viernes, 31 de mayo de 2019

RESUMEN DE LOS PRINCIPALES CAMBIOS HECHOS POR MONTINI/PABLO VI

  • El Concilio Vaticano II, instalado por su antecesor, fue continuado y llevado a término. De hecho, TODOS SUS DECRETOS Y CONSTITUCIONES FUERON OBRA DE MONTINI.
  • El Raccolta (Colección de Oraciones y Prácticas Pías indulgenciadas) fue abolido, y remplazado por el Enchíridion Indulgentiárum. Esto abolió muchas oraciones indulgenciadas, quitándole a los fieles la ventaja de recibir múltiples indulgencias plenarias durante el día, y puso en entredicho el uso de los Altares privilegiados (altar cuyo uso, además de los frutos ordinarios del Santo Sacrificio de la Misa, otorga Indulgencia plenaria en favor del alma por la que se ofrezca la Misa).
  • El Breviario Romano fue descontinuado y en su lugar se impuso a los clérigos y religiosos la recitación de la Liturgia de las Horas. Fue cambiado drásticamente el número de los Salmos, como también los himnos, lecciones, horas del Oficio y responsorios.
  • La Misa fue cambiada drásticamente (ADULTERADA) con consejo de seis pastores protestantes (Alfred Raymond George - metodista, Ronald Claud Dudley Jasper - anglicano, Massey Hamilton Shepherd Jr. - episcopaliano, Friedrich-Wilhelm Künneth - luterano, Eugene L. Brand - luterano, y Max Thurian - calvinista y sub-prior de Taizé), alterando el Confíteor, eliminando toda referencia a su carácter sacrificial, remplazando el ofertorio con una forma de acción de gracias judía, introduciendo otras “plegarias eucarísticas” inventadas por modernistas y adulterando las Palabras consecratorias. El leccionario ya no es un ciclo anual, sino de tres años con la abolición de “lecturas difíciles”.
  • El ciclo santoral de las fiestas de Nuestro Señor y sus Santos fue alterado, y santos y festividades que siempre han estado en el calendario por cientos de años, fueron o trasladados a días diferentes, o abolidos de plano.
  • El Ritual Romano fue puesto en desuso, y remplazado por el Bendicional, que usa más bendiciones invocativas que constitutivas.
  • El uso del Latín como lengua litúrgica para la Iglesia Romana de Rito Latino fue abandonado casi por completo, creándose así la necesidad de traducciones vernáculas del Misal y del Breviario, los cuales en su mayor parte fueron hallados carentes y en algunos lugares han tenido múltiples revisiones.
  • Los rigores de la Cuaresma (ayuno y abstinencia de carne) fueron relajados. Ahora bajo las nuevas reglas, solamente el Miércoles de Ceniza y los Viernes de Cuaresma son días obligatorios de abstinencia y ayuno.

CANTO «¡Sálvame, Virgen María!»

Canto tradicional, sin autor conocido.
  

CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!

Un abismo es el pecado
con que a mi Dios ofendí,
y estoy en él derribado
sin Dios, ¡Oh Madre!, y sin Ti.

CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!
  
Acuérdate de la hora
en que Te nombró Jesús
nuestra Madre y protectora
desde el árbol de la Cruz.

CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!

Yo pequé, contrito lloro;
mil penas yo merecí;
tu misericordia imploro,
Madre, apiádate de mí.

CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!

Mil enemigos, Virgen mía,
de Ti me quieren apartar;
a Ti se acoge el alma mía,
que sólo Tú puedes salvar.

CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!
 
Acuérdate que vine un día
al santo altar lleno de amor,
y te escogí por Madre mía,
Oh Madre de mi Salvador.
 
CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!
 
He pecado contra el cielo,
he pecado contra Dios!
mas Jesús sale a buscarme,
ofreciéndome el perdón.
 
CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!
 
Tengo un alma que no muere;
tengo un alma que salvar;
si al morir se me perdiere,
¡Ay de mí!, perdida está.

CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!

No he nacido para el suelo,
que es morada de dolor.
Yo he nacido para el cielo,
yo he nacido para Dios.
  
CORO
¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!

jueves, 30 de mayo de 2019

KÉRENSKI, O LA INFILTRACIÓN JUDÍA EN EL ANTICOMUNISMO

Reflexión publicada por el Lic. Héctor Rosales, historiador.
  
CUANDO UN SIONISTA SE INFILTRA EN LA OPOSICIÓN ANTICOMUNISTA, ES PRECISAMENTE PARA SALVAR EL COMUNISMO...

Foto: Kérenski mano escondida, gesto masonico.

Caso de Aleksandr Kérenski (en realidad Adler; su madre, Nadezhda Adler, era judía-comunista).

Rusia no fue tomada por los criminales Lenin, Trotsky, Stalin, Kaganovich, Sverdlov, Yagoda, Litvinov, y todos esos hebreos comunistas, sino que recibieron Rusia, de las manos de un agente encubierto, Aleksandr Kérenski, segundo y último primer ministro del Gobierno provisional instaurado tras la Revolución de Febrero.

Él entregó el poder a Lenin, sin ninguna necesidad de hacerlo. Luego se pusó al frente de la OPOSICIÓN ANTICOMUNISTA PARA HACERLOS FRACASAR.

Luego fingió huir del palacio de Tsárskoye Seló “ayudado” por el judeo-comunista Abraham Gotzy y Nikolái Avkséntiev, disfrazado de marino (31 de octubre / 13 de noviembre -greg.) Un automóvil lo trasladó en dirección a Luga, lejos de la capital.

Se encargó PRIMERO: De asesinar a la Oposición Real -Los Rusos Blancos-, a los que calificaba de reaccionarios.

SEGUNDO-. Fingía “críticar a los bolcheviques”, pero les ENTREGABA TODA LA INFORMACIÓN SOBRE LAS ACTIVIDADES ANTI-COMUNISTAS EN RUSIA APOYADAS POR LOS ANTICOMUNISTAS EXTRANJEROS.

La Iglesia Ortodoxa Rusa local en Nueva York rechazó llevar a cabo el entierro de Kérenski (Adler), porque sabían que era uno de los principales judeo-comunistas y masones responsables de la caída de Rusia frente al comunismo. 

Una Iglesia Ortodoxa Serbia tampoco accedió a enterrar al farsante. El cuerpo de Kérenski fue entonces trasladado a Londres donde sería enterrado en un cementerio aconfesional (ATEO), Putney Vale Cemetery and Crematorium (inicialmente protestante, pero LLENO DE COMUNISTAS, MASONES, JUDÍOS ATEOS, ANARQUISTAS, COMUNISTAS, AGNÓSTICOS, SATANISTAS, ETC.), el segundo cementerio más diabolico despues del Cementerio de Highgate, donde se guardan los restos del satanista Karl Marx (Kissel Mordekay), conocido como CEMENTERIO DEL VAMPIRO, por una leyenda.

MEMORÁRE DE FRAY LUIS DE GRANADA


No me desampare tu amparo,
No me falte tu piedad,
No me olvide tu memoria.
Si tú, Señora, me dejas, ¿quién me sostendrá?
Si tú, me olvidas, ¿quién se acordará de mí?
Si tú, que eres estrella de la mar y guía de los errados, no me alumbras, ¿dónde iré a parar?
No me dejes tentar del enemigo,
Y si me tentare, no me dejes caer,
Y si yo cayere, ayúdame a levantar.
¿Quién te llamó, Señora, que no le oyeses?
¿Quién te pidió, que no le otorgases?

FRAY LUIS DE GRANADA

miércoles, 29 de mayo de 2019

NOVENA EN HONOR A LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Novena compuesta por el Padre Dr. Tadeo Galván, Catedrático de Vísperas y Vicerrector del Seminario de San Antonio Abad del Cuzco, e impreso en Lima en 1794 con aprobación del Obispado de Cuzco. Las meditaciones fueron tomadas del Arco Iris de Paz del Padre Fray Pedro de Santa María de Ulloa OP. Puede rezarse nueve días antes del Jueves de la Ascensión, o desde la Vigilia y durante toda la Octava.

NOVENA A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL MISTERIO DE SU ADMIRABLE ASCENSIÓN

   
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, mi Dios, mi Salvador, mi Redentor, y objeto de todo mi amor. ¡Qué glorioso os contempla el alma, cuando os considera subiendo por esa región celestial a recibir de mano de vuestro Eterno Padre el honor, la corona y la dominación correspondiente a vuestros méritos infinitos! Vuestro amor os hizo bajar de los Cielos y salir del seno de vuestro Padre, os hizo sufrir tantas tribulaciones, dolores, afrentas y muerte en una Cruz, para que por este medio se nos franquease la bienaventuranza, de la que habíamos sido desposeídos por el primer pecado; pero ya, mi Jesús, ha pasado el tropel de vuestras aflicciones: el amargo Cáliz de vuestra Pasión, que por nosotros bebisteis amoroso se os ha convertido ya en eternas dulzuras y glorias, y revestido de vuestra inmortalidad subís triunfante de la culpa y del Infierno, después de haber despojado de su imperio al príncipe de las tinieblas; llevaos también por despojo este mi corazón, que hasta hoy ha sido siervo del pecado, y pues no suben con Vos nuestros vicios, y ninguna cosa inmunda ha de entrar en vuestro Reino, limpiarlo de sus manchas con esa mano poderosa y llena de clemencia, que yo de mi parte quiero desde luego purificarlo por medio de mi dolor y arrepentimiento, y digo que me pesa de haberos ofendido, y de haber sido tan ingrato a vuestras finezas: muera desde ahora mi deslealtad, y reinad en mi alma solo Vos, para que así consiga subir con Vos a gozaros eternamente. Amén.
   
