Novena dispuesta en 1841 por don Calixto Aguirre, de Guanajuato, en acción de gracias por un milagro recibido. Reimpresa en Guadalajara por la Casa Pérez Ruiz, sin fecha conocida.
NOTA: Los hechos milagrosos referidos en esta Novena sólo merecen una fe humana, mientras que la Iglesia no dé su fallo sobre ellos, según lo dispuesto por Su Santidad Urbano VIII.
ADVERTENCIA Y MODO DE HACER ESTA NOVENA
Incomparables son los beneficios que nos hace diariamente el Santo Niño de Atocha, en quien confiamos con fe que oirá benigno nuestra súplica en el instante en que le llamemos: por tanto, será muy útil que en el primero y último día de esta Novena, estemos con la disposición necesaria para alcanzar lo que le pidamos y en los demás días, ejercitemos obras de piedad, principalmente con los niños a quienes falte la subsistencia por la pobreza de sus padres: también haciendo oración por las almas del Purgatorio, o visitando a los enfermos, para que así tengamos del Santo Niño, buen despacho en nuestras peticiones.
Esta Novena se puede hacer en todo tiempo, pues siempre necesitamos recurrir al Santo Niño, principalmente cuando nos veamos rodeados de trabajos y aflicciones, porque sin Él, nada
somos y estando Él de nuestra parte nada nos faltará y así alcanzaremos lo que de corazón le pidamos.
NOVENA DEDICADA AL MILAGROSÍSIMO NIÑO DE
NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA QUE SE VENERA EN SU SANTUARIO DE PLATEROS, A
EXTRAMUROS DE LA CIUDAD DE FRESNILLO, ZACATECAS
¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre
de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a
Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer
penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales
estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso! Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron.
Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS
Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne. Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.
Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día.
DÍA PRIMERO
JACULATORIA: Niño de Atocha,
Niño prodigioso,
Niño divino,
Niño amoroso:
Postrado te pido,
Como Poderoso,
Que mis aflicciones
Me las vuelvas gozo,
Pues Tú eres mi Padre,
Mi encanto y reposo.
PRIMER MILAGRO
En el mes de febrero de 1829, le aconteció a Maximina Esparza caer presa en la Villita de la Encarnación, en los días de la función que anualmente hacen aquellos moradores a María Santísima de La Candelaria; la cual no teniendo quien hablara por ella, duró hasta el mes de agosto del mismo año; y habiendo salido con pena de destierro, caminó para el Real de Catorce, donde le sucedió la misma desgracia durando presa tres meses, y volviéndole a aplicar la misma pena, se dirigió a Saltillo donde por sus malas costumbres volvió a caer por tercera vez presa, en cuya prisión duró desde abril hasta septiembre que salió nuevamente desterrada por cordillera para la ciudad de Durango, donde duró en aquella cárcel por término de un año; y mirando que no tenía quien por ella abogase ni esperanza de salir, invocó con veras de su corazón al Santo Niño de Nuestra Señora de Ato cha, quien le oyó benigno y le sacó de aquella cautividad en que se veía, pues en todo el tiempo que existió en ella no hubo quien fuera en su defensa hasta que el Santo Niño de Atocha en traje de joven gallardo le visitó en aquella prisión, llevándole una torta de pan a nombre de su Madre, diciéndole que en la tarde de ese día vería a su juez y se haría hechor a su causa, lo que causó no poca admiración a la rectora y presas; y llegando la hora que le citó el Niño, salió en libertad bajo las condiciones de ir a su cargo, el cual al salir le dijo que le siguiera sin perderle de vista; asi lo hizo, tomando una calle recta que sale al camino de Fresnillo, al llegar a una lagunita se cerró la noche y perdió a aquel Niño que le llevaba a su casa; pero advertida ella de que le había dicho el Niño que su Madre era María de Atocha, y él se llamaba Manuel de Atocha, prosiguió su camino toda aquella noche, y al salir el sol se vio llegando a Fresnillo; ignorando la morada de aquel Niño y sabiendo los moradores de aquel Real los portentos tan singulares que el SANTO NIÑO DE ATOCHA, obra diariamente, la condujeron a la casa del Cura, a quien informó lo que había pasado en su última prisión, qaen después de haberse cerciorado bien de ella, la condujo a aquel Santuario donde se halla tan raro portento y al ver la citada Maximina el bello relicario del Santo Niño, postrada en tierra y anegada en lágrimas le tributa infinitas gracias en recompensa de tan admirable prodigio le patentiza su fe y amor con el presente milagro, demostrando a los devotos del Santo Niño de Atocha la más singular maravilla que con ella hizo, haciéndole ver con el retablo que le puso en el Santuario de Plateros, para certificarlo a todo devoto afligido que implore al Santo Niño su protección.
