wojtyla y a todos los obispos sedevacantistas.
     
Los misticalistas declaran: SE APARECIERON JESÚS Y MARÍA, Y DECLARARON QUE RECHAZAN A LOS PAPAS DEL VATICANO II (y a los antipapas que surgen de cuando en cuando).
    
ADDENDA
     
Nos atrevemos a postular otras tres clasificaciones, respecto a la solución:
    
Conclavistas.
Este grupo (conformado principalmente entre algunos sedevacantistas totalistas y uno que otro sirianista), sostiene los llamamientos a un Conclave entre obispos tradicionalistas para escoger al Papa legítimo, que guiará a la Resistencia frente a la iglesia conciliar. Pero esta tesis desconoce que la Jurisdicción con la que cuentan actualmente los Obispos tradicionalistas, es Supletoria y no Ordinaria (dado el estado de cosas). Por otro lado, cuenta con malos resultados en su aplicación, porque se ha prestado para que surjan varios Antipapas y líderes cismáticos.
     
Los conclavistas, desesperados por que la Sedevacancia termine, terminan esogiendo antipapas que entran a lidiar con los conciliares (como el caso de David Badwen, Antipapa Miguel I).
       
Restauracionistas.
Esta tesis abunda más en Francia y Alemania que en otras latitudes. Diríase que son una rama de los misticalistas, ya que centran sus esperanzas en que en el momento de mayor peligro para la Iglesia (la Persecución final) por parte de la apostasía, Dios mismo ungirá un Papa digno de Sí (que junto al Gran Monarca de la Cristiandad), derrotará y dará muerte al anticristo; y se restaurará la Iglesia Católica, preparando así terreno para el Reinado de Jesús y María. Así interpretan muchas profecías y mensajes de Nuestro Señor, de la Santísima Virgen o de algún santo.
   
Muchas supuestas profecías hablan de un Gran Monarca y de un Papa ungido por Dios que guiará a la Cristiandad frente al anticristo. Pero la realidad es que son malas interpretaciones contra las Sagradas Escrituras, y una lectura nostálgica de la historia.
  
No propiamente los restauracionistas son sedevacantistas (esta creencia es compartida por los tradicionalistas dentro de la iglesia vaticana). El error principal de esta corriente es que se corresponde con el mesianismo judío y el Milenarismo material tantas veces condenado por la Iglesia, ya que anteponen un triunfo terrenal frente al Triunfo espiritual que representa la Segunda Venida de Cristo.
   
Milenaristas parusíacos.
Muy pocos adherentes cuenta esta tesis (algunos de los cuales son totalistas, “Home Alone” y uno que otro misticalista). Pero desde cierta perspectiva es la más sensata y la más acorde a la Doctrina y las profecías. Define que la Gran Apostasía que estamos viviendo es una etapa que concluirá en el Juicio final. Luego de éste, Cristo restaurará todas las cosas; y la Iglesia recibirá la Corona de su triunfo sobre el Mal. En una palabra, la intervención de Dios dará fin a la apostasía y Cristo reinará sobre Sus fieles (siendo como es Cabeza y Señor de la Iglesia).
     
El Milenarismo parusíaco cifra su esperanza en la Segunda Venida de Jesús, en la cual la Iglesia saldrá triunfante y gozará de la Presencia eterna de Dios.

jueves, 28 de noviembre de 2013

LA MASONERÍA ODIA A LOS POBRES

Desde SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

"Las masas deben permanecer inactivas y atontadas, y es imprescindible que no se den cuenta de lo que estamos tramando. Para ello, las distraeremos con toda clase de juegos, deportes, pasiones, casas de placeres. Muy pronto empezaremos a través de nuestra prensa, a promocionar concursos y competiciones de tipo artístico y también deportivo. De este modo desviaremos definitivamente de su atención aquellos temas que a nosotros nos interese mantener como un coto cerrado nuestro." Protocolo XIII de los Sabios de Sión.

Lo que precisamente caracteriza a la Masonería, es un sentimiento que ella misma desconoce, un sentimiento verdaderamente diabólico: el odio del pobre ‘No introduzcáis jamás en la orden, dice el H.: Beurnouville, sino hombres que puedan presentaros la mano y no tendérosla’. Para el H.: Ragon, la pobreza, es la horrible lepra de la Masonería en Francia.’

El francmasón tiene el culto y el amor de la fuerza, como el judío; está siempre con el que gana

La adoración perpetua a lo que es fuerte y rico, se aplica a todo. Entrad en una logia masónica, jamás oiréis que nadie pida que se molesten los millones de los judíos.”

Eduardo Drumont, La Francia judía, página 430.

EL SECRETO DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, COMPLETO Y VERDADERO

Lucía dos Santos, Francisco y Jacinta Marto: los Videntes de Fátima
  
Palabras de la Hna. Lucía de Fátima: 
Nuestra Señora abrió sus manos una vez más, como lo había hecho los dos meses anteriores.
 
El reflejo parecí­a penetrar la tierra y vimos, como un mar de fuego. Sumergidos en este fuego, los demonios y las almas de los condenados, como si fuesen brasas transparentes y bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían juntamente con nubes de humo, cayendo para todos los lados, semejante al caer de las centellas en los grandes (incendios) sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor (debió ser al encontrarme con esta vista que dí ese ¡Ay! que dicen haberme oído). Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, mas transparentes como negros carbones en brasa. Esta vista fue un momento, gracias a nuestra Madre del Cielo, que antes nos tenía prevenido de llevarnos para el Cielo (en la primera aparición). Si así no fuese, creo que tendríamos que morir de susto y pena.

Asustados y como para pedir socorro, levantamos la vista para Nuestra Señora que nos dijo:
Visteis el Infierno, para donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si hicieren lo que Yo dijere, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el reinado de PÍo XI comenzará otra peor. Cuando viereis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la grande señal que os da Dios de que va a castigar el mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al santo Padre. Para impedir esto, vendré a pedir la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados. Si atendieren Mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia que se convertirá y será concedido al mundo un tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe...

Carta de la Hna. Lucía de Fátima, fechada a 1 de Septiembre de 1944:
[Después] Nuestra Señora nos mostró una visión de un individuo que yo describo como el “santo Padre” frente a una multitud que lo vitoreaba. Pero había una diferencia con un verdadero santo Padre, la mirada del demonio, éste tenía los ojos del mal. Entonces, después de algunos momentos vimos al mismo Papa entrando en una iglesia, pero esta Iglesia era la iglesia del Infierno; no hay manera de describir la fealdad de ese lugar. Parecía como una fortaleza hecha de cemento gris con ángulos quebrados y ventanas similares a ojos; tenía un pico en el tejado del edificio.
  .
Enseguida levantamos la vista hacia Nuestra Señora que nos dijo: Visteis la apostasía en la Iglesia; esta carta puede ser abierta por el Santo Padre, pero debe ser publicada después de Pío XII y antes de 1960.
 
