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viernes, 2 de septiembre de 2022

NO “INSTALAN” PRESBÍTERAS, PERO SÍ LAS DEJAN “CO-PRESIDIR” LA CENA


En la parroquia de San Martín de Illnau-Effretikon/Lindau/Brütten (diócesis de Coira, Suiza), celebraron el 28 de Agosto un servicio de despedida para Monika Schmid, de 65 años, una ayudante pastoral (sueldo mensual: 10.000€/$), que pasaba a retiro luego de 37 años.
   
Durante el show, dos presbíteros (el párroco Josef Regli OFM Cap., y Félix Hunger, sucesor de Monika), el diácono Stefan Arnold, la señora Schmid, otra mujer con alba (la teóloga Marion Grabenwefer), y otros laicos “co-presidieron”, y usaron una “plegaria eucarística” de su propia creación, donde añadieron muchas palabras a la “consagración” del cáliz, y variaron la introducción de la “consagración” del pan y el cáliz. La oración dominical fue abierta con «Dios materno y paternal en los cielos» (Mütterlicher und väterlicher Gott im Himmel), y el Agnus Dei fue cambiado por un triple «Shalom». Schmid, además, distribuyó la “comunión” en la mano.
  
   
Kath.ch, el informativo de la Conferencia Episcopal Suiza, le dio el nombre de “concelebración” a esta charada, que para el prefecto del dicasterio de Culto Divino, el cardenal Arthur Roche, es mandatoria y rechazarla es «alinearse con el protestantismo».
   
Monika Schmid afimó en otra ocasión que el anterior obispón de Coira, Vitus Huonder, la quiso retirar en 2008, pero debido al sistema de doble contratación, el consejo laico no aceptó, y recibió cientos de mensajes de apoyo, entre ellos del “teólogo rebelde” Hans Küng († 2021). Incluso, cuenta en medio de la covidhisteria versión “Ómicron”, presidió un servicio donde cada quién traía su propia copa para el vino, y un ex-presbítero llevó su propio cáliz.
   
El profesor de liturgia en la Universidad de Viena (Austria) Hans-Jürgen Feulner, cuestionó la validez de la celebración y llamó al incumbente obispón de Coira, Joseph Maria “Súperman” Bonnemain, a intervenir al respecto, para evitar que siente un precedente. Bonnemain, miembro del Opus Dei, probablemente no hará nada, siendo un liberal como es [ACTUALIZACIÓN: Anunció la apertura de una «investigación canónica preliminar» mediante un comunicado la mar de blandengue, cuando el hecho es NOTORIO].
  
Hace 15 meses fue promulgada por Francisco Bergoglio la Constitución Apostólica “Páscite Gregem Dei”, donde se reformó el libro VI (parte penal) del Código wojtyliano de Derecho Canónico. En esta nueva dispensación, el canon 1379 establece (réctius, rescata el canon 2364 pío-benedictino) penas para la administración ilícita de los sacramentos, y en particular su sección § 3 dice:
«Tum qui sacrum ordínem muliéri conférre attentáverit, tum múlier quæ sacrum órdinem recípere attentáverit, in excommunicatiónem latæ senténtiæ Sedi Apostólicæ reservátam incúrrit; cléricus prætérea dimissióne e statu clericáli puníri potest» [Cualquiera que atente conferir el orden sagrado a una mujer, así como la mujer que atente recibir el orden sagrado, incurre en excomunión latæ senténtiæ reservada a la Sede Apostólica; el clérigo además puede ser castigado con la expulsión del estado clerical].
Y el § 5 establece:
«Qui, præter casus de quibus in §§ 1-4 et in cánone 1384, sacraméntum se administráre símulat, justa pœna puniátur» [Quien, fuera de los casos de los que se trata en los §§ 1-4 y en el canon 1384, simula la administración de un sacramento, debe ser castigado con una pena justa] (Negrillas fuera del texto).
“Pena justa” que para la señora Monika Schmid sería la excomunión latæ senténtiæ, o cuando menos, el entredicho ídem, según el canon 1379 § 1:
«In pœnam latæ senténtiæ interdícti vel, si cléricus sit, étiam suspensiónis incúrrit: 1.º qui ad órdinem sacerdotálem non promótus litúrgicam eucharístici Sacrifícii actiónem atténtat» [Incurre en pena latæ senténtiæ de entredicho o, si se trata de un clérigo, también de suspensión: 1.º quien, sin haber sido promovido al orden sacerdotal, atenta realizar la acción litúrgica del Sacrificio eucarístico],
toda vez que ella reconoce que no es la primera vez que lo hace, y que fue un acto público y notorio. Y a los presbíteros Regli y Hunger, la suspensión de su “ministerio”, por el canon citado. Pero claro, quienes esperan que eso pase, esperarlo sentados. No sucederá porque se trata del Novus Ordo.
    
Este incidente muestra con evidencia, aparte de las consecuencias de la herejía protestante del “sacerdocio común de los fieles” adquirido con el bautismo (introducida en Lumen Géntium, 10) que los cambios que los modernistas piden, ELLOS MISMOS LOS IMPLEMENTARON HACE RATO. Afortunadamente, Nuestro Señor NO ESTÁ ALLÍ, ni mucho menos pueden obligarlo a que esté, porque la del Novus Ordo Missæ es una liturgia inherentemente inválida y profana.

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