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viernes, 16 de agosto de 2019

NOVENA A SAN LUIS REY DE FRANCIA

Novena compuesta por el padre Leopoldo Jerónimo de Puig, capellán real y administrador del Real Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid, y con licencia otorgada por el vicario de la villa de Madrid en el año 1744. Los Gozos, de origen valenciano, son sin fecha ni autor conocidos.
  
NOVENA EN HONOR A SAN LUIS REY DE FRANCIA

  
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
    
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido: propongo, con vuestra gracia, nunca más pecar, y espero en vuestra misericordia, que me habéis de perdonar y salvar. Amén.
  
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Omnipotente Dios y Señor nuestro, Rey Supremo de los Cielos y la tierra, que con vuestra palabra habéis sacado a todas las criaturas del profundo abismo de la nada, y formasteis al hombre a vuestra imagen y semejanza, haciéndole complemento de vuestras maravillas: pues vuestro Hijo Santísimo nos enseñó a llamaros Padre, dándonos confianza para invocaros, hacednos dignos hijos vuestros, santificando en nosotros vuestro excelso Nombre: dadnos celo de vuestra honra y de la salvación de las almas redimidas con la preciosa Sangre de vuestro Hijo Jesucristo, para que nuestra única gloria sea el que Vos seáis reconocido y adorado, y que todos pertenezcamos al Reino de vuestra Justicia por la gracia y la caridad. Atended, Señor, a la flaqueza y miseria de nuestro ser, y concedednos que, fortificada nuestra alma por la participación de los Sacramentos, solo suspire por Vos, único objeto de su amor, y que ilustrada por medio de vuestra palabra comprenda los Misterios altísimos que el mismo Jesucristo se dignó revelarnos. Dadnos un corazón dócil a vuestras inspiraciones, piadoso para con los prójimos, paciente en las tribulaciones, humilde en las prosperidades, y mortificado para no dejarse vencer de las aficiones terrenas. Recibid benigno el sacrificio de nuestras oraciones, y purificad nuestra conciencia, dándonos la fuerza y aliento que nuestra debilidad necesita para la perfecta práctica de vuestra Santa Ley; y concedednos el favor que ahora os pedimos, y la perseverancia en vuestra gracia. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
    
DÍA PRIMERO - 16 DE AGOSTO
DEL GRANDE AMOR QUE SAN LUIS TUVO A DIOS.
Desde su infancia puso San Luis su principal cuidado en arreglar su corazón a la Divina Ley. Habíale criado su madre Doña Blanca de Castilla en el temor de Dios, repitiéndole muchas veces que antes elegiría verle muerto que en pecado mortal. Conservó toda su vida la gracia del Bautismo, y entre los cuidados del gobierno y las distracciones y ejemplos de la Corte mantuvo su espíritu puro de todo afecto terreno, dirigiendo siempre sus acciones a la mayor gloria de Dios. Este deseo de agradarle le hizo resolver a la heroica y gloriosa acción de conquistar la Tierra Santa: y sin que los muchos trabajos que allí padeció entibiasen su fervoroso celo, se avivaron más sus deseos de restablecer la Fe de Jesucristo en el África; en cuya costa, consumido más del fuego del Amor Divino que de la peste, dio su alma al Señor entre afectuosos actos de Religión y de celo por la propagación de su Santo Nombre.
  
REFLEXIÓN
Dios siempre rico en misericoridas, que nos creó de la nada, y conserva liberal y piadoso, no sació la excesiva caridad y amor que nos tiene, sino enviándonos su Unigénito Hijo para nuestra Redención, adoptándonos por hijos suyos y preparándonos una eterna felicidad. En recompensa solo quiere de nosotros que empleemos nuestro corazón en amarle únicamente, observando su Santa Ley. Consagrémosle, pues, todas nuestras acciones, y reconocidos a la honra y utilidad, que logramos en ser amados de su Bondad, aspiremos en todo tiempo a cumplir sus preceptos, no llevando otro fin que el de agradarle y glorificar su Santo Nombre.
  