ORACIÓN AL PADRE ETERNO
Oh Padre Eterno, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación: vuestra infinita bondad, y el amor indecible que nos tenéis os hizo que, compadecido de nuestras miserias, nos dieseis a vuestro Unigénito Hijo, a fin de que Él nos libertase del estado lamentable en que nos hallábamos por la culpa, a costa de tantos dolores y tormentos, porque fuésemos redimidos al precio infinito de su Sangre, del cautiverio en que tenía oprimida nuestra naturaleza. ¿Con qué dones y obsequios satisfaremos, Señor, tan grande amor? ¿Qué lengua, ni entendimiento, podrá acertar a daros las debidas gracias por un beneficio tan inmenso? No hay, ¡oh gran Dios!, caudal en nosotros para una digna retribución, aun cuando nos empleásemos eternamente en serviros y alabaros. Y pues no hay de parte nuestra cosa alguna con qué poder recompensaros dignamente, os ofrecemos los méritos de vuestro Divino Hijo, que son las prendas y tesoros que nos dejó para complaceros, os lo ofrecemos a Él mismo con todos sus dolores y penas, pues Él quiso ofrecerse a Vos en el ara de la Cruz por víctima para nuestra salud: os lo ofrecemos también triunfante y lleno de gloria, como lo veis subir a vuestro Divino Solio. Él va a ejercitar ante Vos el oficio de Abogado y protector nuestro, como nos lo tiene prometido, y esperamos que esos ruegos que escucháis con sumo agrado, por ser de vuestro Hijo dilectísimo, nos han de servir de defensa en las tentaciones, de aliento y vigor para poder levantarnos de las caídas en la culpa, de viático en nuestra peregrinación, y de escala para ascender a gozaros en la Gloria en donde vives y reinas con el mismo Hijo y el Espiritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
DÍA PRIMERO
Considera con San Buenaventura (Meditación de la Vida de Cristo, cap. XCIX) y San Vicente Ferrer (Sermón único sobre la Ascensión) cómo en aquel último convite que refiere San Lucas en el capítulo primero de los Hechos Apostólicos en que se halló el Señor con sus Apóstoles, le declaró era ya llegado el tiempo en que volviese al que lo había enviado y dejase el mundo, el cual pasado no lo verían más con la vista corporal: que se esforzasen y avivasen la fe para verle con los ojos del alma, a cuya vista no faltaría, porque estaba siempre con ellos, aunque se iba. Habiendo oído los Apóstoles estas palabras, fue grande la turbación y susto de sus corazones, y prorrumpieron todos en un llanto muy triste, y derramando muchas lágrimas le dijeron: «Bien sabéis, Señor, que por Vos dejamos cuanto teníamos, y dimos de mano a parientes, amigos, y a cuanto podíamos esperar en esta vida, y todo esto lo hicimos con mucho gusto, porque teniéndoos a Vos, nos teníamos por dichosos y bienaventurados, pero ahora que os vais, y nos dejais huérfanos y destituidos de vuestra presencia, ¿qué ha de ser de nosotros? ¿A dónde hemos de ir, ni a quién nos hemos de juntar, y más cuando todos nos aborrecen y desean vernos fuera del mundo? Llevadnos con Vos, y no nos dejéis en medio de nuestros enemigos». A estas quejas amorosas les repetiría el Señor aquellas palabras llenas de consuelo, que ya les había dicho la noche de su sagrada Pasión: «No se turben vuestros corazones, hijos míos, ni tengáis miedo, que no os dejo huérfanos ni desamparados, como pensáis. ¿Creéis en Dios? Creed en mí, que soy verdadero Dios, y si me creéis Dios, también debéis creer que no os puedo faltar. Voy, y vengo a vosotros, porque como ya os dije, ha de venir mi Espíritu sobre vosotros, y viniendo él, vengo Yo y viene mi Padre, y estaremos con vosotros, haremos mansión en vosotros, y en aquel día conoceréis cómo Yo estoy en mi Padre, y mi Padre en Mí. Si vosotros me amárais, os habríais de alegrar, porque voy a mi Padre, y así alegraos por ello, y juntamente por vuestro bien. Os conviene que me vaya, lo uno, porque voy a disponer y prepararos las sillas y el lugar donde habéis de descansar eternamente en mi compañía, y lo otro, porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Espíritu Consolador, mas así que Yo me vaya, os lo enviaré para que os enseñe y dé a entender la verdad, y entonces se alegrarán vuestros corazones». Estas, y otras palabras de gran consuelo y ternura les diría a sus discípulos el Señor para confortarlos, según meditan San Buenaventura y San Vicente. Ve tú ponderando cada palabra de por sí, y conocerás el espíritu de amor, de ternura y compasión que reina en tu Dios y Señor para con los que le aman y le sirven, y enamórate de tanta bondad y ternura.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Señor! ¡Oh Rey de la Gloria! Ya llegó aquel dichoso día en que vuestro Eterno Padre os llama para daros el premio infinito que han merecido vuestras Santísimas obras para exaltar vuestra Humanidad Sacratísima sobre todos los Justos y sobre todos los Ángeles. Ya llegó el día en que entréis en vuestro Reino a tomar asiento a la diestra del Padre, que este solo es el lugar correspondiente a vuestra eterna habitación. Infinitos plácemes os doy por tanta gloria que gozáis. En esta vuestra partida tan gloriosa, y de tan grande regocijo para el Cielo y para la tierra, ¿qué festejos podré haceros, Amado mío? ¿Qué himnos os cantaré? ¿Con qué obsequios podré hacer se aumente la gloria de vuestra admirable Ascensión? Pero bien sé, dulcísimo Jesús, que la gloria que queréis recibir de mi mano es el cumplimiento de vuestra Divina voluntad, mas ya sabéis, pues Vos mismo lo habéis dicho, que nada bueno podemos obrar sin Vos: dejadnos pues vuestro Espíritu, dejadme ese Espíritu de caridad, ese Espíritu de Santidad y Celador de vuestro honor, para que sepa agradaros en esta vida, y después llegue a gozaros eternamente. Amén.
   
Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri, en reverencia de los treinta y tres años que habitó el Señor entre nosotros.
  
GOZOS
   
Como águila generosa
Remontas, mi Dios, el vuelo
Al Empíreo, pues el Cielo
Sólo es tu mansión dichosa;
Puesto que el alma ansiosa
Seguirte quiere, Señor:
Llévanos a donde vas,
Soberano Triunfador.
    
En alas de Querubines
Subes al Cielo glorioso,
Y ellos llenos de alborozo
Te hacen sagrados festines,
Gózome que así camines;
Y pues vas con tanto honor:
Llévanos a donde vas,
Soberano Triunfador.
   
¡Qué contentos y qué ufanos
Entre gozos excesivos,
Contigo van los cautivos
Que libertaron tus manos!
Despojos son soberanos
De tan gran Libertador:
Llévanos a donde vas,
Soberano Triunfador.
   
En coros muy concertados
Los Príncipes de la Gloria
Cantando ellos tu victoria
Descienden regocijados:
«Sean, dicen, alabados
Triunfos de tal vencedor»:
Llévanos a donde vas,
Soberano Triunfador.
   
Gime Luzbel abatido,
Porque su imperio tirano
Por tu brazo Soberano
Hoy se mira destruído;
Y pues nos has redimido
Del poder de este traidor:
Llévanos a donde vas,
Soberano Triunfador.
   
Dan voces con grande gozo
Los Ángeles, porque abiertas
Y apartadas sean las puertas
De ese Alcázar prodigioso,
Porque ha de entrar victorioso
Su Monarca y su Señor:
Llévanos a donde vas,
Soberano Triunfador.
   
ORACIÓN FINAL
¡Oh Amado Redentor de mi alma! ¡Oh León de Judá! ¡Oh Señor y Rey inmortal, vencedor de la muerte y del Infierno! Ruégoos, Señor mío, por aquel glorioso triunfo con que entrásteis victorioso en vuestro Reino, me deis fortaleza para vencer a los enemigos de mi alma, perdonéis la tibieza con que celebro este admirable Misterio, atendáis a mis humildes ruegos, y me deis vuestra Santa gracia, para serviros y agradaros hasta la muerte. Amén.
 
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
DÍA SEGUNDO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración al Padre Eterno.
 
