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martes, 11 de agosto de 2020

LA MAYORÍA DE LOS SOLAESCRITURISTAS CREEN NO ENTENDER LA BIBLIA

Noticia tomada de RELIGIÓN EN LIBERTAD.
  
Sondeo en protestantes practicantes: 57% dice que les cuesta comprender la Escritura (y otros datos)
AGUJERO EN EL DOGMA PROTESTANTE DE «Sola Scriptúra»: NI LOS DEVOTOS CREEN ENTENDER BIEN LA BIBLIA
 
  
Un dogma del protestantismo desde el siglo XVI dice que una persona sola puede conocer bien la voluntad de Dios, sus doctrinas y salvarse a partir de la mera lectura de la Biblia (es la doctrina protestante de “Sola Scriptura). Por el contrario, la Iglesia Católica, las ortodoxas y las orientales sostienen, desde tiempos apostólicos, que es necesaria la Tradición de la Iglesia para entender y aplicar la Biblia (incluso para saber qué libros son Biblia y cuáles no).
    
Ahora un sondeo muestra que más de la mitad de los protestantes practicantes (que van al culto con asiduidad) reconocen que encuentran difícil (challenging) entender la Biblia cuando la leen solos.
   
Nueve de cada 10 dicen que por lo general sí entienden cómo un pasaje se les puede aplicar a ellos. Y 4 de cada 5 tienen creen que pueden ayudar a otras personas que tienen dudas sobre si la Escritura es veraz.
   
El estudio lo ha realizado la casa especializada en sondeos religiosos LifeWay Research a partir de mil entrevistas realizadas en septiembre de 2019 a protestantes estadounidenses que acuden regularmente a la iglesia. Lo ha encargado “Explore the Bible, una marca de aplicaciones para móvil e Internet que explican la Biblia, desde un punto de vista protestante, adaptadas a distintos niveles y edades.
  
«Necesitamos que nos ayuden»… una constatación
«Leer y estudiar individualmente es importante, pero necesitamos a otros que nos ayuden a pensar en lo que descubrimos», dice Dwayne McCrary de Explore the Bible. «Estudiar juntos nos aporta la visión de otras personas para hacernos avanzar en nuestro estudio», añade.
   
Cualquier católico u ortodoxo estaría de acuerdo con ambas frases de McCrary pero la pregunta pertinente es ¿sabemos si esos “otros” que nos “ayudan” nos transmiten la enseñanza y la “visión” que nos llega de los Apóstoles y de Jesús? ¿Transmiten lo que a los Apóstoles les fue transmitido y lo que ellos transmitieron? ¿Y tienen autoridad para ello?
   
Los protestantes devotos, confiados en sí mismos
Se trata de un tema de confianza. Y los encuestados muestran una gran confianza... pero quizá más en sí mismos que en Dios (o quizá en que Dios los usará bien).
   
Por ejemplo, la encuesta les pregunta: «Si alguien expresa dificultad para aceptar enseñanzas morales de la Biblia que no encajan en sus valores culturales, ¿tienes confianza en que puedes atender directamente sus dificultades?». ¡Un 82% declara que sí confía en poder atender bien el asunto!
   
Y si un vecino declara sentirse confuso acerca de un pasaje bíblico, ¡un 81% cree poder atender sus dudas!
    
Y eso que los protestantes están divididos respecto a temas como «una vez salvado, salvado para siempre», el bautismo («¿sólo de adultos o también de niños?»), la predestinación o incluso la presencia de Cristo en la Eucaristía (la consubstanciación luterana, por ejemplo).
   
Un 93% de encuestados –recordemos, protestantes practicantes todos– dicen que disfrutan explorando un pasaje de la Escritura para entender su significado. Los que más disfrutan con este estudio son los baptistas (97%) y los evangélicos no denominacionales (95%). Los que menos disfrutan “escudriñando” las escrituras son los luteranos (y aún así lo hacen un 76%).
    
Todos quieren entender el contexto… y su aplicación
Entender el contexto en que se escribió un texto bíblico es importante para un 96% de ellos, mientras que entender como aplicar esos principios a nuestros días interesa a un 93%. Así, casi ninguno acepta la idea de que no hay nada que entender ni adaptar.
 
Un 30% declaran que «acepto algunas verdades de la Biblia, pero otras simplemente no encajan en lo que creo» (pero un 66% niega esta frase).
   
Un 24% de encuestados (y un 36% entre los menores de 34 años) dice que «a medida que cambia la cultura, algunas verdades bíblicas se muestran obsoletas» (pero un 70% muestra desacuerdo con esta frase).
   