En el reinado de Juan Pablo II la piedra angular de la tumba de Pedro debe ser removida y llevada a Fátima. Porque el dogma de la fe no ha sido conservado en Roma, su autoridad será removida y entregada a Fátima.
 
La catedral de Roma debe ser destruída y una nueva construída en Fátima.
Si 69 semanas después de que esta orden se publique, Roma sigue su abominación, la ciudad será destruida.
 
Nuestra Señora nos dijo que esto está escrito, en Daniel 9, 24-25 y Mateo 21, 42-44.

Esto no lo digáis a nadie. A Francisco [Marto] sí podéis decirlo.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA


Dulcísima María, Reina de los cielos y de la tierra, que por amor a los hombres os dignásteis manifestaros a vuestra sierva, Sor Catalina, con las manos llenas de rayos de luz, con el fin de hacer saber al mundo que deseáis derramar abundantes gracias sobre todos los que con confianza os piden; condededme, Madre mía, que a imitación de Sor Catalina derrames en mi alma la luz necesaria para conocer mi poquedad y miseria y lo ucho que debo a Dios por tantos beneficios como me ha dispensado y que cumpliendo su voluntad en esta vida, pueda gozarle en vuestra compañía en el Cielo. Amén.

(Rezar tres Avemarías y la invocación: “Oh María concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”).

martes, 26 de noviembre de 2013

ISRAEL Y ARABIA SAUDITA ATACARÍAN IRÁN

Volvemos al periscopio sobre la inminencia de la III Guerra Mundial.

Desde RT/RUSSIA TODAY

Israel y Arabia Saudita podrían cooperar en un ataque contra instalaciones nucleares iraníes tras el histórico acuerdo del Sexteto e Irán sobre el programa nuclear de Teherán. El Mossad ha empezado preparativos de guerra en territorio saudita.
Este podría ser el plan de ataque de Israel contra Irán

Así lo afirma el periodista y bloguero Aaron Klein, que añade que las autoridades egipcias confirmaron que personal israelí recientemente visitó Arabia Saudita para inspeccionar bases militares. "Los funcionarios afirmaron que Israel, Arabia Saudita, Catar, Jordania y otros países árabes y del golfo Pérsico han discutido los próximos pasos a seguir para realizar posibles ataques contra las instalaciones nucleares de Irán", según el periodista. Mientras tanto, EE.UU. avisó a Israel y Arabia Saudita de que los sistemas de radares sobre el espacio aéreo de Irán están bajo su control y que ningún ataque debería ponerse en marcha sin permiso de la Administración Obama, añade Klein.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tachó el acuerdo alcanzado en Ginebra de "error histórico". El político advirtió que el mundo se ha convertido en un lugar más peligroso, al igual que tras el acuerdo con Corea del Norte en 2005.

La familia real saudita también expresó su indignación por el acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán. Anteriormente el diario 'Sunday Times' informó que Arabia Saudita accedió a permitir que Israel usara su espacio aéreo. Además, los sauditas dijeron que proporcionarían 'drones', aviones cisterna y helicópteros para un posible ataque israelí contra Irán. El periódico reveló que el Mossad -el servicio secreto de inteligencia de Israel- estuvo trabajando estrechamente con la inteligencia saudita en los preparativos en caso de la consecución de un acuerdo en Suiza. Netanyahu y funcionarios israelíes intentaron persuadir a EE.UU. para que rechazara un compromiso con la República Islámica. Según Israel, cualquier acuerdo sobre el programa nuclear iraní pondría en peligro su existencia.

Ante la posibilidad de que el movimiento chií Hezbolá apoyara a Irán en caso de un ataque, en octubre se informó que Israel estaba considerando atacar las posiciones de la organización islámica en el sur del Líbano para reducir su capacidad de misiles. La organización militar chií tiene "más de 200.000 de misiles capaces de alcanzar cualquier casa de Israel", afirmó el ministro israelí de Defensa Civil, Guilad Erdán.

Sin embargo, los expertos militares de Israel hablan de otra cifra. Así, el director adjunto de personal de las Fuerzas de Defensa de Israel, Yair Naveh, sostiene que el arsenal de Hezbolá cuenta con unos 60.000 cohetes y misiles, una cantidad diez veces superior al número de misiles que poseía la organización durante la invasión de 34 días del Líbano por parte de Israel en 2006.

LAS RAZONES QUE TUVO LA IGLESIA PARA CONDENAR LA DEVOCIÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Traducción del sermón escrito por Mons. Patrick Pérez, publicado en TRADITION IN ACTION. Se aclara que Karol Wojtyła (en arte “Juan Pablo II”), como hereje que fue, NUNCA FUE PAPA CATÓLICO VÁLIDO NI LEGÍTIMO, y la “canonización” de Faustina Kowalska NO TIENE VALOR ALGUNO.
  
Queridos fieles, hoy quiero dedicar unas pocas palabras sobre la devoción de la Divina Misericordia. Recibo muchas preguntas sobre esta materia todos los años, y ahora quiero darles una dirección sobre el particular. Como referencia estoy usando un informe de la revista Ángelus (Junio de 2010). Esta investigación fue hecha por el P. Peter Scott. Partiendo de que él ha provisto mucho de lo que necesito para el sermón, ‘me quito el bonete’ ante el P. Scott.
  
La devoción de la Divina Misericordia fue relanzada por Juan Pablo II [Karol Wojtyła]. Durante su largo pontificado, él definió un día de fiesta en honor de esta devoción. Durante su homilía en la canonización de Sor Faustina, en Abril 30 de 2000, declaró que en adelante, el segundo domingo de Pascua se llamaría Domingo de la Divina Misericordia.
 
La fiesta de la Divina Misericordia fue instaurada por Wojtyła tras canonizar a Sor Faustina en 2000.
 
Consecuentemente, cada año en el Domingo siguiente a la Pascua, que es llamado El Pequeño Domingo –en Latín es llamado Domingo de Blanco, Domínica in Albis–, me hacen esta pregunta, “Padre, ¿por qué nosotros no celebramos el Domingo de la Divina Misericordia?”.
   
Ahora, la respuesta fácil sería, “No lo celebramos porque no está en el calendario tradicional”. Pero, entonces, la fiesta de Padre Pío (23 de Septiembre) tampoco está en el calendario tradicional, pero nosotros la celebramos. Nosotros procedemos como lo indica el Común de la Misa, que seguimos al honrar a santos recientemente canonizados. De manera que, la pregunta retorna: ¿Por qué nosotros no celebramos el Domingo de la Divina Misericordia?
 
Padre Pío, uno de los santos más venerados por la Resistencia, no aparece en el Calendario Litúrgico tradicional.
  