Considera, que como dice San Lucas, acabado el convite que fue en Jerusalén, los sacó de la ciudad, y los condujo al monte Olivete, y aunque Tomás de Vío Cayetano dice que el Señor les mandó se fuesen ellos, no obstante uno y otro se compadece según la contemplación de San Bernardo y San Vicente Ferrer, y es que el Señor les dijo que se fuesen al monte Olivete porque allí había de ser la despedida, mas ellos con el sentimiento que tenían, puedes considerar, le dirían estas palabras: «Señor, ya ves que es cerca de medio día, y saliendo todos juntos por medio de la ciudad, nos han de ver nuestros enemigos, y quizás nos estorbarán el paso, y no os podremos ver, por lo cual os rogamos nos acompañéis, porque con Vos nada tenemos». Piensa que el Señor les concedió lo que pedían, y los ordenó su Majestad en forma de procesión, porque eran los que estaban juntos más de ciento, y así salieron del Cenáculo, yendo el Señor delante, y ellos en dos coros siguiéndole, y así pasaron por medio de Jerusalén a vista de todos sus enemigos, que como dice San Bernardino de Siena (Sermón I, art. I, cap. III), se quedaron pasmados así que vieron la Santa Compañía que pasaba por delante de ellos tan sin temor, y comenzaron a bramar de coraje y enojo contra ellos, pero el Señor les puso tan gran miedo y pavor, que se quedaron como atónitos mirándolos pasar sin atreverse a decir palabra. Pondera aquí cuán justamente temían los Apóstoles, y con cuánta razón suplicaron al Señor los acompañase. Toma tú ejemplo, Cristiano, y mira que andas entre muchos y más crueles enemigos, que son los demonios, el mundo y la carne, y teme mucho andar solo. Procura andar en gracia del Señor y traerle muy presente a cualquier parte donde vayas, que así se verificará en ti lo que dijo el Espíritu Santo, que «caerán mil a tu lado, y diez mil a tu diestra, mas ninguno se llegará a ti» (Salmo XC, 7), porque el Señor, que va contigo, los aterrará, y podrás decir justamente: El Señor está a mi diestra, para que no me asuste ni me perturbe: por esto se ensancha mi corazón, y la flaqueza de mi carne descansa en la esperanza de quien me ha de librar: Mas, ¡ay de ti si caminas solo!, porque si caes en manos de tus enemigos, ¿quién te librará? Sacó el Señor a sus discípulos de la ciudad y del peligro, y como dice San Buenaventura (Meditación de la vida de Cristo, al final), les dijo que prosiguiesen el camino del monte Olivete y le esperasen allí, y su Divina Majestad pasó por Betania y apareció a Lázaro y a otros amigos, y les mandó se fuesen al monte Olivete a juntarse con los demás. Pondera el amor del Señor, y cómo habiendo sacado del peligro a sus Apóstoles, mandó que prosiguiesen ellos por sí solos, para que veas cómo Él siempre está con los suyos en las tribulaciones; por eso solo se debían amar los trabajos, y abrazar cualquier género de adversidad.
  
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh mi Jesús! ¡Oh sagrado dueño mío! Disponed ya la dichosa compañía de vuestros amigos, para que celebren vuestra gloriosa Ascensión: Preveníos, felicísimos Patriarcas y Profetas del Altísimo, para acompañar a vuestro libertador, que os ha sacado de la prisión en que gemíais por espacio de tantos siglos. ¡Oh, qué dicha tan incomparable la vuestra, pues salís de la cárcel a tomar juntamente con vuestro Señor la posesión de su Reino lleno de eternas delicias! Preparad los dulces himnos con que habéis de celebrar sus victorias. Preveníos también vosotros, discípulos amados, para conducir a vuestro Divino Maestro hasta el Sagrado Monte, que pues fuisteis testigos de sus tormentos, ahora quiere lo seáis de sus glorias y de su triunfo. Preveníos vos, ¡oh María!, para el inmenso gozo que tendréis al ver al Hijo de vuestras purísimas entrañas volar con grande gloria y majestad al seno de su Padre. Preveníos para ver toda la celestial comitiva y toda la pompa con que se ha de elevar a esa región sagrada del Empíreo, que a Vos como a Madre suya nada podrá ocultarse. ¿Y yo, Señor, no os acompañaré con vuestros Apóstoles? ¿No iré con Vos, Señor, a veros subir, y encomendaros mi espíritu? ¿Me quedaré con Judas, excluido de tan santa compañía? ¡Ay de mí, que así me lo asegura mi vida desordenada y perversa! ¿Qué cadenas, qué prisiones son esas, mi Dios, que me estorban el caminar con Vos? ¿Pero cuáles han de ser éstas, sino mis culpas? Vos, Señor, que tenéis tanto poder, que quebrantasteis las puertas del Infierno a pesar de satanás, ¿no habíais de romper las duras prisiones de mis delitos? Ea, amor mío: rompedlas, para que pueda seguiros con libertad; rompedlas conmigo, rompámoslas los dos, Vos con vuestro fuerte brazo, y yo con mi dolor: vamos todos a ese monte sagrado, y veréis qué himnos os he de cantar, para que algún día logre yo también la felicidad de subir a gozaros en vuestro Reino. Amén.
  
Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri. Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.
 
DÍA TERCERO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración al Padre Eterno.
 
Considera el cuidado que tiene de los amigos, que si no hubiera pasado por Betania, se hubieran quedado Lázaro y los demás que estaban allí, y no le vieran en su triunfo: habíanle servido en sus trabajos, y así va el mismo Señor en persona a convidarlos para que le vean glorioso. Sírvele con la fidelidad que aquellos, que el Señor no te desamparará. Pondera el gozo que sintieron los Santos Padres al contemplar que ya era llegado el día en que habían de subir a la Gloria y tomar posesión de aquel bendito Reino eternamente. Aliéntate por esto al desprecio del mundo, y al amor de las cosas del Cielo, a las cuales te convida el Señor, si le sirves con fidelidad.
  
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Divino Redentor! ¡Oh Señor, todo caridad y clemencia! ¡Qué liberal os mostráis en convidar vuestro Reino a los hijos de los hombres, para quienes vais a preparar las sillas y las eternas mansiones! Vuestra partida a los Cielos no sólo es para gloria vuestra, es también para que nosotros la gocemos. Esa vuestra Corte Celestial no sólo la conoceremos adelante como patria, sino también como herencia nuestra, porque Vos a costa de vuestra Pasión y Muerte habéis adquirido para nosotros el derecho que no teníamos a ella, y habéis abierto sus puertas con esas manos divinas, que fueron enclavadas en la Cruz por nuestro rescate. ¡Oh caridad incomprensible! Vos habéis puesto los méritos para que sea nuestro el premio; habéis trabajado para que percibamos el fruto; habéis peleado para que recibamos la corona. ¿Qué os obligó, mi bien, a tanto amor? De parte nuestra no hay merecimiento, porque en nosotros solo se hallan ofensas e ingratitudes. Pero bien se conoce que Vos obráis como quien sois, movido solo de vuestra bondad y misericordia. Ea, alma mía, aliéntate a corresponder esas finezas, amando a un benefactor tan grande. Seamos, Señor, amigos desde hoy, dadme esa mano soberana, y jamás me desamparéis, para que jamás os deje yo hasta aquel día dichoso, en que me llegue a habitar con Vos en vuestra Gloria eternamente. Amén.

Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri. Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.
     
DÍA CUARTO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración al Padre Eterno.
 
Considera cómo habiéndose congregado los Apóstoles, Discípulos y amigos del Señor, todos como ciento y veinte con Nuestra Señora en el Monte Olivete, postrados en tierra adoraron al Señor, y aunque la alegría de verle era grande, con todo eso la pena de ver que se les iba y los dejaba les hacía derramar muchas lágrimas. En donde puedes considerar que el Señor nuevamente les consoló con tiernísimas palabras y dulcísimas razones, asegurándoles el amor que su Padre les tenía, que le pidiesen en su Nombre lo que quisiesen y se les concedería, y que les dejaba a su Santísima Madre por su Protectora, en quien hallarían ellos todo consuelo y alivio. Y en esto puedes considerar que los llamó para sí, y con grande cariño y amor los fue abrazando, dándoles a besar sus sacratísimas manos y llagas, de las cuales era tanta la suavidad, olor y fragancia que salía, que les recreó inefablemente los corazones, y confortó las almas con incomparable deleite, con lo cual se templó la pena de los Discípulos, y ellos se confirmaron más en la fe, esperanza y amor de su Divina Majestad (Venerable Padre Luis de la Puente, Meditación de la Ascensión).
  
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh amorosísimo Jesús! ¡Oh Salvador amabilísimo! Caminad ya al seno de vuestro Eterno Padre, ofrecéos a Él por nosotros miserables, mostradle esas sacrosantas Llagas, cuyas señales lleváis más hermosas y resplandecientes que que el Sol, en vuestras manos, pies y costado: a presencia de ellas se aplacará toda la ira del Señor, y no vendrán sobre nosotros los rayos de su Justicia; mas no sólo esperamos alcanzar auxilios eficaces para salir del pecado, y que nos lloverá por vuestra protección un abundante rocío celestial de gracias, porque ¿qué cosa podéis pedir compasivo de nuestra miseria a vuestro amoroso Padre, que Él os la niegue, en especial cuando le representéis que fuiste enviado por Él para remediar nuestros males? ¿Ni qué podremos pedirle por Vos, que no nos lo conceda? Así nos lo prometisteis, Señor, cuando asegurásteis que no no negará cosa alguna de las que le pidamos en vuestro Nombre. Vos os presentaréis en su solio como Sumo Sacerdote, ya no ofreciéndole la sangre de los animales, sino la vuestra misma. Cuando nos opriman las tentaciones, nos acercaremos llenos de confianza al trono de vuestra misericordia con el conocimiento de que Vos tolerasteis mayores angustias y congojas que nosotros. Estas consideraciones, mi Dios, nos sirven de consuelo y nos confortan en nuestro penoso destierro. Rogad a vuestro Padre especialmente por todos los que nos hemos congregado a celebrar el Misterio grande de vuestra admirable Ascensión, para que así logremos ser participantes de vuestra gloria. Amén.

Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri. Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.
     
DÍA QUINTO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración al Padre Eterno.
 
