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jueves, 2 de septiembre de 2021

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA CUEVA SANTA

Novena dispuesta por el Padre Dr. Domingo Antonio Chiva, del Seminario de la Santa Cruz de Querétaro, y tomada del Compendio histórico y Novena de María Santísima, Nuestra Señora, que con la advocación de la Cueva Santa se venera en el Seminario de la Santa Cruz de la ciudad de Querétaro, publicada en Valencia por por Cosme Granja en 1754 y reimpresa en dicha ciudad por Benito Monfort en 1803.
   
NOVENA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CUEVA SANTA
   
   
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
    
ORACIÓN PREPARATORIA Y ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dulcísimo JESÚS mío, pastor bueno de mi alma, aquí viene a vuestros pies reconocida de sus yerros la oveja perdida que buscaste con tanto afán y cuidado: confieso, Señor y Dios mío, que soy el pecador más vil ingrato a vuestros beneficios, duro y obstinado a los impulsos de vuestra piedad, he sido hasta ahora oveja descarriada de vuestro redil, rebelde e inobediente al gobierno de vuestro cayado; pero ya vuelto a vuestra Presencia dando tristes balidos y amargos suspiros, nacidos de un corazón arrepentido y contrito que solicita humilde y confiado el perdón. Misericordia, Pastor bueno, que me veo circuído de lobos infernales, sujeto a tantas pasiones que me dominan: misericordia, Señor, misericordia Padre bueno, volved hacia mí benignos los ojos de vuestra piedad, y veréis al hijo pródigo que llorando su desgracia y las ofensas que os lha hecho, os pide arrepentido el perdón, Padre mío, pequé contra Vos y en presencia de los cielos: no soy digno de llamarme hijo vuestro, mas para inclinaros a misericordia recurriré confiado al trono de la gracia para lograr el auxilio oportuno: apelo a MARÍA; acordaos Señor, que Vos me la diste por Madre para ser restituido a la gracia. Amén.
    
DÍA PRIMERO – 2 DE SEPTIEMBRE
«Mater divínæ grátiæ, ora pro nobis».
   
ORACIÓN
¡Oh Madre clementísima de la divina gracia! ¡Oh María Madre amantísima de los pecadores! Vos sois tan liberal, que luego que fuiste saludada del Arcángel San Gabriel como llena de gracia, y engendrasteis en vuestras purísimas entrañas al Autor de la gracia misma, ya no sosegó vuestro corazón piadoso, sino que al punto por montes y desiertos os fuiste a casa de Zacarías para santificar al Bautista aun antes de nacer a esta vida: ¿qué puedo yo esperar de Madre tan misericordiosa, cuando viéndome quizá cercano a la muerte, os busco con ansia de encontrar la gracia, y os venero en esta milagrosa Imagen vuestra, a cuya invocación tantos han conseguido la amistad de su Dios? Dignaos Virgen piadosa, agenciarla para este miserable hijo vuestro que la solicita arrepentido: no sea yo, Madre amantísima, tan desgraciado, que sea el primero que invocando vuestra intercesión haya tenido repulsa: mostradme que sois mi Madre, para que yo de aquí adelante aprenda a ser vuestro Hijo, que jamás degenere ni desdiga en mis costumbres de vuestro dulcísimo espíritu. Amén.
  
EJERCICIO
En todos los días de ia Novena es muy útil elegir algunos puntos que puedan servir para tener un rato de Oración, que es el medio poderosísimo para enmendar nuestra vida y alcanzar de Dios que nos ilumine. 
El primer día pues, discurre un rato, que te ha dado la última enfermedad de que has de morir: considera qué quisieras haber hecho en tu vida cuando te halles en este lance; y así te animarás a mortificarte ese día en la comida y bebida por amor de tu salud eterna, así como los que se sienten enfermos de muerte se privan de comer cosas que puedan agravar su enfermedad. Si puedes ayunarás este día en honra de MARÍA Santísima.
  
