Rescatamos este artículo publicado por la ASOCIACIÓN MARIANA APOSTÓLICA SACERDOTAL con un doble fin: refutar las calumnias anticatólicas de los medios y académicos seglares (y alguno que otro eclesiástico desubicado), y poner en orden a algunos católicos que ven a Adolf Hitler como un paladín defensor de la Iglesia contra la Conspiración Judeomasónica Comunista Internacional (la cual sin embargo, EXISTE).
ENTRE EL REICH Y LAS WALKIRIAS: SITUACIÓN DE LA IGLESIA DURANTE EL III REICH
«Nuestra Fe no se basa en mitos y leyendas, sino en la inefable Revelación divina…» (Monseñor Guillermo Berning, Obispo de Osnabrück, 1934).
Existen en torno a la Iglesia en general y al Papado en particular una serie de zonceras simplistas y cual más absurda que a los reflexivos de café les gusta repetir sin ton ni son; a saber: «Si sos de la realeza y tenés plata te dan el divorcio igual», «Con el oro del Vaticano podría saciarse el hambre mundial», «El servicio de inteligencia de los curas es el mejor del mundo», etc. etc. Y así, repetido por figurones, actores, futbolistas y/o cantantes pop estas y otras sandeces se extienden en las charlas de poca monta o de TV como muestra incontrastable de lo que puede el escaso sufragio mental a la hora de seleccionar una o dos ideas poco originales para ser expresadas verbalmente ahorrándose en el mismo acto el más leve ejercicio de la razón y del análisis.
Sin embargo existe otro nivel de sentencias mejor construidas y que con pretensiones de cientificidad a veces se apropian de algún espacio de debate que saben colar en verdades a medias, fuentes secundarias y argumentos descontextuados. Si las mencionadas originalmente podrían disculparse por inimputabilidad o simple falta de manejo neuronal, las segundas requieren de una respuesta contundente, ya que por su composición y estilo demuestran un grado de elaborada deshonestidad intelectual destinada a horadar maliciosamente la conciencia del prójimo.
El tema que nos ocupa hoy es aportar otra faceta con miras a despejar el pretendido contubernio o grado de complicidad o silencio entre la Iglesia y el III Reich, una vez más desde el desafortunado mal gusto de la obra El Vicario de Rolf Hochhuth dirigida a desacreditar la figura de Pio XII pasando por las patéticas alocuciones de León Degrelle, dirigidas a condenar la historia de la Iglesia toda, hasta el dudoso rigor histórico de las paginas de «El Papa de Hitler» del amateur John Cornwell (síntesis de los anteriores), hemos de dar cuenta de la fábula de uno y otro lado para gloria y loor de la Verdad. No por que ésta requiera de tan pésimo defensor sino por simple estética de la realidad histórica.
Lejos pues de la imagen que se pretende instalar de una Iglesia silenciosa y de un concordato de conveniencia, o de un Papa maquiavélico; (aún a sabiendas que hablamos de hombres y no de ángeles), no hemos de repetir aquí el derrotero de quienes ya recopilaron las Actes et Documents du Saint Siège relatifs à la Seconde Guerre Mondiale o quienes como Antonio Gapari, el P. Gumpel o Pierre Blet se han tomado la molestia de rebatir punto por punto cada una de estas falacias; de quienes han sabido recordar la Shoah y el título de Justo que la comunidad judía otorgó a PIO XII por tanta labor y sacrificio para lograr salvar de la barbarie a cantidad de seres. Preferimos mostrar el absurdo de la imputación tomando la posta desde la «resistencia católica» y a partir de dos tópicos: Por un lado responder al porqué se persiguió al cristianismo; la estructura del pensamiento nacionalsocialista; es decir, su distancia ideológica y moral tanto en lo discursivo como en lo simbólico. Totalmente opuesta a cualquier concepción religiosa. Y por otro responder a cómo se persiguió al cristianismo; la realidad pasada, es decir los testimonios acerca de los mecanismos de opresión y la triste relación de una Iglesia alemana restringida, limitada y por fin, definitivamente perseguida y clandestina que por gracia de Dios, santidad de su Pastor y mérito de sus mártires supo resistir los embates del nazismo con la paz del Cordero y la fortaleza del Espíritu Santo.
Se propagó entonces, una falacia de perder-perder, ante la cual se debía optar o por el minimun de premisas políticas del partido o por todo; incluyendo el marco pseudo religioso del nazismo. Hubo agresiones aisladas desde la constitución del partido hasta la firma del Concordato en 1933, transcurrido cierto período de calma los agravios no solo se reanudaron sino que se institucionalizaron. En 1937 la encíclica Mit Brennender Sorge constituyó la declaración de guerra; recogiendo las quejas de la jerarquía alemana, se condenaron allí la concepción panteísta del mundo y su mito de la sangre y de la raza, el intento de disociar la moral de la religión sobre una base utilitaria y colectivista en contra de las verdades eternas del orden sobrenatural, la dignidad y la libertad humana. La encíclica fue un prólogo fatalmente profético que se ratificó en el mensaje de Navidad de 1942 y concluyó con la triste comprobación histórica resumida en la alocución que Pio XII dirigió al sacro colegio el 2 de junio de 1945.
PARTE I. DE LA ESTRUCTURA DEL MAL
«La persecución encarnizada contra la Iglesia Católica toma con frecuencia una forma tal, que llega mucho más lejos de la que se vive en Rusia» (Monseñor Michael Rackl, Obispo de Eichstätt, 1936)
La preocupación de la Iglesia por el rumbo que empezaban a perfilar los totalitarismos llamados "de derecha" apareció tempranamente con las primeras manifestaciones fascistas de "estatolatría", es decir con el abuso autocrático del poder que reducía al individuo a un mero rol instrumental y que entonces era representado por el régimen de Benito Mussolini.
Bueno es recordar aquí que dentro de la sociedad civil coexisten un conjunto de sociedades donde el Estado que es solo una de ellas, limitado por su ámbito territorial, histórico y de naturaleza jurídica se ve impedido de absorber a su vez al resto de las pequeñas sociedades que lo integran (familias, municipios, corporaciones, etc.). El hombre que nace inclinado a la sociabilidad y no requiere de pacto alguno, vive en ella no como masa sin cohesión ni como repuesto de una gran maquinaria, sino que naturalmente inserto en la misma, se vale de ésta como medio en la búsqueda de su fin último. La meta por tanto de la vida social es el desarrollo pleno del hombre y por ello el poder civil tiene como objetivo el Bien Común. El totalitarismo de cualquier signo convierte al Estado en un fin en sí mismo al cual todo se subordina haciendo imposible la convivencia pacífica.
En 1926 Pio XI en carta al secretario de estado del Vaticano el Cardenal Pietro Gasparri ya le advertía sobre la dureza de los proyectos de ley sobre legislación eclesiástica. En ese mismo año el Santo Padre comenzó a denunciar las persecuciones del movimiento fascista a los católicos italianos produciéndose así una serie de fricciones que tuvieron su clímax cuando en mayo de 1931 una medida gubernamental cerró todos los locales juveniles católicos.
La respuesta no se hizo esperar: la encíclica Non Abbiamo Bisogno salió en defensa de la Acción Católica aprovechando no solo para denunciar el intento de separar a la juventud de la Iglesia en el marco de una campaña de prensa montada ad hoc, sino también los múltiples errores y cercenamientos a las libertades individuales y derechos de las almas.
"La concepción del estado totalitario…" dice la encíclica "es inconciliable con la doctrina católica.". Non abbiamo bisogno iniciaba el documento: "No tenemos necesidad…" no hace falta, todo el mundo lo sabe, es fácil comprobar la persecución más o menos encubierta "No tenemos necesidad de anunciaros, venerables hermanos los sucesos que en estos últimos tiempos han tenido lugar en esta nuestra sede episcopal romana y en toda Italia,…", "…Se resumen en pocas y tristes palabras: se ha intentado herir de muerte cuanto en Italia era y será siempre lo más querido para nuestro corazón de Padre y Pastor de almas, y podemos, incluso debemos añadir: 'y el modo nos ofende más todavía' " pese a que las primeras reacciones prometieron una escalada, la prudencia de ciertos funcionarios fue descomprimiendo el conflicto con el que, sabían era un pueblo religioso, esto fue así hasta que lograron un nuevo acuerdo con la Santa Sede para resolver la entonces llamada "cuestión romana" que reconoció al Vaticano el carácter de ciudad independiente y neutral. No obstante el problema siguió latente, ya que obviamente se trataba de dos concepciones antagónicas.
En cuanto al III Reich, Roma confió en el vallado que supondría un Concordato. Y su interlocutor, el ingenuo Franz von Papen por entonces vicecanciller alemán creyó hacer una gran contribución a la paz. El 20 de julio de 1933 en 34 artículos y 14 enmiendas de un protocolo suplementario se creyó dejar a salvo:
a) la libertad de comunicación de los Obispos con la Santa Sede, - art. 3-
b) el ejercicio pastoral de los sacerdotes - art. 4 -
c) el uso de vestiduras sacerdotales o hábitos - art 10 -
d) la libertad de organización y circunscripción de las diócesis - art. 11 -
e) la instrucción religiosa en las escuelas - art. 21 -
f) la dirección pastoral castrense - art. 27 -
g) la contención de minorías católicas residentes en Alemania - art. 29 -
h) el respeto por la liturgia dominical y fiestas de precepto - art. 30 -
Pero el nazismo usó del Concordato para su propaganda, no teniendo la más mínima intención de honrar tal acuerdo; de hecho, iría aún más lejos que el fascismo, atacaría todas y cada una de las instituciones de origen religioso en general y judías en particular. La Iglesia Católica no constituyó la excepción y si hubo cierta gradación en el ataque, fue no por consideración o duda, sino por un mero manejo de los tiempos como parte de una estrategia política. No se trataba de repetir la mala prensa de México, España o Rusia. No se trataba de generar mártires como en tiempos de Diocleciano, sino de ir minando las almas, poniendo trabas, proscribiendo y finalmente si todo eso no era suficiente: eliminando. El proclamado "cristianismo positivo" del Reich tenía mucho más que ver con los tiempos del emperador Juliano.
Ahora bien, para el III Reich no se trataba de una simple disputa por el poder o espacio mundano, no era una cuestión de mera ideología. Aquí suponía algo más siniestro, se trataba de una anti religión; una cosmovisión inversa (Weltanschauung) que abarcaba mucho más que el problema institucional, como bien señala Gaspari: "una verdadera cultura de la muerte" y así caerían bajo su arbitrio y en aras del gran monstruo racial (inspirado por Nietzsche, Gobinau y Chamberlain): gitanos, eslavos, mestizos, enfermos mentales, disminuidos físicos, etc. etc. Las hojas de “Mein Kampf” de Hitler y el “Mito del siglo XX” de Alfred Rosemberg plantaban la semilla de la nueva “Fe” nutriéndose en la sangre de los inocentes. Todo lo demás se entregaba al fuego.
El partido nacionalsocialista contenía en su programa un postulado que rezaba: «Nosotros queremos la libertad de todos los credos religiosos dentro del Estado alemán, siempre que no pongan en peligro su existencia o no choquen contra las costumbres y la disciplina moral del pueblo alemán. El partido, como tal profesa un cristianismo positivo, sin ligarse, bajo el aspecto confesional a ningún credo determinado».
La incompatibilidad evidente con los principios católicos, la pretendida glorificación y mesianismo de esa entelequia denominada “raza germánica” llevó a que en septiembre de 1930 el obispado de Maguncia ordenara negar los sacramentos a los afiliados a dicho partido. De allí en más las cartas apostólicas y los sermones que se sucedían incitaban a no votar por el nuevo movimiento. El 30 de mayo de 1932 el canciller Brüning (que en alguna medida expresaba a los cristianos alemanes) debió renunciar por falta de apoyo parlamentario. De las estadísticas de las elecciones políticas del 30 de enero de 1933 y también de las del 5 de marzo del mismo año, se desprende de modo evidente que la casi totalidad de los católicos había permanecido fiel al partido cristiano, el «Zentrum» –nacido en la época de Bismarck, como instrumento decisivo para poner fin a su «Kulturkampf»–, notoriamente opuesto al partido Nazi.