Considera que después de todo lo referido, elevó nuestro Señor sus manos Santísimas, como dice el sagrado texto, y dio su bendición a los Apóstoles y demás Discípulos, se elevó de la tierra, y subió a los Cielos mirándolo todos, hasta que una nube lo ocultó (Lucas XXIV; Actos I, 9). Atiende lo primero a estas palabras, «que elevó las manos y les dio su bendición». Elevó ambas manos, porque como dice San Basilio, hizo primero oración por ellos (Libro del Espíritu Santo, cap. XXXVII). Ya puedes entender que repetiría el Señor aquella que hizo antes de la Cena: «Padre Santo, guarda estos Discípulos que me diste. Cuando Yo estaba con ellos Yo los guardaba, mas ahora los dejo y vuelvo a Ti, y así te ruego por ellos: Yo vengo a Ti, y ellos quedan en el mundo, ruégote, Padre piadoso, que me los libres del mal, y me los santifiques en la verdad; y no solo te ruego por ellos, sino también por aquellos que por su predicación creyeren en Mí». Hecha la oración les dio su santísima bendición, formando sobre todos una Cruz con la mano derecha, como dicen muchos Doctores (San Gregorio Niseno, Oración sobre los Inocentes; San Jerónimo, De la vida de Moisés, etc.), o poniendo los brazos en cruz en el aire sobre todos ellos, como quieren otros, y fue para darles a entender, lo primero, que habían de cargar la Cruz, a la cual vinculaba su bendición; lo segundo, para que pusieren los ojos en sus Llagas, y con eso se les quedasen estampadas en los corazones y memorias, que es la ayuda para llevar la Cruz; y lo tercero, que poniendo sus brazos en Cruz sobre ellos, los abrigaba con las alas, como el ave a sus polluelos, para que a su sombra esperasen y confiasen en su Providencia, que no les había de desamparar ni faltar.
     
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Monarca soberano de la Gloria! Subid victorioso a ese trono de luz inmarcesible que os tiene preparado vuestro Padre, y pues os vais de nuestra presencia y os apartáis corporalmente de la tierra, ruégoos que lleveis con Vos nuestros gemidos y lamentos, nuestras súplicas y oracones, para que las presentéis ante Él, juntamente con vuestros merecimientos infinitos. Esos brazos Divinos, que mis culpas extendieron sobre el madero de la Cruz, los extiende ahora vuestro amor incomparable, olvidando mi ingratitud, para que yo conozca que jamás me ha de faltar vuestro paternal amparo, cuantas veces os busque reconocido. Gózome, amor mío, al veros el alma con tanto honor acompañado de Ángeles y Santos, Patriarcas, Profetas, Reyes, y todos los demás Justos. ¡Oh, si fuese yo tan dichoso que mereciese también acompañaros! ¡En sagrada compañía, ejércitos celestiales, contemplad reverentes a nuestro adorable Redentor, alabadlo, glorificadlo y dadle todo honor, pues es infinitamente digno de todo obsequio y veneración! ¡Oh Monte Olivete, en que mi Señor puso sus plantas Divinas, cómo pudiera poner mi corazón bajo de ellas en lugar tuyo, para que como en ti quedasen impresas para siempre sus sacrosantas huellas, que así no pudieran borrarlas ni los halagos del mundo, ni las tentaciones, ni la persecución, ni la prosperidad! ¡Oh monte dichoso! Monte enriquecido con el precioso licor de la Sangre que sudó mi Jesús en la oración: en otro tiempo fuiste el teatro de sus penas y agonía, y ahora lo sois de sus triunfos y glorias, sea mi corazón tu imitador: Imprimid, Señor, en él la memoria de vuestra Pasión Santísima, para que vean también en él los triunfos de vuestra gracia, y después merezca los eternos gozos. Amén.

Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri. Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.
  
DÍA SEXTO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración al Padre Eterno.
 
Considera y atiende a las otras palabras que nos dice el sagrado texto, «que se elevó por el aire, mirándole los Apóstoles», e iba subiendo poco a poco, dice San Bernardo (De los grados de humildad, cap. I), y era porque el amor que tenía a sus Discípulos y Amigos lo atraía de abajo, dice el Santo, y parece que lo dieron a entender los Evangelistas, porque siendo de Fe Católica que subió por su propia virtud, uno de ellos dice que era llevado (Marcos XVI), como si dijese que era asido por otro (Lucas XXIV), era el amor que tenía a los suyos vehementísimo, y este amor era como una gruesa cadena que lo detenía, y así cuando el Espíritu Santo nos da a conocer la venida del Salvador al Mundo, dice en una parte, que venía saltando de monte en monte, y de collado en collado (Cánticos II, 8); y en otra dice que corría con pasos de gigante (Salmo XVIII), esto era cuando venía a vivir entre los hombres, y ahora, que se va a vivir entre los Ángeles, va tan despacio, que aparece que lo llevaran como por fuerza (Lucas XXIV, cf. Apocalipsis XII). ¡Oh amor abrasado y encendido de nuestro Dios! ¡Oh tibieza y frialdad terrible de nuestros corazones! Cargáronlo de oprobios, afrentas y azotes, crucificándolo entre dos ladrones, y con todo no hay quien lo pueda separar de entre los hombres, y si esto pasa entre aquellos rebeldes y obstinados judíos, ¿qué pasará con las almas que le aman y le sirven? ¿Quién podrá ponderar el amor con que las asiste? Por esto dijo que sus deleites eran estar con los hijos de los hombres (Proverbios VIII). Esto pasa en aquel amoroso pecho, mas en los pechos humanos sucede muy al contrario: por nada lo dejamos, cualquier gustom aunque solo tenga la apariencia de gusto, nos aparta de Él.
  
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh dulcísimo Esposo del alma! ¡Oh Padre amantísimo! ¿Qué es lo que os detiene para remontaros con rápido vuelo a esa región celestial? Sin duda que es el peso del amor que nos tenéis. ¿Es posible, Señor, que ni nuestras ofensas tan repetidas, ni los ultrajes que experimentasteis en vuestra adorable persona, hayan acelerado vuestro vuelo? ¡Oh amor infinito! Nosotros a porfía os agraviamos y repetimos las ofensas, ¿y Vos continuáis en amarnos, y multiplicáis finezas? Nosotros nos retiramos de esta hermosura, ¿y Vos dificultáis en apartaros de nosotros? ¡Oh corazón humano!, ¿qué haces que no te abrasas de amor? ¿Tan insensatos somos, Dios mío, que no acertamos a corresponderos? Extendidos los brazos os vemos subir, como el águila que provoca a sus polluelos a volar, alumbradnos, Maestro soberano: enseñadnos a tomar el vuelo en vuestra compañía, y esas demostraciones de vuestro amor no sean para mayor confusión nuestra en el Día del Juicio, sino para que sepamos corresponderlas. Avecillas canoras, que pobláis el aire, congregaos todas conformes a bendecir y alabar a vuestro Criador: vosotras que saludais al Sol cuando amanece, saludad a coros con dulces trinos y gorgeos al Sol de Justicia, que pasa por vuestra región. Ea Señor, llevadnos tras de Vos, correremos al olor de vuestros ungüentos, para gustar eternamente de vuestras dulzuras. Amén.

Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri. Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.
 
DÍA SÉPTIMO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración al Padre Eterno.

Considera en las otras palabras: «Que una nube lo ocultó a los ojos de los Discípulos», y esta nube, dijo Simón de Casia (Libro XIV, al final), que se puso delante de los Apóstoles, no porque el Señor la necesitase para subir, sin que como el Cielo estuviese con grandísimas ansias de recibir en sí al Señor, envió aquella nube que lo ocultase del mundo que lo atraía, y con eso entrase aprisa, y así dijo Cornelio Alápide que mientras los Apóstoles lo miraban, subía muy poco a poco, mas así que la nube se puso de por medio, subió como en un rayo, usando del dote de la agilidad, y en un instante llegó al Cielo Empíreo (Comentario en el cap. I de los Actos Apostólicos). Saca de aquí una consideración muy útil para tu alma, y es que mientras tuvieres limpios los ojos del alma y mirares a Cristo, no se apartará el Señor de ti y le tendrás, como la piedra imán detiene al acero. Por eso, habiendo el Esposo ponderado la hermosura y pureza del Alma santa, dijo que quien con más fuerza le hacía volar a su corazón era la vista de sus ojos, esta era como un escuadrón armado que lo detenía, cautivaba y no lo dejaba ir (Cánticos VI, 4). Esto acontece en el Alma pura y limpia, pero en atravesándose de por medio la nube de la culpa, entonces vuela, y como rayo se retira. La nube que ocultó al Señor era de gloria, formada de resplandores del mismo Señor, como dice Cayetano, o como otros dicen, una nube milagrosa, pura y transparente, y si esta nube de tan nobles calidades esconde al Señor, y hace que con tanta velocidad se aparte de sus Amigos cuando se pone por medio, ¿qué no hará la nube del pecado y la putrefacción del amor terreno de las creaturas corruptibles? ¿Qué no harán la gloria vana del Mundo, y los lucimientos mundanos? Mira que no te dejen cegar: arroja esas cosas, que te esconderán al Señor, y por más que apliques la vista, no lo verás ni le hallarás, porque se ausentará en no viendo tu alma limpia y pura.
   
