Noticia publicada en NOVUS ORDO WIRE. Traducción de CATÓLICOS ALERTA.
FRANCISCO: “ALGUIEN PODRÍA PENSAR: ‘ESTE PAPA ES UN HEREJE’…” ¡POR DECIR QUE JUDAS ISCARIOTE PODRÍA HABERSE SALVADO!
“CAVE, BERGÓGLIUM LÓQUITUR EST!” (¡CUIDADO, BERGOGLIO ESTÁ HABLANDO!)
Todos sabemos que el “Papa” Francisco dice las cosas más desagradables cuando da un discurso guionado, pero no tiene precio cuando habla espontaneamente, sin preparación, porque es entonces cuando su mente anticatólica se revela con mayor sinceridad.
La estación de televisión Novus Ordo italiana TV2000 estuvo transmitiendo un programa llamado Padre Nostro (“Padre Nuestro”), con profundas conversaciones sobre la Oración Dominical con nadie menos que “Su Santidad”, el señor Jorge Bergoglio. Estas han sido publicadas ahora como un libro, Quando Pregate Dite Padre Nostro (“Cuando recéis, decid Padre nuestro”), y el Corriere della Sera acaba de publicar un aparte de él. Un blogger de Aleteia ha proporcionado una traducción, y contiene granadas:
ElPapacompartió su contemplación sobre el verdadero sentimiento de la vergüenza. Lo hizo poniendo su atención en los destinos de tres personajes bíblicos de la Pasión de Cristo: Pedro, el apóstol que niega tres veces a Jesús y llora su vergüenza “amargamente”; el buen ladrón que se “avergüenza de estar crucificado al lado de un inocente” y el apóstol que entregó a Jesús.
La tercera vergüenza, “la que me conmueve más, es la vergüenza de Judas”, aseguró al referirse al discípulo que vendió a su maestro a los poderosos de la época por treinta monedas de plata y considerado el más controvertido de los doce.
“Judas es un personaje difícil de entender, ha habido tantas interpretaciones de su personalidad. Al final, sin embargo, cuando veo lo que ha hecho. Él se dirige a los ‘justos’, a los sacerdotes: ‘He pecado: he entregado a la muerte a un inocente’. Ellos le contestaron: ‘¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo’ (Mateo 27, 3-10). Entonces él se va con la culpa que lo asfixia”.
ElPontíficesumerge al lector en un destino distinto para Judas: “Quizás si él hubiera encontrado a la Virgen, las cosas hubieran sido otras, pero el pobre se va, no encuentra manera de salir y fue a ahorcarse”.
“Pero, hay una cosa que me hace pensar que la historia de Judas no termina ahí… Tal vez alguien piense, ‘estePapaes un hereje …’ ¡Pero no! Vayan a ver un capitel medieval en la basílica de Santa Maria Magdalena en Vézelay, Borgoña”, expresó.
ElSucesor de Pedrorecuerda que los hombres de la Edad Media enseñaban el Evangelio a través de esculturas y pinturas. “En ese capitel, por un lado está ahorcado Judas, pero por el otro está el Buen Pastor que lo carga sobre sus hombros y se lo lleva consigo”.
Reveló que tiene esa fotografía del capitel, concebido en dos partes, detrás de su escritorio porque le ayuda a “meditar”. “En los labios del Buen Pastor hay una sonrisa que no digo sea irónica, sino un poco de complicidad”, describió.
“Hay tantas maneras de avergonzarse; la desesperación es una, pero debemos tratar de ayudar a las personas desesperadas a encontrar el verdadero camino de la vergüenza, y que no recorran la vía que acabó con Judas”.
“Estos tres personajes de la pasión de Jesús me ayudan mucho. La vergüenza es una gracia”, dijo elPapa. (Ary Waldir Ramos Díaz, “ElPapa: ¿Qué hubiera pasado si Judas se hubiera encontrado a Nuestra Señora en su camino al suicidio?”, Aleteia, 24 de Noviembre de 2017)
No debería sorprender que el único personaje pecador en la Pasión de Cristo por el cual Francisco tiene más compasión —perdón, le “conmueve” más— es el del Traidor.
La secta Novus Ordo tiene una historia de amor con Judas Iscariote, y esto no es por accidente. El caso de Judas molesta en su desfile de la salvación universal (“todos serán salvados”), porque Judas es el único individuo específico que el Nuevo Testamento revela que está entre los condenados. En cierto sentido, entonces, Judas encarna lo que la Secta Novus Ordo quiere borrar totalmente de tu conciencia: la realidad del castigo eterno de los malvados en el Infierno.
Al mismo diablo lo han relegado con éxito al estado de un mito tonto, un personaje de dibujos animados con una horquilla que nadie debe temer. El Superior General de los jesuitas, el “Padre” Arturo Sosa, recientemente declaró explícitamente que Satanás es solo un símbolo del mal, algo por lo que Francisco, por lo demás tan hablador, por supuesto, no lo criticó en lo más mínimo.