Ahora daremos gracias a la Beatísima Trinidad por las gracias y favores que concedió a nuestra Madre María Santísima con su preciosa Muerte y Asunción gloriosa a los Cielos, diciendo con la mayor devoción:
  • Yo os adoro, oh Eterno Padre, con toda la Corte Celestial por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias por parte de la Santísima Virgen María amantísima Hija vuestra, por todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente por el gran poder con que la sublimaste en su Muerte y Asunción gloriosa a los Cielos. Padre nuestro y Ave María.
  • Yo os adoro, oh Eterno Hijo, con toda la Corte Celestial por mi Dios, Señor y Redentor, y os doy infinitas gracias por parte de la Beatísima Virgen María vuestra amantísima Madre, por todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente por la suma Sabiduría con que la ilustraste en su Muerte y Asunción gloriosa a los Cielos. Padre nuestro y Ave María.
  • Yo os adoro, oh Santísimo Espíritu Paráclito, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias con toda la Corte Celestial, en nombre de la Beatísima Virgen María, amantísima Esposa vuestra, por todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente por la divina caridad con que encendiste su purísimo corazón en su Muerte y Asunción gloriosa a los Cielos. Padre nuestro y Ave María.
Aquí se hará una breve pausa, pidiendo interiormente a la Virgen el favor o gracia que se desea lograr en esta novena; y después se dirá la Oración siguiente:
   
ORACIÓN
Vos, gran Señora, más sublime que los Cielos, más resplandeciente que los Astros, más sabia que los Querubines, más Santa que los Serafines, más gloriosa que todos los Espíritus de la Gloria; esperanza de los Patriarcas, jubilo de los Profetas, corona de los Apóstoles, honra de los Mártires, luz de los Justos, y remedio universal de nuestros males: Vos que tenéis dominio sin límite en los Cielos y en la tierra, y que penetráis ahora los deseos ardientes de mi corazón en estas tus alabanzas, que son solicitar vuestra singular piedad y amparó en el trance terrible de la muerte; sed pues en esta peligrosa hora, mi auxiliadora y mi refugio, para que ni los enemigos infernales me arriaren, ni las tentaciones me opriman, ni las culpas de la antigua vida precipiten mi voluntad. ¡Oh Señora mía y Madre de misericordia! No arrojes de ti la rendida súplica de este tu Siervo e hijo, que clama a ti con voz grande y clamor vehemente en el tiempo de la mayor tribulación; mírame con ojos misericordiosos para que no sea tragado de las bestias infernales, ni vaya al lugar de las tinieblas, en donde no resuenan tus alabanzas; mayor gloria tuya será, Señora mía, que continué tus alabanzas en el Cielo, ensalzando tu piedad, que arrojado a las llamas voraces del Infierno sepulte en ellas con el olvido tus antiguas misericordias: fortaleced pues mi flaqueza en la hora de la muerte con el Poder del Padre: iluminad mis tinieblas con la Sabiduría del Hijo; e inflamad mi frialdad con la Caridad del Espíritu Santo, para que así mi alma adornada de virtudes y gracias, salga de este valle de lágrimas, y pase por vuestros méritos é intercesión a ser participante de los gozos inefables del Reino de tu Hijo, que con el Padre y Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.
     
CÁNTICO DE MARÍA SANTÍSIMA
Magnifica mi alma al Señor, y mi espíritu se alegró en Dios, que es mi salud: porque atendió a la humildad de su sierva; por eso todas las generaciones me dirán Bienaventurada. Porque el Poderoso hizo conmigo grandes cosas, y su Santo nombre. Y su misericordia se extenderá de generación en generación para los que le temen. En su brazo manifestó su potencia: destruyó a los soberbios con el espíritu de su corazón. Derribó a los poderosos de su silla, y levantó a los humildes. A los que tenían hambre llenó de bienes: y dejó vacíos a los que estaban ricos. Recibió a su Siervo Israel, y se acordó de su misericordia, como lo dijo a nuestros Padres Abrahán y su generación, por todos los siglos. Amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
     