Nos dice el P. Gumpel que la secretaria de Pio XII, sor Pascalina y otros testigos, afirman que el entonces joven Secretario de Estado Pacelli (ex nuncio en Alemania hasta 1929), decía de Hitler: «Este hombre está completamente exaltado; todo lo que dice y escribe lleva la marca de su egocentrismo; es capaz de pisotear cadáveres y eliminar todo lo que le sea un obstáculo. No llego a comprender cómo hay tantas personas en Alemania que no lo entienden y no saben sacar conclusiones de lo que dice o escribe. ¿Quién de éstos al menos ha leído su espeluznante “Mein Kampf”?» De los 44 discursos pronunciados por el futuro Pío XII siendo nuncio en Alemania; 40 contenían enérgicas condenas al comunismo y al nacionalsocialismo.
Mientras tanto el Führer afirmaba: «La nueva Iglesia de Alemania debe ser eso, una Iglesia alemana, debe ser una iglesia aria. No debe ser como la Iglesia católica, una iglesia universal; debe ser una iglesia estrictamente alemana. Nosotros no queremos tener otro Dios que Alemania; el fanatismo en nuestra fe, en nuestra esperanza y en nuestro amor por Alemania, solo eso es nuestra religión».
Más explicito, su ídolo e íntimo colaborador el Mariscal Ludendorff, ex líder de los Stalhelm advertía: «En la Iglesia Católica encontramos nuestro más peligroso enemigo. El peligro negro en Alemania es más grande que el peligro rojo».
Y por si a alguien le quedaban dudas Rosenberg coronaba: «La principal influencia extranjera proviene del cristianismo eclesiástico, síntesis de corrupción sirio-judaico-etrusca. Las doctrinas de la Iglesia Católica, en la medida en que no son un remedo del pueblo germánico, no son sino trasposiciones bastardas de algunos mitos sirios y persas; pero los herejes han sido en todos los tiempos los nobles defensores de la raza y de la civilización contra ese Cristianismo. Todo lo que es de la Iglesia es malo, todo lo que se opone a la Iglesia es noble», «…hoy se despierta una nueva fe, el mito de la sangre… la fe de que la sangre nórdica está figurada en este misterio que ha substituido a los antiguos sacramentos y ha triunfado de ellos».
Respecto de la obra de Rosenberg, el 9 de febrero de 1934 la Sagrada Congregación del Santo Oficio de Roma manda incluir el libro en el index de obras prohibidas. Y el 7 de junio de ese mismo año el episcopado alemán apoyaría la medida con una carta colectiva sobre el Neopaganismo en la que expresaba claramente: «Nosotros no podemos callarnos cuando un libro que de una manera tan radical, sirviéndose de un número de imposturas, se esfuerza por socavar la fe en Dios, la religión cristiana y el respeto de la autoridad de Cristo y de la Iglesia, es difundido en las escuelas, en los círculos docentes, en los cursos de dirigentes, en los campamentos de trabajo y se tiende a ponerlo como base de la concepción del mundo de todas las capas de la población».
El Cristianismo en general y la Iglesia Católica en particular eran vistos como enemigos difíciles y sus pastorales como la expresión viva del “catolicismo político”. El Die Bewegung del 1 de noviembre de 1938 bajo el título «Haced pedazos los ídolos» dice «…La Iglesia Católica no es hoy otra cosa que un partido internacional, que con sus problemas de la eternidad y del más allá persigue metas meramente terrenales… Nada le importa al Vaticano conservar una fe divina cualquiera, sino apoyar una penetración siempre más evidente de las actividades negativas internacionales del judaísmo mundial, de la masonería universal y del bolcheviquismo, para con ello realizar para sí sus ganancias… Hoy se encuentran las fuerzas y las potencias nacionales jóvenes de Europa frente a frente con un bloque cerrado de adversarios: judaísmo mundial, masonería internacional, Iglesia universal y bolcheviquismo general. ¡Estos son los ídolos de una época superada!».
Se acusa a la Iglesia de acumular fabulosas riquezas en contra de las necesidades populares, la encíclica Mit brennender Sorge es calificada como panfleto y escrito tendencioso contra Alemania y la Acción Católica es llamada la «Internacional negra». La moral racial identificaba lo Bueno con lo fuerte y bello, conceptos que redundan en todas las esculturas e imaginería del momento; por lo que censuraba entonces la libertad de procreación de «seres inferiores hereditarios» y propendía a la liberación sexual de los «arios», obviamente esto justificaba avalar las uniones libres, el divorcio, etc. Más aún se constituyeron asociaciones ad hoc; las «Lebensborn» que daban contención y asistencia a las madres solteras (de «raza aria» lógicamente) quienes podían concurrir desde el cuarto mes de embarazo y hasta ocho semanas después del parto. En esta particular escala de valores el «honor» reconocía un puesto de privilegio, tal y como lo remarcaba la nueva «Enciclopedia Alemana». Por lo tanto no es raro que las SS contemplaran el duelo dentro de su reglamento y en este sentido tampoco es de extrañar que los National-socialistische Mädchenerziehung (Cuadernos de educación nacional-socialista de las jóvenes, abril de 1937) consagraran la «ley de la venganza», «…la venganza» dice el libelo «…nos lleva a lo más hondo de la religiosidad germánica; no es un residuo de la antigüedad bárbara». Naturalmente, dentro de esta lógica tampoco la practica eugenésica o el suicidio eran vistos como actos condenables. Al contrario, el primer caso era una de las formas como los «impuros» o «improductivos» podían cumplir higiénicamente con su ciclo y el segundo podía ser la alternativa para salvar el buen nombre en esa deformación romántica que habían denominado eufemísticamente «honor».
SIMBOLO, IGLESIA Y DOGMA:
La mayor parte de los conceptos aquí ejemplificados no estaban absolutamente sistematizados, aunque circulaba una obra con propuestas oficiales de la Dirección de Propaganda para el ceremonial de las fiestas nacional-socialistas y había ciertos "Manuales" en la Juventud Hitleriana. no había, por decirlo de alguna manera, un misal “oficial” pagano propiamente dicho, pero lo que sí existía, era un clima enrarecido donde por un lado eran posibles una serie de practicas de agresión a las confesiones que nadie impedía y por otro se divulgaban o estimulaban ideas esotéricas, horóscopos y hasta interpretaciones de las profecías de Nostradamus que favorecían al III Reich.
El partido nazi se identificó con la svástica, símbolo sánscrito que significaba “todo es todo”, otrora fue también símbolo de los caballeros teutónicos, fue asimismo usada por Lanz von Liebenfels, la sociedad Thule y cierto número de unidades de los Cuerpos Libres. Para muchos europeos y ciertas tribus indígenas de América del norte constituía la rueda del sol o el ciclo de la vida tal como lo recuerda John Toland; gráficamente sin embargo no deja de ser una cruz torcida con los extremos quebrados. Al signo vertical y horizontal, imagen del hombre unido al Creador y de los hombres entre sí, se le oponía no un hombre, sino una raza. Raza inspirada en el Sol, “raza superior” unida a los tiempos de la tierra por los lazos de una sangre privilegiada.
Hasta el alfabeto latino debía cambiarse por el tipo gótico de “antiqua” como una manera de sacudirse las extranjerizaciones simbólicas. Al decir de una editorial «¿Quién de nosotros –que tenga verdaderamente sentido de la sangre– no siente en lo más hondo de su alma una profunda y singular vergüenza al hallar de improviso en sus andanzas por tierras de Alemania una imagen del Crucificado, frente al panorama de cumbres nevadas de los Alpes o en medio del paisaje majestuoso de la landa de Westfalia? Los dioses de nuestros antepasados tenían otro aspecto. Eran hombres y empuñaban un arma, que simbolizaba lo típico de la tendencia vital ingénita a nuestra raza: el hecho activo de la responsabilidad para consigo mismo. ¡Qué distintos de aquel pálido crucificado, cuya actitud pasiva y cuyo aspecto acentuadamente lastimoso expresan humildad y abnegación extrema, cualidades opuestas a la tendencia básica heroica de nuestro concepto de sangre».
El 2 de septiembre de 1939 el periódico Nordland exigía que las cruces que se hallaban en la campaña y que solo servían de recuerdo por la guerra de los 30 años (que según explicaban solo había beneficiado al Papa) fueran reemplazadas por el águila, que deberá «imponer por su tamaño y por la fuerza de su contorno».
Cuando un niño cristiano nacía era costumbre ponerle el nombre de pila que surgía del almanaque y que a su vez respondía a algún santo o mártir. Lógicamente este santo no era necesariamente germánico y de este argumento se valió el Frente de Trabajo para iniciar en 1934 la divulgación de su «Almanaque del trabajo alemán», se advertía a los padres sobre la inconveniente «extranjerización eclesiástica» de los nombres, oponiéndole «la viva fuerza de la libre denominación personal alemana» lo mismo sucedía con las instituciones, así la escuela San Luis se convirtió en la Horst-Wessel, la San Lamberto en la Schlageter, la de San Juan en la Richthofen, la de San José, la Weddingen, la de San Antonio, la Herbert Norkus, etc., etc.
- La liturgia dentro del pensamiento católico es el medio por el cuál los fieles viven y dan testimonio del Misterio de Cristo, es el anuncio y la celebración del mismo. Constituye la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia, es participación en la oración de Cristo y caridad en acto.
«El partido…», recomendaba el ministro de propaganda del Reich el 29 de julio de 1940, «…deberá organizar en las Jefaturas locales, cada dos semanas, las ceremonias necesarias en memoria de los caídos, para contrarrestar las ceremonias religiosas de las iglesias Católicas o Evangélicas. Al partido le está prohibido participar en esas ceremonias religiosas, puesto que se les ofrece la posibilidad de organizar las suyas propias».
- Una parroquia es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia inicia al pueblo cristiano en la expresión ordinaria de la vida litúrgica, le congrega en esta celebración y le enseña la doctrina salvífica de Cristo.
Paradójicamente, Núremberg, que sería el destino final de los jerarcas nazis, era la ciudad-templo del movimiento, el «santuario al que va en peregrinación la nueva Alemania». El partido veía que, más allá de su grandilocuente arquitectura desarrollada en las ciudades principales, sus expresiones locales se veían limitadas en espacio para reuniones y antorcheriles procesiones. De hecho las cervecerías y salones de baile empezaban a quedar chicos y carecían de la sacralidad requerida por las circunstancias.
Ahora bien, el partido distinguía la Iglesia moderna construida con algún sentido funcional de la antigua y sus obras de arte, respecto de la primera no mostraba mayor interés en cuanto a las segundas advertía un artículo del Schwarze Korps del 16 de febrero de 1939: «Así pues donde las Iglesias no sepan conservar dignamente los bienes culturales alemanes que están a su disposición, a pesar del derecho de propiedad, la conservación de estos valores creados por el pueblo y pertenecientes al pueblo volverán a éste convertidos en deber». Con este pretexto la Iglesia de Torgau fue consagrada al Jefe nacional Rosenberg como templo nacional-socialista. ¿En qué consistían estos templos obtenidos por usurpación o construcción? Eran el símil de una vieja tradición germánica, imágenes del Walhalla, espacios también denominados «Casas de Þing» dedicados al culto y fe por voluntad del partido. De esta forma se construyeron templos en Heidelberg que originalmente había sido un antiguo santuario de Wotan, luego un templo romano dedicado a Mercurio y finalmente un monasterio cristiano de San Miguel. Otro fue el de Sachsenhain cerca de Verden. Y aún el mismísimo Rudolf Heß llego a inaugurar un templo-museo en un lazareto ubicado en la pre-Pomerania dedicado a los días en que Hitler estuviera instalado en él durante la I Guerra.
- El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.
Para el partido el dogma cristiano era un invento de «intelectuales megalómanos»; sin embargo no veía erróneo que el Dr. Walter Groß, director de la oficina político-racial, planteara un nuevo dogma basado no ya en la razón sino en la fuerza: «Nos colocamos aquí en un punto de vista enteramente firme e inderogable, a saber: nada se cambia ni se altera en la idea básica nacional del movimiento nacional-socialista, en el concepto fundamental de la raza. Si esto no os agrada, si no podéis poneros en consonancia con nuestras formas, ideas y dogmas, cambiad vuestras formas, ideas y dogmas tantas veces como sea necesario, hasta que todas ellas se adapten a la vida que se vive realmente…».