Esta no es la primera vez que Francisco se expresa a favor de la idea de que Judas Iscariote, después de todo, pudo haberse salvado. Por ejemplo, en una entrevista publicada en el Die Zeit alemán en marzo de este año, Francisco insinuó que Judas podría no estar en el infierno, ya que, aunque no pidió perdón, sin embargo “se arrepintió”. Desafortunadamente, el apóstata argentino olvidó mencionar que el arrepentimiento de Judas no fue de tipo sobrenatural (contrición) y, por lo tanto, no fue capaz de procurarle el perdón. El Iscariote estaba avergonzado y apesadumbrado por lo que había hecho, es cierto, pero murió desesperado, quitándose la vida: “ahorcadose, cayó de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron” (Actos 1, 18; cf. Mateo 27, 5).
En defensa de su tesis, Francisco se refiere a una imagen esculpida en la columna de una basílica medieval francesa que muestra a Judas colgado por un lado y al Buen Pastor que supuestamente lo llevaba, por el otro. Él ya había hecho referencia a esto antes, en un discurso en San Juan de Letrán el 16 de junio de 2016, donde también habló sobre Judas en el contexto de no juzgar. (Aquí se puede ver un video sobre esto en italiano). La descripción que Francisco tiene en mente es esta (clic en la imagen para agrandar):
Es evidente que la figura de la izquierda es Judas Iscariote. ¿Pero qué vemos a la derecha? Si insistimos en una conexión con Judas, entonces todo lo que podemos decir es que alguien está llevando el cuerpo de Judas. El hombre que lo hace no tiene ninguna similitud con ninguna otra representación de Cristo, y no lleva el cayado de pastor. Simplemente es la afirmación de Francisco de que es el Buen Pastor.
Otra rareza es la afirmación de Francisco de que el “Buen Pastor” sonríe. ¿Realmente? No se ve que sea así. Y lo peor, es que Bergoglio dice que esta sonrisa es “un poco cómplice”. ¿Cómplice de qué? Solo hay una posibilidad: ¡cómplice del crimen de Judas de traicionarlo! ¡Esta es otra blasfemia contra nuestro Divino Redentor! Para Francisco, sin embargo, esto no es más que algo habitual.
¿Pero realmente sabemos que Judas está en el infierno? ¿Podemos estar seguros?
Nosotros sí podemos. A este respecto, repasemos la evidencia, parte de ella de los labios sagrados de nuestro Señor:
- Porque el Hijo del Hombre se va, tal y como está escrito de Él; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mas le valiera no haber nacido. (Marcos 14, 21).
- Mientras estaba con ellos, los guardé en tu nombre. Los que me diste, yo los guardé; y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que se cumpla la escritura. (Juan 17, 12)
- Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál escoges de estos dos, para que tome el oficio de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse á su lugar. (Actos 1, 24-25)
Así vemos que divinamente se revela que Judas Iscariote está en el infierno, y que su duda o negación constituye una herejía. Entonces, Francisco tiene razón al temer que algunas personas puedan creer que es un hereje por dudar de que Judas esté condenado. Él es un tipo bastante astuto, ¿no?
El Magisterio Católico, por supuesto, también ha hablado sobre el destino del Traidor:
- Algunos se sienten atraídos por el sacerdocio por la ambición y el amor a los honores; mientras que hay otros que desean ser ordenados simplemente para que puedan abundar en riquezas, como lo prueba el hecho de que a menos que se les confiriera algún beneficio rico, no soñarían con recibir las Ordenes Sagradas. Es a estos que nuestro Salvador describe como mercenarios, a quienes, en palabras de Ezequiel, se alimentan a sí mismos y no a las ovejas, y cuya bajeza y deshonestidad no solo ha traído gran deshonra al estado eclesiástico, tanto es así que casi nada es ahora más vil y despreciable a los ojos de los fieles, pero también terminan en esto, que no obtienen ningún otro fruto de su sacerdocio que el derivado a Judas del Apostolado, que solo le trajo la destrucción eterna. (Catecismo del Concilio de Trento, “Los Sacramentos: Órdenes Sagradas”; subrayado añadido).
- Judas, un apóstol de Cristo, “uno de los doce”, como tristemente observan los evangelistas, fue llevado al abismo de la iniquidad precisamente por el espíritu de codicia de las cosas terrenales. (Papa Pío XI, Encíclica Ad Cathólici Sacerdótii, n. 49).
Sea lo que sea lo que esa columna en la Basílica de Santa María Magdalena en Vézelay pueda estar representando, ciertamente no está sobre la Revelación Divina o el Magisterio Católico. ¡Pero es increíble ver lo rápido que Francisco puede descubrir la Edad Media!
Francisco se ha revelado una vez más como hereje y blasfemo, ¡verdadero miembro de la Sociedad de Judas!