He analizado las oraciones de la devoción de la Divina Misericordia y no les he encontrado ningún error. Pero hay algo equivocado en lo que rodea esta nueva devoción.
  
Tengo conocimiento de que hay personas, posiblemente algunos de los aquí presentes, que han recibido favores por hacer la devoción de la Divina Misericordia. Ello no significa necesariamente que esta devoción viene del Cielo.
  
Recordemos: Dios siempre escucha nuestras oraciones. Siempre recibirás alguna gracia por tus oraciones. Por ejemplo, imagina que vas de peregrinación a la tumba de algún santo. Haces el peregrinaje y piensas que te arrodillarás ante la tumba correcta para venerar a ese santo. Sin embargo, imagina que no fue sepultado en ese cementerio, pero sí en alguna iglesia cercana. A pesar de esto, Dios te concede favores por tu esfuerzo y tu deseo de honrarle a Él y hacer reparación por tus pecados.
 
Quien ora con fe, y se esfuerza por ser agradable a Dios, recibe las bendiciones que la Divina Majestad considera para su santificación.
  
Tú hiciste el peregrinaje; no te irás sin la gracia. Dios no asume una actitud de “Bueno, tú estás en la tumba equivocada. Lo siento, viajaste 6.000 millas (10.000 kilómetros) para nada y no recibirás nada”. No, Dios siempre responderá tus oraciones. Así, por favor, recuérdalo cuando oigas a la gente diciendo: “Bien, he recibido favores de esta devoción”. Esto no significa en sí mismo que esta devoción viene del Cielo. Ciertamente, todas las mercedes vienen del Cielo. Pero quizás, esta devoción no.
  
CONDENAS A LA DEVOCIÓN
¿Qué está mal en la devoción de la Divina Misericordia?
  
Primero, cuando esta devoción fue analizada por Pío XII, él no estaba preocupado con las oraciones de la devoción, pero sí con las circunstancias de las autoproclamadas apariciones a Sor Faustina y su contenido. Esto es, le preocupaba lo que supuestamente Nuestro Señor le dijo a Sor Faustina y cuánto de ésto se hizo público.

La devoción de la Divina Misericordia se basa en los supuestos mensajes de “Jesús” a Sor Faustina Kowalska (compatriota de Wojtyła), entre 1931 y 1938.
  
Entonces, Pío XII, ubicó esta devoción, incluyendo las apariciones y escritos de Sor Faustina en el Index Librorum Prohibitorum (Índice de Libros Prohibidos). Esta lista no existe más, desde que fue abolida oficialmente por Pablo VI el 14 de Junio de 1966. Por una parte, es desafortunado que no exista. Pero por otro lado, si esta lista todavía existiera hoy, sería tan extensa que ocuparía toda una sala. Prácticamente, todo cuanto se escribe hoy, tendría algo que pudiera ser contrario a la Fe Católica.

El Índice de Libros Prohibidos era un catálogo que señalaba qué literatura (profana o religiosa) era contraria a la Fe Católica. (Portada del Índice para las Españas e Indias, impreso en Sevilla en el año 1682).
   
Así, Pío XII puso los escritos de Sor Faustina en el Índice de Libros Prohibidos. Significa que él consideró que su contenido podía conducir a los Católicos en la dirección incorrecta.

Pío XII consideró la obra de Sor Faustina como algo contrario a la Fe Católica, por causa de las “apariciones” y mensajes que ella recibió.
  
Luego, vinieron otras prohibiciones hechas por Juan XXIII. Dos veces en su pontificado, el Santo Oficio condenó en sendas oportunidades los escritos de la Divina Misericordia.
  
Hoy el Santo Oficio es llamado Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero antes se llamaba el Santo Oficio de la Inquisición. Su nombre ha cambiado por varios años.

El Santo Oficio de la Inquisición (hoy llamado Congregación para la Doctrina de la Fe), era el órgano eclesial encargado de preservar la pureza de la Ortodoxia y la transmisión del Dogma de la Fe.
  
Esta oficina –bajo el control directo del Papa– era responsable de mantener la pureza de la Doctrina y, consecuentemente, vigilar la diseminación de los documentos en la Iglesia.
  
Si el Papa quería corregir a los fieles sobre un punto particular, usualmente lo hacía por medio del Santo Oficio. De este modo, las proclamaciones, declaraciones y documentos provenientes del Santo Oficio podían verse como provenientes del Papa mismo.
   
No fue una vez, sino dos veces durante Juan XXIII, que esta devoción en particular fue condenada por el Santo Oficio. La primera condena vino en una reunión general realizada el 19 de Noviembre de 1958. La declaración del Santo Oficio presentó tres conclusiones sobre esta devoción:
  1. No hay evidencia del origen sobrenatural de estas revelaciones. Esto significa que los miembros del Santo Oficio analizaron el contenido y decidieron que no había nada que indicara que dichas apariciones eran sobrenaturales. En una aparición auténtica (por ejemplo, Nuestra Señora de Lourdes o Nuestra Señora de Fátima), puedes mirar el contenido y afirmar que puede no haber dicho nada definitivamente de que sean de origen divino, pero hay suficiente evidencia para decir que es posible que lo sean. Contrario sensu, en las apariciones de la Divina Misericordia, ellos dijeron que definitivamente no hay evidencia fehaciente de que éstas sean sobrenaturales. En pocas palabras, “No pensamos que estas apariciones vengan de Dios”.
  2. No se debe instituir la fiesta de la Divina Misericordia. ¿Por qué? Porque si se basa en apariciones que no vienen de Dios, entonces podría ser apresurado y temerario instituir en la Iglesia una fiesta basada en una falsa aparición.
  3. Está prohibido difundir imágenes y escritos dedicados a propagar esta devoción bajo la forma descrita por Sor Faustina. Aún, está prohibido presentar públicamente la imagen de Nuestro Señor con la advocación de la Divina Misericordia.
  
De la devoción de la Divina Misericordia según Sor Faustina, el Santo Oficio prohibió hacer referencia durante 30 años. De Juan Pablo II Wojtyła, que liberó a los dos primeros, ahora se difunde su imagen. ¿HASTA CUÁNDO?
 
Quizá todos ustedes hayan visto esta imagen, aunque sea de paso, y quizá la conozcan y la distingan. Muestra una extraña imagen de Jesús que me causa desasosiego. Realmente no puedo decirles por qué. No me gusta. No me gusta la cara, ni los gestos, ni la postura, no me gusta para nada. Esa fue mi primera impresión ante esta imagen. No la quiero cerca por eso (a falta de un mejor término), me asusta el verla.
   
La imagen tiene rayos multicolores, pienso que son como rojos, blancos y azules, y vienen de la región del pecho –no del corazón–. Todos ustedes la han visto. Bueno, esa es la imagen de la que se prohibió su publicación o su propagación.