ORACIÓN
Graciosísimo Niño de Atoclia: Arca soberana del Santuario Supremo; yo te saludo y alabo en este primer día y te ofrezco estos tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, en
memoria del primer instante en que el divino Espíritu dispuso tomaras posesión en el virginal vientre de María Santísima tu querida Madre y fue anunciada del Arcángel San Gabriel y por el gozo que recibió cuando le dijo: Dios te Salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo y bendito el fruto de tu vientre. De ese seno saliste para ser amparo de atribulados, consuelo de afligidos, visitador de presos y único remedio de desahuciados y por aquella primera Jornada que hiciste oculto en el citado seno, desde Nazaret hasta el monte Tabor, donde después de tu crecida edad obraste el misterio de tu Transfiguración y mostraste a tus discípulos tu gloria; te pido amorosísimo Niño de Atocha, me sea concedido lo que pretendo en esta Novena, dándome el feliz despacho de mi súplica, para lo cual interpongo los méritos del
coro de los santos Angeles, pues a estos espíritus, dispusiste que guardasen a los hombres, espero tu intercesión para no salir desconsolado y alcanzar una feliz muerte, para gozarte en las delicias de tu gloria. Amén.
Aquí se hace la petición según la necesidad particular de cada uno y luego se dirá la siguiente oración, la que servirá para todos los días después de la petición: concluyendo ésta, se rezarán nueve Avemarias a la Santisima Virgen de Atocha y se las ofrecerán con la siguiente Oración:
ORACIÓN
PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA
Purísima Madre del Santísimo Niño
de Atocha, Trono delicadísimo de la
Majestad increada, fecundo lirio de los
valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima,
Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina
gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel.
Médico Soberano por quien después de
Dios vive todo el orbe de la tierra. Hija
querida del Padre Eterno, en quien se
regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de
los pecadores y bondadosa Madre mía.
Yo te ofrezco estas nueve Avemarias,
en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa
Belén, donde te dignaste darnos a luz
al verdadero Dios; por cuyo recuerdo
espero de Ti que intercederás con tu
Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción,
espero que lo harás, piadosísima Madre
mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad
con que te lo pido y creo ciertamente
alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena,
que le dedico a tu nombre, el deseado y
feliz consuelo en mis trabajos y afanes.
Así lo espero, confiado en esto y por
aquellas necesidades que al pie de la
Cruz tuviste viéndole clavado en ella
y más por aquellos sentimientos y dul
ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos
en su descendimiento y así ternísima
Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod
los méritos repetidos que le hago en
cada día venga en mi amparo y me
asista con su santísimo poder, pues Él
es quien todo lo puede y de Él depende
mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz
muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de
alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le
entonaron: Gloria a Dios en las Alturas
y en la tierra paz a los hombres de
buena voluntad, por los siglos. Amén.
ALABANZAS
AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.
Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.
Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.
Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.
Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.
Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.
Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.
El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.
Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.
Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.
Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.
¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!
Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.
A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.
Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.
Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.
OFRECIMIENTO DE LA PETICIÓN
ORACIÓN
Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos? ¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido. A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.
Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así
lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración a María Santísima y los tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias.JACULATORIA: Niño de Atocha,
Hijo de María,
Reluciente antorcha,
Nuestro amparo y guía;
Acepta mi súplica
En aqueste día,
Pues todo lo puedes,
¡Oh Majestad Pía!,
Encanto del orbe,
Del mundo alegría.
SEGUNDO MILAGRO
En el año de 1834, en el mes de mayo, día 8, le aconteció a D. José María Delgado, cajero que era de una tienda de la ciudad de Fresnillo, al estar despachando a los marchantes que estaban comprando en aquella funesta hora, al cerrar la noche entraron unos hombres impíos armados con sables, con la estratagema de comprar bebidas de la que es común haya en esas negociaciones, lo que mirando que estaba solo, al instante válidos de la embriaguez, le injuriaron con palabras ofensivas e improvisadamente le hirió uno de ellos, pasándole con el sable de lado a lado, y no logrando el dañado intento que llevaban, echaron a huír, dejando al mencionado D. José María desmayándose y dándole próximos letargos de muerte; el que mirándose tan malamente herido, con veras de su corazón invocó al Santo Niño de Atocha quien le oyó, y en término de cuarenta y ocho horas sintió aquel caballero en sí mismo el raro prodigio y maravilla con que el Santo Niño le mostró su misericordia, restableciéndose en pocos días su salud y hallándose enteramente sano. En gratitud de tal beneficio está en el Santuario su retablo, en constancia de tal prodigio donde está él dándole infinitas gracias al Santo Niño y a su Santísima Madre, por el milagro que recibió de quien todo lo puede hacer.