GOZOS
     
Pues que Vuestras glorias canta
La devoción fervorosa,
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
Vuestra Imagen misteriosa
De yeso blanco formada
Cerca de Altura fue hallada
En una Cueva espaciosa:
Y en siglos prodigiosa,
La humedad no la quebranta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
A Isabel Monserrat fía
El culto más fervoroso
Y luego quita a su esposo
La lepra que padecía;
Por ella ausente se vía
De Jérica en pena tanta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
Volver a su casa intenta
Con tan dichosa mejora,
Y porque la Villa ignora.
El milagro y lo consienta,
Carta de creencia ostenta,
Que es de pluma sacrosanta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
En su cesta aprisionada
Os llevaba, y cuando arriba
Al llano de Fuenderriba
Se encontró sin vos burlada:
Tercera vez asombrada,
Del mismo caso se espanta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
Con tan raras maravillas
La devoción se encendía
En los Fieles, y se vía
Competir entre las Villas
Por dedicaros Capillas
En la Cueva a vuestra planta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
La traza habéis revelado
De lo grande que ha ser
La Capilla, haciendo ver
Con prodigios que se ha errado;
Y que la habéis dilatado
Según la primera planta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
La fábrica en todo ha dado
De prodigiosas señales,
Milagrosos minerales
En su erección se han hallado;
Cal y arena ha franqueado
La peña que se levanta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
Toques de una campanilla
Prodigiosa repetidos,
Muchas veces son oídos
En lo hondo de la Capilla,
Al hacer la maravilla.
Como la fama lo canta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
La Imagen con su candor,
Y lo raro de la Cueva,
No hay corazón que no mueva
A penitencia y dolor:
Y en todos es el fervor
Cosa que admira y encanta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
Son los milagros que obráis
Tan grandes como frecuentes,
Pues con modos excelentes
Los muertos resucitáis:
Y a todos los males dais
Remedio con gloria tanta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
En ciegos, mancos, tullidos,
Calenturientos, quebrados,
Incurables desahuciados.
De todo mal afligidos:
Por Vos, si están compungidos,
La curación se adelanta:
Sed nuestra Madre piadosa,
Virgen de la CUEVA SANTA.
   
María, Madre de la gracia,
Dulce fuente de clemencia,
Protégenos del enemigo,
Y recíbenos en la hora de la muerte.
   
℣. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
℞. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
    
ORACIÓN
Te suplicamos, Señor Dios, nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo: y, por la intercesión de la gloriosa y Bienaventurada siempre Vírgen María santísima, vernos libres de las tristezas presentes, y obtener las alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
     
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
DÍA SEGUNDO – 3 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición.
    
«Mater amábilis, ora pro nobis».
ORACIÓN
Aurora de la mañana, Purísima María: Vos sois tan amable que ya en las entrañas de vuestra Madre Santa Ana fuiste, el recreo del mismo Dios que os crió; porque en el primer instante de vuestro ser os formó toda brillante, pura y bella, hermosa como la Luna, escogida como el Sol, libre de toda mancha. No sois, Señora, menos amable cuando contemplo vuestra amabilidad en esta Imagen milagrosa que venero en las entrañas de la tierra madre común de nuestro linaje; antes, si algún tiempo estuvo eclipsada su luz, detenidos sus beneficios e influjos; pero ya como tesoro escondido que se descubre a su tiempo, es vuestra Imagen en la Cueva, Sol que brilla en todo nuestro hemisferio, blanco de la devoción, imán de los cristianos afectos; toda sois amable; y pues sois mi Madre, haced amable para Dios a este aborrecible pecador, que por mis maldades he merecido el golpe de las divinas iras; más por vuestra piedad he logrado el tiempo de pedir misericordia. Amén.
  
