sábado, 31 de julio de 2021

DE LA IGLESIA MODERNISTA EN URUGUAY DECLARADA “PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD”

Reflexión enviada por Jorge López.
   
MASONEADAS EN URUGUAY
   
   
La iglesia del Cristo obrero, adefesio modernista ubicado en Atlántida”, Uruguay, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la masónica UNESCO.
  
Es lógico que la UNESCO LA HOMENAJEE, pues de católica no tiene nada sin íconos, ni presencia de la Virgen, ni el Sagrado Corazón, ni un vía crucis... una bazofia dizque maravilla para los izquierdosos de la Asociación de Arquitectos
     

A simple vista parece una fábrica por aquello del obrero, y sin dudas tributo a la Teología de la Liberación.
    
   
Claramente se puede observar que no es un diseño católico el siniestro engendro es obra del ingeniero Eladio Dieste Saint Martin (1917-2000), de cuyo padre Eladio Florentino Dieste González/Gonçalves (1880-1972) el sitio masónico El ojo que todo lo ve dice:
«Integró la Masonería nacional; siendo iniciado en la Logia Hiram Unión de la ciudad de Salto el 24 de junio de 1913. También fue miembro de la Logia Osiris, de Ar­tigas, llegando a desempeñarse como su Venerable Maestro».
Eladio Dieste Saint Martin
   
Suponemos que de tal palo tal astilla.

RESPUESTA VERGONZANTE DE UN PRELADO MODERNISTA

En el opúsculo en inglés “God’s letter to me – 101 questions and answers on the Bible” (Carta de Dios para mí: 101 preguntas y respuestas sobre la Biblia), el “arzobispo” Giovanni Tonucci Muratori (nacido en 1941), otrora Prelado territorial de Loreto y Delegado pontificio para la Santa Casa, responde así a la pregunta N.º 93:
  

TRADUCCIÓN
«93. Los musulmanes no creen en Jesús como su salvador. ¿Ellos irán al cielo?
    
Creemos que toda persona honesta que viva según el mandato de Dios y sigue su conciencia será recibida por Dios, y también irá al cielo. Estanos concencidos que muchos musulmanes tienen una fe honesta en Dios y que lo aman. Esto puede aplicarse también a los creyentes de otras religiones, primeramente a todos los judíos, que son nuestros “hermanos mayores”, y luego los budistas, hindúes, y también a los seguidores de las creencias tradicionales. Si ellos siguen su conciencia y se ajustan a la ley de Dios, nosotros esperamos que Dios los recibirá, lo cual significa que ellos irán también al cielo».
Giovanni Tonucci Muratori (ordenado sacerdote el 19 de Marzo de 1966 por Costanzo Micci Betti, instalado obispón el 6 de Enero de 1990 por Karol Wojtyła Katzorowski, en arte “Juan Pablo II”).

De nuevo, con esta declaración horrible y vergonzante se demuestra que la Santa Religión Católica NO está en la secta del Vaticano II liderada actualmente por Jorge Mario Bergoglio Sívori (impropiamente “Francisco I”). Estamos en los tiempos de los que habló el Apóstol San Pablo en 2 Timoteo 4, 3-4:
«Vendrá tiempo en que los hombres no podrán sufrir la sana doctrina, sino que, teniendo una comezón extremada de oír doctrinas que lisonjeen sus pasiones, recurrirán a un montón de doctores propios para satisfacer sus desordenados deseos, y cerrarán sus oídos a la verdad, y los aplicarán a las fábulas».
¡SALID DE BABILONIA, DE LA SECTA DEL VATICANO II ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE!

UN PREFACIO “POLÍTICAMENTE INCORRECTO” EN EL SACRAMENTARIO LEONIANO

En tiempos del Sacramentario Leoniano, cuando se trataba de fórmulas litúrgicas, la libertad estaba a la orden del día. Pero a partir de este momento, se empezó la codificación de los textos de la Misa.
   
Entre los elementos codificados en el Sacramentario Leoniano se hallan las “oratiónes et præces diúrna” (oraciones y preces diurnas), consistentes en 31 Misas, se encuentra el siguiente prefacio, perteneciente a la Misa 20:
LATÍN
Vere dignum et justum est, ǽquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus, per Christum Dóminum nostrum. Qui cœléstibus disciplínis ex omni parte nos ínstruens, quáliter a fidélibus tuis falsos fratres discernéremus osténdis, Unigéniti tua voce pronúntias: ‘ex frúctibus eórum cognoscétis eos’. De his sunt enim infláti sensu carnis suæ, et non tenéntes caput. De his sunt, qui terréna sapiéntes ídeo deprecántium te verba fastídunt, quia ánimales atque carnáles, quæ sunt spíritus Dei, stulta mente non cápiunt. De his sunt réprobi circa fidem, quam, nesciéntes quæ loquántur néque de quíbus affírment, sæpe subvertére conáti sunt et conántur. De his sunt súbdoli operárii, qui introeunt exploráre Ecclésiæ libertátem quam habet in Christo, ut eam secum in turpem rédigant servitútem. De his sunt, qui penétrant domos, et captívas ducunt muliérculas onerátas peccátis, non solum viduárum facultátes, sed devorántes étiam maritárum. Isti jam nec justos appétunt se vidéri, nec saltim defóris sunt vel dealbáti vel loti, sed palam pudóre calcáto, de pravis conversatiónibus suis étiam gloriántur, et domi fórisque spurcítiam contrahéntes, non tam reférti sunt óssibus mortuórum, quam magis ipsi sunt mórtui. Quíbus evangélica senténtia conveniénter exclamat: ‘Si lumen quod in te est tenébræ sunt, ipsæ tenébræ quántæ sunt?’. Nam cum in his quæ vidéntur obscúra sint et malæ famæ nigra dedecóre, satis evidénter ápparet hæc eos in occúlto gerére, quæ étiam turpe sit dícere. Isti non solum ad tuam grátiam veniéntes sui fœditáte detérrent, sed étiam intrínsecus frátribus constitútis, pro quíbus Christus est mórtuus, offendículum suæ perversitátis oppónunt. Tales cavére nos jubes per Apóstolum tuum, docens, ‘Separáte vos ab omni fratre inordináte ambulántem’. Et ea nos præcípis operári, quæ vidéntes cuncti vere fidéles tui te cœléstem Patrem colláudent atque magníficent, a quo rationábiles consciéntiæ bónæque famæ donum omne perféctum óptimumque descéndit, per Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam láudant Ángeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes, Cœli cœlorúmque Virtútes ac beáta Seraphim sócia exsultatióne concelébrant. Cum quíbus et nostras voces ut admítti júbeas, deprecámur, súpplici confessióne dicéntes: Sanctus
  
TRADUCCIÓN
Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios, por Cristo, Señor nuestro. Que instruyéndonos en todas partes con doctrinas celestiales, nos muestras cómo podemos distinguir a los falsos hermanos de entre tus fieles (Gálatas 2, 4), pronunciando por voz de tu Unigénito, “por sus frutos los conoceréis” (San Mateo 7, 16). Porque entre estos están los que están inflados en el sentido de la carne (Colosenses 2, 18), y no sostienen sus cabezas. Entre estos están los que, pensando (solo) de las cosas de la tierra (Filipenses 3, 18), se molestan por tanto en las obras de los que Te alaban, porque son como animales y carnales, y en su mente estúpida no reciben las cosas que son del Espíritu de Dios (1.ª Corintios 2, 14). Entre estos están los que son reprobados respecto a la fe (2.ª Timoteo 3, 8), la cual frecuentemente tratan y han tratado de subvertir, no sabiendo lo que dicen o declaran. Entre estos están los operarios engañosos (2.ª Corintios 11, 13), que vienen a espiar la libertad que la Iglesia tiene en Cristo (Gálatas 2, 4), que ellos tratan de reducir consigo en torpe servidumbre. Entre estos están los que se meten a las casas, y arrastran a las mujercillas cargadas de pecados (2.ª Timoteo 3, 6), devorando los bienes no solo de las viudas, sino también de las que tienen marido (San Marcos 12, 40). Estas personas ni siquiera buscan parecer justos, y ni siquiera se han blanqueado o lavado exteriormente, sino que, habiendo desterrado todo sentido de vergüenza, presumen abiertamente de su malvada conducta, y llevan consigo la inmundicia en casa y en público, no tanto están llenas de los huesos de los muertos, sino que ellos mismos están muertos (San Mateo, 23, 27). De estos clama apropiadamente la sentencia evangélica: “Si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuán densa será la oscuridad?” (San Mateo 6, 23). Y puesto que las cosas que se ven en estas personas son sombrías y negras con la desgracia de la mala fama, es claramente evidente que ellos hacen en secreto esas cosas que es vergonzoso incluso mencionar (Efesios 5, 12). Estas personas no solo alejan con su necedad a los que vienen a Tu gracia, sino que también ponen piedra de tropiezo de su propia perversidad ante sus hermanos establecidos dentro de la Iglesia, por la cual Cristo murió. Tú nos diste orden de evitar a tales gentes, enseñándonos por medio de Tu Apóstol: “Apartaos de cualquiera de entre vuestros hermanos que proceda desordenadamente” (2.ª Tesalonicenses 3, 6). Y Tú nos ordenaste hacer aquellas obras que todos tus verdaderos fieles pueden ver, y alabarte y glorificarte a Ti, Padre Celestial, del cual desciende toda conciencia razonable de buena fama, y de todo don perfecto y excelente (Santiago 1, 17), por Cristo nuestro Señor. Por quien alaban los Ángeles a tu majestad, adoran las Dominaciones, se estremecen las Potestades, y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Virtudes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos, que, con sus voces admitas también las de los que decimos, con humilde confesión: Santo...
   
La autoría de este Prefacio particularmente extenso y lleno de referencias escriturísticas ha sido materia de debate: quién lo atribuye a San León Magno contra los herejes y cismaticos (entre ellos Dióscoro de Alejandría), quién lo adjudica a San Gelasio contra los senadores romanos que querían revivir la fiesta Lupercália, aunque más parece dirigido contra los arrianos, que se habían convertido en la religión de las monarquías ostrogoda y visigoda. Y en todo caso, se debe reconocer en su autor que denuncia proféticamente la inmoralidad y la corrupción moral que se entronizó y radicalizó en estos tiempos apocalípticos en que nos ha tocado vivir.

DÍA ÚLTIMO DEL MES, EN HONOR A SAN IGNACIO DE LOYOLA

Dispuesto por un sacerdote de la Compañía de Jesús a devoción de don Ignacio Vallarta, Regidor de la ciudad de Puebla, e impreso en México en la Imprenta del Real Colegio de San Ildefonso en 1755, con licencia eclesiástica.
    
PRÓLOGO (Del Autor)
No puede el mundo poner en disputa que debe mucho a San Ignacio, Fundador de la Compañía de Jesús, pues todo su anhelo fue procurar por sí y por sus hijos la salvación de las almas. Es virtud noble el agradecimiento, y este ejecuta a que lo amemos con verdadera devoción. Ni cesa desde el Cielo de provocarnos a su amor, siendo continuos los beneficios que experimentan así en el alma como en el cuerpo sus amartelado. Parece que como él escogía dejar en contingencias su bienaventuranza por quedarse entre los hombres para bien de sus almas, Dios, que quiso llevarlo al premio debido a su caridad, le ha concedido que desde el Cielo asista a sus amadas las almas, como quedándose de un modo bien sensible con ellas. O parece que quiere Dios darle a San Ignacio en honra para con las criaturas lo que en honra para con ellas le procuró Ignacio.
      
