sábado, 1 de abril de 2023

HENRI DE LUBAC, DEL ÍNDICE A LOS “ALTARES” MODERNISTAS


En su asamblea general de primavera realizada en la iglesia Santa Bernardita Soubirous en Lourdes, la Conferencia Episcopal Francesa aprobó la apertura de la causa de beatificación de Henri de Lubac (foto), informó Catholic News Agency.

Henri de Lubac (como era conocido), nació como Henri-Marie Joseph Sonier de Lubac el 20 de Febrero de 1896, tercer hijo (y primer varón) del banquero Maurice Sonier de Lubac y su esposa Gabrielle de Beaurepaire. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1913 cuando tenía un año de Derecho en el Instituto Católico de Lyon, yendo al noviciado en la vecina isla de Jersey (en virtud de la Ley de Separación de 1905, los jesuitas no tenían casa religiosa en Francia), pero al año siguiente fue alistado en el ejército durante la Gran Guerra Europea, donde resultó herido en la cabeza en 1917. Al acabar la guerra, retomó los estudios, y fue ordenado sacerdote el 22 de Septiembre de 1927. En 1929 se le asignó la cátedra de Teología fundamental en la Universidad Católica de Lyon (para ello le dieron el doctorado en la Gregoriana ¡sin poner un pie en ella ni presentar tesis!), que detentó hasta 1961 con dos interrupciones: la primera durante la Guerra Mundial, y la otra entre 1950 y 1958 cuando la Compañía le prohibió la enseñanza por adherir al modernismo y la “Nueva Teología”, y defender a su cofrade Pierre Teilhard de Chardin († 1955). Nombrado en 1958 miembro de la Academia francesa de Ciencias Morales y Políticas, Juan XXIII bis Roncalli lo rehabilitó en 1960 nombrándolo perito en la Comisión preparatoria del Vaticano II, y Pablo VI Montini lo nombró en la Comisión Teológica (se sabe que influyó en las constituciones “Lumen Géntium” y “Gáudium et Spes”). Juan Pablo II Wojtyła lo creó cardenal diácono de Santa María en Domnica el 2 de Febrero de 1983 (había declinado un ofrecimiento que Montini le hizo en 1966 –el cual aceptó su colega Jean Guénolé Louis Marie Daniélou Clamorgan– porque desde 1962 se requería que los cardenales fueran obispos). Murió en París el 4 de Septiembre de 1991, a los 95 años de edad.
   
De Lubac fundó en 1942 la colección “Sources Chrétiennes” (Fuentes Cristianas) con Daniélou († 1974) y Antoine Victor Fontoynont Bonneau († 1958), publicando los textos griegos y latinos de los Padres de la Iglesia. Su obra de 1946 “Surnaturel: Études hystoriques” (Lo sobrenatural: Estudios históricos), influenciada por el jesuita Joseph Huby, motivó que fuera investigado por el Santo Oficio bajo sospecha de modernismo (de hecho, la encíclica “Humáni géneris in rebus” fue redactada como respuesta a esta obra) y removido de la enseñanza por la Compañía, y “El pensamiento religioso del padre Teilhard de Chardin” significó la advertencia por el Santo Oficio de 1962. Escribió sobre el ateísmo en 1944, y sobre el budismo en los años 50. Aun así, Montini tenía las obras de De Lubac en su biblioteca de trabajo, y junto a Hans Urs von Balthasar y el futuro Benedicto XVI Ratzinger fundó y editó la revista “Commúnio”, de carácter más moderado que “Concílium”. Trabajó junto a Wojtyła en la redacción de “Gáudium et Spes” (donde sus obras “Catolicismo: los aspectos sociales del dogma” y “Meditación sobre la Iglesia” hicieron gran influencia). Ratzinger elogió en sus “Últimas conversaciones” a De Lubac y Von Balthasar como los teólogos más reconocidos del Vaticano II. Francisco Bergoglio cita su obra en la encíclica ecologista Laudato Si’, y declaró que era uno de sus teólogos preferidos.
  
Por supuesto, a los ojos de nosotros los verdaderos Católicos, la “canonización” de Henri de Lubac no tiene ningún valor, como tampoco lo tuvo su “rehabilitación” roncalliana. Él sigue siendo uno de los exponentes de la “Nueva Teología”, que no es más que el modernismo con una capa de pintura, pero con sus mismas herejías de la cual es suma. “Nueva Teología” que triunfó precisamente en el Concilio Ladrón del Vaticano tras su condena por Pío XII.

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