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lunes, 16 de mayo de 2022

DEL PAPA DUDOSO, NO ELECTO LEGÍTIMAMENTE O HERÉTICO

LATÍN
Nunc ut quæcúmque hacténus dicta sunt in breve compéndium redigámus, illud in summa collígimus, nullam prorsus esse concílii potestátem in eum, qui jure sit Póntifex. Et quámvis tria sint, in quíbus prima fronte áliud vidéri possit, primum ubi plures de Pontificátu conténdunt, álterum ubi Pontíficis eléctio est írrita, tértium ubi fúerit hæréticus Póntifex: horum tamen nihil conclusióni nostræ obsístit.
    
Nam et in eo, quod primo dixímus, ubi non appáret quis sit Póntifex perínde est ac si non esset, cum non esse et non apparére pária esse judicéntur.
    
Quod áutem secúndo loco tractátum est, qui legítime non est eléctus, is néque Póntifex appellári merétur, nec Pontifícia subníxus est autoritáte.
    
Is dénique, qui in hærésim lapsus contumáciter in prava opinióne perséverat, ne inter Pontífices quídem numerátur.
    
Quae ómnia evidentíssimis ratiónibus et maximórum virórum autoritátibus, supérius ita osténdimus, ut plura áddere supérfluum videçatur.
   
TRADUCCIÓN
Ahora bien, para reducir a un breve resumen lo que hasta aquí se ha dicho, recogemos de manera sumaria, que no hay absolutamente ninguna potestad del concilio sobre quien sea Pontífice por derecho. Y aunque hay tres situaciones en que otra cosa se vea a primera vista: la primera donde la mayoría se opone al Pontificado, la segunda donde la elección del Pontífice es inválida, y la tercera donde el Pontífice era hereje, sin embargo nada de esto impide nuestra conclusión.
   
Porque aun en lo que hemos dicho primero, donde no aparece quién es el Pontífice, es lo mismo como si no lo fuera, ya que se juzga igualmente que no son y que no aparecen.
    
Luego lo discutido en segundo lugar, que quien no fue elegido legítimamente, no merece ser llamado Pontífice, ni sustentado por la autoridad Papal.
   
Finalmente, el que, habiendo caído en la herejía, persevera en una opinión desafiantemente depravada, ni siquiera se cuenta entre los Pontífices.
    
Todas estas cosas las hemos mostrado arriba de tal manera por las razones más convincentes y los principios autorizados de los hombres más grandes, que parece superfluo añadir más.
   
Cardenal JUAN JERÓNIMO MORONE, De potestáte Papæ et Concílii, primera parte. Venecia, imprenta de Comin da Trino de Monferrato, 1561, pág. 83. Traducción propia.

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