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jueves, 24 de octubre de 2024

RAVASI: «MAHOMA ASCENDIÓ AL CIELO [= ENTRÓ A LO ETERNO DE DIOS], COMO JESÚS»

«Ecco quanto sarà spessa questa bestemmia…».
  
El cardenal Gianfranco Ravasi Tavola (“instalado” arzobispón titular de Villamagna Proconsular –actual Henchir Mettich, Túnez– el 29 de Septiembre de 2007, y creado cardenal el 20 de Noviembre de 2010 –ambas por Benedicto XVI Ratzinger–), expresidente del otrora Pontificio Consejo para la Cultura y la Pontificia Comisión para la Arqueología Sacra concedió una entrevista al periodista Aldo Cazzullo publicada el 21 de octubre al tabloide oligárquico milanés Corriere della Sera (abajo la captura de pantalla):
   

Cardenal Ravasi, si debiese explicar la inmortalidad, la vida eterna, ¿cómo lo haría?
«Hay dos caminos. El primero es el filosófico. Platón ya afirma que la persona humana tiene también una dimensión trascendente: el alma no puede descomponerse ni morir. Y el autor de La Sabiduría, uno de los libros de la Biblia, conoció a Platón».
   
«Las almas de los justos están en manos de Dios, ningún tormento las tocará» (Sabiduría III, 1).
«Aunque sufran castigo a los ojos de los hombres, su esperanza está llena de inmortalidad» (Ibid., v. 4).
     
¿Y cuál es la segunda forma de explicar el más allá?
«Es la teológica. Mística. Hemos surgido de las manos de un Creador, y de la misma manera somos recogidos por el Creador, quien nos introduce en un nuevo Ser trascendente. Superaremos las categorías de tiempo y espacio. San Pablo habla precisamente de una “nueva creación” (2.ª Corintios V, 17)».
    
¿Y volveremos a encontrar a nuestros seres queridos?
«Cierto. Entraremos en lo divino, permaneciendo nosotros mismos».
    
Nosotros los cristianos, sin embargo, tenemos una variante compleja: no sólo la inmortalidad del alma, sino también la resurrección de la carne.
«Es verdad, yo no tengo cuerpo, Vd. no tiene cuerpo, los lectores del Corriere no tienen cuerpo; cada uno de nosotros es un cuerpo. Por eso la Iglesia es tan estricta con el aborto: todos estamos hechos por las manos de Dios, desde la concepción. Y no tenemos un único canal de conocimiento. La persona humana no conoce sólo por la razón o por la experimentación».
    
¿Qué quiere decir?
«Tomemos el caso del enamoramiento. Piense en el rostro de una persona que ama. Tiene una serie de características biológicas y fenoménicas. Pero no se enamoró de ellas».
    
Por supuesto, de lo contrario todo el mundo estaría enamorado de las mismas tres o cuatro actrices.
«Se enamoró de un detalle y de un aspecto que le decía algo que a los demás no les decía».
    
¿Y alguna vez se ha enamorado?
«Sí, con la ingenuidad de un estudiante de secundaria. Ella era una de las dos chicas de la clase. Pero la dimensión estética del conocimiento no se limita al amor: pensemos en el arte, la poesía, la música. Quien va a ver un cuadro de Caravaggio no puede salir ileso».
    
Años atrás, señalado como obispo de Asís, habría sido detenido por la Congregación [para los Obispos], debido al título de uno de sus artículos en el Sole 24Ore: “Jesús no ha resucitado, ha sido levantado”.
«Afortunadamente, el entonces cardenal Ratzinger leyó el artículo y no sólo el título, que no era mío, y no encontró nada malo en él. De hecho, la resurrección no es una simple reanimación de un cadáver. No significa revivir un cuerpo que volverá a morir. En la Biblia hay dos modelos de representación de la realidad de la resurrección de Cristo: el “despertar” (este es el valor del verbo griego de la “resurrección”) y, precisamente, el “levantarse”».
    
