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sábado, 24 de septiembre de 2022

DE LOS “GRUPOS DE ESTUDIO DE LA BIBLIA”

Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO, vía APOSTOLADO CABALLERO DE LA INMACULADA. Texto bíblico tomado de la versión de Mons. Félix Torres Amat.
  
El comienzo del Evangelio de San Juan en el griego bíblico original.
Muy frecuentemente, los “grupos de estudio de la Biblia” son un caso de “ciegos guiando ciegos”: Los protestantes, ignorantes de los idiomas originales, sustituyen la “interpretación privada” desgarrada de la Tradición de la Iglesia.
La Iglesia Conciliar, que muy ciertamente no es la Iglesia Católica, sino una secta masónico-protestante-pagana, está haciendo ahora lo mismo, corrompiendo el significado original de las Escrituras.
  
«¿Es permitido a un católico unirse a un grupo de estudio de la Biblia? ¿No son esencialmente protestantes en su naturaleza?» (Thomas).
   
RESPUESTA DE LOS PADRES DE TRADITIO.
La Biblia era profundamente estudiada por los Padres y Doctores de la Iglesia, cuyos escritos de interpretación y guía son altamente considerados en la Iglesia, algunos incluso a nivel doctrinal. La Sagrada Escritura, sin embargo, es solamente una de las fuentes de la Revelación Pública (siendo la otra la Sagrada Tradición), y la misma Biblia deja claro que la gente debe ser instruida en tales materias principalmente por aquellos a quienes se les ordenó predicar el Evangelio.
   
Nuestro Señor frecuentemente declara que la fe es conocida primeramente por “oír”, esto es, por la predicación, no por la “lectura” privada. Para los católicos, este oír consiste ordinariamente en los pasajes proclamados en la Santa Misa y su explicación en el sermón del sacerdote. De hecho, los Hechos de los Apóstoles (8, 28-31/Versión de Mons. Félix Torres Amat) en el Nuevo Testamento, por el episodio de San Felipe y el etíope, deja muy claro este punto:
«Y a la sazón se volvía [el etíope], sentado en su carruaje, y leyendo al Profeta Isaías. Entonces dijo el Espíritu a Felipe: Date prisa y arrímate a ese carruaje. Acercándose pues Felipe a toda prisa, oyó que iba leyendo en el Profeta Isaías, y le dijo: ¿Te parece a ti que entiendes lo que vas leyendo? ¿Cómo lo he de entender, respondió él, si alguno no me lo explica? Rogó pues a Felipe que subiese, y tomase asiento a su lado».
Muy frecuentemente, los “grupos de estudio de la Biblia” son un caso de “ciegos guiando ciegos” (San Mateo 14, 31/Versión de Mons. Félix Torres Amat). Cuando los protestantes sustituyeron la “interpretación privada”, desgarrada de la Tradición de la Iglesia y la sabiduría de los Padres y Doctores de la Igesia, cayeron en una secta herética. La Iglesia Conciliar, que muy ciertamente no es la Iglesia Católica, sino una secta masónico-protestante-pagana, está haciendo ahora lo mismo. Estos grupos de estudio de la Biblia simplemente sirven como un foro para los moderinstas en qué presentar sus propias opiniones personales bajo una falsa fuente de “autoridad”, en lugar de la autoridad de la bimilenaria Iglesia y los Padres y Doctores de la Iglesia.
   
Otro gran problema con tal “interpretación privada” es que prácticamente ninguno de los participantes comprenden los Idiomas Sagrados en que la Biblia fue escrita en realidad. Ellos se apoyan en “traducciones” defectuosas. En realidad, el mismo concepto de “traducción” es engañoso. Ningún idioma puede ser adecuadamente “traducido” en otro; todo lo que la “traducción” provee es una síntesis. Es por eso que la Iglesia ha visto las “traducciones” a las lenguas vernáculas con gran preocupación. Originalmente los protestantes, y ahora los conciliares, han hecho presa de la gente “traduciendo” y manipulando las enseñanzas de la Escritura. Además, los denominados “estudios de la palabra” que los protestantes hacen son esencialmente inútiles, porque no involucran las verdaderas palabras de la Biblia, sino la “traducción” de ellas forjada por alguien.
  
Esto no es decir que no se derive algún beneficio de leer la Escritura, lo que es elogiable dentro del contexto adecuado. Pero uno siempre debe ser cuidadoso en no atribuir la “interpretación privada” en su ignorancia de los Idiomas Sagrados y la elucidación de los Padres y Doctores de la Iglesia.

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