“La segunda creencia Católica romana vital sobre la que reina la confusión, que es alimentada diariamente, concierne a la unicidad y legitimidad de la Iglesia Católica Romana. La esencia de la confusión es ésta: desde el Concilio Vaticano II, y a causa de uno de sus documentos oficiales relativos a la libertad religiosa [Nostra Aetate], ahora está comúnmente difundida entre obispos, teólogos, sacerdotes y laicado, la convicción de que la pertenencia a la Iglesia Católica Romana no es esencial para la salvación, de que hay muchos caminos equivalentes que llevan al Cielo, no-católicos y no-cristianos, de que a todos se les debe conceder una equivalencia moral y religiosa en lo que se refiere al logro de la salvación eterna, de acuerdo con algunos, hasta de que uno puede ser salvado sin beneficiarse del sacrificio que Jesús hizo de su vida. Jesús, en otras palabras, es (para algunos católicos romanos) un Salvador, y hay otros salvadores: Buda, Mahoma, Abraham, hasta Martin Luther King. Y que la Iglesia Católica Romana es la única y verdadera Iglesia en la cual y a través de la cual se puede alcanzar exclusivamente la salvación eterna... esto ahora se encuentra en seria duda y envuelto en confusión”.
(P. Malachi Martin, Las llaves de esta Sangre, p. 667)
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