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viernes, 13 de enero de 2023

LA ESQUIZOFRÉNICA IGLESIA DE “RECONOCER Y RESISTIR”

Traducción del artículo publicado en INTROIBO AD ALTARE DEI.
   
LA ESQUIZOFRÉNICA IGLESIA DE “RECONOCER Y RESISTIR”
  
  
Todos los tradicionalistas creen lo que ha sido definido y enseñado por la Iglesia. Una de las más básicas y antiguas expresiones de la Fe es el Credo Niceno, compuesto en parte y adoptado en el I Concilio Ecuménico de Nicea (325 A.D.) y revisado con adiciones por el I Concilio Ecuménico de Constantinopla (381 A.D.). Recitado en el Santo Sacrificio de la Misa, la Iglesia proclama: «Et unam sanctam cathólicam et apostólicam Ecclésiam. (Creo) en la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica». ¿Realmente lo creerán los «reconocer y resistir» (R&R) de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), o la Iniciativa San Marcelo del obispo Richard Williamson, o sus apologistas (John Salza, Robert Siscoe, The Remnant, etc.)?
    
Por supuesto que lo profesan, y declararían (correctamente) que negar tal es herejía. Sin embargo, al inspeccionar más de cerca, su rechazo a reconocer el sedevacantismo ha llevado a una eclesiología (enseñanza sobre la naturaleza de la Iglesia) de facto que niega la unidad de la Iglesia. Ellos creen en una “iglesia” esquizofrénica donde hay dos modos distintos, e incluso contradictorios, de creencia y culto, pero que permanecen misteriosamente unificados. ¿No me crees? Examina qué dice el campo R&R y mira si cuadra con la auténtica doctrina de la Iglesia.
  
LA ENSEÑANZA DE LA IGLESIA SOBRE LA UNIDAD
   
Según el teólogo Gerardus van Noort, «[La Iglesia] goza de una triple unidad… unidad de doctrina y profesión, unidad de comunión, y unidad de gobierno» (Ver Teología Dogmática [1956] 2:126; énfasis en el original).
 
1.º Doctrina y Profesión de Fe
«La unidad de la Fe que Cristo decretó sin calificación consiste en esto, que todos acepten las doctrinas presentadas para creer por el oficio docente de la Iglesia» (Ibid:127; Énfasis en el original). Además, «Cristo demandó la fe no solo en algunas doctrinas, sino en todas aquellas que la autoridad puesta por Él debe enseñar. Por consiguiente, toda distinción entre artículos fundamentales y no fundamentales de fe es contraria a la mente y voluntad de Cristo… Además… es imposible determinar un criterio seguro para distinguir entre artículos fundamentales y no fundamentales» (Ibid:128).

2.º Comunión
«Cristo quiso que Su Iglesia goce la unidad de comunión o de caridad (social) que consiste en esto: que tods los miembros de la Iglesia, como individuos o grupos particulares, sean coherentes mutuamente como las partes finamente articuladas de un cuerpo moral, una familia, una única sociedad. Se sigue de esto que todos ellos comparten los mismos beneficios comunes: el sacrificio [Misas], sacramentos, intercesión» (Ibid:128)
  
3.º Gobierno
«Cristo quiso que Su Iglesia goce de unidad de mandato (unidad jerárquica), que consiste en esto, que todos los miembros de la Iglesia obedezcan a una y la misma autoridad visible» (Ibid:130)  
  
Anticipando las objeciones de los R&R (como también las de los apologistas del Vaticano II), que afirmarán que la Nota de Unidad como es expresada por la Iglesia no aplica a los sedevacantistas porque (1) tenemos grupos diferentes (SSPV, CMRI, etc.), y (2) no tenemos una autoridad visible que seguir, un par de respuestas en orden.
   