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que en muestra del amor que nos tenéis, enviásteis al mundo a vuestro Unigénito Hijo Jesucristo para que se ofreciese Hostia pura e immaculada en el Ara de la Cruz por la remisión de nuestros pecados: admitid estos humildes ruegos, unidos a los méritos del mismo Jesucristo, y por ellos, y la intercesión de vuestro Siervo San Luis, concedednos un corazón puro y fervoroso, con que despreciando todo lo terreno, os amemos y apreciemos únicamente. Confesamos que nuestra indignidad no merece la excelente prerogativa de ser amados de Vos, origen de todo bien, y de que nos mandéis emplear en vuestro amor: pero Vos, Señor, que podéis hacer justos y santos a los inmundos y pecadores, purificaréis nuestro espíritu, haciéndole sentir la dulzura de vuestra suave presencia, para que amándoos únicamente, solo anhelemos agradaros y cumplir vuestra Santa voluntad. Así lo esperamos por el mismo Jesucristo Hijo vuestro nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
   
Se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri; y se concluirá con los siguientes Gozos, Antífona, Versículos y Oración.

GOZOS
Ejemplar esclarecido
De reyes, de Francia honor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
De niño fuiste criado
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En amor santo encedido,
Con la edad creció el ardor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Admirable en abstinencia,
En oración fervoroso,
Del honor de Dios celoso,
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido
Santo de marca mayor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Los pobres y desvalidos
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Del gran Serafín llagado
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero
Habiéndole despreciado,
Y aunque de él escarnecido,
Despreciáis tal burlador:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Con católico valor,
Procurásteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
La salud el Redentor;
Con ejército lucido
Fuiste del turco terror:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Vuestro ejército infectó
La peste, plaga cruel;
Y aunque fuisteis del infiel
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Segunda vez embestís
Al turco, que tanto infesta;
Pero herido de la peste
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Volvéis el alma al Redentor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Lamparones, que es mal fiero,
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Miradnos siempe propicio
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
Libradnos de todo vicio;
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Pues que ejemplar habéis sido
De reyes, de Francia honor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
   
Antífona: Este gran Rey sustentó en su vida la Casa del Señor, y fortaleció en sus días el Templo: miró por la felicidad de su Pueblo, y le libró de sus enemigos.
℣. El justo florecerá como la palma,
℞. Y se multiplicará como el cedro del Líbano.
  
ORACIÓN
Dios, que del Reino de la tierra trasladasteis al Bienaventurado Confesor San Luis a la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión y méritos, que logremos igual suerte en la compañía del Rey de los Reyes, Jesucristo Hijo vuestro. Atended propicio a los deseos de nuestro Rey Católico, concediéndole feliz y tranquilo gobierno, y victoria contra los enemigos de vuestro Santo Nombre, para gloria vuestra y beneficio de su pueblo. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amen. 
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
DÍA SEGUNDO - 17 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
   
DE LA FERVOROSA ORACIÓN DE SAN LUIS.
Reconociendo San Luis que toda gracia viene de Dios, que promete conceder sus dones a quien humilde y confiado se los pidiere: empleaba el Santo Rey todos los días muchos ratos en asistir al Sacrificio de la Misa o a los Sermones, y rezar el Oficio Mayor, el de Nuestra Señora y el de los Difuntos. Se hallaba, siempre que podía, a todas las horas del Oficio Divino que se celebraba en su capilla; y mientras se lo permitió su salud, se levantaba a media noche a los Maitines, retirándose después a su cuarto a orar a solas, ofreciendo a Dios el sacrificio de sus lágrimas por la salud de su pueblo. Introdujo, entre otras piadosas costumbres que hoy observa la Iglesia, la de inclinarse profundamente al cantar el coro: «Et homo factus est», y la de orar un corto espacio, cuando al concluir las Pasiones en la Semana Santa se hace en ellas mención de la Muerte de Jesucristo. En esos días, y otros consagrados a la memoria de los Misterios de nuestra Redención, se entregaba a la más humilde y tierna meditación de los celestiales beneficios, atrayendo a todos con su ejemplo a tan necesario ejercicio.
    