Esta fue la primera imagen (pintada por Eugeniusz Kazimirowski) en la que Sor Faustina dijo ver a Jesús como “de la Divina Misericordia” (aunque lo que inspira es miedo). Imagen que fue censurada por el Santo Oficio en 1958 y en 1959 (al igual que la recensión de Adolf Hyła y demás versiones posteriores).
  
El 6 de Marzo de 1959, el Santo Oficio presentó un segundo decreto por orden de Juan XXIII. Una vez más, prohibió la difusión de las imágenes de la Divina Misericordia y los escritos de Sor Faustina que propagaran esta devoción. También dispuso que los Obispos decidieran qué medidas serán necesarias para remover las imágenes que ya habían sido dispuestas para la veneración pública.

Aún, el mismo Juan XXIII Roncalli condenó la devoción a la Divina Misericordia. Y ordenó que en las diócesis se eliminaran las imágenes que estuvieran para la veneración pública.
  
No necesito ahondar mucho sobre esas declaraciones. Dos Papas alertaron fuertemente a los fieles sobre el peligro que entraña esa devoción. Pío XII la puso en el Índice; Juan XXIII emitió dos condenas por medio del Santo Oficio sobre el peligro espiritual que esta devoción conlleva a los fieles. Sobre esto, basta lo ya dicho.
   
PRINCIPAL ERROR: SE PRESENTA UNA MISERICORDIA INCONDICIONAL
Permítanme hacer una comparación:
  
Consideremos la verdadera imagen de Cristo, Nuestro Salvador. Probablemente, la más segura representación de Él y la más rica simbólicamente, después del Crucificado, es la imagen del Sagrado Corazón, porque la imagen de Nuestro Señor con el Sagrado Corazón representa toda la Teología de la Redención.
   
El Sagrado Corazón de Jesús contiene todo el Misterio de la Redención. Además, se distinguen el Halo de Su divinidad y el Corazón (y la mano derecha -claramente llagada- dando una bendición).
  
Traspasaron sus Manos, sus Pies y su Sagrado Corazón; la Corona de espinas rodea su Corazón, que arde de amor por los hombres. Este es el precio que Él Pagó, el Sacrificio que hizo por nuestra Redención. Él se ofrece a Sí mismo por el ardiente amor hacia nosotros, pese al hecho de que nosotros somos creaturas ingratas y rebeldes hacia nuestro Creador. Pensemos en ello. Él nos creó y Le clavamos en la Cruz aún pensando que Él era Dios e inocente de toda culpa. De esta forma, el Sagrado Corazón representa todo esto.
  
En las imágenes del Sagrado Corazón, Él apunta a esta fuente simbólica de su amor y misericordia para nosotros. Las devociones al Sagrado Corazón siempre suponen la reparación por nuestros pecados. Somos pecadores, debemos hacer reparación. A pesar de la promesa de Nuestro Señor y el hecho de que Él pagó un precio infinito para nuestra Redención, nosotros debemos hacer reparación. Deberíamos hacer siempre penitencia por causa de nuestros pecados y hacer varias resoluciones para reparación.
  
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús implica un sentido de reparación por los pecados (que fue la causa por la que Nuestro Señor fue crucificado).
  
Ahora, consideren la imagen de Nuestro Señor representando la Divina Misericordia. Esta es una imitación del Sagrado Corazón (pero sin el corazón). Si analizan con atención, ustedes notarán que en la imagen no hay corazón. Sólo unos simples rayos que salen de algún punto en medio de Su pecho. Esto simboliza el error de la devoción de la Divina Misericordia. Predica que podemos esperar una misericordia incondicional sin ninguna contraprestación, sin ningún precio, sin ninguna obligación. Ese no es el mensaje de Cristo.
  
La imagen de la Divina Misericordia (imitación conciliar del Sagrado Corazón), NO TIENE CORAZÓN. Saluda en ademán de decir “HOLA”, sin Llagas ni nada que recuerde la Pasión.
  
Cristo es misericordioso. Vez tras vez, Su misericordia perdona nuestros repetidos pecados en el Sacramento de la Penitencia (la Confesión), siempre nos devuelve el estado de Gracia sin tener en cuenta qué tan graves son nuestros pecados. ¿Y qué sucede en el Sacramento de la Confesión? El mismo nombre del Sacramento nos presenta lo que sucede: se requiere la Penitencia para la eficacia del Sacramento. En el Saramento no sólo reconoces tu plena sumisión a la Iglesia y tu dependencia de los Sacramentos para obtener el perdón, pero debes salir del confesionario con una penitencia impuesta.
   
La Confesión conlleva la Penitencia (o Satisfacción de obra), como elemento necesario para su eficacia.
  
Tal vez recuerdes desde este púlpito que no sólo debes cumplir plenamente esa penitencia (la que te impone el confesor); debes hacer continuamente penitencia, tu propia penitencia. No es sólo hacer una parte del Rosario y decir: “Bien, ya cumplí mi penitencia. Ahora, seguiré alegremente mi camino”. Debes tener siempre el espíritu de penitencia por tus pecados pasados; y debes vivir con ese espíritu.
   
El error central de la Divina Misericordia es que promete muchas recompensas espirituales sin requerir penitencia de ninguna clase, sin necesidad de reparación, ni cualquiera otra condición.
   
Una de las promesas de la devoción de la Divina Misericordia dice: “Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella”. Pero, ¿cómo podemos merecer sin conversión?
  
Desafortunadamente, esto corresponde muchísimo con lo que Juan Pablo II en su encíclica Dives in misericordia. Yo no le recomendaría leer esto a ninguno de ustedes, excepto a los que estén más preparados, porque en ella hay cosas muy desorientadoras. En ella resuena esta misericordia sin precio, dones del Cielo sin requisitos, Misericordia de Dios sin mencionar ninguna clase de penitencia o reparación de pecados.
   
Wojtyła propagó y apoyó la devoción tres veces prohibida. Rehabilitó a Sor Faustina e instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia.
  
Anticipándose a esa encíclica de Juan Pablo II, en 1978, el prímerísimo año de su pontificado, se puso a mover la canonización de Sor Faustina y la institución de la fiesta del Domingo de la Divina Misericordia. Como dije anteriormente, tanto los escritos de Sor Faustina y la idea de instituir la Fiesta de la Divina Misericordia habían sido prohibidos y condenados por dos Papas.
   
PRESUNCIÓN EN LOS ESCRITOS DE SOR FAUSTINA
Los escritos de la monja polaca Sor Faustina sobre sí misma, pubicados en Inglés en 2007, presentan una actitud que da motivos para preocuparse. La obra contiene 640 páginas y transcribe supuestas apariciones y mensajes frecuentes de Nuestro Señor.
  