ORACION, Y SACRAMENTOS:
- Decía Santa Teresa del Niño Jesús que la oración era un impulso del corazón, una sencilla mirada al Cielo, un grito de agradecimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría. Es en definitiva la relación viviente y personal con el Dios vivo.
En Colonia y desde 1936 los niños que eran atendidos en la previsión social rezaban después de cada comida: «Gracias Führer, a ti por este sustento, protector de los jóvenes y de los viejos. Tienes penas, yo sé, pero nada te importe. Mi corazón es contigo de noche y de día. Pongo mi frente sobre tu regazo, seguro estás mi Führer, porque eres grande. ¡Viva mi Führer!», y en la isla de Sylt adultos y niños también recitaban: «Tierra que nos diste Sol que madurar lo hiciste, querida tierra, querido sol, nunca de ti me olvidaré yo». Dentro del partido existía una práctica oficial: cuando el tercio de la guardia de las S.A. formaba, el abanderado de la sección vociferaba: «El Führer» a lo que todos contestaban con gravedad «El Führer». En estas palabras resumían todo aquello en lo que creían.
- Nuestra profesión de Fe se inicia con el «Creo», son apenas cuatro letras que llevan el peso de los siglos, la respuesta firme y contundente del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dándole una luz sobreabundante para que encuentre el sentido último de su vida.
El 29 de septiembre de 1935 con motivo de la fiesta dedicada a las buenas cosechas, la radio transmitió una serie de alocuciones y poesías que terminaba con la siguiente confesión de fe: «Yo creo en la comunidad de todos los alemanes, en una vida puesta al servicio de esta comunidad. Creo en la revelación de la fuerza creadora de Dios, en la sangre pura, vertida en paz y en guerra por los hijos de la comunidad del pueblo alemán, sepultados en la tierra sagrada por esta causa, resucitados y vivientes en todo aquello por lo que esa sangre fue sacrificada. Creo en la vida eterna de esta sangre vertida y resurrecta sobre la tierra en todos los que reconocen el significado de este sacrificio y se han preparado a someterse… Así creo en un Dios eterno, en una Alemania eterna y en una vida eterna».
- El vocablo sacramento entronca en ultima instancia en el verbo latino sacrare, consagrar, así también por etimología, la cosa sagrada, santa y divina que de algún modo consagra, santifica y diviniza es apellidada sacraméntum, sacramento. Es un signo sensible instituido con carácter permanente por Cristo para significar la Gracia y conferirla.
La unción de los enfermos desaparece porque el que agoniza ya no es útil al Estado, la Confesión solo se admite si es en carácter de delación, de denuncia del pecado «de otros» ante el confesionario de la Gestapo. Para todo lo demás había substitutos…
Bautismo:
- El Bautismo es el «vitæ spirituális jánua», el pórtico de la vida del espíritu, por él somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios.
En 1937 la llamada «consagración del nombre» (Namensweihe) se realizó en el pórtico de los antepasados de Guestrow (antigua Iglesia Católica expropiada). 10 parejas de padres se reunieron allí para jurar que «sabrán llevar a sus hijos a una vida dispuesta al sacrificio en la fe en Dios y en la eternidad de la sangre alemana en la comunidad de los alemanes». Era el «bautismo» ario.
En Linz sobre el Danubio se realiza otra «consagración del nombre» luego de una emotiva alocución pronunciada por el Asesor cultural del distrito, éste recita la formula de rigor al padrino: «¿Cómo ha de llamarse el niño?». A lo que este responde: «Ha de llamarse Horst ¡Ha de llegar a ser como nuestro campeón Horst Wessel!». Luego volviéndose a los padres: «Madre, sé para él la valiente preparadora del camino, padre, sé para él un fuerte camarada. Y tú niño, lleva orgullosamente tu nombre, no seas humilde y pequeño. Encuentra tu voluntad en la meta suprema de ¡Todo por Alemania!». El mismo Hitler participó de una de estas ceremonias cuando hubo de «consagrarse» a Wolf Rüdiger, hijo de Rudolf Heß.
Matrimonio
- La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados
En septiembre de 1935 jefes de la Juventud Hitleriana realizaron una serie de casamientos públicos para los cuales crearon su propio ritual: El Jefe territorial Günther Blum casó al comandante de los tercios juveniles en la capilla de Allstedt. El órgano tocaba «La tierra crea lo nuevo», las paredes estaban cubiertas con banderas de la Juventud Hitleriana, culminada la consagración el Jefe territorial de la infancia regaló a la pareja un ejemplar de «Mi lucha» como breviario para que les acompañe en la vida.
Un matrimonio famoso fue el de la Jefa de la Liga de las Jóvenes Alemanas, Hilde Königsbauer, quien se casó con Gotthold Dziewas, presidente de la Cruz Roja alemana, fue en el Consejo Deliberante de Múnich, el jefe cantonal invocó: «A las jóvenes de la liga, los camaradas del esposo, las banderas y la gigantesca fe que nos dio Adolf Hitler», luego de lo cual entregó los anillos y deseó una vida dichosa a los contrayentes.
Comunión o Confirmación:
- La comunión es la fuente y cima de toda la vida cristiana. Esta contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir Cristo mismo, nuestra Pascua. Por su parte la Confirmación junto con la Eucaristía y el Bautismo constituye el conjunto de los sacramentos de la iniciación. La Confirmación une más íntimamente a los bautizados con la Iglesia, los enriquece con la fortaleza especial del Espíritu Santo.
En 1939 la Runa de la victoria, periódico definido como de «modalidad nórdica» (¿?) escribe: «En todos los cantones alemanes han tenido lugar actos juveniles de afirmación de fe, para no despertar la impresión de que no podemos inventar algo mejor para oponer a la Comunión o la Confirmación. En el curso de la gran educación nacional-socialista del pueblo, en el futuro los actos de esta naturaleza marcarán la incorporación solemne de nuestra juventud alemana de ambos sexos a la Juventud Hitleriana. Comprendemos acabadamente que estas ceremonias son los puentes tendidos al gran orden nuevo del porvenir».
Orden:
- El Orden es el sacramento por el cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos.
Esto, en el nazismo no existe: «Debemos acostumbrarnos de nuevo a la idea de que para los alemanes el apóstol de lo divino no ha de ser un sacerdote empleado, sino solamente el combatiente: el combatiente que obedece a los mandamientos y a las leyes de la vida con sus obras y con el riesgo de su vida».
FESTIVIDADES:
- Hacerse niño con relación a Dios es la condición para entrar en el Reino, para eso es necesario abajarse, nacer de Dios. El misterio de la Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo toma forma en nosotros
En abril de 1939 el Dr. Karl Ruprecht dio una conferencia radial en Austria donde explicaba que en realidad la Iglesia se había apoderado de todas las costumbres populares de origen germánico contra todo derecho, y que la Navidad o la Pascua u otras festividades debían ser despojadas de su carácter cristiano artificial para retornar a su esencia de fiestas nórdicas. Brevemente el «ciclo de Navidad» comprendería un período que va desde el 25 de noviembre hasta el 6 de enero. El 6 de diciembre San Nicolás pasaría a ser el día de Wotan; el 25 de noviembre Santa Catalina, el 4 de diciembre Santa Bárbara y el 13 de diciembre Santa Lucía pasarían a consagrarse a las Tres Diosas del Destino, el 25 de diciembre en vez de celebrarse el nacimiento de Cristo debía recuperarse la fiesta del «Sol invicto» o Mitras, divinidad persa. De hecho en Alemania la fiesta cristiana se comenzó a festejar en el año 813 en reemplazo de la dedicada al solsticio invernal. Esta tenía dos nombres, «Modranegh» en anglosajón y «Jul» en nórdico antiguo, vinculadas a su vez a dos leyendas tradicionales sobre un niño que nacería por esas fechas, inspirado por las diosas del destino. Su nombre sería «Nornagest» o «Helgi». Finalmente el 6 de enero, Día de Reyes, los buenos de Melchor, Gaspar y Baltasar se reemplazarían por los tres hermanos herreros: Odín, Onir y Loki, o bien Slagfid, Egil y Wieland.
En diciembre de 1937 el indignado obispo de Tréveris, Mons. Franz Rudolf Bornewasser, advertía contra las tentativas de reemplazar la festividad de Navidad por la del solsticio, y L’Obsservatore Romano del 9 de febrero de 1938 tomaba ya nota de estos intentos de descristianizar las fiestas a partir de lo publicado en el número de noviembre del Die Neue Gemeinschaft sobre el Archivo del partido para la elaboración de las fiestas y vacaciones nacional-socialistas. Descaradamente se invitaba allí a despojar la Noche Buena de todo matiz cristiano y en cambio se proponía que se celebrara la «Navidad Alemana» cuyos símbolos eran el fuego, la esvástica y el árbol. Y así, «mientras los ‘fanáticos cristianos de las Iglesias’ construyen sus pesebres, los alemanes a quienes se pretende ofender con el término ‘paganos’ adornan con la misma alegría su árbol». La Navidad Alemana era para recordar a los caídos por la Nación, por la conservación del III Reich y por la salud de aquél que sacó al pueblo de su pobreza y necesidad, o sea: Adolf Hitler.
Ahora bien, para el III Reich no se trataba de una simple disputa por el poder o espacio mundano, no era una cuestión de mera ideología. Aquí suponía algo más siniestro, se trataba de una anti religión; una cosmovisión inversa (Weltanschauung) que abarcaba mucho más que el problema institucional, como bien señala Gaspari: "una verdadera cultura de la muerte" y así caerían bajo su arbitrio y en aras del gran monstruo racial (inspirado por Nietzsche, Gobinau y Chamberlain): gitanos, eslavos, mestizos, enfermos mentales, disminuidos físicos, etc. etc. Las hojas de “Mein Kampf” de Hitler y el “Mito del siglo XX” de Alfred Rosemberg plantaban la semilla de la nueva “Fe” nutriéndose en la sangre de los inocentes. Todo lo demás se entregaba al fuego.
El partido nacionalsocialista contenía en su programa un postulado que rezaba: «Nosotros queremos la libertad de todos los credos religiosos dentro del Estado alemán, siempre que no pongan en peligro su existencia o no choquen contra las costumbres y la disciplina moral del pueblo alemán. El partido, como tal profesa un cristianismo positivo, sin ligarse, bajo el aspecto confesional a ningún credo determinado».
La incompatibilidad evidente con los principios católicos, la pretendida glorificación y mesianismo de esa entelequia denominada “raza germánica” llevó a que en septiembre de 1930 el obispado de Maguncia ordenara negar los sacramentos a los afiliados a dicho partido. De allí en más las cartas apostólicas y los sermones que se sucedían incitaban a no votar por el nuevo movimiento. El 30 de mayo de 1932 el canciller Brüning (que en alguna medida expresaba a los cristianos alemanes) debió renunciar por falta de apoyo parlamentario. De las estadísticas de las elecciones políticas del 30 de enero de 1933 y también de las del 5 de marzo del mismo año, se desprende de modo evidente que la casi totalidad de los católicos había permanecido fiel al partido cristiano, el «Zentrum» –nacido en la época de Bismarck, como instrumento decisivo para poner fin a su «Kulturkampf»–, notoriamente opuesto al partido Nazi.
Nos dice el P. Gumpel que la secretaria de Pio XII, sor Pascalina y otros testigos, afirman que el entonces joven Secretario de Estado Pacelli (ex nuncio en Alemania hasta 1929), decía de Hitler: «Este hombre está completamente exaltado; todo lo que dice y escribe lleva la marca de su egocentrismo; es capaz de pisotear cadáveres y eliminar todo lo que le sea un obstáculo. No llego a comprender cómo hay tantas personas en Alemania que no lo entienden y no saben sacar conclusiones de lo que dice o escribe. ¿Quién de éstos al menos ha leído su espeluznante “Mein Kampf”?» De los 44 discursos pronunciados por el futuro Pío XII siendo nuncio en Alemania; 40 contenían enérgicas condenas al comunismo y al nacionalsocialismo.