EJERCICIO
Considera que te han desahuciado los Médicos, y que ya no te queda esperanza de vida: haz actos de conformidad con la voluntad divina, y pídele a Dios que te dé una buena muerte por intercesión de MARÍA Santísima; y te ofrecerás a admitir gustoso la muerte que el Señor te tuviere prevenida, aunque viniese acompañada de las más dolorosas circunstancias, acordándote de que JESÚS inocentísimo quiso pasar por la muerte más dolorosa por cumplir la voluntad de su Eterno Padre, y MARÍA Santísima sin merecer la muerte la eligió gustosa para imitar a su Santísimo Hijo.
Rezarás en este día tres veces, o a lo menos una, la Letanía de Nuestra Señora, a fin de conseguir entera resignación en la muerte tú y los enfermos que se hallasen ya en las agonías o trance de la muerte.
  
Pedir la gracia que se desea recibir. Los tres Padre nuestros y Ave Marías, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días. 
   
DÍA TERCERO – 4 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición.
    
«Mater admirábilis, ora pro nobis».
ORACIÓN
¡Oh Madre admirable del amor hermoso! Vos sois en todo prodigiosa, porque engendraste en vuestras entrañas a vuestro mismo Hacedor, y siendo Madre quedaste Virgen. No seréis madre menos admirable, si admitís en vuestras entrañas amorosas junto con el que es luz de luz vuestro Hijo Santísimo, a este pecador que tenéis a vuestros pies que ha sido hijo de tinieblas; no os dedignéis, ¡oh Virgen piadosísima!, de admitirme; porque, aunque seáis Madre de este hijo de la noche y del pecado, quedareis Madre de la luz y de la gracia, toda prodigiosa; y pues sois Madre admirable, haced este gran prodigio que yo sea vuestro hijo. Amén.
  
EJERCICIO
Hoy harás interiormente testamento, haciendo en presencia de Dios y de los Santos la protestación de la Fe, para lo cual bastará rezar el Credo con atención y devoción: asimismo desearás y pedirás en tu corazón el ser socorrido en aquel terrible lance con los Santos Sacramentos: constituirás por defensor tuyo para aquella tremenda hora a JESÚS nuestro Redentor, y por Protectora tuya a MARÍA Santísima Madre de pecadores; encomendarás tu cuerpo a la tierra de que fue formado, y tu alma a tu Señor y Dios por quien fue criada y a quien se la debes por infinitos títulos: harás actos de renunciación de todo cuanto posees, despreciándolo en tu corazón como cosas que nada te servirán en la hora de la muerte: rogarás al Angel Custodio y a tus Santos Protectores y Abogados, que sean testigos de este tu testamento y protesta que haces ahora que estás en entero juicio, por cualquier acontecimiento que después hubiere en la postrera hora.Y en protestación de este general desapego darás este día si puedes alguna limosna en honra de MARÍA Santísima, o si no, como limosna espiritual ofrecerás un Via Crucis o un Rosario por las Benditas Almas del Purgatorio.
  
Pedir la gracia que se desea recibir. Los tres Padre nuestros y Ave Marías, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días. 
   
DÍA CUARTO – 5 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición.
    
«Virgo potens, ora pro nobis».
ORACIÓN
¡Oh Reina Soberana del mundo, Emperatriz de los Cielos! El Todopoderoso hizo en vuestra formación tal esfuerzo, que a impulsos del amor que os tenía como a su Hija, Madre y Esposa, os constituyó Plenipotenciaria en todo su Reino. A vuestro imperio Soberano rendidos los Espíritu Supremos doblan su cerviz altiva las infernales serpientes: los Cielos cuando más de bronce, a vista de vuestra Imagen sola, se deslíen en lluvias saludables para fecundar la tierra estéril: al mismo Dios Omnipotente tuviste sujeto a vuestra obediencia. ¡Oh, cuán inmenso es vuestro imperio! Me regocijo, y celebro tan gran poder de mi Madre, como hijo vuestro, aunque malo, alego humildemente mi derecho para la legítima que me toca de dote tan sin término con vuestro poder, librad Señora del poder de las tinieblas y no perezca entre miserias un hijo de Madre tan poderosa y rica. Amén.
    