ORACIÓN
Bellísimo Niño de Atocha, Iris hermoso de clemencia, bondadoso Niño purísimo; yo te saludo y alabo en este segundo día y te ofrezco estos tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, hermoseándolos con la segunda Jaculatoria, en recuerdo de aquella segunda Jornada que hiciste en compañía de aquellos peregrinos Santos, tus queridos Padres, oculto en aquella Arca Virginal, desde el Monte Tabor, hasta la ciudad de Naín, donde después de haber sufrido y experimentado tantos trabajos y lluvias del Cielo, los aires fríos, las penalidades del camino, de aquellas veredas ásperas y pedregosas y la aridez de aquellos campos, fatigado aquel Varón Justo y Casto Esposo de María, busca posada en los mesones para su querida Esposa y
se la niegan despidiéndole con palabras necias y desabridas; y por aquel desconsuelo con que se quedó alojado en aquella noche en el rincón de un desabrigado portal de allí mismo, llorando la dureza de aquellos corazones. Por estas angustias y sentimientos que sufrieron ambos Esposos, te pido, Niño de Atocha, me concedas el feliz éxito y despacho de mi súplica, para lo cual interpongo el coro de los Ángeles, pues a estos espíritus les tienes encomendados los negocios importantísimos de tu gloria; y espero por intercesión de los Patriarcas y Profetas, no quedar corrido ni avergonzado sin alcanzar el favor que solicito; pues, sé claramente, que quien confía en Ti, no sale desamparado; en tal confianza, Niño hermoso, creo que usarás conmigo de tus misericordias y me darás feliz acierto hasta verte en la Ciudad celestial, para alabarte eternamente en la gloria. Amén. Aquí se hace la petición.
Las nueve Avemarías y la Oración, las Alabanzas y el Ofrecimiento de la petición se dirán todos los días.
DÍA TERCERO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración a María Santísima y los tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias.JACULATORIA: Aunque grillos tienes, Te hace pedimento.
En cualquier momento Tú le sacas de ella.
Los dejas y vas Lleno de contento,
A obrar un portento; Te tributan gracias
Y el que en su aflicción Con acatamiento.
TERCER MILAGRO
En el año de 1836, a 10 de marzo, le aconteció a Mariano Garcia la desgracia de que estando trabajando en el tiro de Barriento, que está en el cerro de Proaño de Fresnillo y a la vez es puerta de la mina del Barreno, en la cual fue barretero el expresado García, donde un bote del malacate número dos, le sacó colgando del cotón que vestía, en el que le subió en aquel estado hasta la segunda ventanilla de dicho tiro; y mirándose en tal trance, invocó de todo corazón al Santo Niño de Atocha y por maravilla del Niño se metió en el bote del malacate número cuatro que iba banando en el que salvó la vida, en el que al llegar abajo le ven sus compañeros que estaban en el plan y le sacan de él admirándose del pasado suceso; y él viéndose libre del peligro en que se halló, en señal de gratitud y recompensa, consagra y dedica al Santo Niño su retablo, poniéndolo en su Santuario, para que vean todos los que fueren a visitarle tan admirable prodigio y con más fe lo aclamen en cualquier necesidad o tribulación en que se hallen.
