Traducción de la Novena publicada en francés en Nimes por la imprenta Soustelle en 1866, con licencia eclesiástica. Los Gozos son de origen valenciano, publicados en la imprenta de Agustín Laborda y Galve.
ADVERTENCIA
La utilidad de las Novenas es sentida de todos los buenos
cristianos; ellas han sido y aún son el canal de bastantes gracias
señaladas. ¿Dios podría, en efecto, resistir a esta sucesión diaria de
oraciones comunes o simplemente privadas, las cuales son inspiradas por
los sentimientos de la fe? Es la oración perseverante que consigue todo,
según la palabra de Jesucristo.
Solicitados por
esta consideración y por el deseo de secundar la devoción singular que
los Fieles de esta parroquia tienen a su santo Patrono, hemos puesto en
orden algunas reflexiones cortas y familiares, tomadas de la Vida del
Santo y dispuestas en forma de Novena.
NOVENA EN HONOR A SAN GIL ABAD
Por
la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
HIMNO Veni Creátor Spíritus
Tú que eres el Paráclito,
Ven, creador Espíritu,
De los tuyos la mente a visitar;
A encender en tu amor los corazones
Que de la nada plúgote crear.
Tú que eres el Paráclito,
Llamado y don altísimo de Dios;
Fuente viva, amor y fuego ardiente,
Y espiritual unción.
Tú, septiforme en dádivas,
Tú, septiforme en dádivas,
Tú, dedo de la diestra Paternal;
Tú, promesa magnífica del Padre,
Que el torpe labio vienes a soltar.
Con tu luz ilumina los sentidos,
Con tu luz ilumina los sentidos,
Los afectos inflama con tu amor;
Con tu fuerza invencible corrobora
La corpórea flaqueza y corrupción.
Lejos expulsa al pérfido enemigo,
Lejos expulsa al pérfido enemigo,
Envíanos tu paz;
Siendo Tú nuestro guía,
Toda culpa logremos evitar.
Denos tu influjo conocer al Padre,
Denos tu influjo conocer al Padre,
Denos también al Hijo conocer;
Y del uno y del otro, oh Santo Espíritu,
En Ti creamos con sincera fe.
A Dios Padre alabanza, honor y gloria,
A Dios Padre alabanza, honor y gloria,
Con el Hijo que un día resucitó
De entre los muertos; y al feliz Paráclito,
De siglos en la eterna sucesión. Amén.
DÍA PRIMERO – 23 DE AGOSTO
CONSIDERACIÓN: LA HUMILDAD
«Si quis vult post me veníre, ábneget semetípsum» (Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo) [San Mateo XVI, 24].
II. San Gil grabó profundamente en su corazón esta importante verdad. En medio de los honores que los hombres rendían a su nacimiento, él se ocupaba de su propia abyección y, temiendo siempre que su dignidad le inflase el corazón, abandonó finalmente su patria y se interna en la profundidad de los bosques para vivir desconocido. Cada vez que el resplandor de sus virtudes y sus milagros le producía a los ojos de los hombres, otras tantas huía y buscaba los retiros más alejados y más oscuros.
III. ¿Qué haces para devenir humilde? ¿Conoces la humildad? ¿No deseas, en el fondo del alma, ser visto, conocido y estimado de los hombres? ¿Hablas bastante de la humildad, pero deviniendo más humilde? Esta virtud es delicada como la castidad; ella se marchita al producirse afuera por las palabras inútiles. Habla menos de la humildad y sé más humilde.
PRÁCTICA: Haz frecuentemente regreso a tu corazón, y sobre todo en las contradicciones que afrontes, para ver si no estás atado a ti mismo.
ORACIÓN
¡Oh Dios mío!, enseñadme a ser humilde. Veo en vuestra santa presencia que no soy nada, porque, ¡quién podría estimarse ante vuestra grandeza infinita! Pero, desde que me retiro de Vos, esta verdad se me escapa y me siento cautivado por el amor de mí mismo. Cortad estos lazos invisibles que me atan a mí mismo; haced que no viva más que para Vos y que prefiera siempre antes que a la estima y las alabanzas de los hombres, la oscuridad y el silencio.