En un estado prolongado de sedevacante, tú esperarías que las nuevas cuestiones teológicas causen riñas. Sin embargo, profesamos la misma Fe Católica Integral. Como enseña Van Noort, «[durante el Gran Cisma Occidental]… la unidad jerárquica fue solo interrumpida materialmente, no formalmente. Aunque los católicos estaban divididos en tres partes en su lealtad por la duda sobre cuál de los contendientes [papales] había sido legítimamente elegido, todavía todos coincidían en creer que la lealtad era debida a un único sucesor legítimo de Pedro, y permanecían dispuestos a darle esa lealtad» (Ibid:131; primer énfasis en el original, el segundo es mío).
  
Según los canonistas Franz Xavier Wernz y Pedro Vidal, «… [la] visibilidad de la Iglesia consiste en el hecho que Ella posee tales signos y notas identificativas que, cuando se usa la diligencia moral, puede ser reconocida y discernida…» (Ver Comentario sobre el Codigo de Derecho Canónico, pág. 454; énfasis mío). Estrictamente hablando, la Iglesia no necesita un papa viviente actual para ser una sociedad visible, el Cuerpo Místico de Cristo.

ECLESIOLOGÍA R&R
   
1.º Existe la «Roma eterna y «Roma modernista, cuyo es el Papa la cabeza de ambas. Cuando él habla para la Roma eterna, obedeces. Cuando habla de la Roma modernista, resistes.
La Fraternidad es hallada citando una declaración del arzobispo Lefebvre, que parece el punto inicial para su “iglesia” esquizofrénica.
«Nos adherimos de todo corazón, con toda nuestra alma, a la Roma católica guardiana de la fe católica y de las tradiciones necesarias al mantenimiento de esa fe, a la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad. Por el contrario, nos negamos y nos hemos negado siempre a seguir la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y después del Concilio en todas las reformas que de éste salieron».
Ellos ponen esto en práctica con resultados desastrosos.
De “Preguntas frecuentes sobre la FSSPX” (“FAQ”) (disponible en línea en http://archives.sspx.org/sspxfaqs.htm): «No vamos a cooperar ciegamente en la demolición de la Iglesia tolerando la implementación de una nueva religión o no haciendo lo que podamos para defender la Fe Católica. El arzobispo Lefebvre fue seguramente nuestro modelo en esto: Ninguna autoridad, ni la más alta en la jerarquía, puede obligarnos a abandonar o disminuir nuestra Fe Católica, tan claramente expresada y profesada por el Magisterio de la Iglesia durante diez y nueve siglos».
¿Cómo puede un papa verdadero «implementar una nueva religión»? Una cosa es decir que un papa no esté sin pecado y pueda hacer actos moralmente malos. Esto es verdad y en esto él debe ser resistido (v.g., el papa decirle a alguno que «mate a uno de mis enemigos por mí»). Sin embargo, es un dogma que la Iglesia es Indefectible, esto es, Ella no puede dar lo que es falso o malo para Sus miembros, como imponer «una nueva religión».
  
Por ende, el papa no puede dar algo que es malo o erróneo para toda la Iglesia. Según el teólogo Johannes Herrmann:
«La Iglesia es infalible en su disciplina general. Por el término general se entienden las leyes y prácticas que pertenecen al ordenamiento externo de toda la Iglesia. Tales cosas serían aquellas que conciernen o al culto externo, como la liturgia y las rúbricas, o la administración de los sacramentos… Si Ella [la Iglesia] fuera capaz de prescribir o mandar o tolerar en Su disciplina algo contra la y la moral, o algo que tienda al detrimento de la Iglesia o para daño de los fieles, Ella se desviaría de su misión divina, lo que serí imposible» (Institutiónes Theologíæ Dogmáticæ, Vol. 1, pág. 258)
Papa Gregorio XVI, Mirári Vos, párrafo #9:
«Reprobable, sería, en verdad, y muy ajeno a la veneración con que deben recibirse las leyes de la Iglesia, condenar por un afán caprichoso de opiniones cualesquiera, la disciplina por ella sancionada y que abarca la administración de las cosas sagradas, la regla de las costumbres, y los derechos de la Iglesia y de sus ministros, o censurarla como opuesta a determinados principios del derecho natural o presentarla como defectuosa o imperfecta, y sometida al poder civil».
Papa Pío XII, Mýstici Córporis, párrafo #66:
«Ciertamente, esta piadosa Madre [la Iglesia] brilla sin mancha alguna en los sacramentos, con los que engendra y alimenta a sus hijos; en la fe, que en todo tiempo conserva incontaminada; en las santísimas leyes, con que a todos manda, y en los consejos evangélicos, con que amonesta; y, finalmente, en los celestiales dones y carismas con los que, inagotable en su fecundidad, da a luz incontables ejércitos de mártires, vírgenes y confesores».
Aun así, la FSSPX y los demás R&R reconocen a Bergoglio, un hombre del que afirman está «implementando una nueva religión" (junto con los demás “papas” post-Vaticano II antes de él), puede simultáneamente ser papa tanto sobre la Roma modernista (nueva religión) como sobre la Roma eterna (religión verdadera). Además, la religión verdadera y la falsa parecen “subsistir” en la misma iglesia “general” (¿suena familiar?).