Mientras tanto el Führer afirmaba: «La nueva Iglesia de Alemania debe ser eso, una Iglesia alemana, debe ser una iglesia aria. No debe ser como la Iglesia católica, una iglesia universal; debe ser una iglesia estrictamente alemana. Nosotros no queremos tener otro Dios que Alemania; el fanatismo en nuestra fe, en nuestra esperanza y en nuestro amor por Alemania, solo eso es nuestra religión».
Más explicito, su ídolo e íntimo colaborador el Mariscal Ludendorff, ex líder de los Stalhelm advertía: «En la Iglesia Católica encontramos nuestro más peligroso enemigo. El peligro negro en Alemania es más grande que el peligro rojo».
Y por si a alguien le quedaban dudas Rosenberg coronaba: «La principal influencia extranjera proviene del cristianismo eclesiástico, síntesis de corrupción sirio-judaico-etrusca. Las doctrinas de la Iglesia Católica, en la medida en que no son un remedo del pueblo germánico, no son sino trasposiciones bastardas de algunos mitos sirios y persas; pero los herejes han sido en todos los tiempos los nobles defensores de la raza y de la civilización contra ese Cristianismo. Todo lo que es de la Iglesia es malo, todo lo que se opone a la Iglesia es noble», «…hoy se despierta una nueva fe, el mito de la sangre… la fe de que la sangre nórdica está figurada en este misterio que ha substituido a los antiguos sacramentos y ha triunfado de ellos».
Respecto de la obra de Rosenberg, el 9 de febrero de 1934 la Sagrada Congregación del Santo Oficio de Roma manda incluir el libro en el index de obras prohibidas. Y el 7 de junio de ese mismo año el episcopado alemán apoyaría la medida con una carta colectiva sobre el Neopaganismo en la que expresaba claramente: «Nosotros no podemos callarnos cuando un libro que de una manera tan radical, sirviéndose de un número de imposturas, se esfuerza por socavar la fe en Dios, la religión cristiana y el respeto de la autoridad de Cristo y de la Iglesia, es difundido en las escuelas, en los círculos docentes, en los cursos de dirigentes, en los campamentos de trabajo y se tiende a ponerlo como base de la concepción del mundo de todas las capas de la población».
El Cristianismo en general y la Iglesia Católica en particular eran vistos como enemigos difíciles y sus pastorales como la expresión viva del “catolicismo político”. El Die Bewegung del 1 de noviembre de 1938 bajo el título «Haced pedazos los ídolos» dice «…La Iglesia Católica no es hoy otra cosa que un partido internacional, que con sus problemas de la eternidad y del más allá persigue metas meramente terrenales… Nada le importa al Vaticano conservar una fe divina cualquiera, sino apoyar una penetración siempre más evidente de las actividades negativas internacionales del judaísmo mundial, de la masonería universal y del bolcheviquismo, para con ello realizar para sí sus ganancias… Hoy se encuentran las fuerzas y las potencias nacionales jóvenes de Europa frente a frente con un bloque cerrado de adversarios: judaísmo mundial, masonería internacional, Iglesia universal y bolcheviquismo general. ¡Estos son los ídolos de una época superada!».
Se acusa a la Iglesia de acumular fabulosas riquezas en contra de las necesidades populares, la encíclica Mit brennender Sorge es calificada como panfleto y escrito tendencioso contra Alemania y la Acción Católica es llamada la «Internacional negra». La moral racial identificaba lo Bueno con lo fuerte y bello, conceptos que redundan en todas las esculturas e imaginería del momento; por lo que censuraba entonces la libertad de procreación de «seres inferiores hereditarios» y propendía a la liberación sexual de los «arios», obviamente esto justificaba avalar las uniones libres, el divorcio, etc. Más aún se constituyeron asociaciones ad hoc; las «Lebensborn» que daban contención y asistencia a las madres solteras (de «raza aria» lógicamente) quienes podían concurrir desde el cuarto mes de embarazo y hasta ocho semanas después del parto. En esta particular escala de valores el «honor» reconocía un puesto de privilegio, tal y como lo remarcaba la nueva «Enciclopedia Alemana». Por lo tanto no es raro que las SS contemplaran el duelo dentro de su reglamento y en este sentido tampoco es de extrañar que los National-socialistische Mädchenerziehung (Cuadernos de educación nacional-socialista de las jóvenes, abril de 1937) consagraran la «ley de la venganza», «…la venganza» dice el libelo «…nos lleva a lo más hondo de la religiosidad germánica; no es un residuo de la antigüedad bárbara». Naturalmente, dentro de esta lógica tampoco la practica eugenésica o el suicidio eran vistos como actos condenables. Al contrario, el primer caso era una de las formas como los «impuros» o «improductivos» podían cumplir higiénicamente con su ciclo y el segundo podía ser la alternativa para salvar el buen nombre en esa deformación romántica que habían denominado eufemísticamente «honor».
SIMBOLO, IGLESIA Y DOGMA:
La mayor parte de los conceptos aquí ejemplificados no estaban absolutamente sistematizados, aunque circulaba una obra con propuestas oficiales de la Dirección de Propaganda para el ceremonial de las fiestas nacional-socialistas y había ciertos "Manuales" en la Juventud Hitleriana. no había, por decirlo de alguna manera, un misal “oficial” pagano propiamente dicho, pero lo que sí existía, era un clima enrarecido donde por un lado eran posibles una serie de practicas de agresión a las confesiones que nadie impedía y por otro se divulgaban o estimulaban ideas esotéricas, horóscopos y hasta interpretaciones de las profecías de Nostradamus que favorecían al III Reich.
El partido nazi se identificó con la svástica, símbolo sánscrito que significaba “todo es todo”, otrora fue también símbolo de los caballeros teutónicos, fue asimismo usada por Lanz von Liebenfels, la sociedad Thule y cierto número de unidades de los Cuerpos Libres. Para muchos europeos y ciertas tribus indígenas de América del norte constituía la rueda del sol o el ciclo de la vida tal como lo recuerda John Toland; gráficamente sin embargo no deja de ser una cruz torcida con los extremos quebrados. Al signo vertical y horizontal, imagen del hombre unido al Creador y de los hombres entre sí, se le oponía no un hombre, sino una raza. Raza inspirada en el Sol, “raza superior” unida a los tiempos de la tierra por los lazos de una sangre privilegiada.
Hasta el alfabeto latino debía cambiarse por el tipo gótico de “antiqua” como una manera de sacudirse las extranjerizaciones simbólicas. Al decir de una editorial «¿Quién de nosotros –que tenga verdaderamente sentido de la sangre– no siente en lo más hondo de su alma una profunda y singular vergüenza al hallar de improviso en sus andanzas por tierras de Alemania una imagen del Crucificado, frente al panorama de cumbres nevadas de los Alpes o en medio del paisaje majestuoso de la landa de Westfalia? Los dioses de nuestros antepasados tenían otro aspecto. Eran hombres y empuñaban un arma, que simbolizaba lo típico de la tendencia vital ingénita a nuestra raza: el hecho activo de la responsabilidad para consigo mismo. ¡Qué distintos de aquel pálido crucificado, cuya actitud pasiva y cuyo aspecto acentuadamente lastimoso expresan humildad y abnegación extrema, cualidades opuestas a la tendencia básica heroica de nuestro concepto de sangre».
El 2 de septiembre de 1939 el periódico Nordland exigía que las cruces que se hallaban en la campaña y que solo servían de recuerdo por la guerra de los 30 años (que según explicaban solo había beneficiado al Papa) fueran reemplazadas por el águila, que deberá «imponer por su tamaño y por la fuerza de su contorno».
Cuando un niño cristiano nacía era costumbre ponerle el nombre de pila que surgía del almanaque y que a su vez respondía a algún santo o mártir. Lógicamente este santo no era necesariamente germánico y de este argumento se valió el Frente de Trabajo para iniciar en 1934 la divulgación de su «Almanaque del trabajo alemán», se advertía a los padres sobre la inconveniente «extranjerización eclesiástica» de los nombres, oponiéndole «la viva fuerza de la libre denominación personal alemana» lo mismo sucedía con las instituciones, así la escuela San Luis se convirtió en la Horst-Wessel, la San Lamberto en la Schlageter, la de San Juan en la Richthofen, la de San José, la Weddingen, la de San Antonio, la Herbert Norkus, etc., etc.
- La liturgia dentro del pensamiento católico es el medio por el cuál los fieles viven y dan testimonio del Misterio de Cristo, es el anuncio y la celebración del mismo. Constituye la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia, es participación en la oración de Cristo y caridad en acto.
«El partido…», recomendaba el ministro de propaganda del Reich el 29 de julio de 1940, «…deberá organizar en las Jefaturas locales, cada dos semanas, las ceremonias necesarias en memoria de los caídos, para contrarrestar las ceremonias religiosas de las iglesias Católicas o Evangélicas. Al partido le está prohibido participar en esas ceremonias religiosas, puesto que se les ofrece la posibilidad de organizar las suyas propias».
- Una parroquia es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia inicia al pueblo cristiano en la expresión ordinaria de la vida litúrgica, le congrega en esta celebración y le enseña la doctrina salvífica de Cristo.
Paradójicamente, Núremberg, que sería el destino final de los jerarcas nazis, era la ciudad-templo del movimiento, el «santuario al que va en peregrinación la nueva Alemania». El partido veía que, más allá de su grandilocuente arquitectura desarrollada en las ciudades principales, sus expresiones locales se veían limitadas en espacio para reuniones y antorcheriles procesiones. De hecho las cervecerías y salones de baile empezaban a quedar chicos y carecían de la sacralidad requerida por las circunstancias.
Ahora bien, el partido distinguía la Iglesia moderna construida con algún sentido funcional de la antigua y sus obras de arte, respecto de la primera no mostraba mayor interés en cuanto a las segundas advertía un artículo del Schwarze Korps del 16 de febrero de 1939: «Así pues donde las Iglesias no sepan conservar dignamente los bienes culturales alemanes que están a su disposición, a pesar del derecho de propiedad, la conservación de estos valores creados por el pueblo y pertenecientes al pueblo volverán a éste convertidos en deber». Con este pretexto la Iglesia de Torgau fue consagrada al Jefe nacional Rosenberg como templo nacional-socialista. ¿En qué consistían estos templos obtenidos por usurpación o construcción? Eran el símil de una vieja tradición germánica, imágenes del Walhalla, espacios también denominados «Casas de Þing» dedicados al culto y fe por voluntad del partido. De esta forma se construyeron templos en Heidelberg que originalmente había sido un antiguo santuario de Wotan, luego un templo romano dedicado a Mercurio y finalmente un monasterio cristiano de San Miguel. Otro fue el de Sachsenhain cerca de Verden. Y aún el mismísimo Rudolf Heß llego a inaugurar un templo-museo en un lazareto ubicado en la pre-Pomerania dedicado a los días en que Hitler estuviera instalado en él durante la I Guerra.
- El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.
Para el partido el dogma cristiano era un invento de «intelectuales megalómanos»; sin embargo no veía erróneo que el Dr. Walter Groß, director de la oficina político-racial, planteara un nuevo dogma basado no ya en la razón sino en la fuerza: «Nos colocamos aquí en un punto de vista enteramente firme e inderogable, a saber: nada se cambia ni se altera en la idea básica nacional del movimiento nacional-socialista, en el concepto fundamental de la raza. Si esto no os agrada, si no podéis poneros en consonancia con nuestras formas, ideas y dogmas, cambiad vuestras formas, ideas y dogmas tantas veces como sea necesario, hasta que todas ellas se adapten a la vida que se vive realmente…».
ORACION, Y SACRAMENTOS:
- Decía Santa Teresa del Niño Jesús que la oración era un impulso del corazón, una sencilla mirada al Cielo, un grito de agradecimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría. Es en definitiva la relación viviente y personal con el Dios vivo.
En Colonia y desde 1936 los niños que eran atendidos en la previsión social rezaban después de cada comida: «Gracias Führer, a ti por este sustento, protector de los jóvenes y de los viejos. Tienes penas, yo sé, pero nada te importe. Mi corazón es contigo de noche y de día. Pongo mi frente sobre tu regazo, seguro estás mi Führer, porque eres grande. ¡Viva mi Führer!», y en la isla de Sylt adultos y niños también recitaban: «Tierra que nos diste Sol que madurar lo hiciste, querida tierra, querido sol, nunca de ti me olvidaré yo». Dentro del partido existía una práctica oficial: cuando el tercio de la guardia de las S.A. formaba, el abanderado de la sección vociferaba: «El Führer» a lo que todos contestaban con gravedad «El Führer». En estas palabras resumían todo aquello en lo que creían.