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Soberano Maestro! ¡Oh Caudillo invencible! ¡Qué lágrimas no debíamos derramar al ocultársenos vuestra hermosura, y vernos privados de vuestra presencia corporal, pero el amor que nos tenéis no nos permite llorar vuestra ausencia, cuando por consolarnos compasivo nos aseguráis que no nos dejáis huérfanos, porque aunque os vais, también venís a nosotros con frecuencia. Caminad, Señor, a ilustrar esos Cielos: caminad, que os desean ansiosos los Ángeles para el aumento de su gloria: caminad, que ya os aguarda vuestro Padre con los brazos abiertos para recibiros, para colocaros dignamente a su diestra y daros el imperio y la dominación sobre todo lo creado, y pues nos habéis prometido vuestra asistencia, y os habéis hecho cargo de ampararnos y de remediar nuestras miserias, no permitáis que se hallen en nosotros las nubes tenebrosas del pecado que nos aparten de Vos, y nos impidan el teneros a la vista; enviadnos vuestras luces, sagrado Sol de Justicia, que así sabremos seguiros, y no erraremos vuestros caminos. Astros resplandecientes, que sois habitadores del lugar por donde ha de transitar con sus celestiales cortesanos el Rey de la Gloria, avivad vuestras luces, y adornaos con nuevos brillantes resplandores, porque ha de pasar por entre vosotros aquel Divino artífice que os dio tanta hermosura. Vosotros cuando Él expiró en el Calvario, os vestisteis de triste luto, escondiendo vuestras luces: justo es que os vistais de gala cuando se celebran sus sagradas victorias. Detended vuestro curso, y congregados salid al camino por donde ha de pasar el Hombre Dios, llevando cautiva la servidumbre, y adoralo postrados. ¡Oh Señor!, ¿y cómo pudiéramos nosotros disponer los mayores festejos y aclamaciones para celebrar dignamente vuestro triunfo? Y pues nos falta el poder para ello, recibid nuestros deseos, y llevadnos a vuestra Gloria, para que allí os festejemos eternamente. Amén.

Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri. Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.
  
DÍA OCTAVO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración al Padre Eterno.

Considera en aquel triunfal aparato y gloriosa grandeza con que sube el Señor, de que habando en profecía el Salmista, dice que subió en un carro o carroza asistido de millares de millares de Ángeles (Salmo LXVII). Este era el carro triunfal en que subió nuestro Emperador: el acompañamiento era de innumerable multitud de Ángeles, dijo San Jerónimo, y Cayetano dice que eran los despojos de la victoria, y los prisioneros que libertó de la cautividad del mundo, los cuales dispuestos y ordenados a coros, cantaban dulcísimas alabanzas al Señor con grande júbilo y alegría inefable de todos: iba delante de todos estos escuadrones el Señor, como lo dijo por boca del Profeta Miqueas (cap. II, 3), y así que se acercó a los orbes celestiales, y como lo dice San Buenaventura (Meditaciones de la vida de Cristo, cap. C), no quedó espíritu bienaventurado alguno en la Gloria que no bajase a recibirlo. Venían todos por sus órdenes, y postrados ante el Señor con suma reverencia le adoraron, y luego juntos los que iban con los que venían, se ordenaron en dos coros, y empezó la música de voces e instrumentos, y fue prosiguiendo la más solemne, grande y gloriosa procesión que jamás vio la Corte militante ni triunfante. Ponte aquí a pensar, Cristiano, y trae a la memoria las fiestas, alegrías, regocijos, júbilos, danzas, clarines, trompetas, cajas, y cuanto pudieres alcanzar y entender de dulzura, suavidad y deleite, pompa, majestad, grandeza y aparato, tanto imagina en aquel gloriosísimo triunfo. Allí los Serafines y Querubines, los Tronos, Principados y Potestades de Cielo, todos hacen fiesta, todos cantan gloriosas alabanzas al Señor. ¡Oh, qué suavísimos ecos! ¡Oh, qué dulcísimas canciones suenan por todos esos orbes celestiales!

ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Gran Señor de los Cielos y de la tierra! ¡Oh Hijo del Altísimo! Con qué grandeza y majestad entrais en vuestra Corte celestial para reinar en ella eternamente. El alma queda toda absorta y ocupada de gozo al contemplaros en tanta gloria. Digno sois, Divino Rey y Señor supremo, de recibir el honor que se os tributa, y cuando todas las criaturas se hiciesen lenguas y entonasen vuestras alabanzas, todo sería inferior a vuestro merecimiento. Ea, celestiales espíritus, pues vuestro Señor os adornó liberal de tanta Sabiduría, empleadla con especialidad en este día en admirable composición de sagrados metros, y de la más suave y armoniosa música: avivad vuestros sonoros instrumentos, que este triunfo del Salvador debe ser celebrado con la mayor solemnidad y pompa. Avivemos también nosotros nuestros afectos y entonemos alabanzas, pues nuestro Libertador entra a tomar posesión de su Reino. ¡Oh, cómo quisiera, Señor, cada uno de nosotros tener la destreza y sabiduría de todos los Ángeles, para excederlos en obsequiaros! ¡Oh Príncipes Angélicos que habitáis felices en la Corte del Altísimo!, abrid esas puertas resplandecientes de la Gloria, para que entre en ella el Rey de los Reyes y el Señor de los Señores a dominar, y a reinar sin fin. Prevenid los arcos triunfales que anuncien en todo su Reino su entrada victoriosa: adornad las hermosas calles y plazas de esa Celestial Jerusalén, para su majestuoso y sagrado recibimieto. ¡Oh Caudillo Triunfante! Hoy que es el día de vuestra coronación, lo es también de hacer mercedes: no queremos, Señor, perder tan bella vocación: concedednos la merced de vuestra gracia. Cuando los Reyes se coronan, hay indulto general para todos los reos: perdonadnos, piadoso Padre, nuestras iniquidades, para que limpios y purificados os agrademos en esta vida, y después os alabemos en vuestro Reino eternamente. Amén.

Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri. Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.
    
DÍA NOVENO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración al Padre Eterno.

Considera la entrada del Señor en la Corte Celestial, pero ¿qué entendimiento puede comprender, ni qué criatura puede ponderar cuán célebre, cuán gloriosa, cuán magnífica y soberana fuese? Llegó en fin nuestro glorioso Príncipe al trono de su Padre, y reconociéndose en cuanto hombre inferior, postrado a sus plantas adoró su Divinidad con suma reverencia, y puedes considerar que le dijo: «Padre Santísimo, Altísimo y amabilísimo, aquí teneis a vuestro hijo obediente a vuestro precepto. Bajé al mundo, manifesté a los hombres vuestro Santo y Divino Nombre, glorifiqué vuestra grandeza en la tierra, consumé la obra de la humana Redención que me habéis encargado, entré en batalla con el Príncipe del mundo, lo vencí, le quité el reino y lo arrojé fuera, lo dejé desarmado y en prisiones, y le quité el despojo de sus victorias, el cual pongo a vuestras Divinas plantas, a quien se debe toda reverencia, toda honra y alabanza. Vuestro es el Reino, que he conquistado; vuestro el Imperio, que he ganado; vuestra la potestad y el poder, con que yo vencí; vuestra es la gloria, vuestro el triunfo, y vuestra la victoria». Pondera y considera la alegría, el contento y amor con que el Padre recibiría a su Hijo, y cómo le da la mano, y cómo lo abraza, ensalza y engrandece mandando que toda la Corte Celestial celebre las gloriosas victorias de su Hijo: siéntalo a su diestra en su mismo trono sublimado y engrandecido con infinitas ventajas a todas las criaturas, luego le da la corona imperial, el cetro y el gobierno universal sobre todo lo criado: manda que todos los Cortesanos por sus órdenes y jerarquías, postrados a sus plantas le rindan la obediencia. Mira aquí, Cristiano, la humana naturaleza qué honrada es. Mira aquí la tierra sobre todos los Cielos, al hombre sobre todos los Serafines, y tu misma naturaleza sobre todos los Ángeles y soberanas jerarquías. Aprende aquí a despreciar todas estas bajezas, aprecia tu dignidad, reconócete miembro de aquella cabeza, y no quieras, degenerando de lo que eres, sujetarte a las vilezas. Mira, por último, y considera el gloriosísimo cuerpo de tu Redentor, encumbrado en aquel trono: mira aquella hermosura que alegra a todos los Ángeles, los cuales al verla tan resplandeciente y llena de luz, y absortos, y llevados del deleite y admiración, prorrumpieron sin cesar, diciendo: «Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los Ejércitos, lleno está el mundo, llenos el Cielo y la tierra de la Majestad de tu Gloria: viva, viva nuestro Rey en la altura y grandeza inaccesible de su trono», y así sucesivamente le alababan y alabarán eternamente.
  
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Rey inmortal de los siglos! ¡Oh Señor de incomprensible Majestad! Recibid la Corona, el Imperio y la Dominación sobre todas las criaturas visibles e invisibles, y el mundo todo se goce de tener un Señor justo, sabio, poderoso y benigno. ¡Qué justamente os ciñe vuestro Padre lleno de amor la Corona, y pone en vuestra Divina mano el cetro del gobierno del Cielo y de la tierra! ¡Qué premio tan bien merecido! ¡Qué corona tan bien ceñida! ¿Con qué razones os daremos el parabién de vuestra exaltación? ¡Oh dichosos hijos de Adán, alegraos en el Señor!, démonos todos recíprocamente los plácemes, pues nuestra naturaleza ha subido con Cristo a colocarse en el mismo Solio de Dios sobre todos los Ángeles. ¡Oh inefable honor del hombre! ¡Oh dicha imponderable! No la ha concedido el Señor aun a los más elevados Serafines. ¡Oh Eterno Padre, infinitas gracias os damos por tan excelsa prerrogativa, como es la que habéis otorgado a nuestro linaje! Vos, piadosísimo Dios, habéis levantado a tan sublime dignidad a nuestra naturaleza, y ya no nos queda otra cosa que emplearnos eternamente en alabaros y bendeciros por tan inmenso beneficio. Bendito y glorificado seáis, ¡oh gran Dios!, pues ya por vuestra bondad, es vuestro Hijo Unigénito nuestro hermano según la carne; y pues nos vemos tan honrados de Vos, ya desde hoy renunciamos todas nuestras inclinaciones a los bienes de este mundo, y todo nuestro anhelo lo pondremos solo en Vos, que sois todo nuestro bien y nuestras riquezas, para que así lleguemos a vivir y reinar con Vos eternamente. Amén.
  
