En el año 2006, la Convención Bautista Sureña (SBC por sus siglas en inglés) reunida en Greensboro (Carolina del Norte) develó y dedicó una estatua de bronce en honor al predicador William Franklin Graham Jr. (“Billy Graham” para los amigos), que fue instalada frente a la sede del complejo LifeWay Christian Resources y el Edificio SBC en Nashville (Tenesí).
El monumento en tamaño heroico (más grande que el natural), fundido por el pastor y escultor Terrell O’Brien a costa de los empresarios bautistas Chris Fryer y Matt Samuelson, presenta a Billy Graham en su época de predicador callejero en su natal Nashville, junto a una cruz a cuyos pies están tres clavos y una roca tallada con las palabras del capítulo 3 verso 16 del Evangelio de San Juan. La estatua de Graham mide siete pies de altura (2,13 metros), y la cruz unos diez y siete pies (5,18 metros).
En su presentación, Cliff Barrows, entonces vicepresidente de la Asociación Evangelística Billy Graham y director de cantos de las cruzadas de Graham por seis décadas, dijo que la estatua representaba las cinco pasiones de este predicador, como eran la Palabra de Dios, proclamarla, el pasaje de Juan 3, 16, los extraviados y la cruz. «Este memorial del ministerio y el mensaje de Billy Graham debería servir de ejemplo e inspiración a los ministros jóvenes y ancianos», agregó.
Cuando a los bautistas se les confrontó por la dedicación de la imagen esculpida de Billy Graham (y para más inri, ¡EN VIDA DE ÉL! –Billy murió en 2018, doce años después!–), ellos respondieron que no estaban dándole culto, sino que ellos le mostraban respeto y honor, porque él era un héroe de su fe. Y cuando se les preguntó si eso es diferente a las imágenes de la Virgen María y los santos católicos, quedaron de una sola pieza sin capacidad de entender la comparación. Uno de ellos apenas y pudo revirar: «¡Eso es diferente, honor y respeto no es culto! ¡Y no somos católicos!». Cuidado y se le funde el cerebro con tanta inteligencia, ¡JA!
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