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domingo, 11 de octubre de 2020

EXPLICADOS LOS “SILENCIOS” DE PÍO XII DURANTE LA GUERRA

Noticia tomada de ACTUALITÉS (Fraternidad Sacerdotal San Pío X – Distrito de Italia). Traducción propia.
  
En una obra histórica, el hombre que mejor conoce el archivo secreto del Vaticano revela el alcance de la contribución de Pío XII y del Vaticano para salvar a los judíos en una Europa ocupada por los nazis, partiéndole definitivamente las piernas al caballo de batalla de los “silencios de Pío XII”.
   
Pío XII recibiendo en audiencia a miembros del 22º Regimiento Real del Ejército Canadiense (1944)
    
«Cuatro miembros de mi familia murieron en las cámaras de gas en Auschwitz porque eran judíos, ¡y entretanto este Papa callaba!». Este es el grito del profundo de su corazón del escritor Moshe-Mordechai van Zuiden reseñado en una columna publicada por The Times of Israel, el 21 de septiembre de 2020, con un título evocativo: ¿Los judíos deberán impedir la canonización de Pío XII?
   
Por más de medio siglo, una doxa partisana ha reprobado hasta la náusea la presunta complacencia de un papa rodeado en un silencio culpable frente a las atrocidades cometidas por el nazismo bajo su pontificado.
    
Una desinformación orquestada por Moscú desde los años sesenta, a través del opúsculo teatral El Vicario, de Rolf Hochhuth, adaptado al cine con el título Amén por Konstantinos Gavras.
    
Ahora la prueba de los hechos permite destruir con un golpe de mano todas las noticias falsas: esta obra de higiene mental es realizada por Johan Ickx, director del Archivo Histórico de la sección segunda de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, que ha escrito un libro-evento publicado por la editorial Michel Lafon, el 10 de septiembre de 2020.
   
En Le Bureau. Les Juifs de Pie XII, Johan Ickx hace revivir la atmósfera especial de la sección segunda, el verdadero “Ministerio de Relaciones Exteriores vaticano”, durante el período de la ocupación.
  
Portada del libro (Ediciones VdH / Michel Lafon, 415 págs., 21,95 €).

El archivista políglota de Flandes, en exilio voluntario en Italia por tres décadas, presenta pruebas escritas y hasta ahora secretas del alcance de las actividades del Vaticano para proteger, esconder y ayudar a las víctimas de la Shoá, sobre todo en Europa oriental –Polonia, Bielorrusia y Rumanía–, pero también en la Ciudad Eterna.

Asistencia vaticana a los deportados
Entrevistado por Le Figaro Magazine el 25 de septiembre, Johan Ickx presenta tres nuevos elementos –entre los tantos– que su investigación le ha permitido actualizar: «primero –explica el archivista– está la realidad de la ayuda constante por el Vaticano a los judíos de toda Europa, individuos o familiares, por la acción de un funcionario encargado de la Secretaría de Estado, a quien se le confió específicamente esta misión cotidiana: Mons. Angelo Dell’Acqua».
    
Angelo Dell’Acqua Varalli O.SS.C.A.

Sorprendentemente, pocos meses hacía desde cuando salió a la luz la acción valiente de este prelado, que ha pagado el precio de una campaña difamatoria post mortem: «esto demuestra cuánto se continuó en “fabricar” una Historia sobre Pío XII. Es la misma técnica por cincuenta años: deslegitimar ante el gran público a los personajes en torno a Pío XII para arrojar indirectamente una sombra acusatoria sobre el Papa», subraya con sobriedad Johan Ickx [N. del T. A Mons. Dell’Acqua le endilgan supuesto prejuicio hacia los judíos, cuando en realidad él demandaba prudencia a los funcionarios vaticanos en las labores humanitarias con la Delegación para la Asistencia de Emigrantes Judíos, temiendo atraer la atención de las autoridades alemanas de ocupación].
    
La cesación de las relaciones diplomáticas entre Roma y la Alemania en 1943
Para el autor, merece ser estudiado por los historiadores un segundo elemento: el final de las relaciones diplomáticas entre la Iglesia Católica y el Tercer Reich, el 17 de marzo de 1943, después de descubrirse una nota de la Santa Sede en la cual critica la persecución religiosa practicada en Alemania y los territorios ocupados.
    
«Mantenida en secreto hasta ahora, es un hecho importante porque desde esta fecha la Santa Sede, declarada diplomáticamente en guerra, es puesta fuera del juego en los países ocupados por los nazis. Desde esa fecha inició la “guerra fría” entre el Vaticano y el régimen nazi», explica el director de los archivos de la sección segunda.
    
Discernir entre silencio y silencio
Para establecer un juicio objetivo sobre Pío XII, recuerda el archivista que es necesario distinguir dos cosas. Primeramente un denominado “silencio verbal” que nunca existió ni se corresponde a los hechos: «Pío XII, como hizo casi al mismo tiempo la Sociedad de las Naciones –con los ingleses, los estadounidenses y los soviéticos– y el Comité nacional francés, ha hablado en forma clara y sin ambigüedad sobre las deportaciones y las ejecuciones en masa», recuerda Johan Ickx.
    
El historiador evoca el Mensaje papal de la Navidad de 1942, donde Pío XII condena en las ondas radiales mundiales el hecho que «millares de personas que, sin culpa propia alguna, a veces sólo por razones de nacionalidad o de raza, se ven destinados a la muerte o a un progresivo aniquilamiento». Afirmar que esto es un silencio es mala fe o ideología, no pensamiento científico.
    
Luego Johan Ickx recuerda aquello que llama “silencio político”, que consiste en una elección estratégica por parte del Papa italiano: se trataba de poner en práctica un «comportamiento de no intervención», porque «no queriendo comprometer la vida de nadie, ni las mismas acciones humanitarias, era obligatoria una estricta circunspección» por el Papa.
    
De hecho, explica el archivista con buen sentido: «En aquel tiempo, entre 1939 y 1945, este comportamiento era bien comprendido por la mayoría de los judíos. De otra manera, ¿cómo se explica que han continuado llamando a su puerta para agradecerle? En resumen, sí había un silencio político como táctica política, mas no un silencio verbal».
    
Y a la pregunta sobre por qué la Iglesia no había intervenido succesivamente para dar prueba del su inigualable contribución en salvar a los judíos de Europa, el archivista responde, refiriéndose a una reflexión del obispo Domenico Tardini, procurador de Pío XII y después secretario de estado de Juan XXIII: «el bien no hace rumor, y el rumor no hace bien».

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