¿Cuál es el despertar?
«La visión de Ezequiel: los “huesos secos” (cap. XXXVII, 1-14) recomponen un cuerpo y vuelven a la vida en su identidad, como se decía respecto del cuerpo. Pero Jesús no sólo “despierta” de la muerte; asciende al cielo. No es un hecho astronáutico, ascender no significa ir alto, sino entrar en el infinito, lo eterno de Dios. Lo dice el mismo Jesús: “Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (San Juan XII, 32)».
    
Vd. ha escrito ahora una biografía de San Pablo, titulada “Fui un blasfemo, un perseguidor y un violento”.
«Es él mismo quien se presenta así en la Primera carta a su discípulo Timoteo (cap. I, 13). Daniel Marguerat lo definió en cambio el enfant terrible del cristianismo».
    
Vd. cita otros dos libros, de Riccardo Calimani y Corrado Augias, en los que se define a Pablo como el inventor del cristianismo [se refiere a “Pablo. El judío que fundó el Cristianismo” y “Pablo. El hombre que inventó el Cristianismo” respectivamente, N. del T.]. Pero no está de acuerdo. ¿Por qué?
«Pablo ciertamente debe un sistema de pensamiento, una lengua comprensible para todos: habla y escribe en griego, que en el Imperio romano era el equivalente del inglés actual, incluso crea “su” griego. Y a él le debemos un proyecto pastoral que, sin embargo, tiene su centro sólo en Cristo».
    
Llevar el cristianismo a todas partes y a todos.
«Sí, un proyecto operativo internacional, global, a través de carreteras y barcos. No es casualidad que Pablo vaya a Roma, donde muere y es enterrado. Pasolini quería hacer una película sobre él, ambientada en Roma, Berlín, Londres, Nueva York. Pero Pablo siempre se basa en el acontecimiento de la muerte y resurrección de Jesucristo, que también es central en los Evangelios».
    
Muchos, no sólo entre los judíos, sostienen que Jesús no quería fundar ninguna religión.
«Jesús era un judío practicante, tiene los pies plantados en el judaísmo, dice que fue “enviado a buscar las ovejas perdidas en la casa de Israel” (Mateo XV, 24). A veces, sin embargo, subvierte los rituales, rompe la ortodoxia: a veces no observa el sábado, come lo que puede sin prestar atención a las prohibiciones, y expulsa a los mercaderes del templo. Pero es con el discurso de las bienaventuranzas que su mensaje se vuelve universal y trascendente, trastocando categorías muy difundidas».
    
«Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados» (Mateo V, 4-6).
«Y Jesús lleva este mensaje revolucionario hasta sus últimas consecuencias, con su muerte y su ascensión, que transfigura toda realidad y todo ser. Como escribe San Pablo a los romanos: “La creación misma espera con impaciencia la transfiguración de los hijos de Dios” (Romanos VIII, 19)».
    
Pero Vd. también cita en el libro un pasaje de la novela de [Nikos] Kazantzakis y del film de [Martin] Scorsese, “La última tentación de Cristo”, en el cual Pablo casi se burla de Jesús, diciéndole: «Mi Jesús es muy diferente a ti, mucho más fuerte y poderoso».
«Pero esa escena no es real. Es una alucinación de Jesús, que en la cruz se imagina poder vivir una vida normal. De hecho, es la última tentación. Lo cual Jesús rechaza, eligiendo morir por amor en la cruz. Y entonces los evangelios no son registros históricos. Ni siquiera sabemos cuánto duró la vida pública de Jesús: Juan habla de tres Pascuas, por tanto de tres años; los demás no lo mencionan y se centran sobre todo en los tres últimos días de su vida, la pasión y la resurrección. Los Evangelios presentan sistemáticamente al Jesús histórico pero lo interpretan según una visión teológica trascendente centrada en el Cristo glorioso».
    
El amor ya existe en el Antiguo Testamento. La ley de Moisés dice: «Si te encuentras con tu enemigo cuyo asno cae bajo el peso, detente y ayúdalo» (Éxodo XXIII, 5).
«Cierto. Pero un gesto de solidaridad humana es una cosa y el autosacrificio es otra. Una cosa es criar el burro del enemigo; otra es perdonar e incluso sacrificarse por el amor de todos, incluidos los enemigos».
    