LETANÍA A SAN GIL ABAD
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
San Gil, ejemplo de virtud desde la infancia, ruega por nosotros.
San Gil, gloria de tus padres, ruega por nosotros.
San Gil, que despreciaste el cetro real, ruega por nosotros.
San Gil, humildísimo en los honores, ruega por nosotros.
San Gil, muy humilde en las riquezas, ruega por nosotros.
San Gil, confesor de la verdad en el consejo de los grandes, ruega por nosotros.
San Gil, modelo de castidad en la corte de los príncipes, ruega por nosotros.
San Gil, que combatiste con fervor todos los vicios, ruega por nosotros.
San Gil, consuelo asiduo de tu madre viuda, ruega por nosotros.
San Gil, que en medio del palacio anhelaste la soledad, ruega por nosotros.
San Gil, que saliste de tu patria, ruega por nosotros.
San Gil, admirable en tu fe en la Providencia, ruega por nosotros.
San Gil, seguro en medio del naufragio, ruega por nosotros.
San Gil, que huiste al medio de los bosques, ruega por nosotros.
San Gil, llamado al palacio de los reyes por tu singular santidad, ruega por nosotros.
San Gil, que por tu oración hiciste fecunda la tierra estéril, ruega por nosotros.
San Gil, que por tu vestido huyen las enfermedades, ruega por nosotros.
San Gil, eximio ejemplar de penitencia, ruega por nosotros.
San Gil, que te sustentaste de raíces y hierbas agrestes, ruega por nosotros.
San Gil, que pasaste las noches en meditación, ruega por nosotros.
San Gil, que imitaste a los solitarios de la Tebaida, ruega por nosotros.
San Gil, que fuiste alimentado milagrosamente por las bestias, ruega por nosotros.
San Gil, ilustre en todo el mundo por tu santidad, ruega por nosotros.
San Gil, celebérrimo fundador de un monasterio, ruega por nosotros.
San Gil, padre y director de muchos monjes, ruega por nosotros.
San Gil, que diste tus posesiones al Romano Pontífice, ruega por nosotros.
San Gil, animado por una singular veneración a la Iglesia Romana, ruega por nosotros.
San Gil, que en toda tu vida dominaste la carne y venciste tu espíritu, ruega por nosotros.
San Gil, acompañado al Cielo por Ángeles, ruega por nosotros.
San Gil, ejemplo nuestro, ruega por nosotros.
San Gil, refugio en las calamidades, ruega por nosotros.
San Gil, consuelo en las aflicciones, ruega por nosotros.
San Gil, conductor nuestro, ruega por nosotros.
San Gil, amador nuestro, ruega por nosotros.
San Gil, nuestro padre, ruega por nosotros.
San Gil, que no cesas de orar por tus hijos, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
℣. Ruega por nosotros, bienaventurado San Gil.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Concédenos, Señor, que seamos asistidos por las súplicas de San Gil Abad, a fin que deseemos lo que piadosamente creyó y consigamos lo que justamente esperamos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
GOZOS EN HONOR AL GLORIOSO SAN GIL ABAD
Si de los fieles llamado
Sois para sus desventuras,
Libradnos de calenturas,
San Gil bienaventurado.
Dando en los males salud,
Tanto a Cristo parecisteis,
Que en la niñez descubristeis
Que en la niñez descubristeis
Vuestra singular virtud:
De tierna edad, lastimado,
Al pobre vestir procuras.
Haceis con vuestra riqueza
Rico al pobre, y quedáis pobre,
Para que en las fiebres cobre
Su perdida fortaleza:
Libradnos de calenturas,
San Gil bienaventurado.
Rico al pobre, y quedáis pobre,
Para que en las fiebres cobre
Su perdida fortaleza:
Al demonio habéis lanzado,
Y a la ponzoña dais cura.
