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sábado, 16 de julio de 2016

HIMNO “Quem terra, pontus, sídera” A NUESTRA SEÑORA

    
“Quem terra, pontus, sídera” (originalmente “Quem terra, pontus, ǽthera”*) es un himno compuesto por San Venancio Fortunato, y que el Oficio Divino destinó para las fiestas de la Santísima Virgen María, distribuyendo la primera parte para las Maitines y la segunda para las Laudes (Salvo la tercera estrofa, la traducción es tomada del Breviario Romano, edición de Dom Alfonso María de Gubianas y Santandréu OSB, vol. II, Editorial Litúrgica Española S.A., Barcelona 1936, págs. 660 y 670).
   
LATÍN
Quem terra, pontus, sídera
Colunt, adórant, prædícant,
Trinam regéntem máchinam,
Claustrum Maríæ bájulat.
   
Cui luna, sol, et ómnia
Desérviunt per témpora,
Perfúsa cœli grátia,
Gestant puéllæ víscera.
   
Mirántur ergo sǽcula,
Quod Ángelus fert sémina:
Quod áure virgo concípit,
Et corde credens partúrit.
  
Beáta Mater múnere,
Cujus supérnus Ártifex
Mundum pugíllo cóntinens,
Ventris sub arca clausus est.
  
Beáta cœli núntio,
Fœcúnda sancto Spíritu,
Desiderátus géntibus,
Cujus per alvum fusus est.
 
O gloriósa vírginum,
Sublímis inter sídera,
Qui te creávit, párvulum
Lacténte nutris úbere.
 
Quod Eva tristis abstúlit,
Tu reddis almo gérmine:
Intrent ut astra flébiles,
Cœli reclúdis cárdines.
  
Tu regis alti jánua,
Et áula lucis fúlgida:
Vitam datam per Vírginem
Gentes redémptæ pláudite.
 
Jesu, tibi sit glória,
Qui natus es de Vírgine,
Cum Patre, et almo Spíritu
In sempitérna sǽcula. Amen.
  
TRADUCCIÓN
Aquel a quien la tierra, el mar y las estrellas
Veneran, adoran y anuncian;
El que gobierna cielos, tierra y abismos,
Reside en el seno de María.
   
Al que el sol, la luna y todos los elementos
Sirven en el tiempo, le llevan
Las entrañas de una virgen
Llena de gracia celestial.
   
Admírense pues los siglos,
Que el Ángel traiga la simiente
Que la Virgen oyendo concibió
Y creyendo dio a luz en su corazón.
    
¡Oh Madre dichosa! En el arca de su seno,
Por un prodigio de la gracia,
Se encierra el supremo Artífice
Que en sus manos sostiene el orbe.

Dichosa aquella que al anuncio
Del mensajero celestial fue fecundada
Por el Espíritu Santo; por cuyo seno se nos dio
El deseado de todos los pueblos.
   
Oh la más gloriosa de las Vírgenes,
Elevada más allá de las estrellas,
Que alimentáis con la leche de vuestro seno
A vuestro Creador hecho niño.
    
Por vuestro augusto Hijo nos devolvéis aquello
De lo cual Eva nos había desgraciadamente privado;
Abrís las puertas del cielo para franquear
Su entrada a los que lloran.
    
Vos sois la puerta del gran Rey
Y su vestíbulo radiante de claridad.
¡Oh pueblos redimidos, celebrad la vida
Que se nos da por esta Virgen!
   
Gloria a Vos, oh Jesús, nacido
De la Virgen, juntamente
Con el Padre y el Espíritu Santo,
Por los siglos de los siglos. Amén.
   