Muchos teólogos y filósofos remontan la idea de la gracia y la predestinación a Pablo: las obras no son la causa de la salvación, son el fruto de ella.
«Pablo no niega la libertad del hombre; le advierte que no intente salvarse. Para él el hombre es limitado, fugaz y pecador. Pretender ser salvo sin Dios mediante la mera observancia de los preceptos de la ley es como extender las manos hacia arriba para salvarse mientras se hunde en arenas movedizas. Por supuesto, es necesario tender la mano con nuestra libertad; pero necesitamos que Dios los tome y nos salve».
   
¿Vd. tiene miedo de la muerte?
«Un poco sí. El otro día estaba pensando en dónde me gustaría que me enterraran. Esta idea de la tumba, de las personas que pasarán por ella mientras yo ya no esté allí, me inquietó».
    
¿Dónde quisiera ser sepultado?
«En la iglesia de la que soy titular en Roma como cardenal, San Jorge en el Velabro, en el corazón de la ciudad, donde según la tradición el pastor Faustolo encontró a Rómulo y Remo. O afuera de una pequeña iglesia en Bellagio [Nuestra Señora de los Dolores de Guello], en el lago, donde voy en verano desde hace muchos años».
    
Vd. no es romano, es lombardo.
«Brianzolo de Merate. Mi primer recuerdo es el enrojecimiento del cielo de Milán bajo los bombardeos. Con mi madre [Marcella Tavola] evacuamos a Santa Maria Hoè. Pasé el primer año de mi vida llorando: revelé un carácter pesimista, diferente al de hoy. Papá [Paolo Ravasi] era antifascista. Fue enviado a luchar en Sicilia en primera línea. Desertó, junto con muchos otros. Regresó a casa a pie, tardó un año y medio».
    
Una zona de fe. La tierra del Papa Pío XI y de don [Luigi] Giussani.
«Si alguien hubiera sobrevolado Brianza en helicóptero el domingo por la mañana, habría visto a los agricultores y trabajadores converger de todas las calles hacia las iglesias. Lo mismo ocurrió con Milán. El folio 119 del Códice Atlántico de Leonardo, que he custodiado por tantos años como Prefecto de la Biblioteca Ambrosiana, muestra Milán vista desde arriba, a vista de pájaro. Un vuelo que parte como un rayo del Duomo».
    
¿Y ahora?
«Hoy Milán desde arriba es multicéntrica. Reunidos alrededor de grupos de rascacielos».
   
¿Cómo encuentra la Milán de hoy?
«Una ciudad europea, mucho más que Roma. Ambos viven la experiencia de la secularización. Si Cristo pronunciara hoy el discurso de las Bienaventuranzas en la plaza, vendría la DIGOS [“División de Investigaciones Generales y Operaciones Especiales”, la policía política italiana, N. del T.] a pedirle los documentos. Sin embargo, la última guía de la diócesis de Milán, impresa en 2018 (ahora todo está en línea), con la lista de parroquias y asociaciones, superó las mil páginas. Seremos minoría los católicos; pero, dos mil años después del tiempo de Pablo, todavía estamos aquí, como una espina en el costado, provocando, o como una semilla, para usar una imagen de Jesús».
   
¿Provocando?
«Jesús deambula muy mal acompañado: prostitutas, pecadores, apóstoles que lo traicionan. Y muere en la cruz: muerte del sedicioso, del terrorista, del esclavo. El mensaje del cristianismo es provocativo. El Evangelio no tiene nada de tranquilizador».

¿Qué opina de los políticos que se proclaman defensores de Dios y ondean rosarios y crucifijos? [Referencia a Mattro Salvini, N. del T.].
«En realidad esto no es necesariamente fe . Usar a Dios es peligroso, al igual que explotar símbolos que conservan un poder extraordinario y por eso mismo no deben ser desfigurados usándolos con fines extrínsecos; sino que deben ser testimoniados en su mensaje de amor y de verdad».
    