REFLEXIÓN
Aprendamos de este Santo Rey a desechar la pereza y fastidio que tenemos a la Oración, y conozcamos la necesidad en que estamos de valernos de este poderoso medio para alcanzar y no perder la gracia, que es la vida del Alma. La Oración nos ilumina el entendimiento, nos consuela en las aflicciones, nos alivia en los trabajos, destierra la pereza, vence las tentaciones, conserva la devoción, alienta la confianza, y obliga a Dios a que nos conceda el don que le pedimos. No dejemos de la mano las armas de la Oración, para vencer con ellas los vicios que nos oprimen, y conseguir de Dios el remedio de nuestras necesidades.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, Padre de misericordias y dador de todo consuelo, que ponéis vuestras delicias en comunicar con los hombres: A Vos recurre nuestro atribulado corazón, exponiéndoos las muchas angustias y necesidades que nos cercan, seguros de conseguir más prontamente vuestra protección, cuando nos hallamos destituidos de humano socorro. Y pues Vos solo inspiráis lo que os debemos pedir para el logro de nuestra eterna salud, dignaos de ilustrar nuestro corazón para que acertemos a suplicaros con humildad y confianza lo que conviniere al remedio de nuestras aflicciones. Dadnos perfecto conocimiento de vuestra Santa Ley, fuerza y acierto para cumplirla enteramente, y un espíritu dócil y resignado a vuestras disposiciones. Y por la intercesión de vuestro Siervo San Luis, comunicadnos los consuelos que le hicisteis gustar en la Oración, para que se calmen y serenen las tempestades que en nuestra alma levantan las pasiones y aficiones terrenas, se disipen las nieblas de nuestra ignorancia, y alumbrados con las luces de vuestras inspiraciones, solo nos ocupemos en amaros y alabar vuestras misericordias. Así lo pedimos por vuestro Hijo Jesucristo nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
  
DÍA TERCERO - 18 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
   
DE LA MORTIFICACIÓN DE SAN LUIS.
Aunque no perdió San Luis la inocencia del Bautismo, temeroso de arriesgar tan precioso tesoro, imitaba el ejemplo de San Pablo y de los demás Santos, que con la continua mortificación de su cuerpo sujetaron sus pasiones, para no hallarse vencidos de los incentivos de la carne. Toda la vida de este Santo Rey fue una continuada penitencia, practicando rigurosos ayunos los Viernes, Adviento, Cuaresma, Vigilias de Nuestra Señora, y muchos Lunes y Miércoles entre año. Usaba de un áspero cilicio, se confesaba todos los Viernes, recibía después la disciplina, y hubo de moderarle su confesor muchas austeridades que dañaban notablemente su salud. Entre las muchas tribulaciones que padeció, coronó su paciencia la de ver malograda la empresa de conquistar la Tierra Santa; y adorando los secretos de la providencia Divina, sufrió las amenazas, insultos y trabajos de la prisión con tal constancia, que admiró al Sultán la grandeza de ánimo con que rehusó cuanto no le parecía convenir al honor de la Iglesía, exponiéndose a los tormentos y a la muerte.
    
