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domingo, 13 de noviembre de 2022

FRANCIA QUIERE REAVIVAR CULTO EUCARÍSTICO CON CAUSA DE “BEATIFICACIÓN”


La Conferencia Episcopal Francesa en su informe del 8 de Noviembre (que casi todo versó respecto de los casos de abuso sexual clerical) anunció, entre otras notas de color, que apoyarán la causa de “beatificación” de María Estela Harpain, una joven que murió en 1842 con fama de santidad.
  
María Estela Harpain nació en Saintes el 19 de Abril de 1814. Después de un intento fallido de ingresar a una orden religiosa, trabajó como lavandera y costurera. Eventualmente, llegó a trabajar en la iglesia de San Paladio de esa ciudad, encargándose del mantenimiento de los lienzos del altar y los ornamentos sagrados. Allí tomó votos religiosos y, en los ratos libres que les dejaban sus ocupaciones, pasaba horas enteras de rodillas ante el Santísimo Sacramento (de ahí que en vida se la conociera como “el Ángel de la Eucaristía”), en oración, teniendo varias experiencias místicas (algunas de las cuales consignó en escrito por mandato del obispo de Saintes, Mons. Clemente de Villecourt). No solo eso, sino que obtuvo de su director espiritual el permiso para comulgar diariamente (en ese entonces no era una práctica común).

Una biografía suya fue publicada en inglés por el escritor católico convertido del anglicanismo Edward Healy Thompson en 1868 como parte de la serie “Biblioteca de biografías religiosas”. Su causa de beatificación había sido introducida en 1921 a petición del entonces obispo de Saintes, Mons. Jean-Auguste Eyssautier, pero había quedado en pausa desde entonces. Se cuenta (sin que se comprobase oficialmente) que el postulador de la causa pospuso su causa en 1958 porque trabajaba también en la causa de los 64 sacerdotes mártires de Roquefort, que murieron en los “Pontones”, los barcos-prisión durante el Terror revolucionario.
   
Si bien María Estela Harpain pudo haber llevado una vida santa, una “beatificación” conciliar no lo va a declarar como tal (donde quedará siendo otra más de la lista). Aparte, tal intento de la Conferencia Episcopal Francesa es más desproporcionado si cabe que el “Congreso Eucarístico Nacional” de Estados Unidos en el 2024, sobre todo porque ni siquiera los mismos fieles conciliares están unánimes en creer que haya Presencia Real en el Novus Ordo (que de todos modos, NO LA TIENE).

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