Hálo hecho Dios poderoso contra los demonios, que a su invocación huyen, confesando lo mucho que este Santo puede contra ellos. Es San Ignacio poderoso en el agua, donde lo han hallado propicio muchos que perdían ahogados la vida: poderoso en el fuego, apagándolo tal vez una Imagen suya, que aunque de papel quedó ilesa de las voraces llamas: poderoso en el aire, ya sosegando tempestades, ya amonestando con repetidos rayos al mayor esmero en su culto: poderoso en la tierra, pues apenas habrá especie alguna de enfermedad en que no haya mostrado su poder milagroso. Es jurado Patrón de los embarazos difíciles, y en cualquier dolencia parece que beben la salud los que con fe viva toman el agua que por su específica bendición se llama de San Ignacio.
    
Con que, o sea por amor al Santo según su mérito, o por amor propio nuestro, debemos ser fervorosos en su veneración.
     
Pretendemos ahora en esta pequeña obrita dar a los devotos de este Santísimo Patriarca un método de obsequio (siguiendo el que con otros se practica) que esperamos le será muy grato. Este es consagrar a sus particulares cultos el día postrero de cada mes en memoria del treinta y uno de Julio, que fue el de su dichosísimo tránsito, y tiene dedicado la Iglesia a su festividad.
     
En este día será bueno confesar y comulgar: la Misa se dirá u oirá, ofreciéndola, como también las obras todas del día, a Dios por manos de San Ignacio, a fin de vivir una vida buena y tener una buena muerte. Se dedicará media hora a leer con atención algún libro que trate de los Novísimos, o a meditar alguno de los puntos de los Ejercicios Espirituales del Santo. Y en alguna parte del día, se dirán las oraciones siguientes. 
     
DÍA ÚLTIMO DEL MES, CELEBRADO CON PARTICULAR DEVOCIÓN EN HONRA Y CULTO DEL GLORIOSO PADRE SAN IGNACIO DE LOYOLA
    
     
Por la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
Jesús Crucificado, Dios y Señor mío, que quisiste clavado en la Cruz morir de puro dolor para bien de mi alma; yo, Redentor mío, yo he sido el que tantas veces con mis pecados he despreciado tu amor. Pero me pesa, Señor, de mi ingratitud: quisiera jamás haber pecado, por no haberte ofendido. Mal hice, y por eso en adelante quiero y propongo ser el que debo: quiero amarte y no pecar más, y espero de tu infinito amor me des tu gracia. Amén.
    
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Beatísima TRINIDAD, Dios y Señor mío, en quien creo, en quien espero, a quien amo y deseo amar por toda la eternidad, yo te doy gracias por lo que engrandeciste a tu gran Siervo San Ignacio de Loyola: él te reconoció digno de ser amado, y por eso él en sí te sirvió fervorosísimamente, y procuró por sí y por sus hijos ganar muchas almas de gentiles, herejes y cristianos, que reconociéndose criaturas tuyas te amaran y sirvieran. Por sus méritos, pues, te ruego me des a mí este celo: haz que yo salve mi alma amándote, haz que salve las de mis prójimos con mi buen ejemplo, con mis buenos consejos, con el buen gobierno de los que me tocan: no permitas que alguno se pierda por mi culpa. Sírvame el patrocinio de tu querido San Ignacio para vivir siempre en tu gracia. Amén.
   
Tres Credos a la Santísima Trinidad: luego la petición al Santo de lo que particularmente se desea; después esta Oración:
Gloriosísimo San Ignacio, amante y querido de la Virgen MARÍA, Madre de Dios y Señora nuestra, cuya Concepción en gracia y cuyos acerbísimos Dolores con especial devoción y ternura veneraste; yo te suplico que por su Concepción me consigas una pureza total de alma y cuerpo, y por sus Dolores un entrañable odio y horror al pecado mortal, que sienta y llore los que he cometido, y que por ningún modo vuelva a cometer otro. ¡Oh Santo mío! Yo te entrego mi alma, tú tómala a tu cargo, tú ponla al amparo de la Reina del Cielo; tú haz que yo sea devoto verdadero de la que es Madre de los pecadores. Como ella te dictó a ti los Ejercicios, con que tantos se han salvado, inspíreme a mí siempre buenos pensamientos y deseos santos, para que amándola y procurándole muchos que le sean devotos, entre yo en el número de los que por hijos de MARÍA y por favorecidos de San Ignacio logran el vivir bien, el morir en gracia, y el ser bienaventurados para siempre en la gloria. Amén.
    
ORACIÓN DE SAN FRANCISCO JAVIER (A partir de sus palabras en una Carta a San Ignacio):
¡Oh Padre de mi alma, y a quien yo debo sumamente venerar! Yo, puestas en el suelo las rodillas, como si presente te viera, humildemente te ruego que nunca ceses de suplicar por mí al Señor, a fin que me dé gracia de perfectamente conocer y de ejecutar tu santísima voluntad. Amén.
   
℣. Ruega por nosotros, Santo Padre Ignacio.
℞. Para que seamos dignos hijos tuyos.
    
ORACIÓN
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu Santo Nombre, fortaleciste a la Iglesia Militante por medio de San Ignacio con un nuevo subsidio, concédenos que por su auxilio e imitación, peleando en la tierra, merezcamos con él ser coronados en el Cielo. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
   
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

NO SÓLO EL “INDULTO”, SINO TAMBIÉN PROHIBIDO EL NOVUS ORDO EN LATÍN EN ALAJUELA (COSTA RICA)

Elementos tomados de distintas fuentes.
   
   
Una semana después que la Conferencia Episcopal de Costa Rica decretara que esta nación tendrá el dudoso honor de ser la primera en implementar en todo su territorio el Motu Próprio “Traditiónis Custódes”, el 27 de Julio de 2021, el obispón de Alajuela Bartolomé Buigues Oller TC (Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, más conocidos como Padres Amigonianos), publicó el siguiente decreto:
  
  
José Pablo Arias Soto, presidente de la Asociación Summórum Pontíficum de Costa Rica, que organiza desde hace nueve años la “Misa del indulto” en la parroquia de San José en la diócesis de Alajuela, volvió a consultar a Buigues (instalado presbítero el 22 de Abril de 1989, y como obispón el 26 de Marzo de 2018 por Angel San Casimiro Fernández OAR), quien respondió que, efectivamente, «el Novus Ordo en latín y ad oriéntem está prohibido en mi diócesis».
  
Arias responderá canónicamente al decreto de Buigues, que contradice el derecho canónico wojtyliano, que en su canon 928 establece:
«Eucharística celebrátio perágatur língua latína aut ália língua, dummódo textus litúrgici legítime approbáti fúerint (La celebración eucarística hágase en lengua latina, o en otra lengua con tal que los textos litúrgicos hayan sido legítimamente aprobados)».
Y litúrgicamente, va contra la Instrucción General del Misal Romano, que en varios puntos habla que durante el servicio Novus Ordo, el presbítero-ministro debe volverse, ya hacia el altar (réctius, la mesa), ya hacia el pueblo.

El 31 de Julio, él (Arias Soto) organizará una jornada de oración frente a la Nunciatura Apostólica en la ciudad capital.
  
El español Buigues, además, se hizo tristemente célebre por su pronunciamiento el 25 de Mayo de 2020 en favor de la implementación de las “uniones civiles” homosexuales en el país centroamericano, después que el 9 de Enero de 2018 la Corte Interamericana de Derechos Humanos respondiera cinco consultas que elevara el entonces presidente Luis Guillermo Solís Rivera (del gobernante Partido Acción Ciudadana y miembro de la Iglesia Conciliar) sobre el particular:
«Son dos años de que el Señor me dio esta gracia de consagrarme a Él en este ministerio episcopal, una misión y responsabilidad muy grande. Y como todos saben, mañana (este 26 de mayo) entra en vigor el matrimonio igualitario, que es un hecho relevante en nuestro país. Habrá manifestaciones de todo tipo. Para nosotros (la Iglesia católica), el matrimonio es la unión entre el varón y la mujer, pero nos alegramos de que también otras parejas tengan derechos civiles. ¿Cómo nos vamos a enojar que otras personas que también tienen algún tipo de vida en común… tengan derechos civiles?
    
Tenemos que ser tolerantes, vivimos en una sociedad abierta. Nosotros vivimos nuestra fe, profundizamos nuestra fe; pero nos alegramos de que haya distintos tipos de relación humana, distintos caminos de familia y creo que ahí, donde hay una manifestación de cariño y de familia de alguna forma, ahí se manifiesta Dios, y tenemos que favorecerlo. No dejar de anunciar ni testimoniar nuestra fe y, en definitiva, de lo que creemos: de la condición humana según Dios y del matrimonio y la familia según Dios».
después que el 4 de Junio del año anterior escribiera en su cuenta de Facebook:
«NUESTRO RESPETO Y CARIÑO POR LAS PERSONAS DIVERSAS, NUESTRO REPUDIO A CUALQUIER DISCRIMINACIÓN HACIA ELLOS…
   
Pero no hagamos el ridículo al legislar sobre eso…».
  

Con tan mala suerte que al día siguiente (26 de Mayo) borró el vídeo de su cuenta de Facebook y subir otro “aclarando” su postura. Pero el vídeo original se halla en YouTube y otras cuentas de Facebook.
  

LA REFERENCIA A LOS “OBISPOS DEL MUNDO” EN “Traditiónis Custódes” ES DESHONESTA

Traducción de la noticia tomada de GLORIA NEWS.
   
“Trece años después, encargué a la Congregación para la Doctrina de la Fe que os enviara un cuestionario sobre la aplicación del Motu proprio Summorum Pontificum. Las respuestas recibidas revelaron una situación que me apena y preocupa, confirmando la necesidad de intervenir”.
Esta afirmación está contenida en la carta del 16 de Julio que acompaña el controversial Motu Proprio Traditionis Custodes de Francisco Bergoglio, pero parece ser otra de sus mentiras.
   
La Specola escribe en InfoVaticana (30 de Julio) que “no había presión del episcopado mundial” para demoler (el que creen es) el Rito Romano.
    
Solo alrededor del 30% de los cuestionarios regresaron completados en Roma. Más de la mitad de estos cuestionarios recibidos revelaron “posiciones favorables o neutrales”.
   
La conclusión de Specola: “Como mucho y exagerando, solo el 15% de los obispos del mundo son favorables a Traditionis Custodes”.
  

viernes, 30 de julio de 2021

LOS FRUTOS DE LA REFORMA LITÚRGICA

Por Daniel Almeida de Oliveira para ASOCIACIÓN CULTURAL MONTFORT (Brasil). Traducción rescatada de ASOCIACIÓN MARIANA APOSTÓLICA SACERDOTAL.
     
El Concilio Vaticano II, en su Constitución sobre la Liturgia: “Sacrosánctum Concílium”, deseó «hacer una perfeccionada reforma general de la liturgia, para permitir al pueblo cristiano el acceso más seguro a la abundancia de gracias que la liturgia contiene» (n.º 21). Para esto, el Ritual de la misa sería revisado, de modo que apareciese «más claramente la naturaleza específica de cada una de sus partes bien como la mutua conexión, para facilitar una participación piadosa y activa de los fieles» (n.º 50).
    