ORACIÓN
Deliciosísimo Niño de Atocha, Cielo
divino de excelsa Majestad; yo te saludo y alabo en este tercer día y te ofrezco estos tres Padrenuestros, Avemarías y
Gloria Patri, con la tercera Jaculatoria
en memoria de aquella tercera Jornada que en el vientre virginal de tu Castísima Madre hiciste desde la ciudad de
Naín hasta los campos de Samaría,
donde después de tu crecida edad te
salieron aquellos diez leprosos; yo te
suplico por aquel nuevo viaje de penas
y trabajos que en esta Jornada padeciste, viendo en aquellos caminos a tus
queridos Padres despreciados de aquellos viandantes pasajeros por su pobreza. Con reverencia te suplico acompañado del tercer coro de los Ángeles,
atiendas compasivo a mi solicitud y por el gozo que tuvo tu querida Madre
Santa María de Atocha, cuando al entonar la capilla Angélica el Glória in
excélsis Deo, resonando con dulce armonía la delicada voz, dándole gracias
como deseado y tierno Niño, amante
por todo el linaje humano y por esto
me sea concedido el galardón de mi
súplica, para lo cual pongo por intercesores los méritos del coro de los Principados, los cuales por medio de los Ángeles y Arcángeles, que alumbrando,
instruyendo y mandando, cuidan de la
salud de los hombres, hagas que en la
hora de la muerte vuelva a resonar la dulce canción de Gloria a Dios en las alturas para ir a gozarte para siempre. Aquí se hace la petición.
Las nueve Avemarías y la Oración, las Alabanzas y el Ofrecimiento de la petición se dirán todos los días.
DÍA CUARTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración a María Santísima y los tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias.JACULATORIA: Raudal de portentos
Eres, Niño amado.
Oyenos benigno,
Niño adorado.
Vos sois el consuelo
Del atribulado:
Pues el que te invoca
No es desamparado,
Le acudes al punto
Con amor y agrado.
CUARTO MILAGRO
En el año de 1836, en el mes de julio, día 27 andando Jorge García, minero que fue en ese tiempo de la mina del Barreno, registrando las labores en compañía de un palero, le aconteció la desgracia de habérsele caído encima una panza del cañón donde andaba, la cual le agarró debajo dándole a él una piedra por cabeza y hombro hasta rematarle en pie izquierdo que fue el que le lastimó: y viéndose en tal precipicio, invocó en aquel instante tres veces al Santo Niño de Atocha, quien con su poder santísimo le favoreció que no muriera sin el Sacramento de la Extrema Unción; pues a los gritos que daba llamando a los demás barreteros, ocurrieron unos, quienes sacaron a ambos dos, y no sacó ese hombre otro mal alguno, más que la citada lastimada del pie y el palero que le acompañaba, que también le tocó tal desgracia, con una rotura en la cabeza; por lo que viendo dicho minero tan rara maravilla que el Santo Niño le hizo en aquel instante, le dedicó su retablo para certificar con él prodigio tan singular, dando las más inauditas gracias con íntimas veras de su corazón, por el portento digno de toda consideración, que todo devoto del Santo Niño se puede imaginar.
ORACIÓN
Cariñosísimo Niño de Atocha, Círculo eminentísimo de piedad infinita: yo
te saludo y alabo en este cuarto día y
te ofrezco estos tres Padrenuestros,
Avemarias con Gloria Patri, en unión
de esta Jaculatoria, en memoria de
aquella cuarta Jornada que hiciste al
pozo de Siquén, en el lecho preciosísimo de las castísimas entrañas de tu inmaculada Madre Santa María de Atocha, como divino Salomón, donde nuevamente angustiada de ver a su querido
Esposo con los pies descalzos, hechos
sus ojos una fuente de lágrimas, conociendo que se acercaba el dichoso parto,
desenvuelve el fardito del ajuar de tu
ropita y puesta de rodillas lava la camisita y paños que llevaba prevenidos
para envolverte como rico tesoro de los
cielos. Te suplico, Niño de Atocha, que
por medio de estas penalidades que te
recuerdo, logre alcanzar de Ti lo que
pretendo. Y creo alcanzarlo, por aquel
gozo que tuvo esta divina Señora, cuando ya nacido Tú, aplicaba ella sus labios
de nácar a tus preciosas mejillas, con
los más tiernos requiebros y amorosos
coloquios, te estrechaba entre sus brazos como amorosísima Madre tuya y
con ardentísimos deseos se abrasaba su
corazón por ver tu sagrada humanidad alimentada con la dulce leche de
sus pechos; por lo que espero de Ti,
divino Niño, conseguir por todo esto,
el feliz despacho que deseo y al fin
esta Novena mereceré hagas de tus
maravillas para conmigo, calmando mis
conflictos y tribulaciones, dándome en
esta vida la paz y reposo y al fin de
ella una dichosa muerte, para ir a ensalzarte por los siglos de los siglos. Aquí se hace la petición.
Las nueve Avemarías y la Oración, las Alabanzas y el Ofrecimiento de la petición se dirán todos los días.