El estudio completo se puede leer aquí (PDF en inglés)
 
Portada del estudio
 
Quizá el concepto “verdades bíblicas” no está muy bien delimitado en la encuesta. Por ejemplo, ninguna frase de la Biblia dice «no practicarás la poligamia». Sin embargo, todos los personajes con varias esposas se meten en graves conflictos y quien lee sus historias entiende que la poligamia es fuente de infelicidad, violencia y falta de fraternidad verdadera.
   
«Para ser una religión que afirma tener su fundamento en la Palabra de Dios, es sorprendente ver a tantos cristianos practicantes dando prioridad a su propia visión en sus creencias; en un mundo de cambios constantes, es difícil para algunos aceptar la enseñanza bíblica de que hay una fuente de verdad que no cambia», comenta Scott McConnell, director de LifeWay Research.
   
Sin embargo, contra lo que comenta McConnell, en la Biblia nunca leemos que el “fundamento” de la religión cristiana sea la Escritura. Aunque la Biblia habla bien de la Escritura y alaba su lectura y estudio, nunca en la Biblia encontraremos la frase «las Escrituras son pilar y fundamento de la verdad».
   
Por el contrario, en 1 Timoteo 3, 15 vemos a San Pablo proclamar que el «pilar y fundamento de la verdad» es la Iglesia. Es una afirmación muy contundente para cualquier buscador de la verdad. La Iglesia es fundamento de la verdad, no las Escrituras.
   
La Biblia no recomienda leer la Biblia por sí sola
Quien lee la Biblia por cuenta propia, sin el acompañamiento de la Tradición en la que nació (y de quienes conocen bien esa tradición viva) corre riesgo de confundir ideas o, simplemente, de no entender sus enseñanzas.
   
La misma Biblia avisa de ello. En el capítulo 8 de Hechos de los Apóstoles, el apóstol Felipe encuentra a un culto eunuco, funcionario de la reina Candace de Etiopía (hoy los historiadores dirían que más bien de Nubia) que estaba leyendo los textos del profeta Isaías. «¿Entiendes lo que lees?», preguntó Felipe. «¿Cómo podré entender, si alguno no me enseña?», admitió el eunuco. Felipe, voz de la Iglesia de Cristo y de la tradición cristiana en ese momento, le explicó las profecías de Isaías, que hablaban de Jesús: la Escritura, por sí misma, no era bastante. El eunuco necesitaba a la Iglesia, en la persona de Felipe.
   
En 2 Pedro 3,16, el autor de la carta avisa de que en las cartas de «nuestro hermano amado Pablo» hay «algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inestables tuercen, como también tuercen el resto de las Escrituras, para su propia perdición». De nuevo, un texto bíblico enseña que hay textos bíblicos difíciles de entender.
    
¿Quién decide qué es Escritura? La Iglesia
De hecho, ¿por qué un texto es Escritura sagrada inspirada por Dios y otro no lo es? Algunas Biblias de iglesias orientales (rusas, por ejemplo) incluyen el tercer y cuarto libro de Macabeos por costumbre inmemorial: aunque no los consideran Escritura inspirada por Dios, sí los consideran piadosos. ¿Qué autoridad decide qué libros son Escritura inspirada por Dios? La autoridad de la Iglesia apostólica, «pilar y fundamento de la verdad», que enseñaba la Tradición antes de escribirse el Nuevo Testamento (como hacía Felipe con el eunuco) y que seleccionó los libros inspirados por Dios, siguiendo la Tradición. La Biblia es parte y fruto de la Tradición, de lo recibido de Cristo y del Espíritu.
   
El protestantismo defiende un nuevo dogma nacido en el siglo XVI que no comparten las Iglesias católicas, ortodoxas y orientales y que ven como una innovación no justificada. Es el dogma protestante de la “Sola Scriptura” que dice que la Escritura, por sí sola, es capaz de instruir sobre la voluntad de Dios y lo necesario para salvarse, sin que sea necesaria una Tradición que la complete y explique. Pero hemos visto el contraejemplo del eunuco etíope: no le bastaba la Escritura, necesitaba a un hombre, Felipe, que desde la Tradición le explicaba la verdad plena.
   
El dogma “la Escritura sola” no aparece en la Escritura, de hecho. El versículo al que muchos protestantes se aferran para defender su dogma aparecido en el siglo XVI es 2 Tim 3, 16-17: «cada Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para argüir, para corregir, y para educar en la justicia».
   
Pero este versículo lo único que dice es que cada uno de los textos inspirados por Dios -aquellos que la Tradición de la Iglesia reconoce como Escritura inspirada- es «útil para enseñar», no que las Escrituras por ellas solas sean suficientes, ni cada una por separado ni todas juntas.

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