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viernes, 3 de noviembre de 2023

ACTUANDO MAL, JUSTIFICÁNDOSE PEOR

Luego del episodio donde el presbítero Eros Accorigi de los Santos Vito, Modesto y Crescencia de Ossanesga (diócesis de Bérgamo, Italia) permitió que una monaguilla diese la “comunión”, fue contactado vía telefónica por el periodista Andrea Zambrano de La Nuova Bussola Quotidiana, donde intentó justificarse (en vano) de esta manera:
EROS ACCORIGI: Sucedió el domingo 22 de Octubre, y me quedé sin ministro extraordinario de la Comunión.
ANDREA ZAMBRANO: ¿Sin?
E. A.: Sí, no podía y entonces pensé en pedirle a la niña que me servía en la misa como monaguillo. Que me parece la más pura de corazón entre tantos pecadores. 
A. Z.: Pero la cuestión no está relacionada con la pureza. Un sacerdote puede ser todo lo pecador que quiera, pero está autorizado a repartir la Comunión, una niña no. ¿No lo cree?
E. A.: No sé…
A. Z.: ¿No podría prescindir del ministro extraordinario?
E. A.: Sí, pero como estaba la misionera laica que continuó su testimonio ya era tarde…
A. Z.: ¿Testimonio?
E. A.: El domingo era la Jornada de las Misiones, y la laica invitada a dar su testimonio se prolongó un poco…
A. Z.: ¿Hizo que un laico diera la homilía?
E. A.: Sí, siempre hacemos esto para las Jornadas de las Misiones. Pero no es una homilía, es un testimonio…
A. Z.: ¡Sí, pero en lugar de la homilía! Disculpe, reverendo, pero el domingo hizo lo mínimo entonces…
E. A.: ¿Qué quiere? Reconozco que fue exagerado, pero el Evangelio también lo dice.
A. Z.: ¿Qué?
E. A.: «A menos que os volváis como niños», los niños son lo más puro…
A. Z.: ¿Cómo pueden los niños ser conscientes de la grave carga inherente a la distribución de la comunión? Ya se están tomando demasiadas libertades con los laicos, hasta el punto de que el Ministro de la Comunión está pasando de ser extraordinario a ser cada vez más ordinario…
E. A.: ¿Qué quiere que le diga? Pero los niños son más inocentes que Vd. y que yo… a veces tenemos figuras de ministros laicos que ciertamente no brillan.
A. Z.: El problema de la distribución de la comunión no es un problema de inocencia, sino de abuso.
E. A.: Eh… abuso. Casi parece que maté a una persona, no creo que se vilipendiara la Eucaristía… No lo creo.
A. Z.: La cuestión no es lo que Vd. piensa, sino lo que prescribe la Iglesia.
E. A.: … (silencio)
A. Z.: Más bien, ¿cómo se lo tomó la pequeña?
E. A.: Mire, aparte de que hay una violación grave a la privacidad porque quien hizo el video, y sé quién es, también podría ser denunciado por su madre…
A. Z.: Quizás, pero ese no es el punto.
E. A.: Más bien, es un problema de privacidad porque quien tomó esa foto y la envió cometió algo ilegal y no mostró gran sensibilidad.
A. Z.: Los padres serán responsables de la privacidad del niño, este no es el lugar. No me respondió: ¿qué dijo la niña?
E. A.: Nada. O mejor dicho, los niños se ponen muy contentos cuando les preguntas estas cosas. 
A. Z.: Los niños están felices cuando juegan. ¿Pero no cree que de este modo el juego, como definió Romano Guardini la liturgia, el juego como lugar de reglas y de preparación para la vida real, se ha transformado en un juguete?
E. A.: No, no lo sé… en resumen, nos aseguraremos de que no vuelva a suceder. También le dije al vicario [Davide Pelucchi]…
A. Z.: ¿El vicario?
E. A.: Me llamaron desde la oficina litúrgica de la diócesis, evidentemente también habían visto el video.
A. Z.: ¿Y qué le dijeron?
E. A.: Me dijeron que no lo volviera a hacer para no escandalizar a los demás.
A. Z.: Verá, no se trata tanto de escandalizar a los demás, sino del hecho de que se cometió un abuso que fue aceptado por los fieles como si nada.
E. A.: No lo creo. Los niños son más puros que ciertos defensores de la ortodoxia. No lo pongamos tan serio, no lo explotemos…
A. Z.: ¿No cree que Vd. cometió la primera explotación al darle a una niña una responsabilidad que no puede llevar?
E. A.: Yo diría que no, mire, fue exagerado, digámoslo así. Pero no siento que haya hecho nada malo. ¿O sí?
A. Z.: Mire, la impresión es que el abuso de los ministros de la Comunión lleva ahora a que toda la Misa se reduzca a un simple servicio a realizar. Si faltan, nos las arreglamos como podemos. Esto conduce también a un empobrecimiento de la propia fe eucarística. Hay muchos santos que afirman esto.
E. A.: ¿En realidad? Está bien, me informaré. Gracias, lo saludo.
La necesaria conclusión es que a Accorigi (y la diócesis de Bérgamo) le importa un cazzo (con perdón) cómo tratan al que creen es el Santísimo Sacramento (que de todos modos, NO TIENEN NI PUEDEN TENER, porque no tienen la Misa válida ni un sacerdocio válido), y tampoco sus propias normas conciliares como la instrucción “Redemptiónis Sacraméntum”, que establece en su art. 155 que solo en casos de necesidad EXTREMA, se puede designar un laico para distribuir la comunión, y se condenan errores como llamarlos “ministros extraordinarios de la Eucaristía” (art. 156), que estos distribuyan habiendo presbíteros presentes (157), o que deleguen sus funciones a terceros (158).

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