DÍA QUINTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración a María Santísima y los tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias.JACULATORIA: Confío en tu imagen
Con fe y devoción,
Postrado te ruego
Que tu protección
No nos falte nunca,
Por la intercesión
De tu amada Madre,
Y en esta ocasión
Logre lo que pido
En mi petición.
QUINTO MILAGRO
En
el año de 1837, el día 6 de noviembre tuvo María Eleuteria García la
desgracia de que estando sentada en la puerta de su casa, llegó un
infame hombre asestándole puñaladas, de las cuales fue herida
mortalmente del pecho y cara, y María Catalina Rivera, que estaba allí
con ella, viéndola en tal aflicción, invocó al Santo Niño de Atocha,
quien benignamente la libró salvándole la vida, porque no pereciera en
aquel día sin los auxilios necesarios; para demostrar el singular
prodigio que el Santo Niño le hizo en tan extrema necesidad en que se
vió, puso su retablo en el Santuario de Plateros, manifestando en él su
acontecimiento, en que se halla dándole gracias al Santo Niño, después
de haber restablecido su salud, con la misma señora que en aquel peligro
le hizo compañía, el que nos servirá a todos los que recurrimos a
implorar su divino auxilio; para más reconocimiento, demostrándonos que
son incontables los portentos que ha hecho, hace y hará diariamente, con
el que lo llame de todo corazón.
ORACIÓN
Perenne Niño de Atocha, incomprensible y maravilloso Niño: yo te saludo
y alabo en este quinto día y te ofrezco
estos tres Padrenuestros, Avemarías y
Gloria Patri, con esta quinta Jaculatoria, en memoria de aquella quinta Jornada que hicieron vuestros castísimos
Padres desde el pozo de Siquén, hasta
aquel lugarejo llamado Necmas donde
tomaron hospedaje con una majada de
ovejas, aunque con alegres balidos les recibieron los corderilllos gustosos de su compañía: manifestándoles la alegría que
les embargaba esa noche y por aquella
humildad con que se acogieron entre
los espinos en aquella posada de brutos
y por el cordial amor que le profesas
a tu querida Madre Santa María de
Atocha, te pido me sea concedido lo
que solicito en mi indicado fin: y espero
que por todo esto que te ruego tendré
la dicha de alcanzar el feliz despacho
de mi súplica, para lo cual interpongo
los méritos de esta tan áspera peregrinación, acompañándolos con el coro de
las Virtudes, por las cuales obras milagros infinitos, propios de tu soberano
poder: y confío, que por tan grandes
intercesoras, mereceré el que atenderás
a estas mis quejas que te demuestro
en este día: y creo firmemente no salir
desconsolado, porque estoy cierto y confiado que el que te busca te halla, a
quien te invoca le asistes: ven, poderosísimo Niño, nuestro amparo; ven siempre en nuestra defensa y concédenos el
lograr una feliz muerte, para ir a acompañarte en la eterna gloria. Aquí se hace la petición.
Las nueve Avemarías y la Oración, las Alabanzas y el Ofrecimiento de la petición se dirán todos los días.
DÍA SEXTO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración a María Santísima y los tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias.JACULATORIA: Médico divino Sois por tu virtud; Le das la salud; Y él da testimonio
Y el que a Ti recurre De su gratitud,
Con exactitud
Le aliviáis su mal, Despacha benigno Mi solicitud.
SEXTO MILAGRO
En el mes de noviembre de 1838, se hallaba Albino Ibarra enfermo gravemente de una rosada en lo interior, y habiendo padecido mucho tiempo de ella sin encontrar remedio en lo temporal que le diera alivio a su incurable mal, recurrió a implorar al Santo Niño de Atocha, pidiéndole con íntimas veras de su corazón le restableciera su salud si le convenía, y si no que hiciera su santísima voluntad, a lo que el Santo Niño, viendo la necesidad en que se hallaba aquel hombre y que los facultativos trataban de hacerle la operación, le mostró su misericordia y a pocos días se halló bueno y salvo por el milagro de su Majestad Santísima y para testimonio de esta maravilla puso su retablo en el Santuario del Santo Niño en el que está dándole infinitas gracias al Médico tan soberano, por tan singular prodigio.
ORACIÓN
Agraciadísimo Niño de Atocha, que
estás regocijándote con tu querida Ma
dre: yo te saludo y alabo en este sexta
día y te ofrezco estos tres Padrenuestros, Avemarias y Gloria Patri y esta
sexta Jaculatoria, en memoria de aquella sexta Jornada que hiciste llevado
en el Vientre de tu Sacratísima Madre
Santa María de Atocha, hasta aquel
despoblado sitio, donde después de doce
años de edad, te le perdiste de su vista.