Este tratado de directrices supuestamente provenientes de Nuestro Señor a Sor Faustina tiene algunas cosas que para un pensamiento correcto Católico, son difíciles de aceptar, por decir lo mínimo. Lo ejemplificaré con unas pocas citas de sus escritos.
   
El 2 de Octubre de 1936, ella declara que el “Señor Jesús” se le apareció y le dijo: “Ahora, sé que no me amas por las Gracias ni por los dones, sino porque mi Voluntad te es más querida que la vida. Por eso Me uno a ti tan estrechamente como a ninguna otra criatura”. (La Divina Misericordia en mi alma, el diario de Sor Faustina, Stockbridge, Massachusets: Prensa Mariana, 1987, p. 288) 

¡DIOS MÍO! ¿CUÁNDO SE VIO TANTA JACTANCIOSIDAD? En el Diario de sor Faustina. “Jesús” llega a llamarla: “Amada perla de mi Corazón”, “Tu amor es más puro que el de los ángeles” “Por tu causa bendigo al mundo”
  
¿Cómo podemos creer que Nuestro Señor está unido más estrechamente con Sor Faustina que con la Santísima Virgen María? En primera instancia, podríamos leerlo y decir: “Oh, es hermoso”. Pero más tarde, preguntamos “Espera un poco ¿Nuestro Señor está unido más estrechamente con Sor Faustina que ninguna otra criatura? Nuestra Señora, Inmaculada desde la Concepción, pero también criatura de Dios, fue creada por Él como el resto de nosotros, excepto en la posición elevadísima que Ella ostenta por haber sido preservada del Pecado Original desde el primer instante”.
  
La única criatura en plena comunión con Jesús desde la eternidad es LA VIRGEN MARÍA. Las otras criaturas, reciben a Jesús por medio de María.
   
¿Y ahora ellos esperan que creamos que Nuestro Señor le dijo a Sor Faustina que Él está unido a ella mucho más que nadie, aún más que la Santísima Virgen María, y ciertamente más que todos los santos? Esta afirmación peca de soberbia en sí misma, destruyendo la teoría de que ésta proviene del Cielo.
  
Este tipo de presunción aparece en muchos otros lugares de su obra.
  
Supuestamente, Nuestro Señor se dirigió a ella el 23 de Mayo de 1937, con estas palabras: “Perla amada de mi Corazón”. Me parece que esto es pura zalamería. Miren cómo le habla Nuestra Señora a Sor Lucía o a Santa Bernarda Soubirous. No les dice “perla amada de mi Corazón”. Es imposible imaginarse a Nuestro Señor con un lenguaje tan empalagoso. Nuestro Señor es Cristo Rey, Creador del universo, y Dominador de todo lo que en él contiene. A nadie se le dirige Él como “perla amada de mi Corazón”.
  
A ningún vidente, la Virgen nunca los ha llamado “Perla amada de mi Corazón”, SINO “Hijo mío”, o “Sierva mía”. ¿Y qué se le deja a Cristo? ¿O a Yahveh Dios?
  
Déjenme continuar. Entonces dice: “Veo que tu amor es tan puro; más puro que el de los Ángeles, y aún más porque perseveras en la lucha. Por tu causa, Yo bendigo al mundo”. (ibid., p. 400) Primero que todo, excepción hecha de la Santísima Virgen María, nosotros no somos preservados del pecado original, por lo tanto, no somos capaces de un amor más puro que los Ángeles.
  
Aparte, lo de bendecir al mundo, puede ser lindo. Si nosotros tuviéramos un verdadero santo en el mundo, entonces Nuestro Señor nos concedería bendiciones por ese santo. Por tanto, mi objección no va por esta vía.
   
Mi objeción es que esta revelación fue en 1937; y el mundo estaba en los albores de la II Guerra Mundial, de la que Sor Lucía había sido advertida por Nuestra Señora en Fátima: Si Rusia no era consagrada, y el hombre no se convertía, entonces un gran desastre sobrevendría a la humanidad por su mal proceder y por sus pecados.
 
Sor Faustina anunció una era de paz y bendición. Pero lo que hubo fue una gran guerra. Polonia fue el primer país en sucumbir ante las armas nazis. (Entrada del III Ejército Alemán en Varsovia, 17 de Septiembre de 1939)
  
En ese momento, veríamos que el desastre iba a descender del Cielo, pero Nuestro Señor le dijo a Sor Faustina que “Por tu causa, Yo voy a bendecir al mundo”. ¿Acaso fue la II Guerra Mundial una bendición para el mundo? Dado que su nativa Polonia no pudo salir ilesa de la invasión alemana, no se vería como que Él bendijera el mundo.
  
Otro ejemplo: Sor Faustina reclama que Nuestro Señor le dijo que ella sería exenta del Juicio, de todo Juicio –el Juicio particular y el Juicio Universal–. El 4 de Febrero de 1935, ella dijo escuchar esta voz en su alma: “Desde hoy no tengas miedo del Juicio de Dios, ya que no serás juzgada” (ibid., p. 168).
  
Ahora, nadie excepto la Santísima Virgen, según entiendo, está libre del Juicio particular ni del Universal. Santo Tomás de Aquino, según un  relato piadoso, tuvo que arrodillarse en el Purgatorio antes de ir al Cielo. No sé sobre esto, pero es una lección para nosotros de que nadie está exento de cualquier forma de Juicio.
  
Está escrito: “Se estableció a los hombres que se muere una sola vez, y luego viene el Juicio” (Hebreos IX, 27).
  
Añádase a estos ejemplos la presuntuosa afirmación de que la Hostia saltó fuera del Tabernáculo tres veces y aterrizó en sus manos, luego de que ella tratara de devolverla abriendo la puerta del Tabernáculo: “Y la hostia salió del Tabernáculo y vino a descansar en mis manos, y yo, con alegría, la puse de vuelta en el Tabernáculo. Oucrrió por segunda vez, e hice exactamente lo mismo. A pesar de esto, sucedió por tercera vez” (ibid., p. 23). Esto se oye como un hámster que sale de su jaula: “Oh, no, ahí está de nuevo. Tendré que devolverlo ahora”.
  
¿Cuántas veces la Iglesia ha declarado que las manos de un sacerdote están consagradas para tomar las Sagradas especies; y qué clase de lección estarían dándole al mundo con este ejemplo de la Hostia cayendo en sus manos para que ella misma la devuelva por sí misma al Tabernáculo?
  
¿No será que Sor Faustina quería, además de instituir la fiesta de la Divina Misericordia, la comunión en la mano?
  
Nuestro Señor no contradice a su Iglesia ni con palabras ni con obras. Y esto podría ser un poco de ambas cosas. Ella relató lo sucedido, pero en sí mismo, este gesto pudiera significar que Nuestro Señor contradice la Presencia Real y todo lo que ésta representa.
  