EJERCICIO
Este día considera cómo te han mandado disponer ya tu alma, por haber llegado la hora de tu tránsito de este mundo al otro: procurarás hacer algunos recuerdos, aunque en confuso y general, de tu vida pasada: aborrecerás todo lo malo que hallares en ella, renovando el dolor de las culpas, y pidiendo a MARÍA Santísima te alcance de su Santísimo Hijo perfecta contrición de ellas, como que vas a hacer la última confesión; y últimamente acompañará a todo lo dicho una confesión sacramental fervorosa, como si después de ella hubieses de entrar en el Tribunal divino a recibir la sentencia decisiva, o de gloria o de pena eterna.
  
Pedir la gracia que se desea recibir. Los tres Padre nuestros y Ave Marías, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días. 
   
DÍA QUINTO – 6 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición.
    
«Causa nostræ lætítiæ, ora pro nobis».
ORACIÓN
¡Oh Luz indeficiente del mundo, bellísima María! Vos sois la Aurora, anuncio feliz y alegre de gracia, que desterraste del mundo las tinieblas del vicio: apenas se oyó en la tierra vuestra voz, se alegró toda criatura, se desterró la noche de tristeza, y empezó el día de alegría deseado de los Patriarcas; y habiendo cortado cual valerosa Judit la cabeza al infernal Holofernes, fuiste la gloria de Jerusalén, la alegría de Israel, honor de nuestro linaje, causa de nuestra alegría. Semejante gozo causó vuestra milagrosa Imagen, cuando descubierta en la Santa Cueva anunció la alegría que trajo de las alturas al orbe circunvecino. Desterrad, ¡oh feliz Aurora!, de mi triste corazón las angustias que le oprimen, para que sirviendo a mi Dios con alegría, le goce en eterna paz por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
EJERCICIO
Hoy te ejercitarás en Comuniones espirituales, esto es, en vehementes deseos de recibir a Jesucristo Sacramentado, de tenerle en tu pecho, de adorarlo allí, y de amarle con todas las veras de tu corazón: harás en este día propósitos fervorosos de ser más devoto en visitar en sus Iglesias a Cristo Sacramentado, para así inclinar a este Señor se digne visitarte en tu última enfermedad; procurarás juntar a todo lo dicho la Comunión sacramental como si fuera por Viático, pidiéndole a MARÍA Santísima que venga sin tardanza a enriquecer tu pobre alma de las muchas virtudes que necesita para recibir el Sumo Bien, y que la vista con aquella Santa gala cercada de variedad de dones con que como Reina asiste a la diestra del Rey del Cielo, para que asi tu corazon sea reclinatorio de oro de su Hijo Sacramentado, sea su lecho florido, sea su huerto ameno, sea su jardín fragrante, en fin sea su trono, su sagrario, su templo, su descanso y su Cielo, con lo que puedas sin riesgo dar el gran salto de este mundo al otro.
  
Pedir la gracia que se desea recibir. Los tres Padre nuestros y Ave Marías, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días. 
  
DÍA SEXTO – 7 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición.
    
«Vas insígne devotiónis, ora pro nobis».
ORACIÓN
Obra admirable de la diestra del Dios Altísimo sois ¡Oh Purísima Virgen María! Noble vaso de devoción insigne, de cuya plenitud inmensa todos somos partícipes; porque con la fragancia suavísima de vuestros aromas y virtudes se llenó la casa de Dios, de admirables ejemplos. Del nardo preciosa de vuestro celo heredaron los Apóstoles su fervor: de vuestra mirra escogida de paciencia participaron los Mártires su constancia, del lirio cándido de vuestra virginidad, su pureza las Vírgenes: sois varilla de humo fragrante que, hiriendo en los ojos de los pecadores, hacéis derramen lágrimas de penitencia, y aun sola vuestra Imagen desde el centro de su Santa Cueva, con la fragancia de sus prodigios enciende al Orbe de devoción, encendedla, ¡oh Virgen pura!, en mi corazón helado, para que yo de aquí adelante camine en seguimiento de vuestra odorífera flagrancia a la imitación de vuestras virtudes. Amén.
  