Vd. sin embargo es el fundador del Atrio de los Gentiles, donde dialogan creyentes y no creyentes.
«Me ha pasado muchas veces que tengo conversaciones con personajes insospechables. Por ejemplo, a menudo venían a visitarme a la Ambrosiana Umberto Eco, Alda Merini e incluso Enrico Cuccia, que tenía una fe tradicional y antigua siciliana. Después de todo, Ciampi también era católico practicante. Podría evocar una larga lista de figuras relevantes de la cultura, la política y la sociedad, no creyentes, que han dialogado y dialogan conmigo. Mi relación con el presidente Giorgio Napolitano era bien conocida».
    
Vd. ama recordar la recuperación de la Ambrosiana.
«Costaba 47 millardos de liras; pero a la Iglesia no le costó un céntimo, lo pagaron todos los milaneses, desde la Fundación CARIPLO [Caja de Ahorros de las Provincias Lombardas, de la antigua entidad financiera del mismo nombre, N. del T.] hasta aquellos padres que me rogaron que pusiera el nombre de su hijo muerto a causa de las drogas a un códice restaurado con su contribución. En Roma, para salvar los frescos de las catacumbas de los Santos Marcelino y Pedro, tuve que pedir ayuda a Azerbaiyán, un país musulmán chií. Milán sigue siendo una ciudad extraordinaria, por su sociabilidad y generosidad».
     
Vd. estudió en Jerusalén, como su maestro, el cardenal Martini [Ravasi estudió arqueología en la Universidad Hebrea de Jerusalén, que le otorgó el doctorado Honóris causa en Filosofía al cardenal Martini en 2006, N. del T.]. ¿Qué será de ella?
«Jerusalén está fundada sobre tres piedras: el Muro de las Lamentaciones, el Santo Sepulcro y la Cúpula de la Roca, desde donde Mahoma ascendió al cielo. Pero las piedras de Jerusalén están manchadas de sangre. El odio se ha enquistado, domina, rabia. Sin embargo, Isaías escribe que un día todos los pueblos de la tierra convergerán en paz hacia Jerusalén. Ésta es la antorcha de la esperanza que nunca debe apagarse, ni siquiera en la oscuridad de estos días».
  
Ravasi nació en 1942, así que cuando hizo el curso para la primera comunión, le tocó estudiar el Catecismo Mayor de San Pío X, el cual en su n. 226 afirma que «los mahometanos y otros semejantes» son «infieles» porque
«no tienen el Bautismo ni creen en Jesucristo, o porque creen y adoran falsas divinidades, cómo los idólatras, o porque, aun admitiendo al único verdadero Dios, no creen en Cristo Mesías, ni como venido ya en la persona de Jesucristo ni como que ha de venir».
Y al ser infieles, están ellos tan fuera de la verdadera Iglesia como lo están «los judíos, los herejes, los apóstatas, los cismáticos y los excomulgados» (n. 225). Ítem, si bien Jesucristo murió por todos los hombres, «no todos se salvan, porque o no Le quieren reconocer o no guardan su Ley, o no se valen de los medios de santificación que nos dejó» (n. 114), por lo que para salvarse «no basta ser como quiera miembro», sino ser «miembro vivo» (esto es, en estado de gracia de Dios) de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana (n. 166-167), fuera de la cual «nadie puede salvarse, como nadie pudo salvarse del diluvio fuera del Arca de Noé, que era figura de esta Iglesia» (n. 169).
  
Por otra, el mismo Catecismo define como herejes a «los bautizados que rehusan con pertinacia creer alguna verdad revelada por Dios y enseñada como de fe por la Iglesia Católica», mencionando entre los ejemplos «las varias sectas de los protestantes» (n. 228). Pero Ravasi es peor que los herejes protestantes, porque al menos estos creen que Jesucristo resucitó de entre los muertos y subió a los Cielos, y sostienen y defienden la historicidad de los la Sagrada Escritura en general y los Evangelios en particular, sobre lo cual se pronunciara la Pontificia Comisión Bíblica cuando era realmente católica y no el antro de herejes y apóstatas que es hoy:
  • Sobre el carácter histórico de las Sagradas Escrituras (23 de Junio de 1905): «Dz 1980 Se preguntó: Si puede admitirse como principio de la recta exégesis la sentencia según la cual los libros de la Sagrada Escritura que se tienen por históricos, ora totalmente, ora en parte, no narran a veces una historia propiamente dicha y objetivamente verdadera, sino que presentan sólo una apariencia de historia para dar a entender algo que es ajeno a la significación propiamente literal o histórica de las palabras.
        