- Nuestra profesión de Fe se inicia con el «Creo», son apenas cuatro letras que llevan el peso de los siglos, la respuesta firme y contundente del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dándole una luz sobreabundante para que encuentre el sentido último de su vida.
El 29 de septiembre de 1935 con motivo de la fiesta dedicada a las buenas cosechas, la radio transmitió una serie de alocuciones y poesías que terminaba con la siguiente confesión de fe: «Yo creo en la comunidad de todos los alemanes, en una vida puesta al servicio de esta comunidad. Creo en la revelación de la fuerza creadora de Dios, en la sangre pura, vertida en paz y en guerra por los hijos de la comunidad del pueblo alemán, sepultados en la tierra sagrada por esta causa, resucitados y vivientes en todo aquello por lo que esa sangre fue sacrificada. Creo en la vida eterna de esta sangre vertida y resurrecta sobre la tierra en todos los que reconocen el significado de este sacrificio y se han preparado a someterse… Así creo en un Dios eterno, en una Alemania eterna y en una vida eterna».
- El vocablo sacramento entronca en ultima instancia en el verbo latino sacrare, consagrar, así también por etimología, la cosa sagrada, santa y divina que de algún modo consagra, santifica y diviniza es apellidada sacraméntum, sacramento. Es un signo sensible instituido con carácter permanente por Cristo para significar la Gracia y conferirla.
La unción de los enfermos desaparece porque el que agoniza ya no es útil al Estado, la Confesión solo se admite si es en carácter de delación, de denuncia del pecado «de otros» ante el confesionario de la Gestapo. Para todo lo demás había substitutos…
Bautismo:
- El Bautismo es el «vitæ spirituális jánua», el pórtico de la vida del espíritu, por él somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios.
En 1937 la llamada «consagración del nombre» (Namensweihe) se realizó en el pórtico de los antepasados de Guestrow (antigua Iglesia Católica expropiada). 10 parejas de padres se reunieron allí para jurar que «sabrán llevar a sus hijos a una vida dispuesta al sacrificio en la fe en Dios y en la eternidad de la sangre alemana en la comunidad de los alemanes». Era el «bautismo» ario.
En Linz sobre el Danubio se realiza otra «consagración del nombre» luego de una emotiva alocución pronunciada por el Asesor cultural del distrito, éste recita la formula de rigor al padrino: «¿Cómo ha de llamarse el niño?». A lo que este responde: «Ha de llamarse Horst ¡Ha de llegar a ser como nuestro campeón Horst Wessel!». Luego volviéndose a los padres: «Madre, sé para él la valiente preparadora del camino, padre, sé para él un fuerte camarada. Y tú niño, lleva orgullosamente tu nombre, no seas humilde y pequeño. Encuentra tu voluntad en la meta suprema de ¡Todo por Alemania!». El mismo Hitler participó de una de estas ceremonias cuando hubo de «consagrarse» a Wolf Rüdiger, hijo de Rudolf Heß.
Matrimonio
- La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados
En septiembre de 1935 jefes de la Juventud Hitleriana realizaron una serie de casamientos públicos para los cuales crearon su propio ritual: El Jefe territorial Günther Blum casó al comandante de los tercios juveniles en la capilla de Allstedt. El órgano tocaba «La tierra crea lo nuevo», las paredes estaban cubiertas con banderas de la Juventud Hitleriana, culminada la consagración el Jefe territorial de la infancia regaló a la pareja un ejemplar de «Mi lucha» como breviario para que les acompañe en la vida.
Un matrimonio famoso fue el de la Jefa de la Liga de las Jóvenes Alemanas, Hilde Königsbauer, quien se casó con Gotthold Dziewas, presidente de la Cruz Roja alemana, fue en el Consejo Deliberante de Múnich, el jefe cantonal invocó: «A las jóvenes de la liga, los camaradas del esposo, las banderas y la gigantesca fe que nos dio Adolf Hitler», luego de lo cual entregó los anillos y deseó una vida dichosa a los contrayentes.
Comunión o Confirmación:
- La comunión es la fuente y cima de toda la vida cristiana. Esta contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir Cristo mismo, nuestra Pascua. Por su parte la Confirmación junto con la Eucaristía y el Bautismo constituye el conjunto de los sacramentos de la iniciación. La Confirmación une más íntimamente a los bautizados con la Iglesia, los enriquece con la fortaleza especial del Espíritu Santo.
En 1939 la Runa de la victoria, periódico definido como de «modalidad nórdica» (¿?) escribe: «En todos los cantones alemanes han tenido lugar actos juveniles de afirmación de fe, para no despertar la impresión de que no podemos inventar algo mejor para oponer a la Comunión o la Confirmación. En el curso de la gran educación nacional-socialista del pueblo, en el futuro los actos de esta naturaleza marcarán la incorporación solemne de nuestra juventud alemana de ambos sexos a la Juventud Hitleriana. Comprendemos acabadamente que estas ceremonias son los puentes tendidos al gran orden nuevo del porvenir».
Orden:
- El Orden es el sacramento por el cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos.
Esto, en el nazismo no existe: «Debemos acostumbrarnos de nuevo a la idea de que para los alemanes el apóstol de lo divino no ha de ser un sacerdote empleado, sino solamente el combatiente: el combatiente que obedece a los mandamientos y a las leyes de la vida con sus obras y con el riesgo de su vida».
FESTIVIDADES:
- Hacerse niño con relación a Dios es la condición para entrar en el Reino, para eso es necesario abajarse, nacer de Dios. El misterio de la Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo toma forma en nosotros
En abril de 1939 el Dr. Karl Ruprecht dio una conferencia radial en Austria donde explicaba que en realidad la Iglesia se había apoderado de todas las costumbres populares de origen germánico contra todo derecho, y que la Navidad o la Pascua u otras festividades debían ser despojadas de su carácter cristiano artificial para retornar a su esencia de fiestas nórdicas. Brevemente el «ciclo de Navidad» comprendería un período que va desde el 25 de noviembre hasta el 6 de enero. El 6 de diciembre San Nicolás pasaría a ser el día de Wotan; el 25 de noviembre Santa Catalina, el 4 de diciembre Santa Bárbara y el 13 de diciembre Santa Lucía pasarían a consagrarse a las Tres Diosas del Destino, el 25 de diciembre en vez de celebrarse el nacimiento de Cristo debía recuperarse la fiesta del «Sol invicto» o Mitras, divinidad persa. De hecho en Alemania la fiesta cristiana se comenzó a festejar en el año 813 en reemplazo de la dedicada al solsticio invernal. Esta tenía dos nombres, «Modranegh» en anglosajón y «Jul» en nórdico antiguo, vinculadas a su vez a dos leyendas tradicionales sobre un niño que nacería por esas fechas, inspirado por las diosas del destino. Su nombre sería «Nornagest» o «Helgi». Finalmente el 6 de enero, Día de Reyes, los buenos de Melchor, Gaspar y Baltasar se reemplazarían por los tres hermanos herreros: Odín, Onir y Loki, o bien Slagfid, Egil y Wieland.
En diciembre de 1937 el indignado obispo de Tréveris, Mons. Franz Rudolf Bornewasser, advertía contra las tentativas de reemplazar la festividad de Navidad por la del solsticio, y L’Obsservatore Romano del 9 de febrero de 1938 tomaba ya nota de estos intentos de descristianizar las fiestas a partir de lo publicado en el número de noviembre del Die Neue Gemeinschaft sobre el Archivo del partido para la elaboración de las fiestas y vacaciones nacional-socialistas. Descaradamente se invitaba allí a despojar la Noche Buena de todo matiz cristiano y en cambio se proponía que se celebrara la «Navidad Alemana» cuyos símbolos eran el fuego, la esvástica y el árbol. Y así, «mientras los ‘fanáticos cristianos de las Iglesias’ construyen sus pesebres, los alemanes a quienes se pretende ofender con el término ‘paganos’ adornan con la misma alegría su árbol». La Navidad Alemana era para recordar a los caídos por la Nación, por la conservación del III Reich y por la salud de aquél que sacó al pueblo de su pobreza y necesidad, o sea: Adolf Hitler.
Campo de concentración de Auschwitz - Agosto 1941:PARTE II. A LA CONTUNDENCIA DE LA HISTORIA
«El Lagerfürer Karl Fritzsch ordenó la muerte de diez hombres como represalia por la fuga de un prisionero.
Los guardianes con sus fusiles automáticos y sus perros, rodearon nuestro barracón. El Lagerfürer Fritzsch en persona seleccionó a las víctimas. Yo estaba en tercera fila y pude observar perfectamente el desarrollo de los hechos. En un momento dado, Fritzsch señaló al prisionero Franciszek Gajowniczek, quien aterrado ante la idea de la muerte, suplicaba que le perdonaran la vida.
Entonces salió de la fila un prisionero, que yo reconocí como el padre Kolbe. El siervo de Dios se acercó a Fritsch y con voz serena, declaró en alemán que quería morir en el puesto de Franciszek Gajowniczek. Fritzsch, irritado por el gesto, echo mano a su revolver y preguntó: “¿Te has vuelto loco?”. El padre Maximiliano repitió su petición con toda claridad, afirmando que su propia vida era menos útil que la de aquel hombre, es decir de Gajownieczek, que era un padre de familia. Después de un momento de silencio Fritzsch preguntó: “¿Cual es tu profesión?”. El padre Maximiliano respondió: “Soy sacerdote católico, franciscano”. Tras un nuevo silencio, Fritzsch dio su aprobación y lo envió junto al grupo de prisioneros destinados a la muerte mientras que François Gajownieczek volvía a ocupar su puesto en la fila» (Del testimonio del profesor Mieścisław Kościelniak para el proceso de canonización del P. Maximiliano Kolbe - Citado por André Frossard, “No os olvidéis del amor”. Ediciones Palabra. Madrid, 1999).
«Lo que se persigue, si fuere posible es destruir el cristianismo en Alemania en el lapso de esta misma guerra, antes que regresen los soldados…» (Pastoral colectiva del episcopado alemán, 1942).
La supremacía racial mezclada por un lado con el darwinismo y un Fichte mal leído (o no) y por otro, con el folklore prusiano exacerbado en una probeta de miseria política y social con grandes inseguridades y por tanto fuertes reclamos simbólicos, dio un cocktail explosivo que fue el movimiento nacionalsocialista.
Las ideas arriba expresadas no eran nuevas, ya en 1928 la Congregación del Santo Oficio había tenido que expedirse en un documento que condenaba el antisemitismo y la discriminación racial; lo nuevo era su síntesis, recuperada y amplificada a través del partido nazi alemán.
La radio, la prensa, el cine, el teatro, etc. dependientes absolutamente del Ministerio de Propaganda acompañaban cada movimiento de hostigamiento: Der Stürmer (el Soldado de Asalto), Der Durchbruch (La Brecha), Der Blitz (El Rayo) y Die Stimme (La Voz) aportaban los argumentos escritos en una campaña anti religiosa sorda y sostenida.
La persecución fue pensada en cuatro ejes que no siempre se dieron en forma secuencial ni orgánica sino que las más de las veces se ejercieron simultánea y fragmentariamente; a saber: La disuasión, obstrucción, desacreditación y finalmente la supresión de instituciones y/o personas.
DISUACIÓN:
El 18 de noviembre de 1936 los obispos de Colonia y Paderborn denunciaban que: «…nos hacen llegar amargos llantos por la opresión de conciencia, dura e inaudita de que son objeto los católicos. En términos llenos de tristeza, padres profundamente cristianos nos pintan cómo, sino en todas partes, ciertamente en muchas, en las escuelas y en el seno de poderosas organizaciones, a las que pertenecen sus hijos, los maestros y jefes se aplican por las palabras y por los escritos, a hacer despreciable, a los ojos de los niños la fe de sus padres… Adultos que ejercen las profesiones más diversas se nos lamentan de que se abuse de su dependencia en el dominio profesional y económico para obligarlos a violar su conciencia cristiana, a despreciar los mandamientos divinos y a renegar de Cristo y de su Iglesia».
