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miércoles, 13 de julio de 2016

13 DE JULIO DE 1943: EL BOMBARDEO ALIADO SOBRE TURÍN

Traducción del artículo publicado por el Museo de Turín
  
 
Durante la noche entre el 12 y el 13 de julio de 1943, Turín es golpeada por una de las incursiones aéreas más violentas llevadas a cabo por la aviación inglesa. Sobre la ciudad cayeron 763 toneladas de bombas, que provocaron la muerte de 792 personas e ingentes daños a edificios, infraestructura y establecimientos industriales.
 
El bombardeo del 13 de Julio de 1943 hace parte de la segunda fase de incursiones que golpearon Turín: estas incursiones fueron definidas como «terroristas». Las acciones nocturnas eran realizadas por grandes escuadrones de aviones cuatrimotores de la Real Fuerza Aerea británica que se sucedían por oleadas, teniendo como objetivo una zona predefinida de la ciudad, que atacaban indiscriminadamente. Las bombas explosivas usadas fueron de grueso calibre (1.000 libras) y grosísimo calibre (2.000 y 4.000 libras) y fueron lanzadas también piezas incendiarias como las termitas, las nuevas bombas de fósforo y botellas y bidones de bencina de fósforo.
  
Cada ronda arrojaba primero las bombas explosivas y luego las incendiarias. Esta técnica hacía imposible el empleo de los medios antiincendios durante la incursión y favorecía la expansión de llamas de vastas proporciones. A los daños de los incendios se sumaron los de las detonaciones de las bombas explosivas, que destruían los edificios y bloqueaban los servicios y las comunicaciones (destrozadas las calles, los cables eléctricos y telefónicos, las tuberías de gas y de agua). En esta segunda fase se presenció la primera evacuación de turineses.
 
La impresión general es que el bombardeo de objetivos militares o industriales disminuye ciertamente en el desarrollo de cada misión pero, al mismo tiempo, esta eventualidad no constituyó el fin principal de la acción. Prueba de ello es la enorme cantidad de medios incendiaros hechos caer como lluvia durante cada acción, que podía ser justificada solo si la intención era la de aterrorizar, pero que resultaban de escasa eficacia en los ataques de instalaciones consideradas en cualquier modo estratégicas.
 
La incursión aérea de los ingleses del 13 de julio con 250 bombarderos Lancaster, Wellington, Stirling y Halifax, tuvo lugar entre la 01:33h y las 02:45h.
 
El balance, agravado por la tardía activación de la sirena de las alarmas antiaéreas, que solo sonaron con la caída de la primera bomba, es espantoso: 792 muertos y 914 heridos. La ciudad, puesta de hinojos, es atacada en todos sus puntos: desde los barrios periféricos hasta los edificios del centro (Palacio Chiablese, la iglesia de Santa Teresa, la plaza Castello y la vía Roma), desde las infraestructuras hasta las fábricas. El aparato productivo de la ciudad fue gravemente afectado aquella noche y los principales establecimientos informaron ingentes daños en la maquinaria y estructuras que minaron la actividad productiva. Caídas cual manchas de leopardo, las bombas provocaron los daños más relevantes en los complejos de Barriera di Milano (donde fueron atacadas la CEAT, la Conceria Gilardini, la INCET, la Fiat Acciaierie, la Fiat Fonderie Ghisa y, sobre todo, la Fiat Grandi Motori), Regio Parco (Manufactura de Tabacos), Borgo San Paolo (Viberti), Vanchiglietta (Schiapparelli) y Borgo Vittoria (Superga, Wamar, CIMAT, Società Nazionale Officine Savigliano y Fiat Ferriere).
 
Entre los episodios de esa noche se recuerda el ataque a la iglesia de la Madonna de Campagna, en cuya cripta se encontraba refugiado un gran número de habitantes de la zona. Un número elevado de víctimas fue extraído del sótano del edificio situado junto a la iglesia de San Joaquín. En la misma noche fue atacada la catedral, la iglesia de Santa Teresa, la iglesia de Santo Domingo y otros muchos edificios religiosos. Calles enteras -cuyo valor estratégico era nulo- fueron devastadas, como la vía Garibaldi y la vía Po. En la noche del 13 de julio fue atacado también el Cementerio General provocando la destrucción de muchas tumbas. La crónica de aquel evento fue mínima, visto que los diarios no salieron por algunos días y se necesitaba mucho tiempo para tomar cuenta de la magnitud del desastre.

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