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN PARA ESTE DÍA
¡Oh Sacratísima María, Madre dignísima de Jesús! Infinitos parabienes os damos por el honor inmenso que goza vuestro Divino Hijo. Cuando las madres ven logrados a sus hijos, es muy crecido el gozo de su corazón, ¿cuánto sería, Señora, vuestro júbilo, al ver con tanta gloria y majestad al Hijo de vuestras entrañas? Por este gozo os suplicamos, Madre amorosa, no os olvidéis de nosotros: Haced que se dilate vuestra alegría, al ver también logrados por vuestro Patrocinio a estos vuestros hijos menores, que os claman en este valle de tantas miserias, interceder por nosotros, y encaminadnos a esa Patria celestial, donde gozáis de vuestro Hijo eternamente. Amén.

Tres Padrenuestros, y tres Avemarías con Gloria Patri. Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.

BERGOGLIO, EL GRAN PERDEDOR EN LAS ELECCIONES DEL 26-V

Noticia tomada de GLORIA NEWS.
  
El papa Francisco es el “resonante perdedor” de las elecciones de la Unión Europea, escribió el 27 de mayo el periodista Antonio Socci en Twitter. Socci sostiene que el pueblo católico ha “desconfiado” de Bergoglio y de la Conferencia Episcopal Italiana.
  
Francisco y sus seguidores hicieron campaña por los perdedores partidos oligarcas pro-inmigración y pro-homosexual. Matteo Salvini, el viceprimer ministro católico y ganador en Italia, fue atacado salvajemente por los sabuesos de Francisco.
   
El sitio web Mundabor.Wordpress.com admite que Salvini no es un ejemplo de católico, pero “las personas buenas de Italia han reconocido que incluso Salvini es mucho más católico que el Papa”.
 
Incluso en la isla italiana de Lampedusa, ubicada entre Malta y Túnez, y que Francisco visitara en julio de 2013, los 6.000 habitantes de la isla le han vuelto la espalda al papa Francisco, pues a pesar del abstencionismo de 73,3%, votaron abrumadoramente por el católico Matteo Salvini y su Liga Norte, la cual está luchando contra la inmigración ilegal. La Liga recibió el 45% de los votos totales, Salvini 410 votos personales, mientras su oponente de izquierda, Pietro Bartolo (Partido Demócrara), sólo 250.

Estos resultados se dieron a pesar de que Francisco y su maquinaria trabajaron duro contra la Liga, promoviendo al mismo tiempo a los ex comunistas pro-decadentes, quienes son impulsados por los oligarcas.

Desde principios de la década del 2000, Lampedusa se ha convertido en un destino principal para los traficantes de personas que importan inmigrantes ilegales desde África, Arabia y Asia hacia Italia. Migración promovida por el papa Francisco, en su primera visita oficial fuera de Roma, a Lampedusa, en julio de 2013.

Desde entonces, la propaganda del Vaticano ha instituido a “Lampedusa” como el nuevo símbolo para las fronteras abiertas.

martes, 28 de mayo de 2019

EL APOSTOLADO POR MEDIO DE LA PALABRA

Nadie debe guardar para sí solo el tesoro de la verdad, ya que las convicciones fuertes engendran siempre el apostolado y el celo.
     
No te contentes, pues, con la predicación por el ejemplo; sé el campeón elocuente de la fe y de la virtud, aprende a darlas a conocer y respetar y, si es preciso, a defenderlas.
     
La palabra es el reflejo viviente de la vida, es la chispa eléctrica que comunica a la vez el pensamiento y la llama; es el vehículo rápido de las ideas; es la palanca poderosa con la que se levanta a los individuos y a las multitudes.
     
La palabra eleva o abaja; edifica o destruye; es arma defensiva u ofensiva; escudo o cuchilla; ¡proteje o asesina!
     
Viva, encendida, ardiente, la palabra en los labios del Joven, es una fuerza que subyuga y un encanto que fascina.
     
Pero, ¡ay cuántos entre los jóvenes, no se sirven de esta fuerza más que para abusar contra la verdad y la virtud!
     
Aún cuando ella no debía servirse de sus alas más que para lanzarse a las cimas inmaculadas, cuántos la arrastran por tierra en el lodo que la mancha.
     
He escuchado la palabra del joven y me ha parecido más frecuentemente obscena que casta, más impía que inspirada por la fe.
     
Era un veneno que emponzoñaba las almas; era una espada que les hacia profundas y a veces incurables heridas.
     
Tú, hijo mío, no te sirvas de la palabra más que para el bien, para todo lo que es verdadero, todo lo que es casto, todo lo que es justo, todo lo que es santo, todo lo que es amable y de un irreprochable renombre; la virtud bajo todas sus formas, la ciencia y la gloria que la acompañan, tal debe ser el tema de tus entretenimientos y discursos.
     
Que se note siempre en tus menores expresiones la modestia y la templanza, el candor y la honestidad, la franqueza y la elevación de un alma que se complace en las alturas.
     
Más todavía: procura atraer al deber y hacia Dios a aquellos de tus compañeros que se extravían o que éstán próximos a extraviarse.
     
¿Qué no podrá sobre un joven la palabra desinteresada de otro joven?
     
Esparce a tu derredor el conocimiento de las santas verdades tan combatidas, tan despreciadas, tan olvidadas en estos días de tanta maldad; fortalece la fe vacilante, reanima él amor que se extingue.
     
Que tu palabra se haga luminosa, sobre todo dulce, insinuante y tierna; por el genio se es doctor, pero por el corazón se es apóstol.
     
¡Feliz, hijo mío, si puedes arrancar algunas pobre almas del abismo y abrirles el cielo! Habrás imitado a los santos y trabajado para la gloria de Dios.

lunes, 27 de mayo de 2019

DEL DIARIO DE UN KAMIKAZE MUSULMÁN

Relato inédito de Isabella Spanò, tomado de RADIO SPADA. Traducción nuestra.
   
  
Al lector: las páginas que siguen fueron encontradas por casualidad por un periodista australiano entre los escombros de un edificio bombardeado en el barrio de X, zona norte de Y, cercano al lugar donde el 18 de marzo próximo pasado Rafik ben Salah Muftar se hizo lanzar en el aire, causando la muerte de veinticuatro personas, entre ellos seis niños. Son los únicos restos de lo que a todas luces pareció ser un verdadero y propio “diario de kamikaze”.
   
15 de Noviembre
Alá es grande. Cinco días en el campo de adiestramiento. Son las ocho de la mañana.
Ayer estuvimos cuatro horas ejercitándonos en el tiro con los fusiles automáticos. Estoy mejorando egregiamente. Es importante que sepamos disparar bien: si somos identificados debemos responder con prontitud y precisión.
Tuvimos después la lección de planificación. Nos han enseñado los criterios en base a los cuales escoger los objetivos. Muy exigente.
Ya he estudiado tanto en la vida que me he sonreído pensando: otras lecciones teóricas también aquí. No habría creído deber hacerlo aún; luego de la licenciatura en Cambridge pensaba haber acabado. Pero la Yihad es todo, sea alabado Alá y su profeta Mahoma.
 
20 de Diciembre
Alá es grande. Por un mes y diez días en el campo de adiestramiento.
Estoy estanco, pero debo estar duro.
También hoy el despertar es a las 6:30. Tendremos muchos ejercicios militares.
Después de la plegaria del mediodía, nos harán hacer un nuevo juramento sobre el Corán vueltos hacia La Meca.
¿De qué cosa tienen miedo? Hemos jurado ya tres veces. Desde cuando conocí en el campus a Naftah, también él magrebí, que me convenció de la importancia de la guerra santa y me puso en contacto con nuestros instructores. Alá le bendiga, he deseado unirme a él.
Aquí se come muy bien y se duerme también bien. Somos tratados bien por el gran compromiso que nos atiende. Debemos destruir todos los satanases del occidente. Solamente Alá debe vencer, Alá es grande.
 
2 de Marzo
Alá es grande. Por tres meses y veintiún días en el campo de adiestramiento.
Son las ocho de la mañana.
Ayer el primer instructor me ha tratado de un modo pésimo. He quedado afectado. De algún tiempo su comportamiento ha cambiado. Parece que se divierte provocándome. No lo hace solamente conmigo, sino también con mis compañeros.
No hablamos más entre nosotros como antes. Parece casi que sospechamos el uno del otro.
Busco hacer lo mejor que puedo, pero mientras más hago, menos sale bien. El primer instructor me humilla continuamente.
Hoy debo buscar comprometerme aún más. Cuando uno de nosotros hace las cosas como deben ser hechas, es premiado con una ración doble de menestra. Esta tarde deben dármela. Debo arriesgarme a merecerla.
Cuánto tiempo ha pasado desde cuando estaba en Cambridge. No, tal vez no tanto. Pero me parece hoy como una época muy lejana.
Tuve también una muchacha, Vian. La quería bien. ¿Por qué se fue luego con Pierre? No me lo esperaba. Ese hijo de prostituta de Pierre; y prostituta ella. Conocía el Corán: ¿por qué lo ha hecho? Yo era de su raza, no como aquel cerdo con el cual se ha puesto.
Estaba lleno de dinero. He aquí por qué lo hizo.
Me gustaba mucho estudiar biología. Los seres animados y los mecanismos que los hacen vivir. Habría podido llegar al doctorado con las becas de estudio: tuve buenas votaciones.
A un mes de la discusión, el profesor de tesis me había asegurado que me habría hecho conocer un docente amigo suyo para dirigirme en el proseguimiento de los estudios.
Pero una semana antes de encontrarme con el amigo del profesor, me encontré por primera vez con Naftah.
 
