Durante la LVII edición del Supertazón realizada el 12 de Febrero en el estadio State Farm de Glendale (Arizona), donde los Jefes de Kansas City y las Águilas de Filadelfia de disputaban por el campeonato de la temporada 2022 de la NFL, hizo presencia el jugador Damar Romeyelle Hamlin de los Bills de Búfalo (Nueva York), después de recuperarse de un infarto producto de una fuerte lesión que sufrió el 2 de Enero en el juego contra los Bengalíes de Cincinati y que casi le causa la muerte.
Un hecho que no pasó desapercibido es que Hamlin lució una chaqueta obsequiada por el “artista” japonés Takashi Murakami, que tenía el siguiente diseño:
El diseño de la chaqueta es abiertamente blasfemo y satánico. Las palabras en la chaqueta «Eterno», «Sin final o sin comienzo no hay día ni hay noche», tienen un contexto agnóstico y satánico (el agnosticismo pretende que hay un equilibrio entre el bien y el mal, por ende en las palabras: Final, Comienzo, Noche, Día).
De otra parte, la imagen refleja el colgante del rapero estadounidense Travis Scott (nombre artístico de Jacques Berman Webster II), tristemente célebre porque en el festival de Astroworld en Houston (Texas) el 5 de Noviembre de 2021 ocurrió una estampida que causó 10 muertos y 300 heridos. El colgante lleva además oculta en la barba el 666, el número de la Bestia del Mar (Anticristo) como se lee en Apocalipsis XIII, 18:
«Aquí está el saber. Quien tiene, pues, inteligencia, calcule el número de la bestia, porque su número es el que forman las letras del nombre de un hombre, y el número de la bestia es seiscientos sesenta y seis».
Quizá el jugador de fútbol americano fue solo ignorante (consecuencia infortunada no sólo del pecado original –aunque no es excusa suficiente, pues estudió en la Escuela Secundaria Católica Central en Pittsburgh, Pensilvania–) y solo usó la chaqueta por ser ridículamente costosa (cuesta 3150 dólares estadounidenses). Pero la obra y el artista son satánicos.
Sumemos a lo anterior que hubo “católicos” que por ir a ver el Súper Tazón dejaron de ir a la iglesia el domingo. Es pecado mortal faltar a Misa el domingo, y al ser por un evento mundano, peor, porque es ignorar que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios (cf. Santiago IV, 4; 1. Juan II, 15), y quien lo hace es indigno del nombre cristiano, «pues es digno que se separe del cuerpo de Cristo el que se hace patrono de los enemigos de este Señor» (IV Concilio de Toledo, canon LVIII).
En tal orden, y de conformidad a lo expuesto, es deber de todo buen católico que se precie el ofrecer reparación y desagravio a la Santa Faz de Nuestro Señor, particularmente rezando la oración “La Flecha de oro”:
«Que el Santísimo, Sacratísimo, Adorabilísimo, Incomprensibilísimo e Inefable Nombre de Dios sea siempre Alabado, Bendecido, Amado, Adorado y Glorificado en el Cielo, en la tierra y en el Infierno por todas las criaturas de Dios, y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén»
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