COMENTARIO DE JORGE RONDÓN SANTOS
Si acogemos las revelaciones recibidas por las bienaventuradas María de Jesús Ágreda y Ana Catalina Emmerick, que informan que la Virgen exhortó a Judas Iscariote para que reconociera la necesidad del Sacrificio de la Cruz para que Cristo entrase en su gloria (el Iscariote llevaba urdiendo la traición desde el año 31, cuando Jesús anunció su Pasión por primera vez. Es de saber que Judas veía el Reino como un sistema político mundano -y podríamos afirmar que él quería ser el ministro de hacienda allí-). Pero Judas, que tenía en su corazón a satanás el maldito, odiaba a la Virgen y NUNCA la escuchó, de ahí que él hizo lo que hizo y acabó en el Infierno convertido en un demonio humano (no solamente hay demonios de naturaleza angélica), como se desprende del libro Advertencias del más allá (compilación de confesiones de demonios durante los exorcismos realizados por el P. Arnold Renz).
Así, el problema no es tanto la conjetura de si Judas se pudo haber salvado si hubiera escuchado a la Virgen, sino el que Bergoglio, además de tener una una obsesión fatal con el Iscariote que más parece de los gnósticos llamados cainitas (que creían salvados a todos los réprobos del Antiguo Testamento y justificaban la traición de Judas diciendo que Jesús quería destruir el conocimiento esotérico), considera la desesperación como parte del arrepentimiento (lo cual es flagrante herejía) cuando en realidad lo es del remordimiento por las consecuencias del pecado. Y en este sentido, la Escritura es clara, pues en el original griego se muestra que Judas Iscariote tenía remordimiento (μεταμέλλομαι) porque su traición conllevó a que los sanedritas condenaran a muerte a Jesús, en lugar del arrepentimiento previo a la conversión (μετανοἐω) que experimentaron San Pedro cuando lloró el haber negado al Señor, y San Dimas (el buen ladrón) al reconocer su propio pecado y pedirle a Jesús que lo acogiera misericordioso en su Reino.
Y si ello no bastase, sabed que el suicidio es el mayor acto de desesperación y de desconfianza de la misericordia divina (que es uno de los seis pecados que no tienen absolución, ya que se dirige contra el Espíritu Santo), y quienes lo cometen se arrogan el derecho incomunicable que Dios tiene de disponer de la vida y la muerte; y en castigo sus almas van a parar al Infierno por toda la eternidad. Lugar a donde irán a parar también Bergoglio, su camarilla y cuantos se obstinan en seguir impugnando la Verdad revelada por Dios Uno y Trino a través de la Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica y el Magisterio Infalible de la Iglesia Católica.
Si acogemos las revelaciones recibidas por las bienaventuradas María de Jesús Ágreda y Ana Catalina Emmerick, que informan que la Virgen exhortó a Judas Iscariote para que reconociera la necesidad del Sacrificio de la Cruz para que Cristo entrase en su gloria (el Iscariote llevaba urdiendo la traición desde el año 31, cuando Jesús anunció su Pasión por primera vez. Es de saber que Judas veía el Reino como un sistema político mundano -y podríamos afirmar que él quería ser el ministro de hacienda allí-). Pero Judas, que tenía en su corazón a satanás el maldito, odiaba a la Virgen y NUNCA la escuchó, de ahí que él hizo lo que hizo y acabó en el Infierno convertido en un demonio humano (no solamente hay demonios de naturaleza angélica), como se desprende del libro Advertencias del más allá (compilación de confesiones de demonios durante los exorcismos realizados por el P. Arnold Renz).
Así, el problema no es tanto la conjetura de si Judas se pudo haber salvado si hubiera escuchado a la Virgen, sino el que Bergoglio, además de tener una una obsesión fatal con el Iscariote que más parece de los gnósticos llamados cainitas (que creían salvados a todos los réprobos del Antiguo Testamento y justificaban la traición de Judas diciendo que Jesús quería destruir el conocimiento esotérico), considera la desesperación como parte del arrepentimiento (lo cual es flagrante herejía) cuando en realidad lo es del remordimiento por las consecuencias del pecado. Y en este sentido, la Escritura es clara, pues en el original griego se muestra que Judas Iscariote tenía remordimiento (μεταμέλλομαι) porque su traición conllevó a que los sanedritas condenaran a muerte a Jesús, en lugar del arrepentimiento previo a la conversión (μετανοἐω) que experimentaron San Pedro cuando lloró el haber negado al Señor, y San Dimas (el buen ladrón) al reconocer su propio pecado y pedirle a Jesús que lo acogiera misericordioso en su Reino.
Y si ello no bastase, sabed que el suicidio es el mayor acto de desesperación y de desconfianza de la misericordia divina (que es uno de los seis pecados que no tienen absolución, ya que se dirige contra el Espíritu Santo), y quienes lo cometen se arrogan el derecho incomunicable que Dios tiene de disponer de la vida y la muerte; y en castigo sus almas van a parar al Infierno por toda la eternidad. Lugar a donde irán a parar también Bergoglio, su camarilla y cuantos se obstinan en seguir impugnando la Verdad revelada por Dios Uno y Trino a través de la Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica y el Magisterio Infalible de la Iglesia Católica.