La reforma en la liturgia causó, en el período post-conciliar, una cierta esperanza, un cierto optimismo de que habría, además de las conversiones en masa de los protestantes por el carácter ecuménico de la nueva liturgia, una mayor participación y comprensión de los fieles y una renovación de la fe de estos. ¿Será que eso es lo realmente ocurrió? Si tal pregunta fuere hecha en los medios progresistas de hoy, será oída una respuesta patronizada: «Ahora el pueblo entiende la misa, pues ella se hizo más alegre y más participativa. Eso trajo para la Iglesia personas alejadas, principalmente los jóvenes».
   
Sin embargo, se pregunta si tal visión optimista de la reforma en la liturgia podría ser sustentada a través de las evidencias. Nuestro Señor Jesucristo dice que por el fruto conoceríamos a los falsos profetas, pues todo árbol bueno da buenos frutos, y árbol malo da malos frutos (cf. Mat. VII, 15-20). ¿Cuáles serían entonces los frutos de la reforma litúrgica y de la misa nueva?
    
La respuesta está lejos de ser esperanzadora u optimista. En todas las partes del mundo iglesias y conventos fueron cerrados, los seminarios se quedaron vacíos y muchas personas perdieron la fe.
    
Para ejemplificar tales hechos presentamos los datos del artículo “Novus ordo Missæ: the record after thirty years” del Dr. James Lothian, economista de la Universidad de Fordham en los Estados Unidos, publicado en el periódico Homiletic & pastoral review, en octubre de 2000. 
   
El artículo referido presenta interesantes datos sobre el porcentaje de asistencia a la misa por los fieles de los Estados Unidos para el período de 1939 a 1995 y por los fieles de Inglaterra y el País de Gales para el período de 1959 a 1996. Tales datos están expuestos en la figura 1. 
   
Después de un temporal aumento para casi 75% después de la II Guerra Mundial, probablemente generado por el miedo y la inseguridad causados por la guerra, la asistencia a la misa en los Estados Unidos en el período en torno del Vaticano II permaneció cerca del 65%. A partir de ese período, el porcentaje decreció continuamente, en una velocidad rápida al principio, después más lentamente, haciéndose rápida nuevamente al final. La tendencia estimada para el período es de un declive de 0,4 puntos porcentuales por año en la asistencia a la misa en los Estados Unidos. El autor aplicó métodos estadísticos a tales datos y concluyó que esa tendencia a la caída es significante estadísticamente (esto es, la caída no es causada por mera variación casual del porcentaje). 
   
Los datos de asistencia a la misa en la Inglaterra y el País de Gales presentan tendencia bien similar a la de los Estados Unidos (ver figura 1). Hay un gran declivr inicial de 15% en la década del Vaticano II, seguido de una menor, sin embargo constante, tendencia a la caída. Esa caída fue al rededor del 29% al considerarse todo el período (la misma caída aconteció para los datos en los Estados Unidos) y fue estimada en 0,8 puntos porcentuales por año para el período, también significante estadísticamente. 
   
La asistencia a la misa en los Estados Unidos, Inglaterra y el País de Gales ha, pues, sufrido una fuerte caída, iniciada en el período inmediatamente después al Concilio Vaticano II, o sea, en el período en que la misa fue modificada.
   
El autor argumenta que alguien podría decir que la reforma litúrgica no seria a causa de la caída en la asistencia a la misa. El declive podría ser consecuencia de la amplia erosión de valores que se inició en la década de 1960 y que continúa hasta los días actuales. Si esa afirmación fuese verdadera, el porcentaje de los integrantes de otras religiones que frecuentan sus reuniones habría sufrido tendencia similar a la de la asistencia a la misa. Para probar lo contrario, el autor muestra datos de asistencia a las reuniones protestantes en los Estados Unidos (ver figura 2). La serie temporal protestante a pesar de ser de longitud inferior a la católica, no presentó tendencia a la caída en el conjunto. Por el contrario, hay un nítido aumento en el período en que la asistencia a la misa disminuyó. En 1995 la serie protestante alcanzó a la católica al llegar a 46%. Si fuera el temperamento de los tiempos actuales que causó la caída en la asistencia a la misa, no hay razón para que tal fuerza no haya influenciado también a los protestantes. Luego, el declive debe haber tenido otro factor causal. Ahora, ¿qué factor hubo en el período que pudiese explicar tal caída si no la reforma litúrgica?
   
Se concluye, por lo tanto, que la reforma litúrgica frustró las esperanzas postconciliares y fue la causa de una gran diminución de la asistencia a la misa. Estos son los frutos del Vaticano II.
  

UN EPISODIO A PROPÓSITO DE “Traditiónis Custódes”

Se cuenta que cuando el cardenal Francisco de los Ángeles (en el siglo Enrique) de Quiñones OFM Obs. publicó su famoso “Breviárium Sanctæ Crucis” (el cual estaba pensado para el uso de «caminantes y hombres muy ocupados» como San Francisco Javier –que sin embargo de tener la concesión, según la Vida que escribiese el padre Horacio Torsellino SJ, lib. VI, cap. V, siguió usando el breviario romano tradicional –) en 1535, este fue adoptado por el cabildo de la Catedral de Zaragoza sin mayores contratiempos. Pero aconteció un escándalo el Miércoles Santo, cuando el pueblo concurrió al Oficio de Tinieblas, al hallar que los salmos eran diferentes a los que habían oído en el antiguo uso cesaraugustano* y que habían suprimido la hora de las Maitines, apedreó a los canónigos acusándolos de haber abrazado el luteranismo, y se fueron a las iglesias conventuales a seguir las ceremonias tradicionales. Al Cabildo catedralicio no le quedó sino volver al uso tradicional.
   
Aunque el Breviario de Quiñones (que fue un antecesor de la reforma del Breviario) había sido aprobado por Pablo III, el 1 de Agosto de 1551 el canónigo Juan de Arce, teólogo de Carlos I en el Concilio de Trento, presentó ante el cardenal Marcelo Crescencio, presidente del Concilio, el memorial “De novo Breviário Románo tolléndo consultátio” solicitando que el Breviario de Quiñones fuese proscrito porque, al alejarse de la Ley de Oración y Creencia eliminando elementos tradicionales, favorecía la herejía protestante (él fue el que recogió esta historia). Finalmente, el Papa Pablo IV revocó la aprobación del Breviario de Quiñones en Agosto de 1558, y San Pío V lo proscribió del todo con “Quod a Nobis postúlat” el 9 de Julio de 1568, cuando se adoptó el Breviario Romano según los criterios del Concilio de Trento.
  
Este episodio muestra que, como dijo San Cipriano de Cartago, la Iglesia en su conjunto (Obispos, Clero y Fieles) es la custodia de la Tradición, que debe transmitirse en fidelidad a lo recibido y no ser asesinos de la misma en nombre de una “modernización”, como hizo el Vaticano II, que merece el nombre de “Traditiónis Occisóres”.
   
* Cæsaraugústa es el nombre en latín de Zaragoza. Antes del Concilio de Trento, Zaragoza tenía un uso litúrgico propio, del cual el arzobispo Alonso de Aragón (hijo del Rey Fernando el Católico y de Aldonza Ruiz de Ivorra) había ordenado cuatro ediciones del Breviario en 1479, 1497, 1505 y 1512; y una del Misal en 1498.

RECIENTES DEL GRAN HOLOCAUSTO SEXUAL Y DEFRAUDACIÓN

Noticias tomadas de TRADITIO y GLORIA NEWS.
   

Se supone que el Óbolo de San Pedro, la fraudulenta caridad de Francisco Bergoglio, va para los pobres y necesitados.
En cambio, Bergoglio y el Vaticano han convertido (desviado) para fraudes y estafas los fondos donados por los fieles supuestamente para los pobres y necesitados.
El FBI estadounidense está investigando la estafa, mientras el Vaticano se hunde más en la bancarrota.
   
¡Aquí vamos de nuevo! Después de defraudar casi 500’000.000 USD para una estafa de bienes raíces en Londres, luego de “extraviar” casi 1.500’000.000 USD en donaciones caritativas que iban destinadas a caridades de Australia, el 14 de Julio se informó desde el Vaticano que más de 8’000.000 USD se gastaron en una autopista inexistente en Carolina del Norte, Estados Unidos, probablemente como un medio de blanqueo de dinero para un esquema de compañías italianas.
      
Se ha afirmado que el No. 2 en la Secretaría de Estado del Vaticano, el cardenal Giovanni Angelo Becciu Curzu, había aprobado el esquema. Actualmente Becciu está en juicio por el fraude de bienes raíces en Londres. Él sostiene que es inocente, y que en últimas, Francisco Bergoglio aprobó el esquema. Un tribunal italiano ha aceptado la versión de Becciu de los hechos por encima de la de Bergoglio [Parte de la información para este Comentario proviene de Catholic News Agency].
   
Católicos tradicionales, se ha acusado que nuevamente los dineros donados por los fieles conciliares a la fraudulenta caridad de Francisco Bergoglio para los pobres y necesitados llamada Óbolo de San Pedro, actualmente bajo investigación por el Negociado Federal de Investigaciones estadounidense (FBI), que estaba siendo blanqueado (defraudado sería una mejor palabra, porque el dinero estaba siendo convertido del propósito caritativo pensado por los donantes). Así lo hace el Gran Holocausto Sexual y Defraudación conciliar, expuesto al público por primera vez en 2002, y que continúa imbatible (y se pone cada vez peor).
  
    
La foto de expediente de Mary Margaret Kreuper CSJ, una “monja” conciliar rectora de una escuela conciliar que desvió casi un millón de dólares estadounidenses para apoyar sus viajes para apostar.
Luego los casinos donde ella apostaba los fondos escolares intentaron encubrir sus crímenes destruyendo los registros financieros.
Con todo, los fiscales estadounidenses la atraparon, y ella será enviada al “claustro” de una penitenciaría federal probablemente por el resto de su vida.
   
La “hermana” Mary Margaret Kreuper CSJ fue rectora de la Escuela conciliar de San Santiago en Torrance, California, por 28 años, tiempo en el cual desvió casi un millón de dólares estadounidenses para apoyar su hábito de las apuestas, mientras la Iglesia Conciliar miraba a otro lado. Con todo, los fiscales estadounidenses no lo hicieron, y cuando Kreuper fue atrapada en flagrancia, no tuvo más opción que declararse culpable, y ahora los fiscales están en proceso de consignar a la “monja” al “claustro” de una penitenciaría federal, donde podrá hacer penitencia, probablemente por el resto de su vida.
   
El 22 de Julio de 2021, Kreuper admitió que apostaba los fondos de su escuela, y usaba los fondos escolares también para viajes todo incluido para apostar en los casinos. La cautelosa “monja” también ordenó a su personal destruir los registros financieros antes de una auditoría planeada. No funcionó. El largo brazo de la ley la atrapó a pesar de ella misma.
    
Su defensa es que se volvió frenética, pero eso no la distingue mucho de las otras “monjas” y presbíteros de la Iglesia Conciliar que han hecho del robo y el desvío de dinero su modo de vida en vez de la vida cristiana. De hecho, Kreuper no es la única “monja” defraudadora. En años recientes, varias “monjas” han sido atrapadas desviando fondos. La Iglesia Conciliar se ha convertido en lo que Nuestro Señor Jesucristo dijo de la iglesia de su tiempo: “una cueva de ladrones” (San Mateo 21, 13/Versión de Mons. Félix Torres Amat) [Parte de la información para este Comentario proviene de Catholic World Reporter].