Del mar sosegáis la guerra,
Y a la ponzoña dais cura.
Libradnos de calenturas,
San Gil bienaventurado.
Y al fértil yermo volvéis,
Para que en todo os mostréis
Santo por mar y por tierra:
Pues con humilde cuidado
Encubrís tantas venturas.
Ser siervo de Dios parece,
Para que en todo os mostréis
Santo por mar y por tierra:
Pues con humilde cuidado
Encubrís tantas venturas.
Libradnos de calenturas,
San Gil bienaventurado.
A quien una cierva aprueba,
Supuesto que en una cueva
Os da leche y obedece:
Y en ella misma flechado
Os miran las espesuras.
Aquel oculto pecado
Os miran las espesuras.
Libradnos de calenturas,
San Gil bienaventurado.
Que el rey Carlos ciego calla,
Por vos lo confiesa y halla
Perdón, ya Dios aplacado:
Perdón, ya Dios aplacado:
Y del Cielo fue alumbrado
Entre congojas tan duras.
Quitáis con vuestros aciertos
Libradnos de calenturas,
San Gil bienaventurado.
Al demonio mil cautivos:
Dais vida del alma a vivos,
Y vida al cuerpo de muertos:
Y con el pecho alentado,
Dais a Luzbel apreturas.
Las puetas que encomendáis
Dais a Luzbel apreturas.
Libradnos de calenturas,
San Gil bienaventurado.
Al Tíber, seguras fueron,
Y estos lances descubrieron
Que por la del Cielo entráis:
Que por la del Cielo entráis:
Pues la senda habéis hallado
De celestiales anchuras.
Nuestro pueblo ofrece mansión
A Gil, que en su ardor le enlaza,
Libradnos de calenturas,
San Gil bienaventurado.
A Gil, que en su ardor le enlaza,
Porque el cofrade en su casa
Halle toda protección.
℣. Lo amó el Señor, y lo adornó.
℟. Lo revistió con una estola gloriosa.
ORACIÓN
Suplicámoste, Señor, que cuantos nos encomendamos a la intercesión de San Gil Abad, consigamos por su patrocinio lo que no conseguimos por nuestros méritos.
Omnipotente y sempiterno Dios, salvación eterna de los creyentes, escucha nuestras oraciones por tus siervos enfermos, para quienes imploramos el auxilio de tu misericordia, a fin que recuperada la salud, te rindan acciones de gracias en tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 24 DE AGOSTO
Por la señal,…
Himno “Veni, Creátor Spíritus”.
CONSIDERACIÓN: EL DESPRECIO DEL MUNDO
«Nólite dilígere mundum, néque ea quæ in mundo sunt» (No améis el mundo, ni lo que sea del mundo) [1.ª Epístola de San Juan II, 15].
I. Todo lo que se pasa no es nada para los seres inmortales; todo lo que es creado es como una nada para los seres que están destinados a poseer a Dios. ¿Qué es la revolución de un gran número de siglos en torno a la eternidad? Nada. ¿Qué es la creatura en presencia del Creador? Nada en absoluto. Ahora, los bienes de este mundo son pasajeros y vanos. Pasa un poco de tiempo, y todo lo que el mundo estima y admira habrá desaparecido; no quedará sino el lamento de aferrarse a él. Desprecia, desprecia la vanidad del mundo.
II. San Gil, descendiente de sangre de reyes, podía prometerse los más grandes honores como las más dulces alegrías; pero ilustrado por las luces de la religión, sintió la vanidad de los vienes terrestres y los despreció. Como el rey Salomón, dijo en su corazón: «Vanidad de vanidades, y todo es vanidad y aflicción de espíritu». Él tuvo que despreciar bastante la dicha de este mundo, pues prefirió la soledad y la oscuridad de los bosques.
