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viernes, 13 de enero de 2023

LA VIRGEN DE LA COLUMNA EN LA BASÍLICA VATICANA

   
A las desacraciones referidas en el capítulo precedente, siguió tiempo después la del altar dedidado a la Santísima Virgen llamada “De la Columna”. Esta sagrada imagen fue pintada en el dorso de la tercera columna a la izquierda de quien entraba a la Basílica, próxima a la fuente de agua bendita, por un antiguo pintor, cuyo nombre no llegó a nosotros, y habiendo comenzado a hacer milagros en 1575, llamó a sí la devoción de los fieles que en número prodigioso acudían a pedirle gracias, o a agradecerle por las recibidas. Movido a tanta devoción, monseñor Ludovico Bianchetti, maestro de Cámara del Papa Gregorio XIII entonces reinante, quiso que a su costa fuese erigidp al pie de aquella columna un altar adornado como convenía a su piedad y devoción hacia la Virgen María, y a la dignidad de la Basílica Vaticana en la cual era canónigo.
   
Tal altar estuvo en pie alrededor de treinta años, hasta que al principio del pontificado de Pablo V, en el cual debiéndose indeclinablemente demoler cuanto quedaba de la Basílica antigua, tocó el turno de este. Y como quería conservarse a todo coste aquella devota imagen de la Reina del cielo, se vio y encontró modo de segar aquella columna, y luego el día de su Purificación, 2 de Febrero de 1607, fue solemnemente transferida al lugar que le fue preparado, es decir, al altar donde presentemente se venera, habiéndolo hecho adornar a su costa el Card. Lorenzo Bianchetti, hermano del anterior monseñor Ludovico, y después el 4 de Febrero de 1645 fue coronada por el Revmo. Capítulo Vaticano.

Esta sagrada imagen era sedente, y tenía al bendito Jesús en su seno. Sobre la misma era la figura de Dios Padre con los brazos extendidos hacia el Niño, casi en acto de invitarlo a volar del seno de la Madre al suyo. A espaldas de la Virgen estaba un venerable anciano de cabeza calva, barba prolija y cándida, en acto de admiración, a cuyos pies había un manto y un bastón que le pertenecían, por lo que se hacía manifesto que este anciano no representa sino al Patriarca San José. En el espacio entre la Virgen santísima y el Eterno Padre habían Ángeles. Ahora de todas estas imágenes no fue conservada sino aquella de la Virgen y de su Hijo, y con lamento inestimable todas las demás fueron míseramente perdidas.
   
Este altar fue después consagrado el 14 de Noviembre de 1666 por el Card. Francesco Barberini Obispo de Porto, Vicecanciller de la Santa Iglesia y Arcipreste de la Basílica, y lo fue de nuevo el 13 de Enero de 1727 por el Papa Benedicto XIII, que puso allí las reliquias de los Santos Mártires Urbano y Perpetua, y concedió 50 años y otras tantas cuarentenas de indulgencia a aquellos que lo visitasen el día en que fue consagrado; este es uno de los siete altares.
   
Historia de la Sacrosanta Patriarcal Basílica Vaticana del sacerdote Filippo Maria Mignanti, Beneficiado de la misma. Roma-Turín, 1867, vol. II, cap. VIII, págs. 62-63. Imprimátur por el P. Girolamo Gigli OP, Maestro del Sagrado Palacio Apostólico; y por Mons. Pietro de Villanova Castellacci, Arzobispo titular de Petra en Palestina y Vicegerente de Roma. Traducción propia.

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