San Antonio de Padua tenía en gran aprecio a este himno, que lo había aprendido de su madre doña Teresa Tavera, y lo recitó el día de su muerte, el 13 de Junio de 1231 en el convento de Arcella, cerca de Padua:
«Después que hubo reposado un poco quiso confesarse sacramentalmente, y luego como cisne vecino a la muerte, se puso a cantar, como refieren algunos, el himno O gloriósa Dómina, que acostumbraba a rezar muchas veces contra los demonios y en las tribulaciones» (Padre MANUEL DE ACEVEDO, Vida del taumaturgo portugués San Antonio de Padua, libro segundo, cap. VII. Madrid, Imprenta Real 1790, pág. 137).
   
* La versión antes de la reforma de Urbano VIII en 1632 decía:
LATÍN
Quem terra, pontus, ǽthera
Colunt, adórant, prædícant,
Trinam regéntem máchinam,
Claustrum Maríæ bájulat.
   
Cui luna, sol, et ómnia
Desérviunt per témpora,
Perfúsa cœli grátia,
Gestant puéllæ víscera.
   
Mirántur ergo sǽcula,
Quod Ángelus fert sémina:
Quod áure virgo concípit,
Et corde credens partúrit.
  
Beáta Mater múnere,
Cujus supérnus Ártifex
Mundum pugíllo cóntinens,
Ventris sub arca clausus est.
  
Beáta cœli núntio,
Fœcúnda sancto Spíritu,
Desiderátus géntibus,
Cujus per alvum fusus est.
 
O gloriósa Dómina,
Excélsa inter sídera,
Qui te creávit, próvide
Lactas sacráto úbere.
 
Quod Eva tristis abstúlit,
Tu reddis almo gérmine:
Intrent ut astra flébiles,
Sternis benígna sémitam.
  
Tu regis alti jánua,
Et porta lucis fúlgida:
Vitam datam per Vírginem
Gentes redémptæ pláudite.
 
Patri sit Paráclito
Túoque Nato glória,
Qui veste te mirábili
Circumdedérunt grátiæ. Amen.
  
TRADUCCIÓN
Aquel a quien la tierra, el mar y los cielos
Veneran, adoran y anuncian;
El que gobierna cielos, tierra y abismos,
Reside en el seno de María.
   
Al que el sol, la luna y todos los elementos
Sirven en el tiempo, le llevan
Las entrañas de una virgen
Llena de gracia celestial.
   
Admírense pues los siglos,
Que el Ángel traiga la simiente
Que la Virgen oyendo concibió
Y creyendo dio a luz en su corazón.
    
¡Oh Madre dichosa! En el arca de su seno,
Por un prodigio de la gracia,
Se encierra el supremo Artífice
Que en sus manos sostiene el orbe.

Dichosa aquella que al anuncio
Del mensajero celestial fue fecundada
Por el Espíritu Santo; por cuyo seno se nos dio
El deseado de todos los pueblos.
   
Oh Gloriosísima Señora,
Excelsa más allá de las estrellas,
Que alimentáis con la leche de vuestro seno
A vuestro próvido Creador.
    
Por vuestro augusto Hijo nos devolvéis aquello
De lo cual Eva nos había desgraciadamente privado;
Abrís las puertas del cielo para franquear
Benigna senda a los que lloran.
    
Vos sois la puerta del gran Rey
Y su puerta radiante de claridad.
¡Oh pueblos redimidos, celebrad la vida
Que se nos da por esta Virgen!
   
Gloria sea al Padre y al Paráclito,
Y al que de Vos ha nacido,
Los cuales os han revestido
Con admirable ornamento de gracia. Amén.

1 comentario:

  1. El himno (y particularmente la segunda parte) es una denuncia anticipada y eterna contra el monje maldito Martín Lutero Lindemann, que en un sermón de 1525 solicitaba eliminar las fiestas de la Santísima Virgen porque según él, no eran basadas en la Escritura y eclipsaban el primado de Cristo (cfr. Contra Festum Nativitátis Maríæ, en Juan Cocleo, Duo sermónes de beáta Vírgine María, Basilea 1548), y contra sus epígonos tanto protestantes como modernistas y pseudotradicionalistas que rechazan la Corredención.

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