    Se respondió (con aprobación de San Pío X): Negativamente, excepto, sin embargo, el caso (que no ha de admitirse fácil ni temerariamente) en que, sin oponerse el sentido de la Iglesia y salvo su juicio, se pruebe con sólidos argumentos que el hagiógrafo quiso dar no una historia verdadera y propiamente dicha, sino proponer, bajo apariencia y forma de historia, una parábola, alegoría, o algún sentido alejado de la significación propiamente literal o histórica de las palabras».
  • Sobre el Evangelio de San Mateo (18 de Junio de 1911): «Dz 2148 Duda I. Si atendiendo el universal y constante consentimiento de la Iglesia ya desde los primeros siglos, que luminosamente muestran los expresos testimonios de los Padres, los títulos de los códices de los Evangelios, las versiones, aun las más antiguas, de los Sagrados Libros y los catálogos trasmitidos por los Santos Padres, por los escritores eclesiásticos, por los Sumos Pontífices y por los Concilios, y finalmente el uso litúrgico de la Iglesia oriental y occidental, puede y debe afirmarse con certeza que Mateo, Apóstol de Cristo, es realmente el autor del Evangelio publicado bajo su nombre. Resp.: Afirmativamente.
        
    […]
        
    Dz
     2153 Duda VI. Si por el hecho de que el autor del primer Evangelio persigue principalmente un fin apologético y dogmático, es decir, demostrar a los judíos que Jesús es el Mesías anunciado de antemano por los profetas y nacido de la estirpe de David, y que además no siempre guarda el orden cronológico en la disposición de los hechos y dichos que narra y refiere, puede de ahí deducirse que no han de tomarse como verdaderos tales dichos y hechos; o si puede también afirmarse que los relatos de los hechos y discursos de Cristo que se leen en el mismo Evangelio, han sufrido alguna alteración y adaptación bajo el influjo de las profecías del Antiguo Testamento y del más adelantado estado de la Iglesia, y que, por ende, no están conformes con la verdad histórica. Resp.: Negativamente a las dos partes».
  • Sobre los Evangelios de San Marcos y San Lucas (26 de Junio de 1912): «Dz 2155 Duda I. Si el sufragio luminoso de la tradición, maravillosamente unánime desde los comienzos de la Iglesia y confirmado por múltiples argumentos, a saber, por los testimonios expresos de los Santos Padres y escritores eclesiásticos, por las citas y alusiones que ocurren en lo escritos de los mismos, por el uso de los antiguos herejes, por las versiones de los libros del Nuevo Testamento, por casi todos los códices manuscritos más antiguos, y también por las razones internas sacadas del texto mismo de los Libros Sagrados, obliga a afirmar con certeza que Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, y Lucas, médico, auxiliar y compañero de Pablo, son realmente los autores de los Evangelios que respectivamente se les atribuyen. Resp.: Afirmativamente..
        
    Dz 2156 Duda II. Si las razones con que algunos críticos se esfuerzan en demostrar que los doce últimos versículos del Evangelio de Marcos (Mc 16,9-20), no han sido escritos por el mismo Marcos, sino añadidos por mano ajena, son tales que den derecho a afirmar que no han de recibirse como canónicos e inspirados; o por lo menos demuestren que no es Marcos el autor de los mismos versículos. Resp.: Negativamente a las dos partes.
        
    Dz 2157 Duda III. Si es igualmente lícito dudar de la inspiración y canonicidad de las narraciones de Lucas sobre la infancia de Cristo (Lc 1-2); o de la aparición del ángel que conforta a Jesús y del sudor de sangre (Lc 22,43 ss); o si puede por lo menos demostrarse con sólidas razones —tesis grata a los antiguos herejes y que gusta también a algunos críticos recientes— que esas narraciones no pertenecen al auténtico Evangelio de Lucas. Resp.: Negativamente a ambas.
        
