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lunes, 5 de agosto de 2024

LUTERANOS ACUERDAN ABANDONAR EL FILIÓQUE


La Federación Luterana Mundial y el Patriarcado Fanariota tuvieron el pasado mes de Mayo la 18.ª Sesión Plenaria de la Comisión Conjunta Internacional sobre Diálogo Teológico en el Monasterio Patriarcal melquita greco-ortodoxo de San Jorge en El Cairo (Egipto).
   
Como resultado, las dos denominaciones han emitido una declaración conjunta sobre en la cual respecto del Credo nicenoconstantinopolitano
«sugieren que se utilice la traducción del original griego (sin el Filioque) con la esperanza de que esto contribuya a sanar las antiguas divisiones entre nuestras comunidades y nos permita confesar juntos la fe de los Concilios Ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla (381)».
La Comisión, creada en 1981 en Espoo de Finlandia por Demetrio I Papadópulos, destacó que el Credo es una declaración litúrgica y doctrinal fundamental y expresó su esperanza de que se dé un renovado enfoque a la teología trinitaria en la vida de las iglesias. «Ambos afirmamos la plena divinidad y personalidad del Espíritu Santo, que se expresó de diferentes maneras en las tradiciones oriental y occidental». 

De izquierda a derecha, el diácono Nicolás Ecumenio Amanatidis (Subsecretario del Santo Sínodo Patriarcal fanariota), el metropólita Cirilo Kateñrelos de Krinis (exarca patriarcal fanariota en Malta), el obispo luterano de Magdeburgo Johann Schneider (Iglesia Evangélica de Alemania central) y el profesor Dirk Lange (Secretario General Adjunto de la FLM para las Relaciones Ecuménicas), copresidentes y cosecretarios de la Comisión Teológica Conjunta Luterana-Ortodoxa Internacional

El Prof. Dirk Lange dijo:
«Los luteranos y los ortodoxos han dado un paso importante en su acercamiento con esta declaración. La FLM se basa en una votación realizada en nuestra Asamblea de Curitiba de 1990 que decía que el ‘filióque’ podía dejarse de lado en los ámbitos ecuménicos. Pero ahora queremos alentar a las iglesias luteranas a considerar un uso más amplio de la forma original del Credo Niceno-Constantinopolitano para profundizar nuestra reflexión trinitaria.
   
Para los ortodoxos, también es un gran paso reconocer que el uso del término ‘filióque’, que significa ‘y el Hijo’, está atestiguado en la teología patrística y, por lo tanto, ya no debería ser un tema que divida a la Iglesia. La FLM ha dado este importante paso hacia la recuperación de la versión original de este Credo, basada en un consenso diferenciado. Esperamos que pueda proporcionar un importante incentivo ecuménico y abrir el camino para que otras iglesias occidentales avancen hacia la reconciliación».
   
En una reunión celebrada del 13 al 18 de junio en Ginebra, el Consejo de la FLM acogió favorablemente la declaración y recomendó que la Oficina de la Comunión elaborara materiales didácticos al respecto para su uso en parroquias e institutos educativos. Los miembros del Consejo también recomendaron que las congregaciones luteranas locales «busquen un compromiso intencional y relaciones más estrechas con los vecinos ortodoxos».
   
La cláusula Filióque («y el Hijo» en español) en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano indica que el Espíritu Santo procede conjuntamente del Padre y del Hijo. Los griegos tachan esa cláusula de herética invención de los latinos porque, según ellos, contradice San Juan XV, 26, donde dice que el Espíritu Santo procede «solo del Padre» (aunque los Padres Griegos como San Atanasio el Grande y San Epifanio de Salamina citan San Juan XX, 22 interpretando que el Espíritu Santo procede sustancialmente del Padre y el Hijo). Sin embargo, el Filióque ya existía antes de su adición en el III Concilio de Toledo, pues aparece en el Símbolo de San Atanasio, en la Profesión de San Dámaso recogida por San Jerónimo, en el Símbolo Toledano del año 400 y en la profesión de Fe de la Iglesia Caldea en el Concilio de Seleucia/Ctesifonte del 410; y la interpretación monopatrista fue la bandera del cisma bajo los patriarcas constantinopolitanos Pablo II y de Focio en adelante. Como castigo a su rechazo, el Imperio de Constantinopla cayó bajo la media luna otomana el domingo de Pentecostés 29 de Mayo de 1453.

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