UNA FALTA DE ESPÍRITU CATÓLICO
En resumen, toda la devoción de la Divina Misericordia no representa el espíritu del Católico. El espíritu del Católico es de hacer constante reparación en penitencia de nuestros pecados, pedirle a Dios sus dones y gracias, para obtener su Misericordia en esta vida.
 
Permítanme concluir diciendo que el trasfondo de esta devoción es cuestionable. Justamente no debe instituirse una devoción particular con su propio día de fiesta basado en algo que fue condenado por muy buenas razones en el pasado reciente.
  
Cuando miramos las oraciones de la devoción de la Divina Misericordia, ellas son perfectamente ortodoxas. No hay nada herético o presuntuoso en esas oraciones. Pero es necesario recordar las razones por las que ha sido condenada y que si nosotros no reconocemos el Domingo de la Divina Misericordia es por su pasado, no por el contenido de las oraciones.
  
No hay problema en rezar las oraciones de la Divina Misericordia. El problema está en que ¡ESTA DEVOCIÓN FUE CENSURADA POR EL CONTEXTO EN QUE SE DESENVUELVE!
 
Es muy importante conocer esto, porque es una de las cosas que fueron traídas de vuelta en tiempos modernos habiendo sido condenadas en el pasado. Y este no es un caso del cambio de mentalidad de la Iglesia, sino el de un representante de la Iglesia haciendo algo que no debió hacer.
   
+ Mons. Patrick J. Pérez
21 de Abril de 2013

LA MASONERÍA, UNA ESPECIE DE JUDAÍSMO ABIERTO

Desde SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

"La Masonería gentil inconscientemente nos sirve de careta que nos oculta a nosotros y a nuestros objetivos, pero el plan de acción de nuestro poder, continuará siendo para la gente un misterio insoluble." Protocolo IV de los Sabios de Sión.

La asociación masónica ha sido un cuadro donde han entrado muchas categorías de hombres que se han reconocido allá por una especie de medianía común maléfica: los perezosos, los vanidosos, los perversos, hasta temerosos para obrar solos, y que una idea de garantía personal llevada a no aventurarse a sabiendas.

Dirigida la Masonería por dueños invisibles y que nadie sospecha, fue una especie de judaísmo abierto, una especie de habitación de mozo, de oficina, de agencia, donde los judíos fraternizaron con personas que no hubieran querido recibir en su casa. Al abrigo el judío de esta máquina de guerra que le ocultaba, pudo realizar el mal sin ser responsable…”

Eduardo Drumont, La Francia judía, página 427

lunes, 25 de noviembre de 2013

DEL ABUSO DE LA MISERICORDIA DE DIOS PARA OBSTINARSE EN EL PECADO, POR SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

DEL ABUSO DE LA DIVINA MISERICORDIA
 
Ignóras quóniam benígnitas Dei ad Pœniténtiam te addúcit? (¿No sabes que la benignidad de Dios te convida a penitencia?)- Romanos 2, 4.

Punto 1

Refiérese en la parábola de la cizaña que, habiendo crecido en un campo esa mala hierba mezclada con el buen grano, querían los criados ir a arrancarla. Pero el amo les replicó: «Dejadla crecer: después la arrancaremos para echarla al fuego» (Mateo 13, 29- 30). Infiérase de esta parábola, por una parte, la paciencia de Dios para con los pecadores, y por otra, Su rigor con los obstinados. Dice San Agustín que el enemigo engaña de dos maneras a los hombres: «con desesperación y con esperanza.» cuando el pecador ha pecado ya, le mueve a desesperarse por el temor de la divina Justicia; pero antes de pecar le anima a que caiga en tentación por la esperanza de la divina Misericordia. Por eso el santo nos amonesta diciendo: «Después del pecado ten esperanza en la Misericordia; antes del pecado teme la divina Justicia». Y así es, en efecto. Porque no merece la Misericordia de dios el que se sirve de ella para ofenderle. La Misericordia se usa con quien teme a Dios, no con quien la utiliza para no temerle. El que ofende a la Justicia —dice San Juan de Ávila—, puede acudir a la Misericordia; mas el que ofende a la Misericordia, ¿a quién acudirá?

Difícilmente se hallará un pecador tan desesperado que quiera expresamente condenarse. Los pecadores quieren pecar, mas sin perder la esperanza de Salvación. Pecan, y dicen: Dios es la misma Bondad; Aunque ahora peque, yo me confesaré más adelante. Así piensan los pecadores, dice San Agustín (Trac., 33, In Jn.). Pero, ¡Oh Dios Mío!, así pensaron muchos que ya están condenados.

«No digas —exclama El Señor— La Misericordia de Dios es grande: Mis innumerables pecados, con un acto de contrición me serán perdonados» (Eclesiástico 5, 6). No habléis así —nos dice el Señor—. ¿Y por qué? «Porque su Ira está tan pronta como su Misericordia; y su Ira mira a los pecadores» (Eclesiástico, 5, 7).

La Misericordia de dios es infinita; pero los actos de ella, o sea los de conmiseración, son finitos. Dios es clemente, pero también Justo. «Soy Justo y Misericordioso; —dijo el Señor a Santa Brígida—, y los pecadores sólo atienden a la Misericordia». «Los pecadores —escribe San Basilio— no quieren ver más que la mitad». «Bueno es el Señor; pero, además, es Justo. No queramos considerar únicamente una mitad de Dios».

Sufrir al que se sirve de la Bondad de Dios para más ofenderle —decía el santo Ávila—, antes fuera injusticia que Misericordia. La clemencia fue ofrecida al que teme a Dios, no a quien abusa de ella. Et Misericórdia ejus timéntibus eum, como exclamaba en su Cántico la Virgen Santísima. A los obstinados los amansa la Justicia, porque, como dice San Agustín, la Veracidad de Dios resplandece aun en sus amenazas (1).

«Guardaos —dice San Juan Crisóstomo (2)— cuando el demonio (no Dios) os promete la divina Misericordia con el fin de que pequéis.» «¡Ay de aquel —añade San Agustín— que para pecar atiende a la esperanza!...(In Sal. 144). ¡A cuántos ha engañado y perdido esa vana ilusión!» (3).

¡Desdichado del que abusa de la piedad de Dios para ofenderle más!... Lucifer —como afirma San Bernardo— fue con tan asombrosa presteza castigado por Dios, porque al rebelarse esperaba que no recibiría castigo. El rey Manases pecó; convirtióse luego, y Dios le perdonó. Mas para Amón, su hijo, que, viendo cuan fácil había conseguido el perdón su padre, llevó mala vida con esperanza de ser también perdonado, no hubo Misericordia. Por esa causa —dice San Juan Crisóstomo— se condenó Judas, porque se atrevió a pecar confiado en la benignidad de Jesucristo (4).