REFLEXIÓN
Gran cuidado debemos poner para dominar nuestras pasiones, en mortificar los apetitos, despreciar los deleites, refrenar la sensualidad, y tolerar los trabajos y tribulaciones, para que mitigadas todas las aficiones terrenas, podamos elevar nuestros deseos a Dios con puro y resignado corazón. El ejemplo de este Santo Rey debe alentarnos a sufrir las calamidades que Dios nos enviare, y adorar sus ocultos juicios; y reconociendo cuánta más pena merecen nuestros pecados, consolarnos con la brevedad del tiempo de nuestras aflicciones, y la abundante recompensa que está preparada a nuestra paciencia.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que por medio de la mortificación y penitencia recibís a vuestra gracia a los que ha separado de ella su corrompida voluntad: romped con vuestros auxilios la dureza de nuestro corazón, para que compungidos, acertemos a sentir la malicia de nuestros pecados y borrar las manchas que han impreso en nuestra alma, con las lágrimas de una sincera penitencia. Concedednos el espíritu mortificado, que disteis a vuestro Siervo San Luis, para que a su imitación refrenemos las pasiones, y reconozcamos el especial cuidado que, como Padre amoroso, tenéis de avisarnos por medio de las adversidades, para que corrijamos nuestra malicia. Sírvanos este piadoso recuerdo que nos hacéis, de que confusos y avergonzados con la multitud de nuestras culpas, nos convirtamos a Vos, para que como fuisteis Autor de nuestra vida, lo seáis también de la renovación de nuestro espíritu por medio de la gracia. Así lo esperamos por nuestro Señor Jesucristo Hijo vuestro, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
  
DÍA CUARTO - 19 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
   
DE LA PUREZA DE SAN LUIS.
La cuidadosa y santa educación que la Reina Doña Blanca de Castilla dio a su Santo hijo, produjo en él grande amor a la pureza y castidad, de que dio admirables ejemplos, no permitiendo discursos indecentes en su palacio, y publicando severas leyes contra los escándalos y disoluciones. Precisado a casarse por el bien de su Reino, observó exacta continencia, y de consentimiento de la Reina su esposa, se abstenía del comercio conyugal en el Adviento, Cuaresma, y demás Vigilias, Fiestas solemnes, y algunos días antes y después del día en que comulgaba, según la práctica que entonces observaba la Iglesia: virtud que premió Dios, concediéndole la fecunda sucesíon de seis hijos y cinco hijas, que hoy dura y se mantiene llena de bendiciones para apoyo de la Cristiandad. Para conservar el precioso tesoro de la pureza, huía San Luis los regalos y placeres del cuerpo, mortificaba sus sentidos, comía parcamente, y alimentaba su alma con la Oración y Lección Espiritual, para cuyo fin juntó en su palacio una copiosa librería de Santos Padres, siendo su delicia conferir lo que leía con algunos varones doctos y santos que siempre tuvo en su Corte.
    
REFLEXIÓN
Los Santos, para conservar la pureza, redujeron su cuerpo a dura servidumbre, negándose a los placeres y deleites, huyendo la ociosidad, mortificando sus sentidos con ásperas penitencias y útiles ocupaciones, clamando a Dios con fervorosa oración, y meditando siempre en la Pasión de su Santísimo Hijo. Este es el único y verdadero camino de no dejarse vencer de las aficiones terrenas, y confervar puro el corazón. Dios nos habla por la lectura de los buenos libros: nos instruye, consuela, corrige, y excita nuestros deseos de anhelar a la perfección, siendo el medio más útil para resistir la distracción que nos causan las tentaciones.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que con tan abundante liberalidad concedéis vuestra gracia a quien humilde os la pide: reconociendo nuestra debilidad, recurrimos a Vos, suplicándoos abraséis nuestro corazón con el fuego de vuestro Divino Espíritu, para que conservemos la castidad y continencia a imitación de vuestro Siervo San Luis, y os procuremos agradar, refrenando los sentidos, y apartando de nuestro espíritu todo afecto impuro y sensual. Concedednos resolución para mortificar nuestras desordenadas pasiones, y que el justo temor de nuestra fragilidad sujete la carne al espíritu, por medio de la penitencia. Dadnos el gustar de Vos, para que saciados con la suavidad de vuestras delicias, despreciemos los regalos del cuerpo, y os amemos con puro y casto corazón. Y pues Vos solo dais esta preciosa virtud, enviadnos el rocío de vuestra gracia, para que nuestro espíritu reflorezca con el vigor de la pureza, y limpios de toda mancha, y libres de las tentaciones sensuales, consigamos los Dones eternos. Por Nuestro Señor Jesucristo, vuestro Hijo, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
   