EJERCICIO
Este día te considerarás postrado en tu cama sin fuerzas y sin aliento, y que el Sacerdote te va administrando el Santo Sacramento de la Extremaunción pidiendo al Señor por su grande misericordia el que te perdone todo cuanto le tienes ofendido por tus cinco sentidos. Procurarás sacar de esta consideración grande aborrecimiento a los deleites del cuerpo, como que en aquella última hora no te servirán más que de angustia y tormento: pedirás perdón al Señor por lo poco que hasta ahora habías mortificado tus miembros: harás propósitos eficaces de llevar en tu cuerpo todos los días de tu vida la mortificación de JESÚS; y en testimonio de esto te mortificarás hoy con especialidad en el hablar y el mirar, en el comer y beber.
  
Pedir la gracia que se desea recibir. Los tres Padre nuestros y Ave Marías, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días. 
   
DÍA SÉPTIMO – 8 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición.
    
«Salus infirmórum, ora pro nobis».
ORACIÓN
Vuestros ojos cristalinos de paloma cándida ¡Oh siempre Virgen María! les tenéis tan llenos de clemencia, que como la piscina de Hesebón, destilan siempre agua de salud. Sois, Madre amantísima; la salud de los enfermos, y Vos misma tenéis prometido serlo, cuando dijiste: quien me encuentre a mí encontrará la vida y conseguirá del Señor la salud: así lo acreditáis en los continuos prodigios que obráis en vuestra Santa Cueva, que es la piscina de Siloé, donde los enfermos son libres por vuestra intercesión de cualquier enfermedad. Inclinad pues Señora, hacia mí miserable pecador que os invoca benignos vuestros ojos, y destilad en mi alma y cuerpo la salud para servir y amar a mi Dios y vuestro Hijo Santísimo.
  
EJERCICIO
Hoy te considerarás en las últimas agonías de tu vida, y así te ejercitarás en actos de Fe, Esperanza y Caridad propios de aquella última hora; y si acaso los ignorares, suplirás con rezar con devoción el Credo, Padre nuestro y Acto de Contrición, ofreciéndolos al Señor en nombre de aquellos pobres moribundos que se hallan incapaces de hacer semejantes actos: también te ejercitarás en actos de alabanza y acción de gracias al Señor, y sobre todo en actos de conformidad ofreciéndote a aceptar rendidamente la sentencia que el Señor te diere aunque sea de purgar tus culpas, y de antemano bendecirás al Señor, y convidarás a los Santos Ángeles y demás Bienaventurados te ayuden a ello, por lo que el Señor dispusiere de ti en la eternidad; porgue por todo es digno de bendición y alabanza nuestro Supremo Dios, no solo por Misericordioso, sino también por Justo: repetirás este día muchas veces la petición del Padre nuestro: «hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo», y las palabras de María Santísima: «He aquí la Esclava delSeñor, hágase en mí según tu palabra».
  
Pedir la gracia que se desea recibir. Los tres Padre nuestros y Ave Marías, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días. 
   
DÍA OCTAVO – 9 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición.
    
«Refúgium peccatórum, ora pro nobis».
ORACIÓN
Sois Vos, ¡Oh Virgen clementísima!, el Tabernáculo de Dios con los hombres, el arco Iris que serena las iras Divinas, la Coluna de nube que mitiga los ardores del Sol divino para que no abrase a los pecadores: sois la Ciudad de refugio donde los que van fugitivos de la Justicia de un Dios airado encuentran seguridad; y vuestra Santa Cueva es la Arca de Noé donde hallan abrigo las fieras de iniquidad, la vista de vuestra Imagen Sagrada les desde el corazón, los peñascos de vuestra Casa, aunque insensibles destilan devoción y ternura: abrigad pues Señora, a esta fiera qué tenéis a vuestros pies, ablandad este mi corazón más duro que los peñascos, heridle con la vara de vuestra intercesión, para que de él surtan las aguas de contrición y arrepentimiento. Amén.
  
