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jueves, 18 de julio de 2024

EL LADO DIABÓLICO DEL “ÁNGEL DE LOS POBRES” EN FRANCIA

   
El sacerdote-presbítero francés Marie Joseph Henry Grouès, más conocido como “Padre Pierre” (su alias en “La Résistance” durante la guerra), “Castor meditativo” (de sus días de joven explorador) o “Ángel de los pobres” por su labor en la Fundación Emaús (no confundirlos con el movimiento de retiros Emaús –que también es una secta como Hakuna o los kikos–), ha sido señalado de abusar sexualmente de al menos siete mujeres (una de ellas menor de edad) entre los años 1970 y 2005, reveló la misma fundación.
   
Una mujer contactó a los responsables de la fundación el pasado mes de Junio, y les relató que Pierre había abusado de ella cuando era menor de edad. Al poco tiempo, las fundaciones Emaús Internacional, Emaús Francia y Abbé Pierre encargaron un informe el cual concluyó que hubo siete mujeres que habían sido agredidas sexualmente por el clérigo y activista, y que se identificó a otras cuatro que «sufrieron actos de acoso», pero que no han podido contactar. Todas entre empleadas, voluntarias y beneficiarias de las fundaciones, o cercanas al entorno personal de Pierre.

«Estas revelaciones conmocionan nuestras estructuras, dentro de las cuales la figura del Abbé Pierre ocupa un lugar importante. Cada uno de nosotros conoce su historia y su mensaje. Estas acciones cambian profundamente la mirada que tenemos sobre un hombre conocido sobre todo por su lucha contra la pobreza, la miseria y la exclusión», menciona el comunicado conjunto.

Por su parte, la Conferencia episcopal francesa emitió el siguiente comunicado:
«La Conferencia de Obispos de Francia (CEF) conoce con dolor los testimonios recogidos que denuncian actos de agresión sexual cometidos por el padre Pierre contra mujeres que vinieron a trabajar a Emaús. A la espera de leer el informe publicado, desea asegurar a las víctimas su profunda compasión y su vergüenza de que tales actos puedan ser cometidos por un sacerdote, y reitera su determinación de movilizarse para hacer de la Iglesia un lugar seguro».
Marie Joseph Henry Grouès nació el 5 de Agosto de 1912 en Lyon, siendo el quinto de los ocho hijos del industrial de la seda Antoine Grouès Brottey y Eulalie Perra (sí, así se apellidaba, no es su culpa). Una tía paterna suya, la escritora Marie-Louise Victorine (que usaba los seudónimos de Héra Mirtel, Juliette de Boulogne y Juliette de Lotus), era activista feminista, espiritista y apostadora, y fue condenada a 20 años de prisión por asesinar a su segundo esposo Ishmael Jacob Providence Weissmann/Georges Bessarabo en 1920.
    