Católicos tradicionales, las órdenes “religiosas” conciliares se están desintegrando aún más rápido que las parroquias conciliares. Las órdenes “religiosas” religiosas son un fraude, comprando la falsa (inválida) Misa del Nuevo Orden, doctrina herética, e inmoralidad. San Benito, San Francisco, Santo Domingo, y los otros Santos Fundadores de las órdenes religiosas tradicionales originales de la Iglesia Católica deben estar llorando desde el Cielo. Los Hermanos en la Iglesia Conciliar están casi extintos. Las “monjas”, ya no enclaustradas ni con hábito, están mezcladas con el mundo seglar en su ola criminal. Francisco Bergoglio no es modelo, puesto que él mismo ha estado defraudando fondos contribuidos por los fieles conciliares a sus (de él) supuestas caridades y gastando en cambio esos fondos en expensas personales para él y su Vaticano.
   
    
   
El otrora cardenal Theodore McCarrick, de 91 años, fue acusado el miércoles 28 de Julio de 2021 por tres cargos de asalto indecente y agresión a un adolescente de 16 años durante una recepción de boda en el Wellesley College, Massachusetts, en la década de 1970.
   
Según Boston Globe (29 de Julio), debe comparecer ante el tribunal de distrito de Dedham para una lectura de cargos el 26 de Agosto. Hasta ahora, las acusaciones de varios hombres han fracasado debido a la prescripción. En esa época, McCarrick era monseñor y secretario del cardenal Terence James Cooke Gannon († 1983; cuya causa de “beatificación” está actualmente en estudio por el Vaticano).
    
A menudo iba de viaje con la familia del acusador. El 8 de Junio de 1974, el acusador estaba en la recepción de la boda de su hermano cuando McCarrick le dijo que su padre quería que los dos “tuvieran una charla” porque el adolescente estaba siendo travieso y no asistía a la iglesia.
    
Dijo que McCarrick le manoseó los genitales cuando paseaban por el campus. Después de regresar, McCarrick lo condujo a una pequeña habitación, diciéndole “que se confesara” y luego le acarició los genitales. El acusador relató incidentes posteriores en los que McCarrick abusó de él en Arlington, Virginia, y en hoteles de Newton, Massachusetts.
    
La dirección de McCarrick que aparece en los archivos judiciales es el Centro de Renovación Vianney (dirigido por la congregación Siervos del Paráclito) en Dittmer, Misuri. Muchos prelados cercanos a McCarrick que afirmaron “no saber nada”, han sido promovidos por Francisco Bergoglio.

SAN ABDÓN Y SAN SENÉN, MÁRTIRES

«Todo lo tengo por pérdida en cotejo del sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo, por quien he sacrificado todo». (Filipenses III, 8).
  
   
Abdón y Senén, nobles persas, fueron acusados ante el emperador Decio de haber socorrido a los mártires, y de haber enterrado sus santos restos. Se los apremió a que renegaran de Cristo, se les recordó la nobleza de su cuna, pero respondieron que su mayor título de nobleza era ser servidores de Dios. Fueron desgarrados a latigazos, les echaron encima a dos leones y cuatro osos, pero estas bestias feroces se echaron a sus pies. Finalmente, el emperador los hizo decapitar, en Roma, hacia el año 250.
   
MEDITACIÓN: BUENO ES SERVIR A DIOS Y NO AL MUNDO
I. Muy pocas cosas pide Dios a sus servidores, y esas cosas son honrosas, útiles y agradables. Es honroso servir a Dios, aun en el mundo, porque los servidores de Dios son respetados desde que son conocidos. Es útil servirle: Dios no tiene necesidad de nosotros, nosotros no podemos pasarnos sin Él. Este servicio es agradable, porque la práctica de la virtud es conforme con la razón, y Dios colma de consuelos celestiales a quienes le sirven. Experimenta la verdad de lo que te digo: sirve a Dios fielmente, y pronto confesarás que el placer de servir a un Señor tan bondadoso excede al trabajo de guardar sus mandamientos.
 
II. Los adoradores del mundo, por el contrario, sufren intolerable servidumbre. ¿Acaso no es una vergüenza ser esclavo del demonio y de las propias pasiones? Los hombres voluptuosos desprecian, en el fondo de su corazón, a sus compañeros de libertinaje. La felicidad no puede reinar en un corazón desgarrado por los remordimientos de la conciencia y agitado por las tempestades de las pasiones. Un poco de oro, una falsa estima, que habrá de abandonarse muy pronto, he ahí las vanas recompensas con que premia el mundo a sus secuaces; y, con todo, «hay que sufrir más para contentar al mundo que para contentar a Dios». (San Agustín).
 
III. ¿De dónde proviene que el mundo tenga más seguidores y Jesucristo tan pocos servidores? De que se dejan las enseñanzas de Jesucristo para no pensar sino en las máximas del mundo. ¡Quiérese gozar de los bienes presentes y se desprecian los de la vida futura! Se sigue la costumbre y el empuje de las pasiones, y no la doctrina infalible de Jesucristo. «Llamóse Jesucristo Verdad y no costumbre». (Tertuliano).
 
El amor de Dios. Orad por Persia.
 
ORACIÓN
Oh Dios, que para elevar a la cumbre de la gloria a los bienaventurados Abdón y Senén, enriquecisteis su corazón con la abundancia de vuestra gracia, conceded a vuestros servidores el perdón de sus pecados, y que la intercesión de vuestros santos mártires nos libre de toda adversidad. Por J. C. N. S. Amén.

jueves, 29 de julio de 2021

PRESBÍTERO ESTADOUNIDENSE SE CONVIERTE AL SEDEVACANTISMO (Y OBISPO CONCILIAR LO “EXCOMULGA”)

Elementos tomados de GLORIA NEWS y NOVUS ORDO WATCH. Traducción propia.
   
  
El reverendo Michael Gregory DeSaye (foto), de 37 años, abandonó la Diócesis de Trenton en Nueva Jersey, Estados Unidos, para la cual fue “ordenado” el 2 de Junio de 2018, y entró al seminario sedevacantista de la Santísima Trinidad en Brooksville, Florida, que es dirigido por el obispo Donald J. Sanborn, de 71 años. Así lo anunció el Boletín de este seminario en su edición de Junio:
CARTA DEL EX SACERDOTE DEL NOVUS ORDO MICHAEL DESAYE A SUS AMIGOS SOBRE LAS RAZONES DE SU PARTIDA DEL NOVUS ORDO
   
Queridos amigos,
   
Poco tiempo atrás, solicité que el obispo O’Connell aceptara mi renuncia a la diócesis de Trenton y la remoción de mis facultades presbiterales. Al informarle al obispo que estaba de acuerdo con la posición del Seminario de la Santísima Trinidad en Florida, una posición llamada sedevacantismo, y que intentaba hacer estudios allí, también recibí la noticia de excomunión por el delito de cisma.
   
Os aseguro que mi decisión no fue tomada a la ligera, ni fue una reacción a cualquier estímulo de emoción, ira, estrés o frustración. Mi motivación no fue táctica o política, ni estaba yo deseoso de un cambio de carrera. La decisión fue resultado de oración y contemplación, y de un estudio independiente de las enseñanzas de los papas y doctores de la Iglesia. Fue una decisión que se hizo necesaria para mí por una conclusión derivada de aplicar los principios de la teología católica. Permitidme ofrecer una breve explicación de cómo llegué a esta decisión, junto con una lista de referencias que la apoyan.
   
En mi investigación, llegué a entender que el Concilio Vaticano II (1962-1965) enseña error contra la fe y la moral católica, y es irreconciliable con el Magisterio anterior de la Iglesia Católica.
   
Es una doctrina católica que la Iglesia de Cristo no puede errar cuando enseña universalmente respecto a materias de fe y moral. La razón para esta inerrancia es que la Iglesia es guiada por el Espíritu Santo, que Nuestro Señor envió para enseñarnos [llevarnos] “a toda verdad” (Juan 16, 13). En teología, el término común para esta inerrancia es indefectibilidad. Por dos mil años, desde los tiempos de los Apóstoles hasta el presente, la Iglesia Católica ha enseñado consistentemente la fe y moral verdadera de Jesucristo y su Iglesia a los fieles católicos. Ella ha obrado así sin la más leve desviación, esto es, sin el  más leve defecto. La indefectibilidad no es un accidente de la historia, sino una propiedad esencial de la Iglesia.
   
Comúnmente se tiene que el Concilio Vaticano II es un concilio general o ecuménico de toda la Iglesia Católica, debidamente promulgado y sostenido por los papas sucesivos hasta el presente. Comúnmente se tiene que este enseña universalmente, con la autoridad de Cristo, respecto a materias de fe y moral.
   
En realidad, este concilio contradice clara y absolutamente el magisterio previo de la Iglesia Católica en las mismas materias de fe y moral. Estas contradicciones presentan un enorme problema para los católicos. Porque no pueden existir contradicciones en materia de fe y moral a nivel universal en la Iglesia Católica, puesto que ella es protegida de error en estas materias por el Espíritu Santo. Si los católicos aceptaban el concilio como si hubiese sido promulgado con la autoridad de Cristo, entonces Cristo estaría conduciendo a toda la Iglesia Católica lejos de Sí. Los católicos estarían obligados a confesar que las puertas del infierno han prevalecido contra la Iglesia, contrario a la profecía de Nuestro Señor. Ella habría defeccionado de su divino matrimonio por la proclamación universal de una fe falsa. Pero esto es imposible según la doctrina católica perenne que ha sido enseñada repetidamente por el magisterio eclesiástico desde los Apóstoles hasta el día presente. Es imposible aplicar el contraargumento que estas enseñanzas eran solo aplicables para los tiempos modernos que no para todos tiempos, porque tal argumento está enraizado en el modernismo, y acaba por reducir todo el magisterio a contingencias. Tampoco nos ayuda aplicar la hermenéutica de la continuidad, porque la hermenéutica solo puede ayudar a mostrar continuidad si la continuidad ya existe.
   
Por tanto, debemos concluir que el Concilio Vaticano II no vino de la autoridad docente universal de la Iglesia Católica. Los papas que promulgaron el Vaticano II no poseían autoridad sobre la Iglesia para enseñar universalmente en nombre de Cristo. Ellos fueron legalmente delegados para recibir el papado, pero no recibieron de Dios la autoridad espiritual para gobernar, santificar y enseñar a la Iglesia Católica. Su autoridad era solo una autoridad aparente. Ellos no eran verdaderos Papas.
  
Esta posición tiene un nombre que suena poco atrativo: sedevacantismo. Es la posición de aquellos católicos que, aplicando la lógica de la indefectibilidad, concluyen una vacancia presente de la Sede de San Pedro, debido a la promulgación universal del error. El sedevacantismo es la única observación correcta respecto a la presente crisis en la Iglesia porque es la única posición basada en principios católicos tradicionales. No es una secta cismática basada en sentimientos personales.
  
Esta conclusión es profundamente difícil de procesar emocionalmente. El instinto católico desprecia la idea de un falso papa que es solamente una autoridad aparente, en vez de una autoridad efectiva. Surgen inmediatamente en la mente preguntas prácticas: ¿cómo un Papa pudo ser legalmente electivo y no tener el papadp? ¿Los católicos tienen permitido hacer un juicio de esta clase? ¿Cómo pudieron estar errados miles de obispos? Si esta tesis es verdadera, ¿entonces dónde está la Iglesia Católica? ¿Cómo funcionan la sucesión apostólica y jurisdicción en este contexto? ¿Cómo sería resuelta la crisis presente?
   