14 de Marzo
Alá es grande. Por cuatro meses y cuatro días en el campo de adiestramiento.
Ayer supe que Naftah ha muerto. Lo han puesto en el avión antes que yo, porque había llegado antes al campo. Cuando nos saludamos, nos abrazamos diciendo: “Adiós. Nos encontraremos en el paraíso. Inshalá (Queriendo Dios)”. Estoy preparado.
Pero Naftah me hace muchísima falta. Era la única persona que me quedaba para intercambiar alguna palabra. De él me fiaba: era un amiho. También si hablábamos poco, con una mirada nos entendíamos.
Tres días ha me parecía muy triste. No ha dicho nada, pero lo he intuido. Le he dirigido una mirada de entendimiento. Creo exacramente que había comprendido el significado, porque se volvió enseguida para esconder la cara.
Querría llorar. No puedo hacerlo. Debo resistir. Si lloro me tratan de cachorrito y de indigno.
Quiero ganarme también esta tarde la doble ración de menestra.
  
17 de Marzo
Alá es grande. Por cuatro meses y una semana en el campo.
Son las diez de la mañana.
Ayer estuve muy mal. He tenido escalofríos fortísimos, casi convulsiones, la fiebre particularmente alta. Me han dado una medicina, he estado mejor. Pero he vomitado muchas veces. Después me han cuidado aún. Hoy aquellos disturbios han pasado.
Para nosotros cinco ha llegado el gran día. Esta tarde nos embarcamos. Parecía un sueño.
Deben haber puesto alguna otra cosa en el gabinete de la medicina esta mañana. Me parece estar suspendido en el aire. Me siento como desligado de la realidad.
Mañana ya debemos hacer nuestro sacrificio por Alá. Tengo la impresión de que todo ha sucedido demasiado rápido. Aún no me siento preparado, pero no lo puedo decir a nadie. Tengo miedo.
  
18 de Marzo
Hemos llegado y hemos elegido el objetivo. Ahora todo está decidido.
Tengo entre las manos este mi diario, y me digo que tal vez lo he escrito no sólo para mí, para darme coraje, sino también para alguno que pueda encontrarlo. Espero que sea encontrado.
Esta es una confesión. Tal vez he olvidado todo. Necesitaba que fuese donde Vian y le hablase. Yo la amaba. Podíamos casarnos y tener hijos.
No quiero morir. No quiero hacer morir. Haced acabar esta historia.
Tú que encuentres este cuaderno, dile a todos que no quería, pero que no pude más volver atrás: he jurado sobre el nombre de Alá.
Mas no sé si Alá desea verdaderamente lo que estoy por hacer.
Tú, al menos tú, dame tu perdón.

CRISTÓBAL COLÓN, ¿SANTO O COLONIZADOR SIN ESCRÚPULOS?

Traducción del artículo publicado por Luca Fumagalli para RADIO SPADA.
   
   
Los católicos siempre lo han considerado casi un santo evangelizador, los laicistas han visto en él, al contrario, un predador amoral, uno de los fundadores del colonialismo, un fautor del esclavismo. ¿Cuál es por tanto, la verdad sobre Cristóbal Colón?
   
La discusión sobre el personaje, en Italia como en el extranjero, resulta hoy casi cerrada. Colón no es más el celebrado soñador dedicado a superar los límites del mundo conocido, sino el primero de los conquistadores. Estudiosos de distintas extracciones han revolucionado definitivamente nuestro modo de mirar al Almirante, superando ciertas visiones irénicas del pasado; pero, en la mentalidad común, el aspecto heroico de la “conquista” permanece preponderante.
   
Del resto, Colón y su empresa han sellado una época: la llegada del Almirante sobre las playas de la isla de San Salvador ha sido verdaderamente escogida como la fecha convencional del fin del medioevo y del nacimiento de la modernidad, no sólo porque desde aquel momento la percepción del mundo no será más la misma, alargando perspectivas y mercados, sino también porque ha decretado el fin de la cultura fundada sobre la autoridad y el comienzo de otra, improntada sobre la experiencia (abriéndose así camino a Galileo, Copérnico y Newton).
  
Antonio Musarra, joven profesor de investigaciones de la Universidad de Florencia, se encarga de responder a todas las preguntas sobre Colón en su ensayo Processo a Colombo. Scoperta o sterminio? (con prefacio de Franco Cardini), realizando un juego procesal caracterizado por el escrutinio de un número considerable de pruebas, analizadas con escrúpulo y pasión. El objetivo es sobre todo el de reequilibrar el juicio sobre el personaje, que ciertamente no fue un tipo santo, pero tampoco un fautor del “holocausto” de los nativos americanos (como tal vez lo entienden aquellos estadounidenses [y latinoamericanos, N. del T.] que, en los últimos años, han derribado distintas estatuas dedicadas al Almirante).
   
Sobre todo el autor es hábil en huir de la tentación moralista-anacronista en la cual cae a menudo quien ama la divulgación histórica. Por ejemplo, ciertas decisiones de Colón y de la gente de su tiempo corren riesgo de ser juzgadas ligeramente como “racistas” y “genocidas”. Pero el racismo y el genocidio tienen una triste historia demasiado conectada al presente para poder resultar en categorías aplicables, sin enmendaduras, al siglo XV y al XVI.
  
Sin duda Colón fue un esclavista, cometió muchos abusos, se manchó de sangre de tantos inocentes. En este sentido, tal vez, puede ser tomado como un símbolo de la sed de expansión y conquista del hombre blanco, pero no fue un “genocida”. Fueron los conquistadores quienes obraron en tal sentido. Del resto, el espacio histórico en que maduró la empresa colombina revela una complejidad que es muy peligroso ignorar (como en cambio hace el vulgo). De hecho, las fuentes dicen que él tenía en mente cumplir una empresa nunca antes intentada y evangelizar las tierras remotas que hubiere encontrado; aspectos que ameritan ser tenidos en debida cuenta para no reducir a estereotipo la imagen del navegador genovés.
  
La realidad es que Cristóbal Colón fue un hombre de su tiempo, un tiempo lleno de contradicciones, y precisamente por esto, fascinante.
  
El libro: Antonio Musarra, Processo a Colombo. Scoperta o sterminio?, Viareggio, La Vela, 2018, 256 páginas, 15 Euros.
  

LA ARMADURA CRISTIANA


«Revestíos de toda la armadura de Dios, para poder contrarrestar las acechanzas del diablo. Porque no es nuestra pelea solamente contra hombres de carne y sangre, sino contra los príncipes y potestades, contra los adalides de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus malignos esparcidos en los aires. Por tanto, tomad las armas todas de Dios, o todo su arnés, para poder resistir en el día aciago, y sosteneros apercibidos en todo. Estad, pues, a pie firme ceñidos vuestros lomos en el cíngulo de la verdad, y armados de la coraza de la justicia, y calzados los pies prontos a seguir y predicar el Evangelio de la paz, embrazando en todos los encuentros el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos encendidos del maligno espíritu. Tomad también el yelmo de la salud, que es la esperanza; y empuñad la espada espiritual o del espíritu (que es la palabra de Dios); haciendo en todo tiempo con espíritu y fervor continuas oraciones y plegarias, y velando para lo mismo con todo empeño, y orando por todos los santos o fieles, y por mí también, a fin de que se me conceda saber desplegar mis labios para predicar con libertad, manifestando el misterio del Evangelio, del cual soy embajador, aun estando entre cadenas, de modo que hable yo de él con valentía, como debo hablar». (Efesios VI, 11-20; Biblia de Mons. Félix Torres Amat)

domingo, 26 de mayo de 2019

SAN FELIPE NERI, APÓSTOL DE LOS JUDÍOS DE ROMA

Traducción del artículo publicado por Giulano Zoroddu en RADIO SPADA.
  
Antes que Nostra Ætáte existiese, y antes de que los modernistas (progresistas y conservadores, eméritos y deméritos) ondeasen alianzas nunca revocadas y mayorazgos, rindiendo honores tan impíos a los epígonos de Anás y de Caifás hasta excluirlos, con declaraciones públicas, del número de aquellos a los que debe ser anunciado el Evangelio de Jesucristo, la Iglesia siempre ha procurado la conversión del pueblo que un día fue elegido por Dios para preparar la venida del Mesías. Así, la Historia Eclesiástica nos presenta varios Santos y Beatos dedicados, sobre el ejemplo de los Apóstoles, al apostolado entre los judíos: San Vicente Ferrer (aquí), San Bernardino de Siena, San Juan de Capestrano. Y también San Felipe Neri, que los atendía con particular celo, como describe el padre Pietro Giacomo Bacci en el pasaje siguiente tomado de su Vita del b. Filippo Neri fiorentino fondatore della congregatione dell’Oratorio. Raccolta da’ processi fatti per la sua canonizatione (Roma, 1622).

Guido Reni, Visión de San Felipe Neri, 1614-15, Santa María en Vallicella (Chiesa Nuova), Roma.
  
«No sin embargo se enfrió en él el celo grande que tenía de la propagación de la Santa Fe: y aquello que no podía hacer en las Indias[1], no faltó, en cuanto le permitían sus fuerzas, de hacerlo en Roma . De modo que cuando veía algún hebreo, era tanto el deseo que tenía de su conversión, que solamente al mirarlo se sentía conmoverse interiormente, y muy frecuentemente prorrumpía en lágrimas y suspiros, no dejando de usar todo medio para convertirle.
  