En su juventud, Henri fue parte de los Exploradores de Francia, donde lo apodaron “Castor meditativo”, y siguiendo un voto que hizo tras una peregrinación a Roma tres años antes, en 1931 ingresó al convento capuchino de Lyon tomando el nombre religioso de Felipe, y al año siguiente inició noviciado en el de Crêst, y fue ordenado sacerdote el 24 de Agosto de 1938 junto al futuro cardenal Jean Guénolé Louis Marie Daniélou Clamorgan SJ (Henri de Lubac –cuya causa de “beatificación” fue abierta hace un año por la Conferencia Episcopal Francesa– le dijo en esa ocasión a Grouès: «Pide al Espíritu Santo que te conceda el mismo anticlericalismo de los santos»), pero tuvo que abandonar la orden el 18 de Abril de 1939 siguiente por una infección pulmonar. Ya sacerdote diocesano, la guerra lo encontró como vicario de la catedral de Grenoble (a invitación del cardenal Pierre Gerlier se incardinó en la diócesis el 2 de Mayo, y fue nombrado en ese puesto el 14 del mismo mes por el obispo Alexandre Caillot), siendo reclutado como suboficial del Regimiento de tren de tripulaciones en Diciembre de 1939, pero por su pleuresía pasó el reclutamiento en sanidad militar, y luego como capellán del hospital de La Mure y del orfanato de la Costa de San Andrés, y se unió a la resistencia partisana tomando distintos alias, entre ellos “Abbé Pierre”, ayudando a escapar hacia Suiza por medio de la red del padre Marius Jolivet, párroco de Collonges-sous-Salève, a decenas de judíos y a Jacques de Gaulle Maillot (hermano menor de Charles, el jefe del Comité Nacional de la Francia Libre) y su esposa Jeanne Michoud (Jacques había quedado tetrapléjico en 1926 por una encefalitis letárgica y sufría de Párkinson, por lo que Henri tuvo que cargarlo para cruzar la frontera). Participó en la creación de maquis de la “Resistencia”, que fue uno de los líderes en el macizo de Vercors y en el macizo de Cartuja. Fue en esta época cuando conoció a Lucie Coutaz, que lo ocultó bajo un nombre falso y se convirtió en su secretaria privada (permaneció hasta su muerte en 1982), considerándosela como cofundadora del movimiento Emaús. Luego de ser arrestado por los nazis en 1944, fue liberado y viajó a Argelia vía España y Gibraltar para unirse a las tropas de De Gaulle, siendo capellán del acorazado “Jean Bart”. Por sus acciones recibió la Cruz de Guerra 1939-1945 con palmas de bronce, y la Medalla de la Resistencia.
    
Con permiso del arzobispo de París, Henri fue elegido diputado en la Asamblea Nacional Constituyente y luego de la Asamblea Nacional por el Movimiento Popular Republicano (conformado por miembros democristianos de la Resistencia) en representación del departamento de Meurthe y Mosela, ocupando el cargo hasta 1951. Un año antes, renunció al partido uniéndose a la “Liga de la Joven República” de Marc Sangnier, el fundador del sillonismo condenado por San Pío X en su encíclica “Notre Charge Apostolique”. Aunque esto no significó inmediatamente su retiro de la política, pues se reunió con personajes como el líder independentista de Túnez Habib Bourguiba pidiéndole una lucha no violenta, el aún no “Cura guerrillero” colombiano Camilo Torres Restrepo que le pidió consejos frente a la crítica de la Iglesia en Colombia sobre los “curas obreros”, y fue recibido en 1955 por el presidente estadounidense Dwight Eisenhower y en 1956 por el rey Mohamed V de Marruecos.
   
Pero lo que hizo famoso al “Padre Pierre” fue su activismo en favor de los pobres y sin techo, que heredó de su padre, que hasta su muerte en 1938 fue miembro de la cofradía de Vigilantes de hospitales donde, los domingos, los burgueses se convertían en peluqueros y barberos para los pobres. En 1949 fundó los Traperos de Emaús, una organización que construía casas para los pobres con dinero obtenido de vender artículos usados, pero fue tanta la estrechez económica que en 1952 se presentó en un programa de concursos en Radio Luxemburgo ganando 256.000 francos. Y el 1 de Febrero de 1954, irrumpió en Radio Luxemburgo y pidió al diario Le Figaro difundir un discurso llamando a ayudar a los habitantes de calle, que estaban muriendo en medio de la fuerte nevada que se preveía para todo el mes. Su llamado logró reunir en lo que la prensa llamó “Revolución de la Bondad” más de 500 millones de francos (incluso el famoso actor Charles Chaplin, recordando su época de pobreza y en las calles, donó dos millones), y a muchos voluntarios que se reunieron para formar las Comunidades de Emaús el 23 de Marzo de ese año, una comunidad aconfesional de asistencia social, que posteriormente se agruparon en Emaús Internacional y Emaús Francia.
   