El primer eje se expresó semánticamente con dos construcciones: ya vimos como el programa original del NSDAP se hablaba de un «cristianismo positivo», (es decir desvinculado de cualquier institución religiosa tradicional).
En 1937, Kerrl, ministro de asuntos religiosos del Reich aclaraba: «La obra del estado nacional-socialista en los últimos cuatro años y medio no ha sido otra cosa que un cristianismo absolutamente positivo, el que convirtió en realidad una Fe, que no solo fue capaz de mover las montañas, sino que realmente las movió».
Complemento y contracara de ésta, fue otra expresión acuñada en el 35 que cobraría vigor luego en 1937 cuando Pío XI publicara la encíclica Mit brennender Sorge: la de “cristianismo político”. Esta última sugería la existencia de un desdoblamiento entre el Vaticano como asiento de la Santa Sede y el Vaticano como estado asociado a los intereses de los aliados; respecto del primero no había objeciones en la medida que no se opusiera al principio ya mentado del programa del partido, en cuanto a la adhesión al segundo constituía per se un grave impedimento (cuando no una sospecha de traición) para acceder a cualquier escalón en la sociedad. La perversidad de la adjetivación consiste en construir laberintos inconducentes. Ya en agosto el episcopado alemán reunido en Fulda criticaba que con este nuevo santo y seña (“el cristianismo político”) se reprochaba «que los católicos prestan demasiada atención a los asuntos de derecho constitucional, que solo pueden impresionar a personas incapaces de formar un juicio, solo a personas que no averiguan por qué se habla tanto de las supuestas usurpaciones del dominio público por parte de quienes sirven a la Religión y se habla tan poco de los políticos que usurpan el dominio de la Religión y de la Iglesia… Acerca de esto, la Conferencia de los Obispos ha dirigido un memorial al Führer y Canciller del Reich, refiriéndose al peligro de abuso de los nuevos métodos, así como otras tantas restricciones de la libertad religiosa y a las vejaciones impuestas a la conciencia cristiana… Nos sentimos inquietos por nuestra Iglesia pero experimentamos honda preocupación por nuestro pueblo y por nuestra Patria». Monseñor Georg Banasch, canónigo de Berlín, encargado por la mencionada Conferencia Episcopal para recabar materiales de los numerosos incidentes que sufrían los católicos, fue detenido por la Gestapo y puesto en la prisión preventiva de Moabit.
En 1938 la imprenta del NSDAP llegó a publicar un opúsculo titulado: «Las grandes mentiras del Catolicismo Político» en el que a fuerza de eslogans, gráficos y datos estadísticos pretendía demostrar la expansión católica en Alemania; el mismo se preguntaba en tono de indignación: «¿Y se habla de persecución a la Iglesia?». la formidable maquinaria propagandística no solo era comparable a su par bélica, en términos de eficacia era mejor.
Aún el paradójico Carl Schmitt se vio raleado de los círculos intelectuales en general por ser «demasiado católico» (¿?).
Más directa y focalizada contra la jerarquía eclesiástica fue la creación de la figura penal de: «abuso de púlpito» con la que solían castigarse las lecturas de encíclicas y otros documentos propios del «cristianismo político» (entendiéndose por tal cualquier documento que viniera de Roma).
El 5 de abril de 1941 «El Ministro expresa…», diría en conferencia secreta Goebbels, «…su postura en relación con las emisiones del Vaticano, que en los últimos tiempos es marcadamente enemistosa, y a veces incluso agresiva para nosotros. Ahora la emisora Vaticana se refiere a un sermón que al parecer pronunció el Cardenal Faulhaber, en Múnich, el día 9 de marzo. La emisora se aprovecha de frases de ese sermón para hacer campaña de odio contra Alemania. El ministro encomienda al Director Ministerial Gutterer que, en colaboración con la Gestapo, compruebe si es cierto que el Cardenal Faulhaber pronunció el sermón en cuestión, que textualmente reúne todos los requisitos que caracterizan el delito de alta traición a la Patria».
OBSTRUCCIÓN:
La obstrucción en sentido lato podría tener muchos significados, aquí nos referimos al desapoderamiento del control eclesial, las confiscaciones, las restricciones a las comunicaciones y la ley sobre testamentos y pactos sucesorios.
En 1936 la mayor parte de las emisoras del Reich y Hamburgo suspendieron indefinidamente sus emisiones religiosas. El argumento fue que se tomaba la medida para no exacerbar la «lucha contra el confesionalismo en la vida pública», que el Estado había resuelto a costa de tanto trabajo (¿?).
A los sucesivos allanamientos ocurridos del 36 al 39 le sucedieron una serie de medidas destinadas a expulsar del país a todo aquel religioso que resultara inconveniente al régimen. Tal es caso del Obispo de Rotemburgo, Mons Dr. Joannes Baptista Sproll el 18 de julio de 1938. La excusa oficial indicaba que fue el único ciudadano de su distrito que no concurrió a las elecciones del 10 de abril (que teóricamente eran libres) faltando así gravemente a sus deberes cívicos. En la practica esto significaba lisa y llanamente la destitución de un obispo. Análoga situación se presentó con el representante oficial del obispo de Münster en Oldenburgo. Canónigos de la talla de Kraus de Eichstätt, grandes refutadores de los dislates del nazismo, fueron «invitados» a abandonar el país.
Las expropiaciones, embargos, etc. a veces se acompañaban de alguna excusa oficial (que se «habían encontrado armas», por «actitudes hostiles al estado y el pueblo», etc. etc.), otras simplemente procedían sin dar mayores argumentos. Los fondos destinados a la fundación de una Universidad Católica en Salzburgo fueron confiscados, los hogares parroquiales austriacos fueron ocupados por la Juventud Hitleriana. También se disolvió la Orden Religiosa Teutónica, se despojó de sus edificios educacionales a las Hermanas de la Doctrina Cristiana de Eggenberg. Los destacamentos de las SS ocuparon el convento benedictino de San Lamberto. Varias escuelas fueron secularizadas y otras como las casas pertenecientes a la Congregación Cristo Rey fueron directamente cerradas. En Renania el convento de franciscanos de Kelheim fue acusado de «vivir con lujo» por haberse encontrado en su interior manteca, grasa, 30 botellas de licor y 60 atados de cigarrillos. Se prohibió también a las instituciones recibir cualquier tipo de donaciones, lo que obligó a emigrar a algunas ordenes mendicantes. Tampoco se salvaron las instituciones de salud, la expropiación del hospital de Duisburg propiedad de la parroquia de San José se decidió cuanto la dirección del citado nosocomio se negó a practicar un aborto. El 19 de diciembre de 1937se dictó una ley sobre la oponibilidad a terceros de personas cuyos bienes habían sido confiscados por «actitud hostil hacia el gobierno». Lo cual restaba validez a la garantía hipotecaria de los edificios de la Iglesia. Así quien facilitó dinero a una imprenta y que más tarde fuera confiscada (por imprimir la encíclica «Mit Brennender sorge» por ejemplo) lo perdía a pesar de la garantía real.
Las autoridades seglares prohibieron determinados anuncios y colectas dentro de la Iglesia. Muchos sacerdotes fueron procesados por leer desde el púlpito las listas de personas que habían abjurado de su Fe. El 5 de noviembre de 1934 fue promulgada una ley donde se limitaban las colectas únicamente a las realizadas durante los Oficios Divinos en la Iglesia, para cualquier otra colecta, aún cuando fuera en especies, se requería un permiso especial que rara vez se concedía. Aún la gran colecta anual de Cáritas fue prohibida. 22 parroquias padecieron cargos por colectas encubiertas. Promediando el año 37, el ministro de Asuntos Eclesiásticos Hans Kerrl anunció la suspensión de todo tipo de subsidios para la Iglesia Católica, Protestante y de Viejos Católicos, cuando paralelamente se aumentaba el volumen impositivo y de contribuciones minando así las bases económicas de varias confesiones y tornando crítica la situación financiera de la Iglesia.
En el verano de 1938, la ley del Reich sobre testamentos y pactos sucesorios declaraba nulos de nulidad absoluta los legados y donaciones cuyos beneficiarios fueran instituciones de carácter religioso ya que según se decía estos podían haber sido inducidos. Y si a pesar de ello el testamento hubiera sido hecho ante un juez o escribano el heredero natural tenía derecho a impugnar su validez, con grandes posibilidades de éxito.
El 28 de marzo de 1941 Goebbels le comunicó al Ministro del Reich para asuntos religiosos lo siguiente: «La difícil situación en el mercado del papel, unida a la obligación de traspasar mano de obra de las imprentas a la industria bélica, me obliga a tomar medidas muy severas en el sector de la Prensa. Por lo tanto, he ordenado que toda la prensa confesional, con excepción de los periódicos que aparecen con carácter oficial, sea suprimida a partir de ahora y por tiempo indefinido». Sobre 580 periódicos fueron suprimidos 400. La prensa deportiva o la anticristiana como Nordland, apenas sintieron el impacto. No era necesario enfrentar directamente a las confesiones y echarse encima gratuitamente a millones de cristianos en todo el mundo, según su punto de vista en política había que saber esperar, tras la guerra, victoria mediante como era lógico, cuando el Führer diera a conocer las grandes medidas de tipo social, comunicaría también que la propiedad total de los bienes de las Iglesias pasaban al pueblo alemán.
DESACREDITACIÓN:
El Schwarze Korps, órgano oficial de las SS editorializaba: «…nosotros no tenemos más confianza en vuestra moral. Nosotros temblamos por la juventud que os es confiada, por los seres encomendados a vuestros cuidados, por la fortuna del pueblo que administráis». «Es el soplo pestilencial de un mundo de podredumbre que se nos manifiesta aquí y que hace subir hasta el cielo su hediondez. Queremos hablar de los escandalosos acontecimientos, de los que son teatro las esferas religiosas y los conventos que nos presentan el registro completo del crimen desde el perjurio hasta el incesto pasando por el crimen sexual. Y ¿qué pensar todavía de todo lo que ha podido suceder detrás de los muros de los monasterios y en las filas de la confraternidad romana que no ha salido fuera y que no ha sido castigado por la ley?».
El descrédito moral que se pretendió afianzar en la población surgió de resonantes casos judiciales que derrocharon tinta en cuanto pasquín circulara por Alemania. Dos fueron los casos testigo para esta ocasión: la violación a la ley de divisas y el escándalo sexual.
Violación a la ley de divisas
En abril la Gestapo se dedicó a secuestrar información contable de las ordenes y monasterios. Un mes más tarde, el 17 de mayo de 1935 se iniciaba en Berlín el primer proceso por fraude fiscal contra Catalina Wiedendörfer, religiosa de la Orden San Vicente de Paul. Se la acusaba de transferencia de fondos de la Casa Madre en Colonia hacia Bélgica por valor de 250.000 marcos. Al día siguiente, un impresionante operativo de prensa muy típico del ministro Goebbels se puso en marcha. El Angriff, segundo diario de circulación del partido titulaba: «Trabajos forzosos para estafadores devotos», «Blasfemia infame» o: «Conventos de monjas transfieren con astucia millones de divisas al extranjero», 5 días más tarde se abría otro proceso contra la Orden Franciscana y el P. Otto Goertler; y el 22 de mayo el Das Schwarze Korps encabezaba: «Chanchulleros eclesiásticos de divisas y mártires clericales», y el Völskidcher Beobachter comentaba que «…la nación alemana era defraudada por los criminales de sotana». Los procesos que siguieron fueron del mismo estilo, y se comentaba que la cifra total era el equivalente al monto necesario para satisfacer las necesidades de materias primas que tenía la Alemania de entonces.
Demás está aclarar que estos procesos tuvieron sentencias adversas, la hermana Wiedendörfer fue condenada a 5 años de trabajos forzados, una multa de 250.000 marcos o 14 meses de trabajos forzados en caso de insolvencia, el R.P. Goertler fue condenado a 10 años de trabajos forzados, 5 años de pérdida de derechos civiles y 350.000 marcos de multa. Muchos casos fueron absueltos pero los pocos que terminaron en condena estaban teñidos de arbitrariedades, a saber:
1) La “denuncia” de que por intermedio del Dr. Hofius –consejero financiero de la mayor parte de las ordenes afectadas– el capital judío había contribuido a financiar los “planes” de la Iglesia Católica. (¿?)