Estas son buenas preguntas que merecen respuesta, pero requerirían mucho espacio para esta breve carta. El punto que deseo articular aquí es que, tan difícil como puede ser, los católicos están obligados a rechazar la falsedad enseñada contra la fe, aun cuando vengan de autoridades aparentes. Si nosotros que vivimos en estos tiempos deseamos preservar nuestra fe católica, la cual es necesaria para nuestra salvación, entonces es esencial que reconozcamos que el Vaticano II es inválido, junto con los papados de aquellos que lo promulgaron y continúan promulgándolo.
    
Nuestro Señor dijo que se levantarían pseudoprofetas y pseudocristos, y engañarían, si era posible, aun a los elegidos. San Pablo enseñó que aun si él o un ángel del cielo enseñara un evangelio contra lo que él ha enseñado, sea anatema. En el Apocalipsis, San Juan predijo un engaño religioso mundial. Así, tememos advertencias directas de la Sagrada Escritura que tal destino como fue descrito algún día caería sobre la humanidad. No somos nosotros para elegir los tiempos en los cuales vivimos. A nosotros nos toca testificar la verdad, aun con gran coste personal.
    
P. Michael DeSaye
   
LISTA DE REFERENCIAS
  1. El principal error del Vaticano II (la herejía de la ‘comunión parcial’) condenado por la Iglesia Católica: https://mostholytrinityseminary.org/wp-content/uploads/2019/01/Triple-Column-Ecclesiology.pdf
  2. Una objeción común conservadora o ‘tradi’ es que debemos reconocer el Vaticano II y a Francisco como autoridades desviadas, y que aun cuando piensen imponer errores universales sobre nosotros, debemos ignorarlos hasta que un futuro papa tradicional venga para arreglar la situación. Esta posición ha sido también condenada por la Iglesia Católica:
    • Vaticano I, Sesión IV, Capítulo 3, No. 2
  3. Respuestas a preguntas comunes que surgen como resultado del sedevacantismo:
  4. Estuve personalmente sorprendido de descubrir cuántas veces, y con tan grande fuerza, los papas y santos condenaron los errores del Vaticano II (por favor mandadme correo electrónico para una lista detallada de tales enseñanzas). Reflexionando la razón por qué no me enseñaron estas doctrinas en el seminario, se hizo evidente que el programa académico para los presbíteros ha tomado un gran cuidado en remover ciertos aspectos del magisterio, santos y doctores previos de la Iglesia porque no están en conformidad con el Vaticano II. Esta es la principal razón por la cual estoy buscando formación adicional en el Seminario de la Santísima Trinidad.
A comienzos de los setenta, Donald Sanborn era un seminarista para la diócesis de Rockville Center, pero entonces se unió a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, donde fue ordenado sacerdote por el arzobispo Marcel Lefebvre el 29 de Junio de 1975. Él es el fundador del Seminario Santo Tomás de Aquino, que ahora se localiza en Dillwyn, Virginia. En 1983, Sanborn dejó la FSSPX y abrazó el sedevacantismo, el cual sostiene que Pío XII (reinó entre 1939 y 1958) fue el último Papa verdadero, y que desde entonces todos sus papas, sacramentos y cánones son inválidos. Sanborn fue consagrado obispo por el obispo Robert Fidelis McKenna OP (del linaje del arzobispo Pierre Martin Ngô Đình Thục) el 19 de Junio de 2002.
   
DeSaye llegó a la conclusión que el fallido Concilio Vaticano II (1962-1965) enseña error contra la fe y la moral católica, y es irreconciliable con el Magisterio anterior de la Iglesia Católica. Estas contradicciones lo llevaron al sedevacantismo.
   
Él pidió al obispón de Trenton David Michael O’Connell Donnelly CM (instalado presbítero el 29 de Mayo de 1982 por Joseph Mark McShea Beach, y obispón el 30 de Julio de 2010 por John Mortimer Fourette Smith Charnock, ambas con el inválido rito montini-bugniniano) que aceptara su renuncia y le removiera de sus facultades presbiterales. O’Connell fue más allá. En una muestra de misericordia, “excomulgó” a DeSaye por cisma el 10 de Mayo con el siguiente anuncio:
El Rev. Michael G. DeSaye, vicario parroquial de la parroquia de los Santos Inocentes de Neptune, NJ, y capellán católico en el Centro Médico Universitario de Jersey Shore, renunció a su ministerio en la Diócesis de Trenton efectiva de inmediato para seguir su vocación en otra parte.
Usualmente, la Iglesia Conciliar invita y lisonjea a los cismáticos, y a esto lo llama “ecumenismo”.
  
La Iglesia Conciliar reserva duras penas contra aquellos clérigos que les preocupan las aberraciones conciliares. Nunca las aplican a los clérigos anticatólicos, pro-aborto y pro-homosexuales que desacralizan (más si cabe) la liturgia y atacan públicamente lo que queda de católico, porque este grupo goza del apoyo de los poderosos medios oligárquicos.
  
No es fácil para un presbítero conciliar reconocer que no sólo el Vaticano II es totalmente contrario a la Iglesia Católica, sino que (las más veces sin su culpa) sus “órdenes” y su actividad son inválidas y nulas. Oremos y ofrezcamos sacrificios para que ellos puedan reconocer que Dios nuestro Señor fortalece a quienes aman y buscan la Verdad, y actúan en consecuencia, como hizo DeSaye.
  
DEO GRÁTIAS!

ROBERT SARAH PRESIDIRÁ EUCARISTÍA EN MEĐUGORJE

Noticia tomada de GLORIA NEWS. Comentario propio.
   
   
Se esperan muchos dignatarios eclesiásticos para el Festival de la Juventud en el santuario de la falsa aparición de Međugorje, Bosnia (30 de Julio - 6 de Agosto).
    
El cardenal Robert Sarah Nemelo (que fue operado el día anterior en el Hospital Metropolitano de Reggio mediante un robot) presidirá una eucaristía, como también el arzobispo Luigi Pezzuto (Nuncio para Bosnia), el arzobispo Tadeusz Wojda (Danzig, Polonia), el obispo Guido Gallese (Alessandria, Italia) y el padre provincial franciscano de Herzegovina Miljenko Šteko.
   
Hasta 2019, alrededor de 50.000 participantes de más de cien naciones acostumbraban ir a este evento.
   
COMENTARIO: Otra prueba más que Sarah es un agente de Bergoglio, y que usaba su fachada de conservador para engañar a incautos. Y su presencia en este lugar de falsedad que ha devenido en un destino turístico más de los modernistas es un acicate para la desobediencia de los franciscanos de Herzegovina, que esperan volver a levantar cabeza después de un año sin un solo euro por las coronarestricciones del gobierno local.
   

SANTA MARTA, VIRGEN

«Marta, Marta, te afanas y turbas por muchas cosas; sin embargo una sola es necesaria» (San Lucas 10, 41-42).
   
Santa Marta
    
Santa Marta, hermana de Marta Magdalena, tuvo la dicha de recibir a menudo en su casa a Jesucristo. Después de la Ascensión, los judíos la dejaron, con su hermano Lázaro y Santa Magdalena, en una barca sin remos ni timón en el mar; pero Dios les hizo de piloto y los hizo arribar a Provenza. Santa Marta construyó un convento en el que varias jóvenes, movidas por su ejemplo, consagraron a Dios su virginidad.
   
MEDITACIÓN SOBRE LA ÚNICA COSA NECESARIA
I. Trabajas sin descanso en hacerte rico y sabio; sin embargo, no es éste el negocio importante; puedes ganar el cielo sin ser rico, sabio o estimado de los hombres. Deja esas ocupaciones, si ellas te impiden trabajar en tu salvación; da de mano las cosas del mundo para dedicarte a la sola cosa verdaderamente necesaria. Ojalá pudieses decir como Tertuliano: «Me separé de la muchedumbre, no me ocupo ya sino de una sola cosa, no tengo ya sino un solo cuidado, ¡desembarazarme de todo cuidado!».
    
II. La salvación es absolutamente necesaria para el bien de tu alma como para el de tu cuerpo. Hay que asegurar esta alma que es inmortal; hay que mortificar el cuerpo durante esta vida, para hacerle feliz durante la eternidad. Estos bienes, estos honores, estos placeres que tú buscas con tanta avidez pasarán velozmente; pero lo que hayas hecho para tu salvación durará eternamente. Examina seriamente tu conciencia a este respecto, y encontrarás motivo para humillarte y confundirte.
   
III. Habrás perdido todo si no trabajas seriamente en el negocio de tu salvación durante tu vida; después de la muerte ya no hay manera. No tendrás sino una vida, un cuerpo y un alma; el hombre muere solamente una vez, y para el lado en que cae el árbol, allí queda eternamente. ¿Cómo has trabajado hasta ahora en tu salvación? ¡Ah! ¡te has Ocupado de bagatelas, y has descuidado el único negocio de importancia! «No hacemos caso de las cosas necesarias, no pensamos sino en cosas vanas y superfluas» (San Juan Crisóstomo).
   
La caridad. Orad por el clero.
   
ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, a fin de que la fiesta de Santa Marta, vuestra virgen, al mismo tiempo que regocija nuestra alma la enriquezca con una tierna devoción. Por J. C. N. S. Amén.

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL OLVIDO, TRIUNFO Y MISERICORDIA

Novena dispuesta por Sor María Rafaela de los Dolores y Patrocinio OIC, e impresa en Madrid por la Oficina de D. Julián Viana Razola en 1834. Puede rezarse en cualquier momento del año o cuando la especial devoción lo dicte, especialmente en preparación al 13 de Agosto, día de su aparición.
   
NOVENA EN OBSEQUIO DE LA PRODIGIOSA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL OLVIDO QUE SE VENERA EN LO INTERIOR DE LA CLAUSURA DEL CONVENTO DE RELIGIOSAS DEL CABALLERO DE GRACIA DE ESTA CORTE
   
   
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, infinitamente bueno y amable, que derramasteis por mí vuestra inocente sangre con una ternura y caridad sin límites, me pesa, Redentor mío, de haberos ofendido, y me duelo de este mal sobre todo cuanto puedo sentir los otros males y desgracias que puedan sobrevenirme. Propongo con toda la verdad y sinceridad de mi alma la enmienda de mi vida, para lo cual confío que me ayudaréis con vuestra divina gracia, y que, haciendo yo de mi parte lo que puedo y lo que debo, me daréis la vida eterna. Amén.
    