EJERCICIO
Hoy te considerarás tan cercano a la muerte, que ya con los ojos moribundos estarás como mirando a los Ministros del Señor que te dicen la recomendación del alma, y que te despiden de este mundo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Repetirás entre día algunas de las peticiones que hace la Santa Iglesia en la recomendación del alma; esto es, pedirás al Señor te libre del espantoso encuentro de tus enemigos, de sus ardides y de mala muerte, por su Encarnación, Nacimiento, Pasión y Muerte, por su Resurrección y Ascensión a los Cielos. A MARÍA Santísima suplicarás por el poder que Dios le dio contra Luzbel y sus secuaces, y por la victoria que de ellos alcanzó en su Inmaculada Concepción poniéndolos debajo de sus pies, te libre de la furia, rabia e indignación de estos perversos tentadores, para que no seas engañado de ellos, ni lleguen a ver tus ojos el estanque de azufre y fuego ardiente, sino que sea este fuego para estos Ángeles malos que desampararon su principado. Rogarás a todos los Espíritus Angélicos, a los Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores, Vírgenes y demás Santos del Cielo reciban en sus brazos tu pobre alma al salir de este mundo para que no se pierda en la estrecha senda de la eternidad; y para obligarlos será bueno repitas el Gloria Patri dando gracias a la Beatísima TRINIDAD por el don de la perseverancia que concedió, tanto a los Ángeles buenos, como a los demás Bienaventurados. Lo repetirás en este día nueve veces en tres ocasiones distintas.
  
Pedir la gracia que se desea recibir. Los tres Padre nuestros y Ave Marías, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días. 
   
DÍA NOVENO – 10 DE SEPTIEMBRE
Por la señal…
Acto de contrición.
    
«Consolátrix afflictórum, ora pro nobis».
ORACIÓN
¡Oh amantísima María! Madre sois de la divina gracia para comunicarla a los pecadores que la han perdido: sois Madre amabilísima de los justos, para los necesitados Madre admirable y Virgen poderosa: para los tristes, alegría; para los tibios, noble vaso de devoción insigne: sois salud de los enfermos y consuelo de todos los afligidos. Ya veis, ¡oh piadosa Virgen!, juntos en mí miserable todos los males: soy pecador infeliz, triste, tibio para mi bien: ya que ahora le solicito con ansia, sed Vos mi Madre, mi alegría, mi salud, mi consuelo y guía feliz para la vida eterna, donde os goce, os bendiga y alabe eternamente. Amén.
  
EJERCICIO
Este último día considerarás cómo queda tu cuerpo sin alma, hecho cadáver frío que va ya a corromperse, y que tu alma por haber imitado a su Patrona y Madre MARÍA Santísima, y por haberse valido de su poderosa intercesión, sale de este valle de lágrimas pura y limpia sin mancha de pecado, y que esta piadosa Señora tomándote en brazos te presenta en el Tribunal de su Hijo, allí se hace tu Abogada y te consigue sentencia favorable de gloria eterna, en la que oyes de boca de su Santísimo Hijo: «ven, bendito de mi Padre, a poseer el Reino que te está preparado desde el principio del mundo, para que en mi compañía puedas cantar eternamente mis misericordias y las de mi Madre MARÍA Santísima». En este dia rezarás tres veces el Cántico Magníficat, y oirás Misa, ofreciéndolo todo a la Santísima Trinidad en acción de gracias por la muerte tan santa que concedió a nuestra Madre MARÍA Santísima: harás propósito este día de ser devoto de rogar a Dios por los pobres moribundos, y de pedir al Señor todos los días del año, que por virtud del nombre de JESÚS y de MARÍA confunda y aniquile a los espíritus infernales que se emplean en tentar y perturbar a los desvalidos moribundos.
  
Pedir la gracia que se desea recibir. Los tres Padre nuestros y Ave Marías, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días. 

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