2.º La Roma eterna puede negarse a tener comunión con la Roma modernista.
La FSSPX:
«Ahora, el Novus Ordo Missæ [la nueva “misa”] asume estos elementos heterodoxos junto con los católicos para formar una liturgia para una religión modernista que casará a la Iglesia y el mundo, el catolicismo y el protestantismo, la luz y la oscuridad… Si el Novus Ordo Missæ no es verdaderamente católico, entonces no puede obligar a nadie para el precepto dominical. Muchos católicos que asisten a él son son inconscientes de todo su grado pervasivo de innovación grave y están exentos de culpa. Sin embargo, cualquier católico que es consciente de su nocividad, no tiene el derecho de participar. Él solo puede asistir como si fuera una mera presencia física sin tomar positivamente parte en él, y entonces y por graves razones familiares (matrimonios, funerales, etc)» (Ver FAQ citada antes).
Según el teólogo Ignatius Szal, para ser cismático, se deben reunir cuatro requisitos:
  1. «Se debe abandonar directamente (expresamente) o indirectamente (por medio de las propias acciones) de la obediencia al Romano Pontífice y separarse de la comunión eclesiástica con el resto de los fieles, aun cuando uno no adhiera a una secta cismática separada.
  2. Debe hacerse tal abandono con obstinación y rebelión.
  3. El abandono debe hacerse en relación a aquellas cosas por la cual se constituye la unidad de la Iglesia
  4. A pesar de la desobediencia formal, el cismático debe reconocer al Romano Pontífice como el verdadero pastor de la Iglesia, y debe profesar como artículo de fe que esa obediencia se debe al Romano Pontífice» (Ver La comunión de los católicos con los cismáticoss, [1948], pág. 2)
La Iglesia, por tanto, está en cisma consigo misma. La FSSPX es parte de la Roma eterna con Bergoglio como “papa” y sin embargo no pueden participar en el culto público modernista, la cual tiene también a Bergoglio como “papa” porque su “misa” es modernista y malvada. La idea de una “misa” malvada dada por un papa verdadero contradiría el dogma de la Indefectibilidad como fue declarado antes, y en este caso, están rechazando la comunión de culto con los miembros presuntamente católicos, tal como ellos lo son. La Roma eterna y la Roma modernista forman la misma Iglesia, pero de alguna forma tienen religiones diferentes y no pueden tener unidad en comunión entre sí.
  
3.º El magisterio de la Roma modernista necesita ser corregido por la Roma eterna.
La autoridad docente TANTO de la Roma eterna como de la Roma modernista reside en Bergoglio. Sin embargo, si Bergoglio (o sus “obispos”) toman una decisión respecto a, por ejemplo, nulidades y canonizaciones, los miembros de la Roma eterna (FSSPX) deben “corregir” su autoridad docente.