III. Para darte el testimonio más consonante que no estás aferrado a los bienes de la tierra, examina si gustas de las máximas de Jesucristo sobre las ventajas de la pobreza, la humildad y los sufrimientos, y sobre los peligros de los honores, los placeres y las riquezas. Jesucristo nos dijo en su Evangelio: «Ay de los ricos; ay de los que tienen su consolación en este mundo».
ORACIÓN
¡Oh
Dios mío!, no os conoce el que se aferra a los bienes del mundo. Me hicisteis para Vos, y mi corazón gustó toda la felicidad de aquí abajo, que no sería dichosa. Vos solo, oh Dios mío, sabréis satisfacer llenando la inmensidad de sus deseos y arreglando para siempre la incertidumbre de sus esperanzas frívolas. Huíd lejos de mí, bienes de la tierra, mi Dios es mi todo.
La Letanía y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO – 25 DE AGOSTO
Por la señal,…
Himno “Veni, Creátor Spíritus”.
«Recédite de médio Babylónis» (Salid de en medio de Babilonia) [Isaías L, 8].
I. «Ay del mundo por sus escándalos», nos dijo Jesucristo, y además, después de conversar con sus Apóstoles sobre su muerte próxima, agrega: «Yo no pido por el mundo». ¡Palabra aterradora! Él no quiere orar por el mundo, y luego ora por sus verdugos. ¡Que el mundo es pues malvado! ¡¡Jesucristo, quien es la misma bondad, no quiere orar por el mundo!! ¡Qué anatema! Huyamos, huyamos del mundo.
II. Considera que San Gil, todo penetrado por este anatema de Jesucristo, huye del mundo y de su patria, y allá en las regiones lejanas se esconde a las miradas importunas de los hombres. Él conocía las máximas y la conducta del mundo; ha descubierto las trampas que le ha puesto a su paso y, más fuerte que el munndo, lo desprecia y abandona.
III. Se puede huir del mundo de dos maneras: o bien renunciando a todo comercio con los hombres, o huyéndolo de entre los hombres que son animados por las máximas del mundo. La primera separación exige una vocación particular; pero la segunda es un precepto impuesto a todo cristiano. ¿Huyes de las sociedades peligrosas o sospechosas? ¿Amas la oscuridad y el silencio? ¿No amas, al contrario, producir y oír hablar de los asuntos del mundo? ¿Te limitas al trato de las personas piadosas? El amor del mundo es un presagio fatal.
¡Oh Dios mío!, ¡por qué no huir de vuestro enemigo y el mío! Si yo os amase bien, detestaría este mundo perverso que no os conoció. Salvador mío, hacedme gustar, en el recinto de vuestros tabernáculos, la dulzura del retiro y del silencio; que el tumulto no venga a perturbar vuestras comunicaciones inefables y envenenar, por la amargura de los placeres terrestres, las dulces alegrías de vuestro amor. Que el mundo esté crucificado para mí, y yo esté crucificado para el mundo.
CONSIDERACIÓN: LA PENITENCIA
ORACIÓN
PRÁCTICA: Huye de la sociedad de las personas que te hablen frecuentemente del mundo, y no hables jamás de ti mismo.
La Letanía y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO – 26 DE AGOSTO
Por la señal,…
Himno “Veni, Creátor Spíritus”.
«Qui Christi sunt, carnem suam crucifixérunt cum vítiis et concupiscéntiis» (Quien está con Cristo, crucifica su carne con los vicios y concupiscencias) [Gálatas IV, 24].
I. «El reino de los Cielos se toma por violencia». El camino que conduce a él es duro, estrecho y sembrado de espinas. Hace cargar su cruz y seguir a Jesucristo. Jesús es nuestro modelo; nosotros no podemos salvarnos si no somos semejantes a Él. Decía San Bernardo: «Sería una cosa monstruosa si se viera miembros delicados bajo una cabeza coronada de espinas».
II. San Gil habitaba los bosques, se alimentaba de hierbas silvestres, de raíces y de un poco de leche que le proporcionaba una cierva. Estaba revestido de hábito basto, una gruta oscura era su morada y la tierra su lecho. En una palabra, pasó su vida entre vigilias, oración y penitencia.