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios de mi corazón, bien sumo y, único mío, hoy vengo a confesar con ternura de mi alma la inefable magnificencia con que habéis engrandecido a la Santísima Virgen María, a quien hicisteis verdadera madre del dulce Jesús, vuestro Hijo, y por consiguiente madre mía; y aunque el título con que la venero en esta santa imagen, y la ofrezco esta novena, es el del Olvido, renombre que a primera vista parece triste y estéril, tengo  la dulce confianza de que Vos lo convertiréis en un manantial de luz, de devoción y salud para mi alma, porque vuestra divina gracia alumbrará mis tinieblas, y con ella veré mil y mil grandezas de la Santísima Virgen, y otras tantas  lecciones de salvación para mí que encierra ese mismo título. Vos mismo, Dios mío, que sois infinitamente incapaz de olvido, no os desdeñáis de que yo, pobrecillo, usando en mi oración el estilo de vuestras divinas Escrituras, enternezca vuestro corazón, pidiéndoos unas veces que olvidéis mis ignorancias y los delitos de mi juventud, y otras que no olvidéis por más tiempo mi tribulación, y pues Vos mismo me enseñáis que el título de Olvido tiene también aun respecto de Vos un sentido santo y feliz, permitidme deciros con emoción de mi alma que la primera de vuestras gracias para con la bendita entre todas las mujeres fue el más dichoso de vuestros olvidos. ¡Oh, y qué criatura tan privilegiada, tan bella, tan llena de delicias la hicisteis, disponiendo que fuese concebida sin la mancha del pecado original, y por consiguiente toda limpia y rica de gracias desde su instante primero! Vos, Dios mío, olvidasteis para esto el estorbo y demérito de la naturaleza humana, viciada en su primer origen por el pecado de Adán, nuestro primer padre; y aunque nuestro linaje no merecía ninguna excepción de la desgracia común, en 1a ternura de vuestro corazón divino para con María cupo un olvido, una excepción venturosa, que la engrandece incomparablemente, y hace vuestras delicias. Vos teníais un derecho de dejar a toda la descendencia de Adán envuelta en las consecuencias de su caída, pues que no eran sino puras gracias los bienes sobrenaturales que Adán y nosotros con él perdimos por su pecado; pero Vos olvidasteis también esos mismos derechos en gracia de María, esta hija vuestra predilecta, a quien se la honraría algún día en vuestra Iglesia con los renombres de azucena entre las espinas, de perfecta vuestra. No olvidasteis, oh Dios mío, por Abraham, ni por Isaac, ni por Jacob, ni por el santo precursor de vuestro Hijo, lo que olvidasteis por mi madre la Santísima Virgen María, pues ellos, aunque destinados a tanta santidad, fueron concebidos en pecado. Quisiera, Dios mío, ser un serafín para cantaros, Santo, Santo, Santo, por este olvido feliz, que tuvo cabida en Vos a favor de la Benditísima Virgen María. Dirigirme ahora con las luces de vuestra divina gracia para descubrir felizmente e imitar con utilidad de mi alma los virtuosísimos y santísimos olvidos con que María Santísima, mi madre, correspondió en su vida mortal a dicha gracia y misericordia vuestra. Amén.

DÍA PRIMERO – 4 DE AGOSTO
LECCIÓN PARA EL DÍA PRIMERO
Consideremos en primer lugar, como fundamento de toda esta santa novena, que el título de Olvido, con que en ella invocamos a la dulcísima Virgen María, nuestra madre, aunque a primera vista parece impropio y sombrío, se le aplica no sin bella propiedad, aun en el sentido de mayor magnificencia y gloria para la Señora, como se ve en la oración primera de todos los días. Hay además otra inteligencia de ese mismo título, que puede servirnos de manantial de reflexiones santas, utilísimas para nuestro aprovechamiento y salvación eterna. Todas estas reflexiones, que iremos repartiendo para cada día de la novena, están recopiladas en esta expresión, en este solo pensamiento: ¿Nuestro negocio único no consiste en que seamos santos? ¿No es esto lo que el corazón de Dios quiere de nosotros? ¿Y cuántas cosas no debemos santamente olvidar para trabajar de veras en ser santos?  He aquí un sentido del título de Olvido, el más saludable para nosotros, en cuya aplicación práctica tendremos por guía, por hermoso modelo, por maestra amabilísima a María Santísima, nuestra madre, de cuyos olvidos, incomparablemente santos, iremos  notando uno cada día para imitarle nosotros.
    
Consideremos cuál fue en la Santísima Virgen el primero de estos felices olvidos. Enriquecida, cual fue esta bellísima criatura, con la gracia de Dios y la más copiosa infusión de sus divinos dones desde su instante primero, ¿cómo le negaremos el piadoso sentimiento de que ya desde entonces tuvo su alma benditísima el uso de la razón, una luz brillantísima de la amabilidad y hermosura de Dios, de la única riqueza que es la de  las virtudes, y de la nada y mentira de todos los que este mundo insensato llama felicidad y bienes? A consecuencia de esta luz divina, la Benditísima Virgen se paró con un acto nobilísimo de amor de Dios todos los sentimientos de su corazón de la felicidad y bienes de este mundo, como quien se desentiende de todo, y todo lo olvida, para que en su alma tenga cabida un objeto solo, un pensamiento solo, el amor de una cosa sola. Desde entonces ya, ¡oh gran Dios! esta dichosa criatura, olvidada de todo lo demás, solo suspira hacia Vos con gemidos de inocencia y de amor, cual paloma vuestra, que desde el seno de su santa madre, como desde un santo retiro, hacía con sus encendidas ansias las delicias de vuestro divino agrado.
    
Ya que nosotros no pudimos dirigirnos a Dios tan de temprano, debimos consagrarle todo nuestro corazón desde los hermosos días en que llegamos al uso de la razón, y supimos por las instrucciones de los que nos educaron felizmente según los principios de nuestra santa religión cristiana, que criados para amar a Dios y gozarle eternamente, redimidos con la sangre de Jesucristo, su Hijo, ninguna cosa debía ocupar más día y noche nuestro pensamiento que la divina ley. ¡Qué dicha la de aquellas almas, que desentendidas desde entonces por un olvido santo de lo que el mundo tanto estima, se propusieron llenar su memoria del recuerdo continuo del fin último para que nacieron, y alimentaron su corazón con fervorosos actos de amor divino! Lloremos con el dolor más vivo el que una ocupación tan hermosa y amable no hay sido la nuestra desde tuvimos uso de razón, dirijamos entrañables suspiros a la Beatísima Virgen para que nos alcance el perdón de tan lastimosa pérdida, y la incomparable gracia de acertar a repararla.
    
ORACIÓN PARA EL PRIMER DÍA
Dulcísima y Benditísima Virgen María, Os confesamos con ternura de nuestro corazón, la predilecta de Dios entre todas las hijas de Adán y delicia suya desde la eternidad, en la cual Os decretó ya y os vio limpia de la mancha común del pecado original, y copiosamente provista de las bendiciones de su gracia desde el momento primero de vuestra felicísima concepción. Por este privilegio inefable, apenas erais una flor acabada de brotar en la tierra bendita del seno de vuestra santa madre, y ya erais maravilla de la naturaleza y de la gracia. Bendito sea eternamente el feliz olvido, con que la caridad de Dios se desentendió para engrandeceros así de los estorbos y deméritos de nuestro linaje humano. Por este olvido tan venturoso para Vos, oh Virgen Benditísima, dirigid sobre nosotros la más tierna de vuestras miradas, y alcanzadnos la gracia de olvidarnos para siempre de la falsa felicidad de este mundo, entregando nuestros corazones a Dios sin ninguna reserva. Amén
   
Aquí se hace una breve oración mental, y cada uno pedirá por la intercesión de María Santísima, la gracia especial que solicita en esta novena, rezando en seguida tres Aves Marías.
    
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Santísima y Benditísima Virgen María! Madre de Dios y nuestra, con los más íntimos sentimientos de nuestro corazón Os llamamos y reverenciamos en esta vuestra sagrada imagen del Olvido, bien persuadidos de que en vuestra caridad incomparable no cabe jamás que Os olvidéis de nosotros. Mas en nosotros es muy posible, y aun frecuente, que nos olvidemos de Vos, sin embargo que este olvido es para nosotros una terrible desgracia, y la ingratitud más monstruosa. Conseguidnos, pues, la gracia de no olvidarnos jamás, sea frecuente alimento de nuestras almas alguno de los infinitos títulos de grandeza y de gloria, con que Dios Os ha enriquecido entre todas las puras criaturas. Sois entre todas ellas la más bella y amable. La santa Iglesia en vuestras alabanzas recurre a la gallardía de los árboles, a la belleza de las flores, a la delicia de los jardines para inspirarnos el posible concepto de vuestra hermosura. Recuerde nuestra memoria muy de continuo alguna de estas bellas semejanzas, ellas servirán para que nuestras almas, juntamente con el recuerdo de vuestra belleza divina, perciban el atractivo y la fragancia celestial con que vuestra santidad, más que de ángeles, más que de serafines, trascendió desde la tierra hasta lo más encumbrado de los cielos, y nos atrajo desde el seno del Eterno Padre al Hijo de sus delicias eternas. Sois a consecuencia de esto la más amante de las madres, madre del amor hermoso y de los pensamientos más puros, del conocimiento y sabiduría de las cosas divinas, por consiguiente de la ciencia feliz de las verdades católicas; madre de la esperanza santa, cual lo es la importante, la sublime confianza de conseguir la eterna paz y felicidad de la gloria. No se borre jamás de nuestros corazones el bellísimo sentimiento de que sois en el sentido dicho nuestra madre, para que el solo recuerdo del nombre de María, aun la sombra de afición menos honesta, vaya muy lejos de nosotros, nuestra fe se avive, la santa ley moral de Jesucristo, vuestro Hijo, sea invariablemente la regla de nuestra vida; vuestras divinas virtudes, vuestro incomparable amor de Dios y del prójimo, vuestra limpieza inmaculada, siendo la delicia de nuestro pensamiento, sean también nuestro hermosos modelo y nuestra dulce imitación. ¡Oh qué dicha la nuestra, si con la divina gracia llegamos a imitar a tan santa criatura! Alcanzadnos, Virgen Benditísima, esta inefable gracia y la de que muriendo con la muerte de los santos, cubiertos bajo el manto real de vuestra protección, vayamos a gozar de la presencia de Dios y de la vuestra en la Gloria. Amén.
  
℣. Rogad por nosotros, Santa Madre de Dios.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
   
ORACIÓN
Concedednos os suplicamos, Señor Dios nuestro, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo: y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen Santa María, libradnos de las tristezas presentes, y gozar de las alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
   
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
DÍA SEGUNDO – 5 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
    
LECCIÓN PARA EL SEGUNDO DÍA
Consideremos en este día que el espectáculo de este mundo visible nos presenta a cada paso mil y mil bellezas, que pueden elevarnos a Dios, a su conocimiento, a la contemplación de sus divinos atributos, y servirnos por consiguiente, con la gracia de Dios, de medios de salvación. ¡Qué rasgos de su magnificencia y de su gloria no brillan en el Cielo! ¿Quién da un solo paso sobre la tierra, que no vea, que no palpe en cada hierbecilla, en cada flor, en cada propiedad de la naturaleza un manantial ya de delicias inocentes, ya de regalo y de alimento para nosotros, y por consiguiente de admiración y de reconocimiento de cómo es para nosotros nuestro Dios infinitamente amable? ¿Y cuántas ventajas no podemos conseguir, si de percibir por nuestros sentidos estos atractivos santos, con que nos eleva a nuestro Dios la vista de la naturaleza, enriquecemos con las ideas y recuerdos de ellos la imaginación y la memoria? Pero, ¡ay! Este mundo visible nos ofrece también, entre los demás objetos, aquellos de que por nuestra flaqueza y corrupción abusamos con facilidad y frecuencia para el vicio, entre ellos aquellas tres concupiscencias de lo malo, que San Juan en su carta observa reinan tan generalmente en el mundo, encuentran a cada paso el estímulo y el alimento de sus deseos corrompidos: la abominable impureza, los atractivos de un amor infame,  la avaricia, el brillo de unos metales, que solo tienen de valor lo que tienen de aptitud para la honesta utilidad de esta vida, y el bien de los prójimos, la soberbia, el resplandor del mando y de las dignidades, que sin virtudes y sin méritos no son más que perdición propia y de otros. ¡Oh, y qué bien obraríamos si en cuanto es posible nos desentendiésemos de esta parte del espectáculo del mundo, y ella fuese para nosotros una materia de desprecio y olvido santo! Mas por una funesta desgracia, sucede todo lo contrario. El trato diario de las gentes nos ofrece la experiencia también diaria de que apenas uno u otro hace mérito de las maravillas de la naturaleza para no olvidarse de Dios, para concebir de sus divinos atributos algún sentimiento racional y santo, por no tomar en boca aquellos monstruos, que en  nuestros días, más que en los anteriores, osan pronunciar que no hay Dios. Pero en tratándose de todo lo que este mundo presenta de cebo para las pasiones, aun las más viles y vergonzosas, ¿quién es el que no piensa? ¿Quién el que no habla? ¿ Quién es el que no trata de esto y suspira por esto con una memoria casi no interrumpida sino por el sueño?