Así como llegó la fama, también las controversias hicieron irrupción: en Marzo de 1996, el filósofo ex-comunista, partisano y converso al islam Roger Garaudy, acusado de negacionismo de la Shoá por cuenta de su libro “Los mitos fundacionales de la política israelí”, dijo que el Padre Pierre lo apoyaba porque era amigo suyo. Pierre fue excluido del comité honorario de la Liga Internacional (sic) Contra el Racismo y Antisemitismo (LICRA), la versión francesa de la Liga Antidifamatoria Judía y el Centro para la Ley de la Pobreza Sureña combinados. Pierre dijo que a pesar que rechazaba el negacionismo, seguiría defendiendo a su amigo, lo que le valió fuerte rechazo de las organizaciones judías, y una reprimenda del cardenal Jean-Marie Aaron Lustiger y el fundador de Médicos Sin Fronteras Bernard Jean Kouchner/Kushner Mauric (todos judíos). Por esa causa, le fue negado el reconocimiento como “Justo entre las Naciones” por su ayuda a los judíos durante la guerra.

Y si en el mundo le llovía, en la Iglesia Conciliar no escampaba. Su postura progresista apoyando la “ordenación” de mujeres y el clero casado, su cercanía al “obispo rojo” de Évreux Jacques Gaillot Deligny, sus críticas a los viajes de Juan Pablo II, su oposición a la doctrina sobre los anticonceptivos, su animadversión hacia Teresa de Calcuta (cuya obra era del mismo alcance que la de él) por su adherencia a la moral, y su confesión en su libro de 2005 “Dios mío… ¿por qué?” coescrito con el sociólogo Frédéric Engel-Lenoir de haber tenido sexo casual con mujeres rompiendo su promesa de celibato, hicieron que la jerarquía y el Vaticano no lo mirasen en vida con buen semblante y a su muerte, el 22 de Enero de 2007 en el Hospital militar de Valdegracia en París por una infección pulmonar producto de la bronquitis, no le dedicasen una nota fúnebre (aunque para descargo de Benedicto XVI y L’Osservatore Romano, aquel no acostumbraba expresar públicamente condolencias por las muertes de sacerdotes individualmente considerados, y este no las reporta tampoco). Solo hubo mensajes de los cardenales curiales Roger Marie Élie Etchegaray Dufau (expresidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz) y Paul Joseph Jean Poupard Guéry (presidente del Pontificio Consejo para la Cultura), y un «lo encomendamos a la misericordia de Dios» del secretario de Estado vaticano Tarcisio Pietro Evasio Bertone Borio SDB.
   
Durante su funeral el 26 de Enero de 2007 en la catedral de París (al que asistieron entre otros, el presidente Jacques Chirac y su antecesor Valéry Giscard d’Estaing, el primer ministro Dominique de Villepin, el ministro del Interior Nicolás Sarkozy, el alcalde de París Bertrand Delanoë, el socialista Jack Lang, el presidente de la Unión para la Democracia Francesa François Bayrou, el presidente del Consejo francés para el culto musulmán Dalil Boubakeur, un dignatario de la Iglesia Ortodoxa y un monje budista), el entonces arzobispón de Lyon y Primado de las Galias Philippe Xavier Christian Ignace Marie Barbarin Roques (que estaba muy lejos de ser acusado y condenado –y posteriormente absuelto en sede de casación– por encubrimiento de los abusos sexuales del presbítero laicizado Bernard Preynat, que falleció el 23 de Junio de este año) evocaba una futura “beatificación” del “Padre Pierre”, pero si en antaño era poco probable, en hogaño que se reveló que era un abusador disfrazado de bienhechor, «eso no se va a poder, mon ami…».
  
Sintetizando, el “Padre Pierre” se preocupó más por las añadiduras que por el Reino de Dios, y habiendo buscado la gloria de los hombres, fue cayendo más y más de su estado hasta cubrirse de ignominia ante ellos, sumado a que nunca mostró signos de arrepentimiento por su apostasía y sus muchos pecados. Por algo se está escrito: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Mas nada está oculto que no se haya de manifestar; ni secreto que al fin no se sepa» (San Lucas XII, 1-2 / Versión de Mons. Félix Torres Amat), y en otro lugar: «Los pecados de ciertos hombres son notorios, antes de examinarse en juicio; mas los de otros se manifiestan después de él» (1.ª Timoteo V, 24 / Versión de Mons. Félix Torres Amat).

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