El padre Jean-Michel Gleize,  profesor de eclesiología en el seminario de la FSSPX en Écône, ha escrito un artículo titulado “Santo súbito: ¿Hay un problema?”, en el cual intenta probar que nosotros podemos decidir qué canonizaciones aceptar y cuáles rechazar. El P. Gleize rápidamente admite que las canonizaciones deben tenerse como infalibles:
«La canonización es el acto por el cual el Vicario de Cristo, juzgando en última instancia y emitiendo una sentencia definitiva, inscribe en el catálogo de los santos a un siervo de Dios previamente beatificado. La canonización tiene una triple finalidad y no se refiere solamente al culto. En primer lugar, el Papa declara que el fiel difunto está en la gloria celestial; en segundo término, expresa que el fiel difunto mereció alcanzar esta gloria por haber practicado virtudes heroicas, que constituyen un ejemplo para toda la Iglesia; en tercer lugar, en aras de proponer más fácilmente estas virtudes como ejemplo y para agradecer a Dios por haberlo hecho posible, prescribe que al fiel difunto se le rinda público culto. A este triple respecto la canonización es un precepto y obliga a toda la Iglesia, y constituye un acto definitivo e irreformable».
El padre afirma:
«…es indudable que, en sí mismo, el proceso ya no tiene el rigor que tenía el antiguo. Es mucho menos exigente en materia de garantías que se requieren de parte de los hombres de Iglesia, a fin de que la divina asistencia asegure la infalibilidad de la canonización, y con mayor razón, la ausencia de error de hecho en la beatificación. Por lo demás, el Papa Juan Pablo II decidió no observar el procedimiento actual (que dispone que el inicio del proceso de beatificación no puede tener lugar antes de los cinco años de la muerte del siervo de Dios), autorizando la introducción de la causa de Sor Teresa de Calcuta a tres años de producida su muerte. Benedicto XVI hizo otro tanto en la beatificación de su predecesor. La duda se vuelve mucho más legítima cuando se considera cuánta razón tenía la Iglesia para actuar parsimoniosamente en estas materias».
Él afirma que estamos justificados para dudar de las canonizaciones si cierto procedimiento no es llevado a cabo. Sin embargo, la asistencia divina nunca ha sido sostenida por la Iglesia para depender de seguir un cierto conjunto de acciones. Él no da una cita para esta nueva idea. El proceso de canonización ha tomado diferentes formas a través de los siglos, pero todo eso es necesario para que la declaración sea infalible (según el Concilio Vaticano I y la enseñanza de los teólogos) es que el papa planea definir una materia de fe y/o moral como Maestro Supremo de la Iglesia, y planea vincular a los fieles. Los decretos de canonización cumplen este requisito. Afirmar que las canonizaciones pueden no se r infalibles debido a una omisión procesal es admitir la posibilidad que el “santo” pueda realmente ser un alma condenada que se eleva para ser emulada y venerada. Eso significaría que la Iglesia puede dar mal a sus miembros, lo cual es imposible.
   
CONCLUSIÓN
 
La eclesiología R&R resulta en una “iglesia” esquizofrénica, con dos creencias separadas dirigidas por el mismo “papa” en el cual debes decidir por ti mismo qué es bueno y malo, verdadero y falso. La eclesiología bergogliana del Vaticano II solo aumenta al “darle jurisdicción” a los sacerdotes de la FSSPX para oír confesiones y realizar matrimonios para miembros de su secta. Después de todo, ellos están en “comunión parcial”. Los obispos de la FSSPX también están en un estado extraño con Bergoglio; ni excomulgados, pero sin sedes o jurisdicción ordinaria.
  
Todo esto no puede ser reconciliado con la auténtica doctrina de la Iglesia. ¿Cuánto más antes que la FSSPX busque ir a una «comunión plena» con Bergoglio, y acabar la auto creada «Iglesia dentro de una Iglesia»? ¿Cuánto más podemos asumir la buena fe por parte de los clérigos R&R y sus apologistas antes que no podamos verlos como católicos? La única forma de salir de esto es el sedevacantismo. Ser un verdadero tradicionalista significa estar en la ÚNICA Iglesia verdadera, no una ficción dividida que da tanto bien como mal con clérigos hablando contradictoriamente.

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