Aprendamos, oh hombres engañados, a tener un olvido más feliz y un recuerdo más santo. Lo tuvo el primero en este punto la Santísima Virgen María en el grado más excelente. Era su alma en todo  incomparablemente grande, su sensibilidad finísima, su espíritu comprensivo y penetrante, su imaginación fecunda y viva. Pero en toda esta economía de su interior no había cabida para el pensamiento y recuerdo de cosa de este mundo, que fuese, no digo yo menos decente y peligrosa, sino inútil y frívola. Por el contrario, ¡qué sabiduría la suya tan sublime de todas las cosas de la naturaleza, en cuanto de ellas podía hacerse escalón para subir a la contemplación y amor de Dios, haciendo un uso inocente y saludable! En cuanto a esto su pensamiento y su memoria le suministraban los más bellos y frecuentes recursos de acordarse de Dios y amarle, o por mejor decir, de no olvidarse jamás. Este fue el grande uso que la Santísima Virgen hizo del espectáculo de este mundo visible desde su hermosa salida a la luz de este mundo. Hasta la inocente alegría que puede caber en un convite no fue desconocida en la Santísima Virgen, y para que la alegría no se interrumpiese en las bodas de Canaan, hace presente a su Hijo que comenzaba a sentirse la falta del vino. Dirijamos ahora nosotros a la Santísima Virgen nuestras ardientes súplicas, para que nos alcance la gracia de olvidarnos de lo que hay en este mundo de atractivo para el pecado, y de enriquecer nuestra memoria de ideas y recuerdos de Dios.
    
ORACIÓN PARA EL SEGUNDO DÍA
¡Oh Santísima Bendítisima Virgen María! Bendita sea mil veces la sabiduría celestial, con que hicisteis de las hermosas hechuras de las manos divinas en este mundo visible el uso más dichoso y santo, teniendo prontas en vuestra feliz memoria aquellas imágenes e ideas de las criaturas, que lo son también de la bondad, amabilidad y ternura del corazón de Dios, al paso que acertasteis a sepultar en el más profundo olvido todo lo que ellas pueden ofrecer de estímulo y atractivo para el pecado. Sentimos en lo íntimo del alma, ¡oh Virgen Benditísima! haber abusado funestamente de la hermosura de este mundo visible. ¡Oh, y cuán pesados somos de imaginación y de sentimiento para elevarnos a Dios por la belleza de sus obras! ¡Oh, y cuán desgraciadamente fácil es nuestra memoria para exponer la limpieza de nuestro corazón con el recuerdo de objetos peligrosos! Con el gemido más íntimo de nuestras almas os pedimos nos alcancéis la gracia de entender saludable y eficazmente que ni nuestro pensamiento ni nuestro corazón han sido formados para adornos ni colores. Conseguidnos la gracia de hacer de estas cosas solo el uso más inocente y preciso, y de olvidarlas para todo lo demás. Amén.
    
Las tres Ave Marías y la Oración se rezarán todos los días.
     
DÍA TERCERO – 6 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
    
LECCIÓN PARA EL TERCER DÍA
Desde hoy consideraremos ciertos pasajes de la vida de la Santísima Virgen María, según la historia del sagrado Evangelio, en que ejercitando la más heroica santidad practicó algún olvido santo. Consideremos hoy su presentación en el templo. En este notable pasaje la Benditísima Niña María fue llevada al templo santo de Jerusalén, para que allí fuese educada, ejercitada en toda virtud, y consagrada perfectamente a ser solo delicia del corazón de Dios, sin que ni la carne ni la sangre reservasen para sí una sola parte de aquella víctima santa. El sacrificio que la ternísima Virgen María hizo de sí misma al amor de Dios en esta ocasión, ni aun la más expresiva elocuencia del hombre ni aun de ángel podría declararlo. Era el natural de la Virgen el más excelentemente, dispuesto para sentir y amar; su entendimiento el más claro y penetrante; su sensibilidad y ternura de corazón de una delicadeza y nobleza incomparables. Estaban estos hermosos principios de sentimiento y amor divina y sobrenaturalmente realzados con una caridad y gracia de Dios superior a la de los serafines, que junto al trono de Dios entonan el trisagio, el himno eterno de su amor y de su gloria. ¿Cuál sería, pues, el sentimiento de esta preciosa y divina criatura al despedirse de sus padres, de sus amabilísimos y santos padres Joaquín y Ana, para quedarse en el templo? ¿No sentiría la augusta niña profundamente conmovida su ternura santa al oír las palabras, el último vale de la despedida de sus padres? Y al recibir de ellos el último abrazo, ¿no querría ya liquidarse su alma? Sin embargo, su amor a Dios se sobrepone a los sentimientos de la naturaleza, y teniendo para el mérito el dolor más vivo y profundo que en tales ocasiones ha sentido jamás pura criatura, se lo ofrece al Señor con tanta nobleza y señorío de sí misma, que no manifiesta señal ni mínima perturbación. No es esta una suposición arbitraria, se funda en la grandeza y dignidad sin ejemplo con que la Santísima Virgen María se portó en otros pasajes, aun más delicados y críticos, de que el sagrado Evangelio nos habla expresamente. Me parece que la estoy viendo cual recién despedida de sus padres, se dirige a lo interior de aquel santuario con pasos que no titubean, llevando revertido el semblante, juntamente con su casta hermosura, el señorío y reposo de su alma.

Desde ese momento practica la Santísima Virgen la virtud de olvidar santamente, que el Espíritu Santo describe y enseña en aquellas palabras del salmo: Oye, hija, -dice- atiende, inclina tu oído, y olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre. No porque olvidase los santos deberes que dulcemente le unían a sus santos padres, a quienes frecuentísimamente presentaba a los ojos de Dios, como si los tres corazones fuesen más bien para el amor de Dios un corazón, sino porque en este feliz recuerdo no intervenían ninguna de aquellas aficiones pueriles, ningunas de aquellas pequeñeces que en semejantes ausencias hacen suspirar a cada paso por la presencia corporal, por tales o tales conveniencias que allí se disfrutaban y hacen perder, cuando menos, el tiempo en pensamientos y correspondencias sensibles. ¡Oh, y cuán imperfectamente se practican por nosotros esas separaciones santas, a que muchas veces nos obliga nuestra vocación y nuestros deberes! Cuando otra cosa no podemos, nuestra imaginación está llena de especies molestas, de cuidados frívolos sobre las personas de quienes nos hemos separado, y hasta los días y los momentos en que se espera su correspondencia nos llevan un tiempo infinitamente precioso. Posible nos es encomendar esto al amoroso cuidado de la divina Providencia y aprender a olvidar santamente, como olvidó la Santísima Virgen María. Pidámosla que nos alcance esta dichosa paz del corazón.
    
ORACIÓN PARA EL TERCER DÍA
¡Oh Santísima y Benditísima Vírgen María! Ternísimamente Os bendecimos y alabamos por aquella sabiduría y santidad inefables, con que en tan delicados años, al ser presentada en el templo y separada de vuestros amabilísimos padres, supisteis hermanar en un enlace, el más bello y admirable, vuestra ternura para con ellos con la ofrenda y sacrificio de Vos misma al amor de Dios y un amor más que seráfico. ¡Cuán llenos de majestad y gracia fueron vuestros pasos, oh hija del príncipe, cuando despedida de vuestros padres os retirasteis a lo mas interior de aquel asilo santo! Por aquel olvido santísimo con que desde aquel momento, sin faltar un solo ápice al recuerdo que les era debido, conservasteis vuestro interior perfectamente libre de toda memoria menos necesaria y útil , os pedimos, ¡Oh felicísima criatura !, nos alcancéis de Dios la dichosa gracia de la paz del corazón y del recogimiento interior. Amén.
    
Las tres Ave Marías y la Oración se rezarán todos los días.
     
DÍA CUARTO – 7 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
    
LECCIÓN PARA EL CUARTO DÍA
Jamás ofreció una pura criatura espectáculo más grandioso como el que la Santísima Virgen María presentó a los Cielos y a la tierra en su Anunciación. Considerémosle devotísimamente. Un príncipe de los Cielos, un arcángel se le envía por el mismo Dios como embajador suyo cerca de ella. Jamás se ha oído salutación más augusta, tan expresiva, ni que expresase títulos más llenos de grandeza y de gloria. Entre los demás se le apellida, no así como quiera, agradable a los ojos de Dios, lo cual aun por sí solo es una honra y felicidad incomparable, sino llena de gracia y bendita entre las mujeres. El negocio por fin de que se trata, el destino que se le anuncia, nada menos es que una dignidad infinita en su línea, dignidad de Madre del mismo Dios, de suerte que toda esta grandiosa embajada podía ceñirse a sola esta expresión tan sencilla como llena de energía y de sentido: dentro de pocos instantes el Hijo de Dios vivo, y por consiguiente Dios mismo, será con verdad y con propiedad un hijo vuestro.
    
Entre tanto se aguardaba que la Santísima Virgen diese su consentimiento, el sí de sus divinos labios para la Encarnación del Hijo de Dios. ¿Quién no hubiera dicho que esta criatura feliz, ocupada toda ella en el negocio inaudito que se le anunciaba, enajenada y fuera de sí misma con la repentina noticia de su elevación, llena toda ella de la imagen de su dignidad, no podría dar cabida en el momento más que a este pensamiento solo: Voy a ser madre del mismo Dios? Mas, ¡oh capacidad inmensa del corazón de María Santísima! ¡Oh virtud, oh santidad en cuya comparación parecen sombras las acciones más heroicas y santas! ¿Sabéis a lo que atiende la Santísima Virgen en momentos tan críticos e importantes?  Como si la grandeza y la gloria que se le anuncia no hablasen con su persona, y solo hablasen con ella los oficios y los deberes que por este mismo hecho se le imponían, reflexiona que se le dice ser madre, se acuerda de su resolución divina de purísima virginidad, y llena de majestad, sin dejar de ser incomparablemente humilde, le consulta al arcángel el modo de no mancillar la maternidad su virginal propósito. Recuerda, sin duda, con su inefable sabiduría todo el fondo de obligaciones, de trabajos, de padecimientos y de sacrificios a que según lo que estaba escrito del Salvador del mundo era consiguiente que hubiese de quedar sometida por el hecho mismo de ser madre de tal Hijo; y como desentendida de todo, olvidada de todo, hasta de la grandeza y dignidad infinita a que la eleva, y fija toda su atención en las virtudes, en los trabajos y en los sacrificios con que se ha de consagrar y ser víctima del amor de Dios y de los hombres, consiente por fin, y dice: He aquí la esclava del Señor, hágase conmigo según tu palabra.
    