DÍA QUINTO - 20 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
   
DE LA HUMILDAD PROFUNDA DE SAN LUIS.
No ensoberbeció al corazón de San Luis el extendido y poderoso Reino que poseía, y el obsequio de sus vasallos; antes, penetrado del más vivo reconocimiento a la Piedad Divina, que le había elevado a esta dignidad, usaba del poder solo para beneficio de los pueblos, y humillaba su alma bajo la poderosa mano del Señor, recibiendo todos los sucesos con igual semblante. Lejos de admitir los vanos aplausos de los aduladores, tenía prevenido a los que le asistían que le advirtiesen de los defectos que cometía, para corregirlos. Usaba de gran moderación en su vestido, comida y muebles: apreciaba más llamarse Luis de Poissy, porque en este lugar había recibido el Santo Bautismo, que todos los honores de Rey de Francia. Cuando entró victorioso en Damieta, no quiso hacerse un trofeo de los vencidos y obstentar la gloria de vencedor, admitiendo las apariencias brillantes del triunfo, e hizo su entrada como penitente, desnudos los pies, pobremente vestido, llevando en la mano un Crucifijo, a quien quería se atribuyesen únicamente los honores de la victoria. Toleró resignado el rubor de verse vencido y prisionero de los Infieles, y las amenazas e insultos con que probaron su constancia. Sufrió con igualdad de ánimo las injurias que le hicieron, y jamás quiso vengar ofensa cometida contra su particular persona.
   
REFLEXIÓN
El que reconoce que todos los bienes que tiene son Dones de Dios, humilla su corazón, huye la vanidad, jactancia y orgullo: ama el silencio, desprecia las cosas temporales, conserva la paz, admite con gusto las advertencias y consejos, y se hace amable a Dios y a los hombres. El ejemplo y doctrina de Jesucristo y de sus Santos, nos convencen de la necesidad que tenemos de adquirir esta preciosa virtud de la humildad, primero y principal fundamento de la vida Cristiana.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que para ejemplo y remedio de los hombres enviásteis al mundo a vuestro Santísimo Hijo Jesucristo, semejante a nosotros en todo menos en el pecado: dadnos, Señor, un perfecto conocimiento de nuestras miserias y defectos, para que reconociendo que cuanto hay bueno en nosotros es Don de vuestra poderosa mano, humillemos nuestro corazón y huyamos de la vana complacencia y estimación propia, y de la ambición de las cosas terrenas. Y pues nos dejásteis tan admirables ejemplos de esta virtud en vuestro Siervo San Luis, os suplicamos por su intercesión nos concedáis un espíritu contrito y humillado, que no se envanezca con la alabanza ni se deje vencer de la presunción, sino que imitando la humildad de vuestro Santísimo Hijo, vivamos sobria, justa y piadosamente, y merezcamos ser consolados de Vos, logrando el descanso y quietud de nuestro espíritu, la facilidad en cumplir vuestros Santos preceptos, y el premio que tenéis preparado a los verdaderos humildes. Así os lo rogamos por el mismo Jesucristo, Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
    