    […]
        
    Dz 2162 Duda VIII. Si teniendo presente tanto los testimonios de la tradición como los argumentos internos en cuanto a las fuentes de que ambos Evangelistas se valieron para escribir su Evangelio, puede ponerse prudentemente en duda la sentencia que afirma haber escrito Marcos según la predicación de Pedro, y Lucas según la predicación de Pablo, y juntamente afirma que los mismos Evangelistas, tuvieron también a mano otras fuentes fidedignas, tanto orales, como ya también consignadas por escrito. Resp.: Negativamente.
        
    Dz 2163 Duda IX. Si los dichos y hechos que Marcos narra diligentemente y como gráficamente conforme a la predicación de Pedro, y Lucas expone sincerísimamente, después de seguirlo todo diligentemente, desde el principio, por medio de testigos totalmente fidedignos como que desde el principio lo vieron por sí mismos y fueron ministros de la palabra (Lc 1,2 s), reclaman con razón para sí aquella plena fe histórica que siempre les prestó la Iglesia; o, por el contrario, hay que considerar tales dichos y hechos como desprovistos, por lo menos en parte, de verdad histórica, ora porque los escritores no fueron testigos oculares, ora porque en uno y otro Evangelista se sorprende no raras veces defecto de orden y discrepancia en la sucesión de los hechos, ora porque, habiendo venido y escrito más tarde, hubieron forzosamente de referir concepciones extrañas a la mente de Cristo y los Apóstoles o hechos ya más o menos contaminados por la imaginación popular, ora, finalmente, porque cada uno según su fin condescendió con ideas dogmáticas preconcebidas. Resp.: Afirmativamente a la primera parte; negativamente a la segunda».
  • Sobre el Evangelio de San Juan (29 de Mayo de 1907): «Dz 2110 Duda I. Si por la constante, universal y solemne tradición de la Iglesia que viene ya del siglo II, como principalmente se deduce: a) de los testimonios y alusiones de los Santos Padres y escritores eclesiásticos y hasta heréticos, que por tener que derivarse de discípulos de los Apóstoles o sus primeros sucesores, se enlazan con nexo necesario a los orígenes del libro; b) de haberse siempre y en todas partes aceptado el nombre del autor del cuarto Evangelio en el canon y catálogo de los Libros Sagrados; c) de los más antiguos manuscritos, códices y versiones a otros idiomas de los mismos Libros; d) del público uso litúrgico que desde los comienzos de la Iglesia se extendió por todo el orbe; prescindiendo del argumento teológico, por tan sólido argumento histórico se demuestra que debe reconocerse por autor del cuarto Evangelio a Juan Apóstol y no a otro, de suerte que, las razones de los críticos aducidas en contra, no debilitan en modo alguno esta tradición. Resp.: Afirmativamente.
        
    […].
        
    Dz 2112 Duda III. Si, no obstante la práctica que estuvo constantísimamente en vigor desde los primeros tiempos de la Iglesia universal de argumentar por el cuarto Evangelio como por documento propiamente histórico; considerando, sin embargo, la índole peculiar del mismo Evangelio y la intención manifiesta del autor de ilustrar y vindicar la divinidad de Cristo por los mismos hechos y discursos del Señor, puede decirse que los hechos narrados en el cuarto Evangelio están total o parcialmente inventados con el fin de que sean alegorías o símbolos doctrinales, y los discursos del Señor no son propia y verdaderamente discursos del Señor mismo, sino composiciones teológicas del escritor, aunque puestas en boca del Señor. Resp.: Negativamente».
    
Pero a diferencia de los protestantes, Ravasi ni siquiera cree en eso, sino en que la Iglesia ha estado malinterpretando las Escrituras hasta que él apareció y mágicamente aclaró el sentido con sus elucubraciones. Y que Ratzinger entendiera su artículo de 2004 (que le costara el obispado de Asís) no le ayuda a su causa, sino que confirma que él era tan modernista como Ravasi, y ninguno de los dos debía ser admitido a las Órdenes Sagradas.
  
JORGE RONDÓN SANTOS
24 de Octubre de 2024 (Año Santo del Sagrado Corazón de Jesús).
Fiesta de San Rafael Arcángel).

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