Por este dolor que sintió en su corazón,
después de haber sufrido con tan modesta humildad tantos trabajos, subien
do los montes, pisando los altos copos
de nieves con sus delicadísimos pies,
atravesando las serranías, sufriendo los
aires fríos, las lluvias del cielo y la
inclemencia del tiempo, Te ruego por
todo esto de que te hago recuerdo, me
sea concedido el favor que te pido en
esta hora, para lo cual interpongo los
méritos de todas las Dominaciones que
presiden a los espíritus inferiores y
son ministros de tu divina Providencia
y ellos se sujetan a tu voluntad siempre prontos para ejecutarla, así por
estos grandes méritos y por los que te
recuerdo cada día de esta Novena, in
troduciéndolos a mi súplica, espero no
salir sin alcanzar lo que tanto solicito
y después al fin de mi vida alcanzar
tu gracia hasta gozarte en el paraíso
celestial de la eterna morada. Aquí se hace la petición.
Las nueve Avemarías y la Oración, las Alabanzas y el Ofrecimiento de la petición se dirán todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración a María Santísima y los tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias.JACULATORIA: Al preso, al enfermo,
Niño a mi ver.
Le amparas y asistes
Con tu gran poder;
Y a ninguno dejas.
Niño, perecer
Tú al preso le das
Libertad y ser,
También al enfermo,
¿Quien lo podrá hacer?
SÉPTIMO MILAGRO
En el mes de mayo de 1839 le aconteció a José María Díaz la desgracia de haber muerto a otro a puñaladas en el acto de pleito, el cual al instante fue aprehendido por la autoridad de Fresnillo, la que mirando el asesinato que este hombre había hecho, le formó causa criminal y sin admitirle apelación ninguna, se sentenció el tribunal de justicia a diez años de presidio y al hacer ver el remate de su causa al dicho Diaz, al oírla relatar invocó en su corazón al Santo Niño de Nuestra Señora de Atocha, y obedeció a lo sentenciado, besa su causa y volviendo a su prisión con lágrimas en los ojos invoca nuevamente al Santo Niño, con entera confianza de que no habia de llegar a cumplir lo sentenciado, pues estaba cierto de que el Santo Niño no le había de desamparar y por Él habría de conseguir su libertad y Él habrá de ser su defensor, su fiscal y su juez y le había de sacar de aquella prisión, quien se lo concedió, pues no duró más que un año y tres meses en la cárcel de allí mismo; a tal grado que cuando menos pensaba salir en libertad lo consiguió y en testimonio de tal milagro, puso en el Santuario de Plateros el presente portento, en la misma forma que consta en esta Novena y en que se halla, dándole al Santo Niño infinitas gracias por el raro prodigio, el que nos acreditara que quien aclama a su protección no le deja perecer ni en trabajos ni en prisión.
ORACIÓN
Admirable Niño de Atocha: incomparables son tus maravillas: candidísimo Niño, yo te saludo, yo te adoro, yo
te alabo y te ofrezco estos tres Padrenuestros, Avemarias con Gloria Patri
y los uno con esta séptima Jaculatoria,
en memoria de aquella séptima Jornada que hiciste a la ciudad Santa de
Jerusalén, en las entrañas purísimas
de tu querida Madre, que te servían de
palacio y habitación, donde después de
tu crecida edad obraste los misterios
de nuestra redención y a donde se le
presentaron a tu Madre María Santísima al pasar por aquellas calles, las
nuevas Jornadas que habías de hacer
en ellas, de tribunal en tribunal y las
posadas tan malas que habías de hallar
en aquellos pretorios, porque en una de
aquellas casas habías de ser aprisionado y en una de sus plazas habías de
ser atormentado con cinco mil azotes,
en cuya representación eran sus ojos
fuente de lágrimas: por esta consideración que tuvo y por aquellas benditas
lágrimas que derramó al pasar por el
monte Calvario, donde con más abundancia se aumentaba su llanto, porque
conoció que allí era donde debías expirar en el patíbulo de la Cruz: por estos
sentimientos que compungían a su corazón en aquel instante, te pido amorosísimo Niño de Atocha, que oigas mis
súplicas y que remedies mis necesidades, para lo cual interpongo los méritos
de todo esto que te recuerdo y los uno
a los méritos del deseo que tenías porque se cumpliera en Ti la voluntad de
tu Padre celestial: por lo que humildemente te ruego y espero me darás
feliz consuelo en lo que solicito, dándole
buen despacho a mis peticiones, pues
nuevamente interpongo los méritos de
los trofeos en quienes descansas, como
un trono de tu gloria y asiento de tu
Majestad y por todos estos méritos creo
y espero no salir desconsolado de Ti y
gozar de una feliz muerte para ir a
acompañarte en la celestial Jerusalén
de tu gloria. Aquí se hace la petición.