DÍA SEXTO - 21 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
   
DE LA CARIDAD DE SAN LUIS CON SUS PRÓJIMOS.
La misericordia y compasión acompañaron a San Luis desde sus tiernos años, y solo descansaba su corazón cuando se empleaba en remediar las necesidades de sus súbditos. Además de la ternura, exactitud y cuidado con que atendía a los pobres y desvalidos, defendiéndolos de los insultos y agravios de los poderosos, eran sus delicias consolar a los atribulados, servir a los pobres la comida, lavarles los pies, curarlos con sus propias manos, y darles todos los alivios que su ingeniosa caridad le sugería. Repartía copiosas limosnas, y a los que le representaban que se empobrecía el Erario, respondía que nunca estaba más seguro de tener en abundancia lo necesario, que cuando distribuía sus rentas a los pobres de Jesucristo. Para tener más que repartir a estos, y dotar los Hospitales y Casas que en su beneficio había erigido, evitaba todos los gastos posibles, especialmente en su persona y vestidos. Después de las batallas asistía a la curación de los Soldados heridos, y a la sepultura de los muertos, haciendo algunas veces por sí mismo estos piadosos oficios. Ordenó en su testamento se distribuyesen muchas limosnas; y a su hijo y sucesor encargó tuviese siempre el corazón compasivo y pronto para remediar a los pobres.
    
REFLEXIÓN
La prueba de que amamos a Dios es emplearnos en el socorro de nuestros prójimos. Sacrifiquemos alguna parte de nuestra comodidad y descanso al alivio de los necesitados, imitando a Jesucristo, que se ejercitó toda su vida en el beneficio de los hombres. No nos fastidie la compañía de los enfermos, concurramos al consuelo de los afligidos, y expendamos los bienes que Dios nos hubiere dado, partiéndolos con sus hijos y nuestros hermanos los pobres, animados con la abundante recompensa que su Majestad nos tiene preparada.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que con tanta liberalidad os comunicáis a todas las criaturas, dándoles el ser y el obrar, y sin que nuestros delitos suspendan el curso de vuestras misericordias, llovéis abundantes gracias y beneficios sobre justos y pecadores: dignaos de concedernos el espíritu de caridad que disteis a vuestro Siervo San Luis, para que a su imitación nos consagremos a la utilidad de nuestros prójimos, asistiéndolos con el socorro temporal, consejo y buen ejemplo. Dadnos un corazón blando, liberal y compasivo, con que fácilmente movidos a ejercitar la misericordia y celo de su eterna salud con los necesitados, se glorifique vuestro Santo Nombre. Y, pues vuestro Hijo Jesucristo nos dejó tan admirable ejemplo de caridad muriendo en la Cruz para satisfacción de nuestras iniquidades: alentad nuestro espíritu con la fortaleza necesaria, para que perdonemos las injurias con que nuestros prójimos nos agraviaren, y dadnos a todos un corazón unido en perfecta caridad, para que seamos dignos hijos vuestros, y consigamos el perdón de nuestros pecados, por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
      
DÍA SÉPTIMO - 22 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
   
DE LA VIGILANCIA Y JUSTICIA DE SAN LUIS.
Convencido San Luis de que la cualidad de Rey le obligaba a atender únicamente al beneficio de sus pueblos, sacrificó su reposo a los cuidados del gobierno y a la administración de la justicia. Para facilitar la brevedad del despacho a todo género de personas, y especialmente a los pobres, acostumbraba salirse al bosque de Vincennes, acompañado de algunos señores, y debajo de un árbol, sin que lo impidiesen las guardias, daba audiencia a cuantos se presentaban: oía y examinaba por sí mismo sus pretensiones, y con el consejo de aquellos señores, expedía los negocios, cuidando de que a ninguno se hiciese vejación. Encargaba a los Gobernadores y Bailíos que enviaba a las provincias de su Reino, y a otras personas Religiosas, que inquiriesen si se hacía algún daño a los vasallos, y examinasen si sus antecesores habían defraudado a alguno, para recompensar y satisfacer todos los perjuicios. Ordenó santísimas leyes contra las blasfemias y escándalos, y para el mejor gobierno de su Reino. Vivió con gran moderación, evitando todos los gastos superfluos para no gravar a sus pueblos con tributos. En el cuidado de su Casa y Familia fue extremado, haciendo criar a sus hijos en el temor de Dios, y exhortándolos a huir las vanidades del mundo: la admirable instrucción que en su última enfermedad dictó para Felipe su hijo y sucesor, manifiesta la pureza de la vida de este Santo Rey, y la vigilancia con que gobernó su familia, para beneficio de su Reino.
    