Iba un día a San Juan Lateranense con Próspero Crivelli, al cual seguía un hebreo; y habiendo entrado en la Iglesia, y arrodilládose ante el Santísimo Sacramento, el hebreo solo se estaba con la cabeza cubierta, y con las espaldas vueltas al Altar. Viéndole Felipe, le dijo: “Escúchame, ¡oh hombre de bien!: haz conmigo esta oración: Si tú, Cristo, eres el verdadero Dios, inspírame el hacerme Cristiano”. Respondióle que no podía orar de aquella manera, porque sería dudar de su fe. Se volvió entonces Felipe a los circunstantes diciendo: “Rogad a Dios por este, porque sin dudar se hará Cristiano”: y así sucedió, porque de ahí a poco tiempo, mediante la oración y otros auxilios del Santo, se bautizó.
  
La vigilia de San Pedro y San Pablo, el sacerdote Marcello Ferro y uno de sus hijos espirituales, encontrando bajo el pórtico de San Pedro a dos chavales hebreos comenzaron a hablarles de las cosas de nuestra Fe, y en particular de la gloria de aquellos Santos Apóstoles, los cuales también fueron hebreos: y prolongando el razonamiento, poco a poco les persuadieron de ir un día a hablar con Felipe en San Jerónimo de la Caridad. Lo que pusieron ellos en obra, cuando el Santo les vio, les hizo atender; por lo cual siguieron por algunos meses ir a él casi todos los días. Mas pasado algún tiempo, el Santo no les vio regresar, y dijo a Marcello que buscase encontrar aquellos jóvenes de cualquier manera. Fue marcelo al lugar donde solían habitar, y le preguntó a su madre dónde estaban sus hijos; ella responde que uno estaba malísimo, y casi para morir; y haciendo Marcello istancia de quererlo visitar, la madre (así disponiendo Dios) lo dejó pasar, y entrado en la recámara, encontró al hebreo que estaba en peligro de muerte; y porque no quería tomar bocado, la mujer le pidió a Marcello que intentase darle alguna cosa, por ver si así la recibía de su mano: lo que muy voluntariamente aceptó hacer, y el hebreo recibió todo lo que Marcello le daba, y con esta ocasión, acercándosele a la oreja, le dice: “El Padre Felipe se te recomienda”; a cuyas palabras el enfermo se alegró; y Marcello al irse agrega: “Acuérdate que le has prometido al Padre que te harías Cristiano”. Responde: “Me acuerdo de ello, y quiero hacerlo, si Dios me da vida”. Refirió todo esto Marcello al Santo Padre, el cual dijo: “No dudes, que lo ayudaremos con la oración, y se convertirá”. Hecho esto, el hebreo se curó, y junto con su hermano retornó a Felipe; y ambos por su obra se hicieron Cristianos.
  
Redujo también a la fe un hebreo, hombre de las ricas y principales familias que habían entre ellos, el cual fue bautizado en la Iglesia de San Pedro. Y porque el padre de este, todavía hebreo, trataba mucho con él, dudando el Papa (que entonces era Gregorio XIII) que con la plática de su padre, el Bautizado no padeciera algún detrimento en la fe, dijo a Felipe que no le gustaba que el hijo platicase con el padre; pero Felipe respondió a su Santidad que lo dejaba practicar as{i, porque tenía esperanza cierta que por medio del hijo debía convertirse también el padre. Así pasó: por el hecho de esta ocasión el hebreo padre del bautizado se dejó guiar al Santo, que le habló con tanta eficacia de las cosas de nuestra Fe, que en poco tiempo también se hizo Cristiano.
  
Muchos años después sucedió que este hombre hizo traer de los hebreos a cuatro niños sobrinos suyos, a los cuales se les había muerto el padre, para hacerlos catequizar e instruirlos en la Santa Fe; y yendo un día de tantos a San Felipe (el cual ya había partido de San Jerónimo y llegó a la Vallicella como diremos en su lugar), el Santo les hizo atender como de costumbre, pero no entró en razonamientos de fe. Finalmente pasados que fueron muchos días, una tarde le dijo que querían encomendarse al Dios de Abrahán, Isaac y Jacon, para que les hiciesen conocer la verdad, porque Dios no deja engañar a nadie; y que él habría hecho la misma oración, añadiendo que la mañana siguiente en la Misa quería orar por ellos, y hacer fuerza a Dios; también dijo con otros: “Mañana en mi Misa dirán que sí”; y despues uno de ellos confesó en el proceso que esa mañana dijo que sí, porque le parecía que un espíritu decía “Dí que sí”. Llegada la mañana, estando ellos más renuentes que nunca, y habiendo sido combatidos de diferentes ideas por muchas horast, y permaneciendo más en su opinión, fue observado que en el mismo tiempo en que el Santo Padre decía Misa, súbitamente cambiaron, y dieron consentimiento a hacerse cristianos, y luego los que estaban presentes se acordaron de aquellas palabras que el Santo Varón había dicho la tarde anterior, esto es, de querer orar por ellos en la Misa, y hacerle fuerza a Dios.
  
Entre tanto, estando todos estos cuatro en nuestra Congregación con los Padres para ser catequizados, uno de ellos se enfermó, y agravóse de tal forma que al sexto día, previendo la muerte los Padres pensaron hacerle bautizar; pero yendo esa misma tarde Felipe a visitarlo, mandó a todos salir de la cámara, le tocó la frente, y poniendo una mano sobre el pecho del enfermo, oró por el por largo espacio de tiempo, elevándose como solía en el Altar, por exultación del espíritu, y le dice: “Yo no quiero que te mueras, porque los hebreos dirán que los Cristianos te han hecho morir, pero mañana mándame recordar que ore en la Misa”. Lo que oyendo el Padre Pietro Consolino que estaba presente, dice al muchacho: “Tú serás curado; porque este buen anciano otras veces ha hecho cosas similares”. Esa noche estuvo malísimo, y el médico que era Girolamo Cordella, habiéndole visitado la mañana siguiente, le dijo al tío que fuese a ver a su sobrino, porque estaba al fin de su vida. Pero viniendo la hora en la cual el Santo Padre solía decir Misa, el P. Consolino fue a preguntarle al enfermo si quería que fuese con el P. Felipe a recordarle lo que le dijo en la tarde, y respondiéndole que sí, fue, y acabado que hubo el Santo la Misa, el enfermo se levantó para sentarse en el lecho, como si no tuviese mal alguno, y llegando el tío para visitarlo lo encontró sin fiebre: luego del almuerzo regresó el médico, y tomádole el pulso, hízose la señal de la Cruz diciéndole: “Tenéis los médicos en casa, y él anda buscando fuera”. Cuando partió, encontrando por la calle a su paisano Giovanni Battista Martelli, le dijo: “Me ha sucedido algo grande: esta mañana he visitado un enfermo en la Vallicella, que estaba en peligro de muerte, y hoy he regresado, y lo he hallado sin fiebre, de modo que al comienzo pensé que los Padres pudieran haberme engañado, poniendo en el lecho a un sano en vez del enfermo”. Repuso Martelli: “En verdad lo ha curado el P. Felipe”; agregando el médico: “Esto es un gran milagro, y Felipe es un gran Santo”. La tarde siguiente el Santo Padre fue a visitar al enfermo, y le dijo al oído: “Hijo, tú habrías muerto irremisiblemente, pero yo no he querido esto a fin que tu madre no diga que nosotros te hicimos morir”. Habiéndose pues curado, fue él mismo con los otros hermanos al cabo de dos meses, en el día de los Santos Apóstoles Simón y Judas, bautizado por el Papa Clemente VIII en San Juan Lateranense, con grandísima alegría y contento, de ellos y del Santo.
 
Pero deseando ellos, bautizados que fueron, la conversión de su madre, tanto hicieron con los superiores, que obtuvieron hacerla llevar a casa de Julia Orsini, marquesa Rangona: y pidiéndole al Santo lo que esperaban, les respondió que ella se convertiría de otra forma: y que no era bueno para ellos que se convirtiera entonces; pero que lo haría en otro tiempo con mayor fruto, para sí y para ellos, como sucedió, pues al cabo de cinco o seis años ella se convirtió con otros parientes, hasta el número de 24: cosa que no hubiera sucedido si se hubiese convertido cuando deseaban los hijos».
 
P. PIETRO GIACOMO BACCI, CO. Vita di s. Filippo Neri fondatore della Congregazione dell’oratorio - Vida de San Felipe Neri, fundador de la Congregación del Oratorio, Roma, 1818 (primera edición en Roma, 1622), cap. XIII, párrafos 5-11, págs. 35-38.
  
NOTA
[1] El Santo estaba talmente entusiasmado por las cartas que de las Indias le enviaban los Padres Jesuitas, que maduró el deseo de unirse a la Compañía del amigo San Ignacio y partir a anunciar el Evangelio a los paganos. Expuso su propósito a un monje benedictino de San Pablo Extramuros, el cual le mandó aconsejarse con un Padre de la Orden Cisterciense, entonces Prior del Convento de los Santos Vicente y Anastasio en las Tres Fuentes llamado Agostino Ghettini, admirable en los carismas divinos. Éste, oyendo cuanto Felipe quería decirle, le pidió tiempo. Pasados pocos días, el Santo volvió al santo monje, el cual le refirió cómo se le apareció San Juan Evangelista y le había dicho que sus Indias debían estar en Roma, y que Dios quería servirse de su persona. Así Felipe Neri abandonó la idea de partir a tierras lejanas y se sujetó al divino beneplácito, que lo quería Apóstol de Roma.