2) A pesar de ser causas que tramitaban por «tribunales inferiores de jurados» y por tanto se podían fijar fianzas o cauciones, hubo varias detenciones con prisión preventiva negando dicha excepción.
3) Las condenas no contemplaron ningún tipo de atenuantes
4) No se concedía tiempo suficiente a la defensa para entrevistarse con el acusado, ni para el análisis de los documentos.
El escándalo sexual
En marzo de 1936 el mismo procedimiento: allanamiento y secuestro por parte de la Gestapo y posterior denuncia darían un nuevo giro al torniquete de calumnias que se extendía por toda Alemania. El primero de ellos se iniciaría en Coblenza contra los miembros de la congregación Waldbreitbach perteneciente a la Tercera Orden Franciscana dedicada al cuidado de alienados, epilépticos e idiotas. El cargo sería por atentado contra las buenas costumbres.
La Deutsches Nachrichtenbüro (DNB), agencia noticiosa oficial informaba: «Hoy comienza en Coblenza un proceso contra más de 200 miembros de la Orden de Hermanos Franciscanos acusados de los peores crímenes de inmoralidad… los actos criminales han sido cometidos en todos los conventos y establecimientos de los Hermanos Franciscanos de Renania y Westfalia…». Al caso Coblenza le siguieron otros tantos, en conventos e internados, la mayoría inventados, otros exagerados y escasísimos casos individuales que apenas pudieron confirmarse ocuparon un espacio privilegiado en los medios. Parte de la manipulación consistía en acusar a sujetos que alguna vez habían pertenecido a una asociación religiosa como miembro activo de la Iglesia; tal es el caso del Hermano Remigio que había sido expulsado del Karl-Realschule unos meses antes, o el caso de un tal Schülle en Baden a quien se lo acusaba también de inmoral sindicándolo como jefe de las juventudes católicas cuando resultaba ser apenas un alumno más de la escuela secundaria. Otro caso ocurrió en el Instituto Monage, en Bélgica en un correccional dirigido por los «Frères de la Charite» donde además había ocurrido un asesinato. ¿Quién podría haber sido sino un religioso? La editorial del Schwarze Korps no se hizo esperar y con toda insidia preguntaba: «¡Huele hasta el cielo!: ¿Cuánto habrá sucedido tras los muros de conventos y entre las filas de las hermandades de Roma, qué jamás llegó a conocimiento del público y que jamás fue sancionado por los tribunales seculares? ¿Cuánto les habrá sido posible esconder a los círculos eclesiásticos?». Más aún, en esos términos se obligó a difundir la noticia a través de los diarios anteriormente católicos. Meses más tarde cuando finalmente se descubrió que el asesino era un simple empleado de limpieza que trabajaba en el Instituto desde hacía poco tiempo, apenas mereció unas líneas. Y nuevamente el 28 de mayo de 1937 será el Dr. Goebbels quién se encargaría de poner la frutilla al postre; en mensaje radial transmitido en cadena: «Procesos sexuales están tramitándose contra un sinnúmero de miembros del clero católico… Lamentablemente no se trata solo de casos individuales, sino de una decadencia moral colectiva como la historia cultural de la humanidad no ha conocido jamás en tan espantosas e irritantes dimensiones… hasta ahora no se le ha ocurrido a ninguna otra clase social amparar tales inmundicias… desde que existe el mundo de nuestra cultura, ninguna clase social se ha entregado jamás de tal manera y colectivamente a excesos sexuales monstruosos y a toda clase de bajezas, como lo ha hecho el clero católico alemán…».
Para 1937, sobre 21.461 sacerdotes seculares, solo 49 fueron acusados, 21 fueron hallados culpables y otros 28 casos fueron suspendidos. Sobre 4.174 religiosos, 9 fueron acusados, 1 fue hallado culpable y 9 fueron suspendidos. Pero a nadie le importaban las cifras finales, aún cuando fueran discutibles. Lo medular consistía en optimizar la campaña contra la Iglesia presentándola como una banda de ladrones e inmorales.
Otras formas de hostigamiento y desacreditación fueron por ejemplo los carteles. En 1935 Bad Tölz amaneció empapelada con uno que decía: «Para los frailes, Roma. Para los judíos, Palestina; pero para nosotros, Alemania».
Las canciones de las distintas ramas del partido. El campamento Hochland de la Juventud Hitleriana cantaba: «Tú, Alemania trabajadora, despierta. En trono de seda está el Papa en Roma. A un hijo de madre alemana ¿qué le importa del Papa y de todos sus frailes? Nuestros abuelos fueron quemados por herejes, para gloria de la Iglesia militante…». También las SA crearon, aprovechando los escándalos judiciales, la «Canción del Convento» a saber: «La vida en el convento, es en verdad regalada, pues en vez de rezar, se puede hacer el contrabando de divisas…».
El teatro. Con obras como «Uta de Naumburgo» (1941) de Félix Dhünen donde la heroína se veía privada de su amor por los prejuicios de la Iglesia, o «La confesión de amor» donde se trataban las «consecuencias psíquicas del celibato», o «El mentiroso y la monja» (1928), comedia de Kurt Götz que ridiculizaba a las religiosas en general. El cine tampoco fue ajeno. Con «Juventud» (1938) por ejemplo, se pretendía arremeter contra «el fanatismo sacerdotal y sus dogmas».
SUPRESIÓN DE INSTITUCIONES:
El primer desmonte, se proyectó sobre las instituciones educativas
A) De las escuelas católicas
Hasta 1936 y Concordato mediante, el tema de las escuelas no se discutía, sin embargo existía un plan de reforma de la enseñanza que databa de febrero de 1934 y haría de la escuela un centro de adoctrinamiento nacional-socialista, se trataba del publicado por el Prof. Ernst Krieck en el Preußische Lehrerzeitung.
En 1936 la DNB advertía que «El Estado y el Partido empeñan todas sus energías en asegurar la actual unidad de la nación también para el porvenir, por medio de la escuela unificada. Para el logro de este fin, la escuela confesional les da tan solo garantías limitadas o no da ninguna».
Como siempre el proceso fue gradual: en 1937 se iniciaron los exámenes a profesores y preceptores para asegurar su intachable convicción política, en 1938 una nueva legislación impositiva agravó la situación de las escuelas privadas, inmediatamente después de la anexión se prohibió a los austriacos mandar a sus hijos a escuelas católicas salvo expresa autorización. Pero será en 1936 en Baviera donde se asestará el primer golpe; el consejero de Estado señor Ernst Boepple anunció la transformación: 1600 cátedras ocupadas por religiosos pasarían a manos de los laicos. Los profesorados religiosos fueron cerrados sistemáticamente con distintas excusas, para diciembre de 1937 se habían suprimido 64 institutos de niñas con 12.957 alumnas y 18 institutos de varones con 2.545 alumnos.
En marzo de 1938 el Obispo de Maguncia Mons. Alberto Stokr comentaba en una pastoral: «Nuestro dolor (por la clausura de escuelas privadas católicas) sería más llevadero si supiéramos que nuestros niños podrían frecuentar otras escuelas dignas de confianza. Por el contrario, los vemos expuestos a una educación que nos causa sumo pesar. Desde hace años estamos observando apesadumbrados las medidas que tienden a la destrucción de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas de nuestra diócesis. El número de horas dedicadas a la enseñanza religiosa va disminuyendo cada vez más y se aleja más y más a los sacerdotes de la instrucción religiosa…».
El plan de desarraigo para la transformación de escuelas religiosas en escuelas de “unidad”, incluía “visistas” de los “blockwarter” a los padres indecisos, reuniones entre profesores y padres para explicar el alcance de la transformación, y la organización también de una “Semana de propaganda para la escuela alemana” como forma de divulgación de la nueva acción partidaria.
La enseñanza religiosa sería reemplazada por el nuevo “concepto de la vida” de esta forma por ejemplo, las escuelas de Würtemberg iniciaron el siguiente programa:
- En los grados inferiores se hablaba de la revelación divina en la Naturaleza y de la Comunidad real de sangre. Las explicaciones se daban por medio de cuentos e imágenes del solsticio.
- En los intermedios se explicaba lo mismo, pero apelando a ejemplos históricos.
- En 7º se estudiaban tópicos tales como: el concepto judío del mundo, Jesús y el judaísmo, el catolicismo político, la inquisición, los Valdenses, la francmasonería y el marxismo, etc.
- En 8º se estudiaban por un lado los movimientos de oposición al espíritu alemán: Jesuitas, el Partido del Centro durante la Guerra Mundial, Matthias Erzberger, la Acción Católica y su infiltración en el III Reich. Y por el otro el de los combatientes en pro del espíritu alemán: Alfred Rosenberg y Erich Lunderdorff.
B) De las asociaciones juveniles
El 27 de marzo de 1934, el Jefe de las Juventudes Hitlerianas Baldur von Schirach declaró: «La incorporación de las asociaciones protestantes juveniles será seguida lógicamente por la juventud católica (aplauso atronador). Cuando cada una pospone sus fines particulares entonces también una agrupación católica pierde el derecho de llevar una existencia particular» y quienes pretendían autonomía amparándose en el Concordato no tardarían en ser tachados como enemigos del Estado.
De hecho, desde 1935 la actuación pública de cualquier organización religiosa fue prohibida en casi toda Alemania, y para 1939 la juventud católica de Alemania no existía orgánicamente: la mayor parte se había disuelto por el alto grado de presiones económicas, políticas y los continuos ataques físicos orquestados por las bandas de la Juventud Hitleriana.
C) De las uniones profesionales
En 1934 el Dr. Ley, Jefe del Frente Alemán de Trabajo advirtió: «…los miembros de organizaciones profesionales y sociales, sobretodo los de asociaciones confesionales obreras o gremiales, no pueden ser miembros del Frente Alemán de Trabajo y de una de las asociaciones arriba mencionadas, perderán inmediatamente su calidad de miembros del Frente Alemán del Trabajo». El argumento era el mismo de siempre: las confesiones dividían, el Partido por el contrario procuraba no solo el bienestar sino la unión. Así por ejemplo, el intendente de la ciudad de Laufen publicaba en Rupertigau-Boten N.º 200 que tanto los empleados públicos como sus familiares no podían pertenecer a centros confesionales, en la misma sintonía lo hizo luego el intendente de Dortmund, y el mismísimo Ministro del Interior, obviamente cundía el ejemplo.
Los Consejos Escolares, las Asociaciones de Estudiantes, cualquier núcleo civil prohibía o censuraba la participación en organizaciones religiosas de cualquier índole. La asociación de profesionales católicos fundada en 1913 con 180 centros y 13000 socios fue disuelta en enero de 1939, también ese mismo año se disolvieron las Asociaciones Católicas de Señoritas y Madres Cristianas por «ejercicio de actividades de índole hostil al pueblo y al Estado» (¿?).
D) De la beneficencia
Káritas era una institución sumamente prestigiosa que prestaba atención social y sanitaria a numerosas personas. A partir de 1935 con la excusa de que las colectas que emprendía se superponían con las del Estado y el Partido se le asignó un nuevo cronograma: Podrían hacer una colecta anual durante una semana junto con la Cruz Roja, La Misión de la Iglesia Evangélica y la Liga Kriegsgröber.
A las restricciones de días se le sumó una reglamentación que limitó las posibilidades de ofrecer empleos calificados a través de las Bolsas de Trabajo. Se anularon las rebajas en transporte que permitían brindar veraneo a los niños de menos recursos y lógicamente se prohibió a los empleados públicos o del partido pertenecer a Káritas.
En 1937 por medio de la Ley de Colectas los establecimientos de caridad y hospitalarios reemplazaron su personal religioso con las llamadas "Hermanas Pardas», organización nazi fundada a tal fin.
SUPRESIÓN DE PERSONAS:
Dachau, campo de concentración «modelo» pensado originalmente para 5000 hombres, llegó a duplicar su capacidad, miles de católicos desfilaron dentro de sus alambrados al punto tal que se dedicaron 3 barracas especialmente para los «curas» (26, 28 y 30) a efectos de evitar el apostolado en el campo. Weiler, autor de «Sacerdotes en Dachau» nos cuenta que pasaron por este campo unos 2763 sacerdotes de 23 naciones -especialmente polacos-, en quienes los nazis se descargaban con mayor saña. 1.072 murieron, la mitad fueron polacos y uno de cada cuatro: alemanes.