REFLEXIÓN
Todos nos hallamos a proporción igualmente precisados a cuidar del adelantamiento y utilidad espiritual de las personas que Dios ha puesto a nuestro cargo, y del cumplimiento exacto de las obligaciones que se incluyen en el estado o empleo en que la Divina Providencia nos ha colocado. El ejemplo de este Santo Rey debe excitar nuestro deseo de satisfacer a todo cuidadosamente; y de emplear los talentos que su Majestad nos ha dado, en utilidad de los prójimos, segurós de que no dejará Dios sin abundante premio nuestra vigilancia.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que con tan admirable sabiduría gobernáis todas las cosas, disponiéndolas para gloria de vuestro Poder, y utilidad de las criaturas: reconociendo nuestra insuficiencia e ignorancia clamamos a Vos, origen de todo bien, suplicándoos nos iluminéis, para que conozcamos lo que es más agradable a vuestra voluntad y conducente al cumplimiento de los cargos que nos ha fiado vuestra Providencia. Dirigidnos por la intercesión de vuestro Siervo San Luis, a quien disteis gracia para que acertase a gobernar su Reino, desterrase abusos, reprimiese vicios, y adelantase la gloria de vuestro Santo Nombre con sus ejemplos y exhortaciones. Dadnos, Señor, el mismo Divino Espíritu que dirigió sus acciones, para que corrijamos las nuestras, sepamos agradaros, y viviendo honestamente, hagamos recomendable vuestra Santa Ley, animando a nuestros prójimos a su más exacta observancia, para que empleados en vuestro servicio, sea vuestro Nombre santificado. Así os lo pedimos por Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
 
DÍA OCTAVO - 23 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
   
DE LA MODERACIÓN Y MAGNANIMIDAD DE SAN LUIS.
Dotó Dios a San Luis de un corazón lleno de modestia y moderación, con que libre de dar entrada a la ambición de dilatar sus Estados, valiéndose de las desgracias de sus vecinos, mostró un espíritu magnánimo, rehusando las reiteradas ofertas que le hicieron de la Corona del Imperio, de la de Nápoles, y de otros Reinos que se quisieron poner bajo su justo y suave gobierno. Inclinado a la paz, jamás emprendió guerra alguna, si no es precisado de la necesidad de defenderse: y habiéndole Dios dado victoria del Conde de Tolosa, del de la Marcha, y otros que sostenidos del Rey de Inglaterra habían movido una civil y peligrosa guerra, usó de tanta moderación con los vencidos, que les concedió libertad y paz muy ventajosa. Muchos Príncipes, por la reputación de su prudencia, le hicieron Árbitro de sus diferencias, que logró componer, extinguiendo los odios y disensiones que los dividían. Hizo muchas diligencias para reconciliar al Emperador Federico II con los Papas, por el bien de la Iglesia: mantuvo en paz y justicia sus Reinos, y tenía encargado a sus Ministros, que en caso de duda juzgasen a favor de sus vasallos las pretensiones que tuviesen contra el fisco; lo que también encomendó a su hijo y sucesor en la instrucción que le dejó a la hora de la muerte.
    