En suma: si Dios espera con paciencia, no espera siempre. Pues si el Señor siempre nos tolerase, nadie se condenaría; pero la opinión más común es que la mayor parte de los cristianos adultos se condena. «Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por él» (Mateo 7, 13).

Quien ofende a Dios, fiado en la esperanza de ser perdonado, «es un escarnecedor y no un penitente» —dice San Agustín—. Por otra parte, nos afirma San Pablo que «Dios no puede ser burlado» (Gálatas 6, 7). Y sería burlarse de Dios el ofenderle siempre que quisiéramos y luego ir a la Gloria.

Quien siembra pecados no ha de esperar otra cosa que el eterno castigo del Infierno (Gálatas 6, 8). La red con que el demonio arrastra a casi todos los cristianos que se condenan es, sin duda, ese engaño con que los seducía diciéndoles: pecad libremente, que a pesar de todo ello os habéis de salvar. Mas el Señor maldice al que peca esperando perdón (5).

La esperanza después del pecado, cuando el pecador de veras se arrepiente, es grata a Dios; pero la de los obstinados le es abominable (Job 11, 20). Semejante esperanza provoca el castigo de Dios, así como provocaría a ser castigado el siervo que ofendiese a su señor precisamente porque éste es bondadoso y amable.

Afectos y súplicas
¡Ah Dios mío! ¡Mirad cómo soy uno de los que os han ofendido porque erais bueno con ellos!... ¡Oh Señor!, esperadme aún. No me abandonéis todavía, que yo espero, con el auxilio de vuestra Gracia, no provocaros más a que me dejéis.

Me arrepiento, ¡Oh Bondad Infinita!, de haberos ofendido y de haber tanto abusado de vuestra paciencia. Os doy gracias porque hasta ahora me habéis tolerado; y de hoy en adelante no volveré a ser, como he sido, un miserable traidor. Os amo sobre todas las cosas; aprecio vuestra Gracia más que a todos los reinos del mundo, y antes que perderla preferiría perder mil veces la vida.

Dios mío, por amor de Jesucristo, concededme, con vuestro santo amor, el don de la perseverancia hasta la muerte. No permitáis que de nuevo os haga traición ni deje de amaros.

Y Vos, Virgen María, en quien espero siempre, alcanzadme la perseverancia final, y nada más pido.


Punto 2

Dirá, quizá, alguno: «Puesto que Dios ha tenido para mi tanta clemencia en lo pasado, espero que la tendrá también en lo venidero». Mas yo respondo: «Y por haber sido Dios tan misericordioso contigo, ¿quieres volver a ofenderle?»

«¿De ese modo —dice San Pablo— desprecias la bondad y paciencia de Dios? ¿Ignoras que si el Señor te ha sufrido hasta ahora no ha sido para que sigas ofendiéndole, sino para que te duelas del mal que hiciste?» (Romanos 2, 4). Y aun cuando tú, fiado en la divina Misericordia, no temas abusar de ella, el Señor te la retirará. «Si vosotros no os convirtiereis, en tensará su arco y le preparará» (Salmo 7, 13).

Mía es la venganza, y Yo les daré el pago a su tiempo (Deuteronomio 32, 35). Dios espera; mas cuando llega la hora de la Justicia, no espera más y castiga.

Aguarda Dios al pecador a fin de que se enmiende (Isaías 30, 18); pero al ver que el tiempo concedido para llorar los pecados sólo sirve para que los acreciente, válese de ese mismo tiempo para ejercitar la Justicia (Lamentaciones 1, 15). De suerte que el propio tiempo concedido, la misma misericordia otorgada, serán parte para que el castigo sea más riguroso y el abandono más inmediato. «Hemos medicinado a Babilonia y no ha sanado. Abandonémosla» (Jeremías 51, 9).

¿Y cómo nos abandona Dios? O envía la muerte al pecador, que así muere sin arrepentirse, o bien le priva de las gracias abundantes y no le deja más que la gracia suficiente, con la cual, si bien podría el pecador salvarse, no se salvará.

Obcecada la mente, endurecido el corazón, dominado por malos hábitos, será la salvación moralmente imposible; y así seguirá, si no en absoluto, a lo menos moralmente abandonado. «Le quitará su cerca, y será talada...» (Isaías 5, 5).

¡Oh, qué castigo! Triste señal es que el dueño rompa el cercado y deje que en la viña entren los que quisieren, hombres y ganados: prueba es de que la abandona.

Así, Dios, cuando deja abandonada un alma, le quita la valla del temor, de los remordimientos de conciencia, la deja en tinieblas sumida, y luego penetran en ella todos los monstruos del vicio (Salmo 103, 20). Y el pecador, abandonado en esa oscuridad, lo desprecia todo: la Gracia Divina, la Gloria, Avisos, Consejos y Excomuniones; se burlará de su propia condenación (Proverbios 18, 3).

Le dejará Dios en esta vida sin castigarle, y en esto consistirá su mayor castigo. «Apiadémonos del impío...; no aprenderá (jamás) Justicia» (Isaías 26, 10). Refiriéndose a ese pasaje, dice San Bernardo (6): «No quiero esa misericordia, más terrible que cualquier ira».

Terrible castigo es que dios deje al pecador en sus pecados y, al parecer, no le pida cuenta de ellos (Sal. 10, 4). Diríase que no se indigna contra él (Ezequiel 16, 42) Y que le permite alcanzar cuanto de este mundo desea (Salmo 80, 13).

¡Desdichados los pecadores que prosperan en la vida mortal! ¡Señal es que Dios espera a ejercitar en ellos su Justicia en la vida eterna! Pregunta Jeremías (Jeremías 12, 1): «¿Por qué el camino de los impíos va en prosperidad?» Y responde enseguida (Jeremías 12, 3): «Congrégalos como el rebaño para el matadero».

No hay, pues, mayor castigo que el de que Dios permita al pecador añadir pecados a pecados, según lo que dice David (Salmo 68, 28-29): «Ponles maldad sobre maldad... borrados sean del Libro de los vivos»; acerca de lo cual dice San Roberto Belarmino: «No hay castigo tan grande como que el pecado sea pena del pecado». Más le valiera a alguno de esos infelices que cuando cometió el primer pecado el Señor le hubiera hecho morir; porque muriendo después, padecerá tantos infiernos como pecados hubiere cometido.

Afectos y Súplicas
Bien veo, Dios mío, que en este miserable estado he merecido que me privaseis de vuestras luces y gracias. Mas por la inspiración que me dais, y oyendo que me llamáis a penitencia, reconozco que todavía no me habéis abandonado. Y puesto que así es, acrecentad, Señor mío, vuestra piedad en mi alma, aumentadme la divina luz y el deseo de amaros y serviros. Transformadme, ¡Oh Dios mío!, y de traidor y rebelde que fui, mudadme en fervoroso amante de vuestra bondad, a fin de que llegue para mí el venturoso día en que vaya al Cielo para alabar eternamente vuestras misericordias.