Las nueve Avemarías y la Oración, las Alabanzas y el Ofrecimiento de la petición se dirán todos los días.
DÍA OCTAVO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración a María Santísima y los tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias.JACULATORIA: Diversos portentos
Niño querido,
Haces diariamente
Al que está afligido.
Yo a la vez te ruego
Me sea concedido.
Lo que solicito
Con deseo crecido,
Logrando el favor
Que hoy postrado pido.
OCTAVO MILAGRO
En el año de 1840, en el mes de mayo, se vió enferma gravemente de dolor de costado Doña Juliana Codina, vecina de la ciudad de Jerez, de resultas de un cansancio, la cual habiéndose visto sumamente agravada y que no hallaba remedio alguno que le prometiera alivio en lo temporal, con veras de su corazón invocó al Santo Niño de Atocha, quien al momento le envió el alivio y en pocos días le restableció su salud, conservándole la vida; y en recompensa de gratitud a esta maravilla le puso su retablo en el Santuario de Plateros manifestando tan raro prodigio y en esta ella y su esposo Don Franciso Orozco está dandole infinitas gracias al Santo Niño y es constante testimonio para toda criatura devota o necesitada, que en medio de las enfermedades, conflictos o peligros en que se hallare, invocare al Santo Niño con la dulce advocación de Nuestra Señora de Atocha, espere confiado en que calmará al instante su aflicción o trabajo que tuviere, porque Él es quien todo lo puede; y siendo de su agrado hace cuanto le pedimos en su nombre o por intercesión de su Santísima Madre, pues Él es médico celestial. Él nos colma de bendiciones y cada hora hace diversos portentos como consta en lo que presento.
ORACIÓN
Sapientísimo Niño de Atocha, general protector de todos los hombres,
general amparo de desvalidos, médico
divino de cualesquiera enfermedades.
Poderosísimo Niño, yo te saludo, yo
te alabo en este día y te ofrezco estos
tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria
Patri, acompañándolos con esta octava
Jaculatoria, en memoria de aquella
octava Jornada que hiciste encarnado
en las purísimas entrañas de tu amabilísima Madre, desde aquella ciudad santa de Jerusalén hasta llegar a Belén,
donde habiendo llegado tu amorosísimo y
estimativo Padre Señor San José buscando posada entre sus deudos, parientes y conocidos, creyendo que habían
terminado ya sus trabajos se le multiplicaron con nuevas penas, porque
habiendo llegado a la puerta de los
parientes a buscar hospicio para su
castísima esposa, todos se lo negaron.
¡Oh, qué sentimientos tan grandes tendría en su corazón aquel Varón justo
y casto Esposo de María en aquellas
calles, buscando posada dónde alojar a
la Emperatriz de los Cielos y no la hallaba! ¡Qué lágrimas no derramarían sus ojos!, y más cuando habiendo entrado la noche y cayendo ya la nieve,
soplaban aires fríos sin haber encontrado alojamiento ninguno. Por el recuerdo que hago en este día de esos
trabajos, te pido me concedas lo que
te suplico, para lo cual interpongo estos
méritos y los acompaño con los del coro
de los Querubines y Serafines, que están
adornados de perfectísima sabiduría,
por los cuales espero, preciosísimo Niño
de Atocha, feliz despacho en lo que te
ruego y pretendo y estoy cierto que no
saldré desconsolado de Ti y lograré una
buena muerte, para llegar a acompañarte en la gloria. Aquí se hace la petición.
Las nueve Avemarías y la Oración, las Alabanzas y el Ofrecimiento de la petición se dirán todos los días.
DÍA NOVENO
Por la señal…
Acto de contrición, Oración a María Santísima y los tres Padre nuestros, Ave Marías y Glorias.JACULATORIA: ¡Oh Niño de Atocha,
Suma Majestad!
