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jueves, 26 de octubre de 2023

PABLO VI MONTINI, SEGÚN MONS. THUC

Tomado de la REVISTA ENSICHT, año XII, N. 1, (Mayo de 1982), pág. 2. Reproducido en año XXXI, N. 8, (Enero de 2002), pág  225.
    
¿QUIÉN ERA PABLO VI DURANTE EL CONCILIO VATICANO II?
  
Por Mons. Pierre Martin Ngô Đình Thục
   
«Primero, ¿quién fue Pablo VI? Era el brazo derecho del Papa Pío XII, que había depositado en él toda su confianza. Pío XII, por ejemplo, le informó de los obispos y sacerdotes que enviaba clandestinamente a Rusia. Todos estos desgraciados enviados allí por Pío XII fueron capturados y asesinados por los bolcheviques rusos. Los rusos fueron informados por el brazo derecho de Pío XII, que era el futuro Pablo VI.
   
Este Pablo VI fue, por tanto, un monstruo, un hipócrita fenomenal, que logró hacer del “concilio” Vaticano II un concilio desastroso para la Santa Iglesia. Como criminal hipócrita, no asistió personalmente a ninguna reunión –pero, oculto a los ojos de los padres del “concilio”, escuchó todo– y de manera diabólica, cambió todas las decisiones del concilio según sus ideas sacrílegas: por ejemplo, sobre la libertad de creencias religiosas. Sin embargo, sólo existe una fe: la fe católica.
    
Cada decisión del “Concilio”, para ser oficial, debía contar con la mayoría de votos de los obispos. Las discusiones se llevaron a cabo en latín. Sin embargo, un gran número de padres del “concilio”, que no entendían latín, pasaban su tiempo en cafeterías, donde la gente fumaba y bebía café gratis. Cuando llegó el momento de votar, corrían a la basílica y preguntaban a los padres que asistían [a las discusiones] cómo votar. Y votaban ignorando el fondo de las discusiones. Entonces, prácticamente fue la decisión del “Papa” la que se convirtió en la decisión del Concilio. Vemos ahora cómo le va a la Iglesia bajo el reinado de los sucesores de Pablo VI como el llamado “Papa” Juan Pablo II quien se proclamó fiel continuador de sus principios. 
   
Pablo VI tenía odio contra mí y contra mi familia (los Ngô). Por lo tanto, exigió que yo dimitiera como arzobispo de Huế tan pronto como vio la oportunidad. Cuando se enteró del asesinato de mis dos hermanos, el presidente Ngô Đình Diệm y su hermano Ngô Đình Nhu, Pablo VI se quedó sordo y mudo, a diferencia de un protestante –el ex embajador estadounidense en Vietnam– que dimitió para mostrar su horror y dolor por el asesinato de mis hermanos. Este odio vergonzoso contra nuestra familia era lógico para alguien que conociera la mentalidad diabólica de Pablo VI. Quien traicionó a los clérigos soviéticos que Pío XII había enviado a Rusia, quedó encantado con el asesinato de católicos convencidos como mis hermanos Diệm y Nhu.
   
Pero la Iglesia católica, fundada sobre la sangre de Cristo, nunca flaqueará, a pesar de los ataques de Pablo VI y del hecho de que sus sucesores tomaron la Sede de Pedro: “Non prævalébunt…”. Por tanto, oremos con confianza por la Iglesia, porque la Iglesia está fundada “super petram”, y esta roca es el mismo Cristo. Amén».

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