Vos, Señor, queréis perdonarme, y yo sólo deseo que me otorguéis vuestro perdón y vuestro amor. Duéleme, ¡Oh Bondad Infinita!, de haberos ofendido tanto.

Os amo, ¡Oh Sumo Bien!, porque así lo mandáis y porque sois dignísimo de ser amado. Haced, pues, Redentor mío, que os ame este pecador tan amado de vos, y con tal paciencia por Vos esperado. Todo lo espero de vuestra piedad inefable.

Confío en que os amaré siempre en lo sucesivo, hasta la muerte y por toda la Eternidad (Sal. 83, 3), Y que vuestra clemencia, Jesús Mío, será perdurable objeto de mis alabanzas.

Siempre también alabaré, ¡Oh María!, Vuestra Misericordia, por las gracias innumerables que me habéis alcanzado. A vuestra Intercesión las debo. Seguid, Señora mía, ayudándome y alcanzadme la santa Perseverancia.

Punto 3

Refiérese en la vida del padre Luis de Lanuza que cierto día dos amigos estaban paseando juntos en Palermo, y uno de ellos, llamado César, que era comediante, notando que el otro se mostraba pensativo en extremo, le dijo: «Apostaría a que has ido a confesarte, y por eso estás tan preocupado... Yo no quiero acoger tales escrúpulos... Un día me dijo el padre Lanuza que Dios me daba doce años de vida y que si en ese plazo no me enmendaba tendría mala suerte. Después he viajado por muchas partes del mundo; he padecido varias enfermedades, y en una de ellas estuve a punto de morir... Pero en este mes, cuando van a terminar los famosos doce años, me hallo mejor que nunca...». Y luego invitó a su amigo a que fuese, el Sábado inmediato, a ver el estreno de una comedia que el mismo César había compuesto... Y en aquel Sábado, que fue el 24 de Noviembre de 1668, cuando César se disponía a salir a escena, dióle de improviso una congestión y murió repentinamente en brazos de una actriz.

Así acabó la comedia.

Pues bien, hermano mío; cuando la tentación del enemigo te mueva a pecar otra vez, si quieres condenarte puedes libremente cometer el pecado; mas no digas que deseas tu Salvación. Mientras quieras pecar, date por condenado, e imagina que Dios decreta su Sentencia, diciendo: «¿Qué más puedo hacer por ti, ingrato, de lo que ya hice?» (Isaías 5. 4). Y ya que quieres condenarte, condénate, pues... Tuya es la culpa.

Dirás, acaso, que en dónde está ese modo de misericordia de Dios... ¡Ah, desdichado! ¿No te parece misericordia el haberte Dios sufrido tanto tiempo con tantos pecados? Prosternado ante Él y con el rostro en tierra debieras estar dándole gracias y diciendo: «Misericordia del Señor es que no hayamos sido consumidos» (Lamentaciones 3, 22).

Al cometer un solo pecado mortal incurriste en delito mayor que si hubieras pisoteado al Primer Soberano del Mundo. Y tantos y tales has cometido que si esas ofensas de Dios las hubieses hecho contra un hermano tuyo, no las hubiera éste Sufrido... Mas Dios no sólo te ha esperado, sino que te ha llamado muchas veces y te ha ofrecido el perdón. ¿Qué más debía hacer? (Isaías 5, 4).

Si Dios tuviese necesidad de ti, o si le hubieses honrado con grandes servicios, ¿podría haberse mostrado más clemente contigo? Así, pues, si de nuevo volvieras a ofenderle, harías que su divina Misericordia se trocara en indignación y castigo.

Si aquella higuera hallada sin frutos por su dueño no los hubiera dado tampoco después del año de plazo concedido para cultivarla, ¿quién osaría esperar que se le diese más tiempo y no fuese cortada? Escucha, pues, lo que dice San Agustín: «¡Oh árbol infructuoso!, diferido fue el golpe de la segur. ¡Mas no te creas seguro, porque serás cortado! Fue aplazada la pena —expresa El Santo—, pero no suprimida. Si abusas más de la divina Misericordia, el castigo te alcanzará: Serás cortado».

¿Esperas, por tanto, a que el mismo Dios te envíe al Infierno? Pues si te envía, ya lo sabes, jamás habrá remedio para ti. Suele el Señor callar, mas no por siempre. Cuando llega la hora de la Justicia, rompe el silencio. Esto hiciste y callé. Injustamente creíste que sería tal como tú. Te argüiré y te pondré ante tu propio rostro (Salmo 49, 21). Te pondrá ante los ojos los actos de divina Misericordia, y hará que ellos mismos te juzguen y condenen.

Afectos y Súplicas
¡Ah Dios mío! desventurado de mí si, después de haber recibido la luz que ahora me dais, volviese a ser infiel haciéndoos traición. Esas luces, señales son de que deseáis perdonarme. Me arrepiento, ¡Oh Sumo Bien!, de cuantas ofensas hice a vuestra Infinita Bondad. Por vuestra Preciosísima Sangre esperó el perdón ciertamente. Mas si de nuevo me apartara de Vos, reconozco que merecería un infierno a propósito creado para mí.

Tiemblo, Dios de mi alma, por la posibilidad de volver a perder vuestra Gracia. Porque muchas veces he prometido seros fiel, y luego nuevamente me he rebelado contra Vos... No lo permitáis, Señor; no me abandonéis en esa inmensa desgracia de verme otra vez convertido en un enemigo vuestro. Dadme otro castigo; pero ése, no. «No permitáis que me aparte de Vos».

Si veis que he de ofenderos, haced que antes pierda la vida. Acepto la muerte más dolorosa antes que llorar la desdicha de verme privado de vuestra Gracia. Ne permítas me separári a Te. Lo repito, Dios mío, y haced que lo repita siempre: «No permitáis que me separe de Vos. Os amo, carísimo Redentor mío, y no quiero separarme de Vos».

Concededme, por los merecimientos de vuestra Muerte, amor tan fervoroso que con Vos me una estrechamente y jamás pueda alejarme de Vos.

Ayudadme, ¡Oh Virgen María!, con vuestra Intercesión y alcanzadme la santa Perseverancia y el amor a Cristo Jesús.
 
San Alfonso María de Ligorio, Preparación para la muerte, Consideración 17
 
NOTAS
(1) Qui verus est in promitténdo, verus est in minándo.
(2) Hom., 50 Ad Pop. Antioch.
(3) Dinumérari non possunt quántos hæc inánis spei umbra decéperit.
(4) Fidit In Lenitáte Magístri.
(5) Maledíctus homo qui peccat in spe. 
(6) Serm. 42, In Cant.