Que milagros hiciste
Con tanta bondad,
Conmigo haz lo mismo,
Inmensa Beldad.
Remedia Niño,
Mi necesidad.
NOVENO MILAGRO
En el mes de marzo de 1841, se vió gravemente enfermo Calixto Aguirre en la ciudad de Guanajuato, de una enfermedad incurable en parte interior, quien mirándose agravado por incomparables dolores y dolencias que sentía, ocurrió al Médico D. Vicente López el que viéndolo en la disposición en que estaba y tan desfigurado de aquella parte, se espantó y le recetó algunas medicinas, las que en el momento se le aplicaron, mas como sus dolencias se aumentaban considerablemenie, aclamó con veras de su corazón al Santo Niño de Atocha, prometiéndole como le sanara, le dispondría una Novena compuesta de la dureza de su ingenio y llevaría hasta su Santuario su retablo, en que hiciera patente esta maravilla, entre las muchas que ha obrado este divino Niño con quienes le han aclamado en sus necesidades. Por fin este médico soberano le dio resistencia para sufrir tan penosa situación en que con su divino auxilio se confesó, perseverando en sus dolencias hasta la media noche en que se quedó dormido. Al día siguiente le reventó la inflamación, abriéndole 16 bocas, por las cuales despidió un torrente de sangre cuya corrupción era excesiva. Mirándose en tal disposición, invocó de nuevo al Santo Niño, quien a pocas horas le dio alivio y al fin restituyó la salud con notable admiración de cuantos le vieron en el estado en que se hallaba, pues le cerraron trece bocas, quedándole hasta el día tres, sin ir ni a más ni a menos ni perjudicarle en nada.
En cumplimiento de su promesa, dispuso la presente Novena con el auxilio de Su Divina Majestad y está seguro que al visitarle y darle las gracias llevándole su retablo, su misericordia permitirá darle el completo de su salud y volver enteramente bueno a su casa como ha sucedido a muchos de los que con fe le han invocado en sus tribulaciones.
ORACIÓN
Soberano Niño de Atocha, en Ti tengo puesta toda mi confianza, benignísimo Niño, yo te saludo y alabo en este
último día de tu Novena y te ofrezco
estos tres Padrenuestros, Avemarias,
Gloria Patri y te las presento con esta
última Jaculatoria, recomendándotelos
en memoria de aquella última Jornada,
que hiciste oculto en el Vientre Virginal de tu querida Madre, desde Belén
hasta aquel preparado y dichoso portal,
a donde llegaste y en donde sintiendo
la Soberana Reina de los Cielos que se
llegaba ya la hora de tu deseado nacimiento; hincada de rodillas, juntas las
manos delante del pecho, levantados
los ojos al Cielo, elevadas las potencias
y sentidos y toda divinizada te dió al
mundo como Divino Mesías de todas
las generaciones y te adoró y presentó
a los santos Angeles que te asistieron
como en el altar sagrado y viéndote
tiritar de frío te envolvieron en aque
llas humildes fajas y pañales y te abrigó reclinándote hacia sí misma y regalándote y alimentándote con la dulce
leche de sus virginales pechos, te puso
entre la paja de aquel pesebre de animales, en donde fuiste adorado de los
brutos y de los humildes pastores, dándote los parabienes por tu venida al
mundo, como resplandeciente Sol de
Justicia y reconociéndote por verdadero Dios; y por el gozo que tuvo tu bellísima Madre Santa María, por haberte
dado a luz sin dolor alguno, quedando
intacta en su virginidad, te pido me
concedas lo que te suplico en mi petición y espero que no saldré desconsolado de Ti y por el gozo que tuvo tu
estimativo Padre Señor San José, cuando despertando de aquel dulce sueño
en que estaba, te vió en los brazos de
la Aurora, alegrando al mundo y hecho
aquel humilde portal un abreviado cielo
con tu hermosura y resplandor. Por
todo esto que te recuerdo, te ruego y
pido entrañablemente me des feliz despacho, para lo cual interpongo todos
estos méritos y los del coro de los Serafines que te aman con amor ardentísimo,
por lo que espero lograr buen éxito en
mi solicitud y una feliz muerte, para
ir a darte infinitos plácemes en los apris-
cos de las eternas moradas, donde cante
tus glorias con los santos Ángeles para siempre. Aquí se hace la petición.
Las nueve Avemarías y la Oración, las Alabanzas y el Ofrecimiento de la petición se dirán todos los días.
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