III. ¿Tu penitencia iguala tus pecados? ¿Haces penitencia? Los grandes santos tuvieron crucificada, durante toda su vida, su carne y sus apetitos desordenados, y al momento de parecer ante Dios, temblaban. ¿Los pecadores sensuales estarán entonces tranquilos? Piensa en esta palabra de Jesucristo: «Si no hacéis penitencia, todos pereceréis».
Salvador mío, quiero, a vuestro ejemplo, dedicarme a los ejercicios de la penitencia. Mis pecados claman venganza contra mí. Concededme la gracia de tener sin cesar vuestra dolorosa Pasión ante mis ojos. Haced morir esta naturaleza rebelde que me aleja de Vos; quemad, quebrad, golpead hasta lo más vivo en esta tierra maldita, para que Vos me perdonéis en la eternidad; muy dichoso de seguiros en el Calvario para resucitar como Vos en la gloria.
CONSIDERACIÓN: LA ORACIÓN
ORACIÓN
PRÁCTICA: Proponte cada día hacer un acto de penitencia.
La Letanía y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO – 27 DE AGOSTO
Por la señal,…
Himno “Veni, Creátor Spíritus”.
«Oppórtet semper oráre, et non defícere» (Conviene siempre orar sin desfallecer) [San Lucas XVIII, 1].
I. La oración es necesaria y poderosa. «Sin mí, nada podéis hacer», nos dice Jesucristo. La oración es pues como el grito natural de nuestros corazones: y es muy consolador saber que este grito, el cual estña regulado por las máximas de la piedad cristiana, es siempre atendido. Otra vez nos dice Jesucristo: «Pedid y recibiréis».
II. San Gil abandona el mundo para emplear más tiempo a la oración. Pasa las noches en este santo ejercicio. Su vida fue incluso una oración continua, porque, sin cesar en presencia de Dios, veía su propia debilidad y la grandeza de este Dios que quería socorrerlo. Su oración ha sido poderosa: él se ha convertido en un gran Santo, y los que han habitado el lugar consagrado por su muerte han sentido frecuentemente que tienen en él un gran protector delante de Dios.
III. ¿Amas el santo ejercicio de la oración? Debes orar sin cesar, según la palabra del Salvador. ¡Ay!, mayor la necesidad de gracias, menor la oración. Los pecadores que no oran son semejantes a los enfermos desesperados, que no sienten su mal y desdeñan la necesidad del médico. Ora sin cesar y con fervor, porque tienes sin cesar necesidad del socorro de Dios.
Dios mío, quiero hallar mis delicias en la oración. En medio de las aflicciones de esta vida desdichada, no iré a buscar alivio a mis males sino en las dulzuras de este ejercicio. Lejos de mí las frías consolaciones de los hombres que me importunan y me hielan. Vos solo, oh Dios mío, podéis consolar mi alma afligida, Vos solo podéis darme la paz de vuestros hijos que el mundo no conoce. Yo llamaré a Vos como un niño llama a su padre, y nada perturbará mi descanso y mi gozo.
CONSIDERACIÓN: LA GLORIA DE SAN GIL EN EL CIELO
ORACIÓN
CONSIDERACIÓN: EL PODER DE SAN GIL ANTE DIOS
ORACIÓN
PRÁCTICA: Acuérdate, al orar, que de la oración depende tu santificación y tu salvación.
La Letanía y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO – 28 DE AGOSTO
Por la señal,…
Himno “Veni, Creátor Spíritus”.
«Gaudéte et exaltáte, quóniam merces vestra copiósa est in cœlis» (Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo) [San Mateo V, 12].
I. No le es dado al hombre hacer conocer por el lenguaje la gloria de los Santos. San Pablo, regresado del tercer cielo, no hizo entender a la tierra aquellas palabras inefables: «Lo que ni ojo vio, ni oído oyó, ni mente humana entendió, es lo que Dios prepara a los que Lo aman». Admira en un profundo silencio las maravillas de la munificencia divina.