Mártires en sentido estricto son los caídos no a causa de la guerra sino como resultado de una persecución religiosa; entre los más importantes cronológicamente podemos contar a:
- Otto Neururer (1881-1940) párroco en Tirol, austriaco muerto en el campo de Buchenward, colgado de los pies
- Edith Stein (1891-1942) carmelita descalza, judía alemana, asesinada en la cámara de gas de Auschwitz; canonizada en 1998 junto con un nutrido grupo de beatos.
- Titus Brandsma (1881-1942) carmelita holandés, asesinado en Dachau con ácido fénico.
- Bernhard Lichtenberg (1875-1943) arcipestre de Berlín muerto en Planegg cuando era trasladado a un campo de concentración.
- Karl Leisner (1915-1945) sacerdote alemán, ordenado en secreto dentro de Dachau quien murió en el hospital al poco tiempo de salir del campo de concentración.
- Michel Callo (1921-1945) joven obrero francés, murió en el campo de Güssen II de Mauthausen por agotamiento físico y psíquico.
- Rupert Mayer (1876-1945) jesuita alemán, héroe de la Ira. Guerra Mundial condecorado con la cruz de hierro de 1ra. Clase, por acciones heroicas en combate donde perdió una pierna, ferviente católico y patriota, murió internado en la abadía de Ettal debido a los sufrimientos padecidos en el campo de Sachsenhausen
Párrafo especial merece la comunidad católica de Polonia. Dividido el país entre Soviéticos y nazis, el estado polaco como tal (y cuya historia estaba absolutamente comprometida con el acontecer de la Iglesia) desapareció y con él, el Concordato de 1925 que al igual que el alemán del 33 pudo haber representado, al menos frente a la comunidad internacional, ciertos límites simbólicos. La Iglesia se halló pues en una situación crítica ya que carecía totalmente de contenciones jurídicas. Así fue como en algunas zonas como Warthegau se la aniquiló totalmente, no quedó en pie ni estructuras ni gente.
Entre sus mártires contamos a:
- Maximiliano Kolbe (1894-1941) franciscano conventual ejecutado en Auschwitz confinado a morir de hambre en un bunker y luego rematado con ácido fénico.
- Antoni Julian Nowowiejski (1858-1941) arzobispo de Plock junto con 108 beatos mártires.
- Henry Kaczorowski (1888-1942) sacerdote
- Anicet Koplinski (1875-1942) sacerdote
- Marianna Biernacka (1888-1943) seglar
- Michal Kozal (1893-1943) auxiliar de Wroclaw, asesinado en Dachau con una inyección de ácido fénico.
- Stefan Wincenty Frelichowski (1913-1945) sacerdote.
«De las prisiones, de los campos de concentración, de los penales, salen ahora, junto a los detenidos políticos, también las falanges de aquellos sacerdotes y seglares cuyo único crimen había sido la fidelidad a Cristo y a la fe de sus padres…», nos confirmará Pío XII. «Indecibles padecimientos han soportado muchos de aquellos sacerdotes y de aquellos seglares por causa de la Fe y su vocación. En cierta ocasión, el odio de los impíos contra Cristo llegó al punto de parodiar en un sacerdote internado, con alambre espinoso, la flagelación y la coronación de espinas del Redentor».
Cardenal Mindszenty, primado de Hungría. 1944: arrestado por los colaboracionistas:A MODO DE CONCLUSIÓN
«Corrí rápidamente arriba, me puse los ornamentos de los días de fiesta y fui al encuentro de los policías. Intentaron meterme dentro de su auto, pero fracasaron en su intento, pues 16 de mis estudiantes de teología que observaban lo que estaba ocurriendo desde el primer piso bajaron con sus tres profesores, me rodearon y frustraron así el propósito de los azorados policías. No les quedó otra alternativa que conducir el auto vacío precediéndonos
Nosotros caminábamos atrás, yo con los ornamentos solemnes; a mi izquierda una fila de estudiantes de teología, a la derecha sus profesores. Así caminamos ese crepúsculo del tardío otoño, cerca de un kilómetro y medio a través de la calle principal de la ciudad.
La gente se paraba delante de sus casas, otras acudían corriendo desde sus calles laterales. La multitud se arrodillaba en la acera y pedían postrados mi bendición. Una procesión, tan triste como grande nos acompañó hasta la dirección de policía. Antes de entrar en el edificio les pedí a todos que se volviesen a sus casas y que pasaran tranquilamente la noche». (Cardenal Mindszenty. Memorias. Emecé Editores Buenos Aires 1975)
Retomando la idea que mencionáramos anteriormente digamos que la pretensión ideológica del nazismo es como una sombra entre dos espejos enfrentados, una sombra que se dispara en proyecciones infinitas. Alguien podría pensar que el fenómeno está en el espejo, en la imagen construida de aquello que la ideología dice que es, pero ni siquiera eso es cierto, el fenómeno es de percepción y cualquiera de las opciones que se tome es falsa. Entre el hombre ario y el hombre no ario o sub-hombre nada existe ya que su misma formulación es falaz y por tanto, aún el termino "hombre" esta vaciado de contenido, es solo una sombra. Entre cristianismo positivo y cristianismo político nadie puede optar por nada, constituye una mera abstracción esquizoide. Y en cuanto al espacio vital o espacio no vital solo es comprobable en las dimensiones del ascensor de mi casa.
Un país en ruinas, humillado después de la Gran Guerra, hambreado y al borde del caos, con una clase política decadente y de cabaret, cayó en la trampa de optar, sobre la base exclusiva y excluyente de la Fortaleza y la entronización de la Voluntad (en desmedro de cualquier otra virtud, especialmente de la Prudencia) por la falacia fundamental: O un país en Orden o un país con Justicia. Y antes que preferir el equilibrio, antes que la búsqueda del Centro, antes de pensar en un país Justo y por lo tanto ordenado prefirió a Odin vestido de cabo (me disculpen todos los cabos). Las consecuencias ya las vimos, el progresivo estrangulamiento de la Fe, lo que en palabras de
Terminada la II Guerra Mundial, Monseñor Hugh O’Flaherty había sido el líder de la mayor red clandestina de evacuación de judíos y aliados en Roma:
«Durante aquellos años, Monseñor llevó a cabo otra extraordinaria obra de misericordia: El Coronel Kappler (ex-jefe de las SS en Roma), su mortal enemigo durante la ocupación nazi había sido juzgado como criminal de guerra y condenado a cadena perpetua por su participación en la matanza de las Cuevas Adreatinas. Prisionero en Gaeta -a mitad de camino entre Roma y Nápoles- nadie iba a visitarle, excepto una persona: Monseñor O’Flaherty, que se entrevistaba con él todos los meses y que al cabo de seis años pidió a los aliados y luego a las autoridades italianas que le liberasen. No lo consiguió, pero en marzo de 1959 tuvo la alegría de bautizarlo y recibirlo como un hijo en el seno de la Iglesia Católica» (Púrpura y Negro - J.P. Gallagher Ediciones Palabra. Madrid 1985).
Abg. GONZALO ALCIBÍADES CASANOVA FERRO
PROPAGANDA ANTIRRELIGIOSA
“–Sin embargo el timón de la Iglesia está en nuestras manos… –Sí, señor Cardenal; ¡y los impuestos de la Iglesia en las nuestras!”. Das Schwarze Korps, 10/02/1937
“Moda para damas católicas”: “Modelo ‘ermitaño’ – Amplio y cómodo vestido católico de entrecasa, de brin con caprichosas rayas horizontales. Sobre el bolsillo izquierdo de la blusa, en lugar de monograma, ahora se lleva un número”. (Das Schwarze Korps, 1/07/1937)
BIBLIOGRAFÍA
LIBROS Y REVISTAS NACIONALSOCIALISTAS:
- Entre la Iglesia y el Reich - P. Julio Meinvielle - Adsum. Buenos Aires - Argentina 1937
- El Cristianismo en el III Reich - Testis Fidelis - IIª edición. Editorial “La Verdad” Buenos Aires - Argentina 1941
- Diez años de Cristianismo en el III Reich (Documentos del Episcopado Católico Alemán) - Testis Fidelis - Información Católica Internacional. Buenos Aires - Argentina 1943
- Doctrina Pontificia Tomos I y II Documentos políticos, edición preparada por José Luis Gutiérrez García, contiene entre otros documentos las encíclicas Non Abbiamo Bisogno y Mit Brennender Sorge. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid - España 1958
- Propaganda Bélica Alemana 1939-1941 Conferencias ministeriales secretas en el ministerio de propaganda del Reich Tomos I y II - Willi A. Boelcke - Luis de Caralt editor. Barcelona - España 1969
- Adolf Hitler, tomo I y II. - John Toland Editorial Atlántida Buenos Aires - Argentina. 1977
- Julio Steinkaul Un héroe de la primavera sagrada. - P. Joseph Klein - Editorial Patris Chile 1992
- Karl Leisner sacerdote y mártir. - P. Juan Pablo Catoggio - Editorial Patris. Chile 1996
- Pie XII et la Seconde Guerre Mondiale d'après les archives du Vatican, - Pierre Blet - Librairie Académique Perrin, Francia 1997
- "El nacionalsocialismo y la Iglesia". - Julio de la Vega - Hazas, en Rev. Palabra, España, septiembre 1997
- Los Judíos, Pio XII y la leyenda negra - Antonio Gaspari - Planeta y Testimonio. Traducción de Justo Amado 1999
- Catecismo de la Iglesia Católica - Conferencia Episcopal Argentina - Buenos Aires - Argentina 2000
- Persecuciones religiosas y Mártires del Siglo XX - Vicente Cárcel Ortí - Palabra. Madrid - España 2001
LIBROS Y REVISTAS NACIONALSOCIALISTAS:
- Bayerische Kurier Nº 142, 1929
- Schlesische Volkszeitung 29 de marzo 1934
- Germania Nº 129 9 de mayo de 1935
- Thüringer Allgemeine Zeitung 11 de septiembre de 1935
- Völkischer Beobachter 15 de noviembre 1936
- Reichsgesetzblatt Nº 134 pag. 133 de 1937
- Kölnische Volkszeitung Nº 92 del 4 de abril de 1937
- Neües Münchener Tagblatt 1-3-1937
- Das Schwarze Korps 18 de noviembre de 1937
- Ostseebote (Mensajero del mar oriental) 11 de nov. de 1937
- Reichpost 13 de junio de 1937
- Völkischer Beobachter Nº 184 3 de julio 1937
- SA-Mann 26 de febrero de 1938
- "Ilusión o realidad - Ideas reveladas y fe mística". Dr. M. Ziegler. Cuadernos mensuales nacional-socialistas, 1938
- Das Schwarze Korps 15 de sept. de 1938 y 26 de enero de 1939
- Das Schwarze Korps 8 de junio de 1939
- Frankfurter Zeitung Nº 305/6 18 de junio 1939
- Mi Lucha - Adolf Hitler - Editorial Nuevo Orden. Buenos Aires - Argentina 1947
- El Mito del Siglo XX - Alfred Rosemberg - Editorial Nuevo Orden. Buenos Aires - Argentina 1948
- “Desconfesionalización", impreso por C Blech de Mülheim en el Ruhr, s/a - s/f.
La tragedia del Tercer Reich me recuerda a lo que decía Ana Catalina sobre la torre de Babel, la mistica alemana le fue revelado que Dios hubiera permitido que se terminase la torre de Babel si es que los constructores le hubieran dado la gloria a Dios.
ResponderEliminarYo creo firmemente, que si Hitler no se hubiera dejado llevar por las ridiculeces de la sociedad de thule, que lo creían su mesías germánico, entonces Dios le hubiera dado la victoria, y el imperio por tanto tiempo dividido se hubiera reunificado. Pero igual que Nimrod, y tantos otros antes que él, creyó que podía poner su trono por encima del altísimo... esta tragedia no es una narrativa que ((ellos)) dejarían propagar, pero es la realidad objetiva.