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miércoles, 25 de octubre de 2023

GÄNSWEIN: «RATZINGER OBJETÓ ASÍS 1986»


El arzobispón Georg Gänswein Gromann, ex-secretario privado de Benedicto XVI Ratzinger, reveló en su libro “Nient’altro che la Verità: La mia vita al fianco di Benedetto XVI (“Nada más que la verdad - Mi vida al lado de Benedicto XVI”; traducido al inglés como “Who Believes Is Not Alone. My Life Beside Benedict XVI”, “Quien cree no está solo: Mi vida al lado de Benedicto XVI”) que en ocasión al Encuentro Ecuménico de Asís del 27 de Octubre de 1986,
«El cardenal Ratzinger consideró que era inoportuno para él (Juan Pablo II Wojtyła) participar en el encuentro. Él pensaba que el encuentro no calificado de tan vasto rango de expresiones de culto representadas por los sesenta y dos líderes religiosos congregados en la Ciudad de San Francisco causaría una grave confusión, y temía que su mera presencia en el evento sugeriría que el papa no veía problema con ello. De hecho, el programa incluyó algunas ceremonias en iglesias locales que fueron simplemente inapropiadas, como poner una estatua de Buda cerca (sic) al tabernáculo y una pipa de la paz sobre el altar. Además, durante el servicio de oración al medio día en la plaza principal fuera de la basílica inferior, el orden de las oraciones, aun cuando había una pausa de silencio entre ellas, tenía un aire de sincretismo y el tono de relativismo».
Un testimonio a todas luces extraño que más de un benepapista o neocón apreciará… nada más lejos de la realidad: su oposición al evento (si la hubo) fue inútil porque
  1. NO SE MANIFESTÓ PÚBLICAMENTE CONTRA EL EVENTO (excepto en que el propio Ratzinger no asistió).
  2. NO SE IMPIDIÓ EL EVENTO.
  3. NO SE CONDENÓ EL EVENTO.
  4. NO SE CONTRARRESTÓ (O AL MENOS MITIGÓ) EL ESCÁNDALO QUE CAUSÓ EL EVENTO.
Y no consta tampoco que se haya planteado tal objeción ni el 9 de Enero de 1993, ni el 24 de Enero de 2002.
   
Recordemos un poco (y las nuevas generaciones entérense) algunas de las oraciones que se dijeron ese día de Octubre de 1986:
«…[H]ubo mucha oración pública. Los budistas oraron:
Que todos los animales sean libres del miedo
De ser comidos entre sí;
Que los fantasmas famélicos estén tan felices
Como los hombres de los continentes septentrionales.
Los musulmanes se volvieron hacia La Meca y se limitaron a las palabras del Corán. Los sintoístas citaron una oda imperial que ferviente deseaba “que el viento pronto disipe todas las nubes que se ciernen sobre las cimas de las montañas”» [PETER HEBBLETHWAITE, “In Search of Peace”/En busca de la paz, The Tablet (1 de Noviembre de 1986), pág. 1176]
   
Pero como al cura se le olvida que fue sacristán…, menciona el mismo Gänswein a punto seguido:
«Mis conversaciones con el cardenal Ratzinger me llevaron a creer que él había dejado en claro sus preocupaciones al Papa Wojtyła sobre el evento de Asís, pero este último estaba plenamente convencido que el encuentro presentaba una oportunidad, así que le pidió al cardenal que lo ayudara a preparar el evento en todo lo que pudiera. El cardenal era plenamente consciente de su responsabilidad de advertirle al papa sobre las posibles consecuencias, y no se apartó cuando Juan Pablo II dejó en claro que deseaba que el evento siguiera adelante. En todo caso, según Ratzinger, el papa concluyó que las reservas del cardenal no se irían, y así le pidió que se involucrara en las preparaciones para una repetición del evento el 24 de Enero de 2002. Aunque tan tarde como el día anterior al evento el nombre de Ratzinger no estaba incluido entre los participantes, finalmente decidió contribuir después del gentil engatusamiento del Santo Padre».
Así es: Benedicto no tuvo ningún empacho o pudibundez en asistir al encuentro del 14 de Enero de 2002 (aun sin hacer parte de la lista oficial de participantes) y en presidir el encuentro del 27 de Octubre de 2011. ¿Dónde carajos estaba Gänswein entonces? Porque la verdad, no estuvo a su lado para recordarle su postura de 1986.
   
   
Ganswein tiene algo para decir sobre Asís 2011, donde estuvo presente:
«Un momento privilegiado en la tarea de Benedicto de promover el diálogo interreligioso ocurrió en Asís en Octubre de 2011, cuando invitó a representantes de iglesias cristianas, otras religiones, y agnósticos notables, a enviar un claro mensaje de compromiso irrevocable de todas las personas de buena voluntad a promover la paz en el mundo, dando así testimonio público al vínculo inseparable entre la religión y la paz y el rechazo completo a la violencia. La ocasión fue el vigésimoquinto aniversario de la Jornada Mundial de Oración por la Paz, lanzado por Juan Pablo II en 1986 para manifestar el papel de la religión en la promoción de la unidad y la paz y el rechazo a la división y el conflicto. Benedicto deseó ardientemente que al conmemorar esta ocasión, el mundo pudiera recapturar la memoria de esa experiencia en la medida que esta “es un motivo de esperanza en un futuro en el que todos los creyentes se sientan y sean auténticos trabajadores por la justicia y la paz” (Mensaje para la XLVI Jornada Mundial de la Paz, 1 de Enero de 2011)».
Es decir, Gänswein miente

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