La vicepresidenta colombiana Francia Elena “Vivir sabroso” Márquez Mina estuvo la semana pasada en una gira por Sudáfrica, Kenia y Etiopía como parte de la estrategia de fortalecimiento de relaciones entre Colombia y los países africanos contemplada en el Plan de Desarrollo del gobierno de Petro.
Un viaje así, en el que se gastaron, solo en combustible de avión, 1.700 millones de pesos colombianos (358.284 dólares) mientras hay déficit de tal ítem para la Fuerza Aérea y una desaceleración económica en el país, es sumamente costoso, pero alguien lo pagó: la fundación Open Society del judío, especulador macrofinanciero y financista del progresismo y la Agenda 2030 György Schwartz Szűcs/George Soros Suchs.
Así lo reconoció Márquez en un trino el sábado a su regreso a Colombia:
«Gracias a @OpenSociety por su apoyo financiero y logístico a nuestra visita de alto nivel a Sudáfrica, Kenia y Etiopía. Reconocemos su aporte al fortalecimiento de las democracias en América latina y el Caribe y al papel de las comunidades étnicas frente a la crisis climática».
El trino tuvo muchas respuestas, en las que no solo le reprochaban que una entidad privada financiase una gira de un representante de gobierno, sino también que le recordaban que Soros es un exponente del ultracapitalismo que izquierdistas como ella tanto critica, pero cuyo dinero necesitan y reciben sin chistar para implementar su agenda.
Schwartz/Soros es un megaespeculador de Wall Street que compra medios (incluso medios afines al Vaticano), jueces y campañas políticas, y financia causas izquierdistas como el aborto, la eutanasia, el movimiento “woke” (sin que ello le obste apoyar objetivos más USA-friendly como las “Revoluciones de colores” en Europa, la “Primavera árabe”, o la Junta de Kiev y el nazi Regimiento Azov), por lo que ha sido expulsado de Rusia e investigado penalmente en otros países (en Francia, por ejemplo, fue condenado por tráfico de influencias). En Colombia, por su parte, él y su fundación “Open Society” han puesto dinero para hacerle publicidad favorable a los “Acuerdos de La Habana” y su “Jurisdicción Especial para la Paz”, financiar la organización abortista Profamilia, y apoyar las campañas presidenciales de Juan Manuel Santos, Iván Duque y Gustavo Petro.
En fin, a los mamertos los financia el capitalismo neoliberal. “Dialéctica de la contradicción” la llaman ellos; nosotros la llamamos HIPOCRESÍA.
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