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domingo, 2 de enero de 2022

MES DE ENERO DEDICADO AL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS (DÍA SEGUNDO)

Ejercicio dispuesto a partir de los Pensamientos o Reflexiones Cristianas para todos los días del año, por el Padre Francisco Nepveu SJ, tomo I, Barcelona, imprenta de doña Teresa Pou vda. de Piferrer, año 1755. Las oraciones provienen del Manual Dominico publicado en Dublín por Browne & Nolan Publishers en 1913.
   
MES DEDICADO AL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
   
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
«Dios le ensalzó sobre todas las cosas, y le dio nombre superior a todo nombre, a fin de que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el infierno». (Filipenses II, 10-11).
   
¡Oh Dulce Jesús!, concededme una viva devoción a vuestro Sagrado Nombre; enseñadme Vos a entender su significado y a realizar su eficacia; a gustar de su dulzura y a confiar en su poder; enseñadme a invocarlo dignamente en todas mis dificultades y aflicciones. Que este sea el último sonido de mis labios moribundos mientras voy a encontrarme con Vos en el Juicio. ¡Oh amadísimo Señor, sed para mí entonces un misericordioso Salvador y no un Juez furioso!
   
DÍA SEGUNDO
MEDITACIÓN: DEL FIN DEL HOMBRE: ES NECESARIO GLORIFICAR Y SERVIR A DIOS
PRIMER PUNTO.
Considera adonde estabas cien años ha. No hay duda que en la nada: no hay duda que te sacó de ella Dios, prefiriéndote a otros muchos, y creándote a su imagen sin que tú lo pudieses haber merecido. Pero pregunto: ¿por qué fin te ha creado? Para glorificarle, para conocerle, para amarle, para servirle, para hacer su voluntad y para guardar sus Mandamientos, que todo es una misma cosa: porque le glorificas conociéndole y amándole; le amas sirviéndole; le sirves haciendo su voluntad; y esta la haces cuando guardas sus preceptos.
   
SEGUNDO PUNTO. Dios ha podido no crearte; pero supuesta tu creación, no ha podido proponerte otro fin que a Sí mismo. No es menos necesariamente tu último fin que tu primer principio, y de la misma manera que no podias tener ser sin Él; así no puedes tener ser para otro que para Él mismo. Esta es una obligacion esencial, o por mejor decir (como dice el Sabio), toda su esencia: Hoc est omnis homo (Proverbios XII, 3). Así, pues, como no puedes ser hombre sin cuerpo y alma, de la misma manera no puedes ser hombre y no tener la obligación de servir a Dios Todopoderoso, que su Majestad es, no te la puede dispensar. Verdad es que Dios te deja la libertad de la acción para obedecer su ley o romperla. ¡Pero desdichada libertad! ¡Y desdichado de ti si te sirves de esta libertad para no obedecerle!
   
TERCER PUNTO. Este es, pues, el único necesario de que habla el Salvador (San Lucas X), porque no lo es de ninguna manera el ser grande, rico, sabio, dichoso, pero sí el servir a Dios. No es necesario el que estés en este estado, empleo u oficio; pero es necesario el servir a Dios. No es necesario que tengas salud, placeres, talentos, pero es necesario que dirijas todas tus cosas a Dios. Este debe ser el término de tus movimientos, el fin de tus acciones, sin que haya una que no sea por Dios. ¡Ay, qué puede ser que no haya en toda tu vida una que haya sido unicamente por Él! ¡Cuántos han salido de este mundo sin saber para que vinieron a Él! ¡Y cuántos habiéndolo sabido, han vivido como si lo hubiesen ignorado! ¿Serás tú por ventura alguno de ellos?
  
FRUTO. Pregúntate a ti mismo muchas veces: ¿para qué estoy yo en el mundo? ¿Para qué fin Dios me ha creado? Y avergüénzate de haber vivido hasta ahora como si lo ignoraras.
 
«Deum time, et mandáta ejus obsérva; hoc est enim omnis homo» [Teme a Dios, y guarda sus mandatos; porque es toda la obligación del hombre] (Proverbios XII, 1).

«Líbera sérvitus apud Dóminum, ubi non necéssitas, sed cháritas servit» [La verdadera libertad consiste en servir a Dios, porque nos obliga el amor y no la fuerza] (San Agustín).
  
ORACIÓN A JESÚS PARA TODOS LOS DÍAS
Oh compasivísimo Jesús, lleno de piedad y misericordia, que no despreciáis los suspiros del malvado; ¡ay!, toda mi vida ha perecido y pasado sin fruto, ni he hecho nada bueno ante vuestra presencia. A Vos, pues, me dirijo, implorando vuestra clemencia. Hablad por mí, satifaced por mí. Lavad toda la inmundicia de mis pecaminosos ojos con las puras lágrimas de vuestros gloriosísimos ojos. Por la dulce compasión de vuestros benditos ojos, removed la iniquidad de mis pecaminosos oídos. Por la pura intención de vuestros santísimos pensamientos, y por el ferviente amor de vuestro traspasado Corazón, lavad toda la culpa de mis malos pensamientos y de mi malvado corazón. Por el conmovedor poder de las palabras de vuestra benditísima boca, borrad todas las ofensas de mi boca corrompida. Por la perfección de vuestras acciones y la crucifixión de vuestras manos, lavad todas las ofensas de mis manos impías. Por el doloroso cansancio de vuestros benditos pies, y por la cruel perforación con los clavos, lavad todas las inmundicias de mis pies pecaminosos. Por la majestuosa inocencia de vuestra vida, y por vuestra incontaminada santidad, lavad todas la asquerosidad de mi vida corrupta. Finalmente, lavad, borrad y extinguid todos los pecados de mi corazón y de mi alma en las abundantes corrientes de vuestra preciosísima Sangre, para que así, por vuestros santísimos méritos, pueda ser debidamente limpio, y en adelante guarde sin mancha todos vuestros mandamientos. Amén.
  
Di en reparación por las blasfemias proferidas contra los Santos Nombres de JESÚS y MARÍA:
¡Bendito sea Dios!
¡Bendito sea su Santísimo Nombre!
¡Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre!
¡Bendito sea el Nombre de Jesús!
¡Bendito sea su sacratísimo Corazón!
¡Bendita sea su preciosísima Sangre!
¡Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar!
¡Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito!
¡Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima!
¡Bendita sea su santa e inmaculada Concepción!
¡Bendita sea su gloriosa Asunción!
¡Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre!
¡Bendito sea su Inmaculado Corazón!
¡Bendito sea San José, su castísimo Esposo!
¡Bendito sea Dios en sus Ángeles y Santos! Amén.
   
JACULATORIAS:
  • ¡JESÚS mío, misericordia! (100 días de Indulgencia cada vez).
  • JESÚS, DIOS mío, Te amo sobre todas las cosas (50 días de Indulgencia).
  • JESÚS, Hijo de David, ten misericordia de mí (100 días de Indulgencia, una vez al día).
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
    
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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