REFLEXIÓN
La mansedumbre y moderación hacen recomendable la Religión Cristiana; y manifiesta señales de verdadero hijo suyo el que fácil a perdonar a sus enemigos se esfuerza a ganarles el corazón por toda suerte de buenos oficios, imitando a Jesucristo que con sus acciones y advertencias nos anima a desechar la ambición, raíz de todos los males, y a abrazar la modestia y sobriedad con que adquiriremos la paz interior, y la confianza y amor de nuestros prójimos.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que con el ejemplo de vuestro Hijo Jesucristo y de los Santos, nos enseñáis a desechar los terrenos honores, y a solo anhelar por la posesión de la Celestial Patria: admitid nuestros humildes ruegos, acompañados de la interposición de vuestro siervo San Luis, y concedednos un corazón desprendido de los atractivos de la tierra, para que no dejándonos vencer de la ansiosa solicitud de poseer las honras, riquezas y abundancias con que el mundo convida a sus seguidores, moderemos nuestros deseos, y usemos parcamentee de los bienes presentes, sin ofensa ni daño de nuestros prójimos. Y pues Vos, Señor, conocéis cuánto agravan a nuestro corazón las necesidades temporales, atendednos con piadosa providencia, librándonos de la angustia que nos causan, para emplearnos con más libertad en vuestras alabanzas, y suspirar por las felicidades eternas; Así os lo suplicamos por Jesucristo, Hijo vuestro y nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
   
DÍA NOVENO - 24 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
   
DEL CELO QUE TUVO SAN LUIS DE DILATAR LA FE.
El ardiente amor que tenía San Luis a Dios, y el celo de dilatar la Fe de Jesucristo, y hacerle adorar de las Naciones que ocupaban el precioso terreno en que se obraron los Misterios de nuestra Redención, impelió al Santo Rey a emprender el peligroso viaje de la Siria, animando con su ejemplo y exhortaciones a muchos señores y príncipes que le acompañaron y fueron testigos del ardor con que se expuso a todos los peligros y fatigas para lograr tan piadoso designio. Aunque los efectos no correspondieron a sus deseos, permitiendo Dios que el Santo Rey y mucha parte de su ejército quedasen prisioneros de los Bárbaros, no descaeció su celo, y todo el tiempo que estuvo en la Siria se empleó en propagar la Religión, haciéndola recomendable su purísima vida y admirables ejemplos, con que convirtió a muchos Infieles. Vuelto a su Reino, perseveró en su ansioso deseo de extender el conocimiento de Jesucristo, a cuyo fin se embarcó para Túnez, en donde segunda vez frustradas sus esperanzas por alta providencia de Dios, fue victima de la Religión, muriendo de peste, después de haber manifestado un sufrimiento y constancia invencible, y una conformidad humilde con las Divinas disposiciones.
    
REFLEXIÓN
Si tuviéramos celo de la gloria de Dios, y del bien espiritual de nuestros prójimos, sentiríamos gran dolor al ver tan dilatadas regiones en que se carece del conocimiento de Jesucristo, y sacrificaríamos nuestro descanso porque tantas almas se aprovechasen del fruto precioso de su Sangre. Mas ya que no tenemos ánimo para ofrecernos a la muerte, como este Santo Rey, por la conversión de los Infieles, procuremos con los buenos ejemplos y exhortaciones atraer a nuestros prójimos a que santifiquen el Nombre de Dios con la observancia de su Divina Ley sin descuidar de nuestro propio aprovechamiento, peleando contra nuestras pasiones, seguros de que este dilatado martirio nos adquirirá los consuelos y premios que Dios nos tiene prevenidos en su Celestial Reino.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, abundante en misericordias, que adornáis a vuestros Santos con el celo ardiente de extender la noticia de vuestro Nombre entre las Naciones que no os conocen para mayor gloria vuestra y utilidad de las Almas: comunicadnos por la intercesión de vuestro siervo San Luis, fervoroso deseo de la conversión de los Infieles, y aplicad a estos el infinito precio de los tormentos y Pasión de vuestro Santísimo Hijo, para que convertidos a Vos, logren participar del estimable tesoro de los Sacramentos, y unidos con nosotros por la Fe y Caridad, gocen también de la felicidad eterna que nos tenéis prometida. Enseñadnos a venerar vuestros justos juicios, y rendidnos a vuestras disposiciones; y pues nos amáis con tanto exceso, enseñadnos a cumplir vuestros preceptos, y dirigid nuestras obras, palabras y pensamientos a vuestra mayor gloria, para nuestra eterna salud. Así os lo suplicamos por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.

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