II. La gloria de San Gil es grande en el Cielo. Él la mereció por sus virtudes heroicas. Abandonó la gloria, las riquezas y los placeres de la Corte, y va a lo profundo de los bosques para dedicarse a los trabajos de la penitencia. De lo alto de la grandeza desciende voluntariamente al último grado de la pobreza y de la abyección. ¡Qué sacrificios, qué violencias no le costó un cambio tan pronto y tan extraño!
III. ¿Qué has hecho para merecer el Cielo? No se te dice que te midas con los grandes Santos, porque sería exigir demasiado a tu debilidad. Pero ¿has hecho en tu estado todos los sacrificios que la gracia te demanda? ¿Miras el Cielo como el fin y la recompensa de tus trabajos? ¿No te sujetas a la tierra, y a las comodidades de la vida? Acuérdate de esta palabra de San Agustín: «Nadie podrá regocijarse como ciudadano en el Cielo, si antes no ha gemido como extranjero en la tierra».
Oh Dios mío, un gran Santo os dijo que «la tierra me parece vil cada vez que considero el Cielo». Esta deberá ser el grito de mi corazón. Gran Dios, haced que suspire sin cesar por el momento de veros. Sí, perezcan para siempre la tierra y este mundo perverso que la habita, y que mi alma, desatada de las cadenas del cuerpo que la retienen cautiva, se lance al seno de vuestra gloria para vivir siempre del fuego de vuestro amor. ¡Oh hermosa sociedad de los Ángeles y Santos, cuándo os veré!
PRÁCTICA: Antes de emprender cualquier cosa, examina si lo que vas a hacer te será provechoso para el Cielo.
La Letanía y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 29 DE AGOSTO
Por la señal,…
Himno “Veni, Creátor Spíritus”.
«Et ascéndit fumus incensórum de oratiónibus sanctórum, de manu Ángeli coram Deo» (El humo del incienso, de las oraciones de los Santos, subió ante Dios por mano del Ángel) [Apocalipsis VIII, 4].
I. Dios recompensa a sus elegidos haciéndoles participar en la mediación de Jesucristo. Su gloria demanda que se haga propicio a sus súplicas, porque ellos llevan el sello de los méritos de su Hijo. No es que sean mediadores como Jesucristo, sino que Jesucristo les comunica a sus oraciones un caudal de esta virtud supereminente y divina que había unido a su inmolación en la cruz, y que obtuvo la reconciliación de los hombres con Dios. Los Santos son los servidores de Dios, sus amigos, sus hijos; con estos títulos, Él no sabe rehusarles nada.
II. Si bien todos los Santos tienen un gran poder ante Dios, también este poder es proporcional a la medida de los méritos que han adquirido sobre la tierra. Es pues permitido pensar que el poder de San Gil es muy grande, porque es del número de los Santos donde los sacrificios heroicos han hecho la edificación de toda la Iglesia y han devenido el fundamento de un culto memorable y universal. El sentimiento de los fieles, que no se engaña, es de tener una prenda segura de este gran poder de San Gil en el Cielo.
III. ¿Has aprovechado siempre el poder de tu Santo patrono? ¿En vez de recurrir a él en las adversidades de la vida, no has solicitado con demasiado afán y demasiada confianza los socorros y las consolaciones del mundo? «Maldito el que pone su confianza en el hombre», nos dice el Espíritu Santo. Piensa que el gran poder que Dios ha dado a los Santos no es para ellos, sino para nosotros. Tienes un gran protector en el Cielo, así que serás un gran enemigo de ti mismo si te niegas a recurrir a él.
Oh gran Santo, que has dado a nuestros padres brillantes signos de tu protección, continúa ante Dios tus oraciones poderosas en favor nuestro. En estos días malos en que el enemigo de la salvación extiende a lo lejos sus redes, sé nuestro refugio, y no se dirá que, en el siglo donde tus hijos tuvieron una más apremiante necesidad de tu socorro, sea en que más te negaste a interesarte en sus males.
CONSIDERACIÓN: EL TIERNO AFECTO DE SAN GIL POR NOSOTROS
ORACIÓN
PRÁCTICA: Toma el hábito de hacer cada día una oración a tu santo patrono.
La Letanía y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO – 30 DE AGOSTO
Por la señal,…
Himno “Veni, Creátor Spíritus”.
«Cháritas núnquam excídit» (La caridad nunca se agota) [1.ª de Corintios XIII, 8].
I. Se nos habla frecuentemente del afecto de una madre por sus hijos; es muy tierno, sin duda, pero no se compararía al que los Santos tienen por nosotros. Todo lo que la ternura tiene de más delicado y más sensible, todo lo que el amor tiene de más vivo y más generoso, todo lo que el espíritu de sacrificio tiene de más heroico, los sentimientos más dulces de la amistad, como el abandono sin medida de su dedicación más absoluta, todo esto lo posen los Santos en el grado más eminente. Ellos obtienen en el fuego del amor de Dios, el fuego del amor de los hombres.
II. No puedes dudar del tierno afecto de San Gil por ti. Si él aún estuviera en la tierra, no hay duda que lo tendrías como el más tierno de los padres. ¡Pues bien!, en el Cielo, donde todos los afectos del corazón se perfeccionan y purifican, ¿podrá él olvidarte? Interroga los siglos pasados, y sabrás que San Gil siempre nos ha amado; pregunta a tu propio corazón, y te dirá que San Gil te ama; será incluso sorprendente que no nos haya dado alguna señal distintiva de su amor. Esta verdad de sentimiento es una verdad incontestable.
III. ¿Has sido reconocido del amor que tu Santo patrono tiene por ti? El amor se paga con amor. Si él te ama, es que quiere que lo ames, para conducirte pronto al amor de Dios, que es el principio de este amor mutuo que une a los Santos del Cielo con los cristianos que aún están en la tierra. ¿No has limitado tu devoción a hacer algunas frías oraciones, incluso para solicitar beneficios temporales? Los Santos no sabrían aprobar esta devoción insensible o mercenaria.
Oh gran Santo, que has merecido nuestro amor por señalados beneficios, te amaremos siempre. Siento mi corazón dirigirse hacia ti por una inclinación dulce y natural. Parece que Dios te ha comunicado todos los atributos de la bondad paterna, para obtener de ti los más vivos sentimientos del amor filial. Oh gran Santo, sea tu nombre sin cesar en nuestra boca como un testimonio público de tu tierno afecto por tus hijos, y estarás sin cesar en nuestros corazones como un testimonio secreto, pero sensible, del amor de tus hijos por su padre.
CONSIDERACIÓN: SAN GIL, NUESTRO MODELO
ORACIÓN
PRÁCTICA: Expresa de tiempo en tiempo tu reconocimiento a tu Santo patrono, por el tierno afecto que tiene por ti.
La Letanía y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO – 31 DE AGOSTO
Por la señal,…
Himno “Veni, Creátor Spíritus”.
«Mementóte præpositórum vestrórum, quórum intuéntes éxitum conversatiónis, imitámini fidem» (Acordaos de vuestros prelados, cuya fe debéis imitar considerado el fin de su vida) [Hebreos XIII, 8].
I. El honor que debemos rendir a los Santos consiste principalmente en la imitación de sus virtudes. Dios los propuso a tu veneración para animarnos por sus ejemplos: y los Santos no podrian aceptar los homenajes manchados por una vida criminal. Ellos quieren imitadores y no predicadores de su santidad.
II. La vida de San Gil es una regla de conducta para todas las condiciones. Los ricos aprenden el desprendimiento de las riquezas; los pobres, el amor y las ventajas de la pobreza; los hombres sensuales, la renuncia a los placeres de la tierra; los dichosos del mundo, la frivolidad de su alegría pasajera, y todos, la humildad, la penitencia, la oración, la huída del mundo, el temor al juicio de Dios y la preparación para la muerte.
III. ¿La devoción que tienes a tu Santo patrono influye en tu conducta? ¿No consiste ella en los actos de una piedad toda exterior? ¿Algunas oraciones, algunas reflexiones pasajeras, algunos sentimientos de veneración y de confianza no forman todo el fondo? Haz de su vida el modelo de la tuya. Al pensar en sus virtudes, piensa en tus defectos. Su humildad debe hacerte recordar tu orgullo; su pobreza, tu apego a los bienes de este mundo; su penitencia, de tu sensualidad. Luego que haya un verdadero deseo de salvación, todo resulta instrucción en la vida de los Santos.
Oh gran Santo, yo no quiero más expresar mi veneración con palabras estériles, sino honrarte con acciones santas. Quiero extraer de tu vida las reglas de conducta apropiadas a mi estado; y mi devoción, lejos de ser una devoción de pensamientos y palabras, devendrá una devoción práctica. Me es demasiado honorable, oh gran Santo, marchar según tus huellas para osar alabarte sin corregir mis costumbres. Cultiva por tus oraciones estas dichosas disposiciones de mi alma, y que me sea dado ver en tus hijos imitadores de tus virtudes. Entonces nuestras alabanzas serán más dignas de ti y de Dios que te ha glorificado.
ORACIÓN A SAN GIL PARA OBTENER SOCORRO EN LAS NECESIDADES DE LA VIDA
Permite, oh gran Santo, que, en el mal que me aflige, venga a implorar tu socorro. En vano buscaría el favor de los hombres para obtener algún alivio a mis males; he tenido muy frecuentemente una triste experiencia de su debilidad y su ingratitud. Mi más dulse consolación es venir a presentar a tus pies la expresión de mis necesidades y de mi dolor, persuadido que escucharás atento la voz de tus hijos. Hemos aprendido de nuestros padres a recurrir a ti en nuestras aflicciones. Nos ha sido dicho que, en los reveses de la vida, su oración jamás llegará en vano hacia ti, que jamás te has negado a prestar oído atento al grito de su dolor. Sabemos que desde tiempos antiguos, hiciste descender sobre nuestra patria las bendiciones del Cielo, y que tus hijos afligidos han recibido gracias abundantes de tus manos. ¡Tiempos felices! ¡Recuerdos honorables! Oh gran Santo, esta confianza de nuestros antepasados en tu poderosa protección, la hemos recibido como una preciosa herencia; y aun al día de hoy, en medio de un siglo de errores y de crímenes, los corazones son tocados. Todo perece en torno nuestro; la fe parece querer extinguirse, la caridad se debilita, la corrupción y el error extienden a lo lejos sus redes aterradoras; mas el sentimiento de confianza que hemos recibido con la vida, subsiste en medio de tantas ruinas y no podrá extinguirse. He aquí, pues, oh gran Santo, postrado a tus pies uno de tus hijos que no te ha olividado; tiene necesidad de ti en su infortunio, no rehúses escuchar su oración: él te llama en el sentimiento de la más dulce confianza su refugio, su apoyo, su protector y su padre; y sabiendo todo lo que estos títulos tienen de glorioso para ti, todo el poder que ejercen sobre tu corazón, él osa creer firmemente que escucharás sus votos. Sí, gran Santo, permíteme esperar todo de tu bondad paternal ¿Podrías negarnos aquello que nos puedes dar? ¿Podrías dejar a tus hijos en la necesidad y la aflicción? No, jamás se diga que ninguno de los que han puesto su confianza en ti ha sido abandonado; siempre tu bondad será consolar los afligidos, fortalecer los débiles, y de inspirarnos a todos, en las vicisitudes de esta vida sufrida, los sentimientos de la piedad y de la fe. Amén.
PRÁCTICA: Proponte habitualmente imitar las virtudes del Santo que convengan más a tu posición y a tus necesidades.
La Letanía y los Gozos se rezarán todos los días.
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