¡Ah! nosotros por el contrario, apenas acertamos a entender en algún negocio, aun el más santo, sin echar el ojo a nuestro engrandecimiento propio o a nuestro interés. Todo lo olvidamos menos esto, siendo tan justo, tan saludable, tan dulce hacerlo todo por el amor de Jesucristo y de las almas redimidas con su sangre. Aprovechemos la feliz ocasión de pedir a la Santísima Virgen nos alcance la gracia de olvidar nuestro interés propio por la causa de Dios.
     
ORACIÓN PARA EL CUARTO DÍA
Santísima y Benditísima Virgen María; alabanza eterna Os den todas las generaciones por la santidad sin semejante con que respondisteis a la embajada del arcángel San Gabriel. Jamás corazón de pura criatura abrigó caridad tan tierna para con sus prójimos, jamás alguna desplegó sus labios con tanta gracia, como lo hicieron vuestro corazón y vuestros labios en aquel consentimiento, en aquel sí que disteis para que el Hijo de Dios se hiciese hombre en vuestras virginales entrañas. Olvidada entonces de todo, hasta de Vos misma y de vuestra infinita dignidad, solo atendisteis a que se cumpliese el pensamiento eterno de Dios para nuestra redención y salvación eterna. Por este santísimo olvido alcanzadnos la dichosa gracia de olvidar todos los intereses humanos por la gloria de Dios y salud de nuestras almas. Amén.
    
Las tres Ave Marías y la Oración se rezarán todos los días.
     
DÍA QUINTO – 8 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
    
LECCIÓN PARA EL QUINTO DÍA
Uno de los actos más solemnes que hizo la Santísima Virgen fue el de presentar a su Niño Jesús en el templo. Se sometió en esta ocasión a dos ceremonias mandadas en la ley antigua: la una de ofrecer al Señor los hijos varones primogénitos, y la otra de purificarse las madres de sus inmundicias del parto, cumplido el término que fijaba la ley, con la oración del sacerdote y con la ofrenda que para esto debía llevar, según se prescribía en la misma ley.
    
Ni aún la expresión más elocuente explicaría con dignidad el generoso olvido con que María Santísima desentendió, al cumplir la ceremonia de la purificación, las altas consideraciones que indicaban estar exenta de ella. ¿No es evidente que la dicha ley hablaba en términos expresos y a la letra de las madres, que lo eran sin privilegio sobre el orden común de la naturaleza? Y a consecuencia, ¿qué tenía que ver dicha ceremonia con aquella hija del Rey, con aquella princesa augusta, con la mujer predilecta y bendita entre todas, que juntó la infinita dignidad de Madre del mismo Dios con la hermosa gloria, con la prerrogativa sin ejemplo de la más limpia e incorrupta virginidad? ¿Con esta sujeción a la ley, no se daba un motivo a la opinión común de los hombres de que teniéndola por madre en el concepto común, la confundiese con las otras madres, y a su precioso, a su Divino Niño con los otros hijos? ¿Y hasta qué punto de claridad y de viveza no distinguiría un entendimiento tan penetrante como el de la Virgen todo lo que había de sentido y solidez en estas razones? Sin embargo, no titubea un solo instante en cumplir a la letra una ley que tanto la humillaba. Presenta su ofrenda, escogiendo la más humilde de las dos que señalaba la ley, lleva en sus virginales brazos a su dulce Jesús, como poniendo ya a los ojos de Dios sobre las sagradas aras aquella víctima inmaculada, que ella misma volvería a ofrecer sobre la cruz en el Calvario; y practica virtudes tan heroicas, tan sin aparato, y con tanta sencillez, que parece no había allí nada de brillante ni de grandioso, cuando su conducta llena de delicias el corazón de Dios, y es el asombro de los ángeles. El Evangelio mismo, al hablar de este pasaje, nos presenta la conducta de la Santísima Virgen como si en él no hubiera otro carácter que el de discípula de los santos Simeón y Ana, que allí anunciaron al mundo la dignidad y la misión divina del Niño que la Virgen llevaba en sus brazos.
    
¿Y no imprimiremos en lo más íntimo de nuestras almas este ejemplar de humildad y de modestia tan hermoso como grande? He dicho grande, entendamos que la humildad es la verdadera grandeza del corazón, porque inspirando al hombre desconfianza de sí mismo y confianza en Dios, le inspira por consiguiente esperanza y magnanimidad para emprender grandes cosas del servicio del Señor. La soberbia, por el contrario, es la madre de la ridícula jactancia, y en llegando el caso de obrar, no produce sino cobardía o temeridad. Derramemos ahora nuestro corazón delante de Dios, a fin de que por la intercesión de la Santísima Virgen María nos conceda la inefable dicha de ser verdaderos humildes.
    
ORACIÓN PARA EL QUINTO DÍA
¡Oh Santísima y Benditísima Virgen María! Bendecimos con el más puro gozo de nuestros corazones la humildad prodigiosa con que en vuestra purificación fuisteis la admiración de los ángeles, el ejemplar de los santos, la delicia del mismo Dios. Vuestras manos presentaron allí a los ojos de Dios la víctima de la salvación del género humano, la lumbrera de las naciones, la gloria del pueblo escogido; pues vuestro Niño Jesús es todo esto y aun infinitamente más. Al mismo tiempo, ¡qué bella parecisteis a los ojos de Dios al someter por su amor a la humilde ceremonia de la purificación vuestra purísima persona, aquella persona que por su destino y sus virtudes se deja ver hermosa como la luna, escogida como el sol, y majestuosamente terrible como escuadrón formado en batalla!  Alcanzadnos, Virgen Benditísima, que sea una delicia para nuestras almas el ser humildes a imitación vuestra. Amén.
    
Las tres Ave Marías y la Oración se rezarán todos los días.
     
DÍA SEXTO – 9 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
    
LECCIÓN PARA EL SEXTO DÍA
Consideremos que uno de los muchos pasajes en que la Santísima Virgen María ejercitó la virtud de olvidar santamente fue el de su viaje y huida a Egipto en compañía de su dulce Jesús y de su esposo San José. Un ángel avisó al bendito esposo que emprendiese este camino, a fin de ponerse a salvo del furor del tirano Herodes, que trataba de arrancar al Niño Jesús de entre los vivos, hasta con la horrorosa medida de hacer morir a todo los niños de Belén y sus contornos que no tuviesen más de dos años. Una intimación semejante suponía no solo una posibilidad sino un peligro real de que el Niño Jesús pereciese en aquella persecución. ¿Y este peligro no presentaba al parecer o una contradicción o una idea muy difícil de conciliar a quien sabía indudablemente los hechos anteriores, la edad, las circunstancias, el género de muerte en que el dulce Jesús había de expirar? La Santísima Virgen, enriquecida sin duda alguna con el conocimiento más claro y sublime de las escrituras sagradas, ilustrada perfectísimamente sobre lo que ellas anunciaban acerca de la vida y muerte de su Niño Jesús, sabía que no moriría en edad tan tierna, que a su muerte precederían su vida privada, sus incomparables virtudes en ella, y después su vida pública, su predicación y sus milagros, habiendo de perfeccionar por fin la obra de la redención de los hombres con su muerte de cruz en la edad de varón perfecto. ¿Cómo, pues (parece que la prudentísima Virgen podría haber objetado), cómo, pues, ahora se supone verdadero peligro de perecer mi dulce Jesús entre los niños de la comarca de Belén? ¿Podrá el furor de Herodes turbar el orden de los divinos decretos? ¿Apagar el sol de justicia tan luego como acaba de nacer sin que haya alumbrado al mundo con el resplandor de unas virtudes y de un Evangelio divino? ¿Adelantar el tiempo de la muerte del Salvador? Mas la Santísima Virgen no hace ninguno de estos argumentos, y lleno todo el santuario de su alma de un sentimiento de adoración a la divinidad y a sus augustos secretos el más profundo que hubo jamás en pura criatura, toma en sus brazos a su dulce Jesús, estrecha contra su pecho virginal aquella prenda de su corazón, sigue adonde su santo esposo la guía, se somete con alegría a las penalidades de un largo viaje, y llega por fin al Egipto, este país de idólatras, que tan lejos estaba de merecer la más útil y dichosa de todas las visitas. ¿Y no fue esta humildísima conducta de la Virgen un olvido santo de todas las dificultades, de todos los reparos, de todas las razones que el más fino de los ingenios pudiera haberle sugerido por atender con la más amable docilidad a la razón de las razones, a la razón única de que un Dios infalible y santo así lo mandaba?
    
Reprensible por el contrario, criminal es la conducta del hombre, cuando en medio de brillar a sus ojos por pruebas indudables que Dios ha revelado y dispuesto una cosa, se vuelve y se revuelve en mil cavilaciones por no oír la voz de Dios, de un Dios que no le impone ni un solo sacrificio que no sea para él un inagotable manantial de bienes. Y para poner algún ejemplo, ¿cuántas utilidades nos proporciona la santa fe con que creemos las verdades enseñadas en su santa Iglesia Católica como reveladas por el mismo Dios? Sin ella nuestras disputas serían eternas; eternas y  sumamente aflictivas serían nuestras dudas, con ella la más hermosa calma y todas las delicias de la paz en punto a religión nos acompañan hasta el sepulcro. ¿Cuán criminal por consiguiente no es aquel hombre que, como sucede frecuentemente en nuestros días, se empeña en olvidar, en desatender o en no consultar las invencibles pruebas de que esta fe viene de Dios, buscando por el contrario todas las cavilaciones imaginables para no someterse a esta creencia feliz?
    
Pidamos humildísimamente a la Santísima Virgen nos alcance la gracia de olvidar toda cavilación humana cuando se trata de creer y obedecer a Dios.
    
ORACIÓN PARA EL SEXTO DÍA
¡Oh Santísima y Benditísima Virgen María! Los ángeles, los santos, las criaturas todas se derramen en vuestras alabanzas, porque vuestra fe a la palabra de Dios fue la más dócil y sencilla, y vuestra obediencia a sus disposiciones fue como el más dulce atractivo, como herida de amor para el corazón de Dios. Esta fe sin cavilaciones, esta obediencia sin réplica es un bálsamo divino para sanar de la indocilidad y curiosidad tan funestas de la mujer primera. Nuestras almas sienten hoy el placer más entrañable y puro, porque un sentimiento tan bello y tan constante en la Iglesia Católica os reconoce y publica reparadora de los males causados  por Eva. Y pues en vuestra docilidad a las disposiciones de Dios intervino un dichoso olvido de dificultades humanas, alcanzadnos la dicha de desentendernos de todo, para ejecutar con amable sencillez la voluntad de Dios. Amén.
    
Las tres Ave Marías y la Oración se rezarán todos los días.
      
DÍA SÉPTIMO – 10 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
    
LECCIÓN PARA EL SÉPTIMO DÍA
No hay un espectáculo de santidad más admirable que el de una criatura, que distinguida por las prendas más excelentes de naturaleza, y por los más copiosos dones de gracia, hace, habla, vive, respira tan para solo Dios, que no da muestra ni mínima de conocer su riqueza, ni de estimación propia. ¡Oh, y cuán repetidos y hermosos fueron los ejemplos que la Santísima Virgen María nos dio de este bienaventurado olvido de sí misma! En el pasaje de las bodas de Canaan se ve brillar uno de los más bellos rasgos de las virtudes de la Virgen en esta línea. Todos saben que el dulcísimo Jesús honró la celebridad y convite de aquellas bodas con su asistencia, y que una concurrencia tan feliz se vio también adornada y enriquecida con la gloria y la delicia de tener consigo a la bendita entre todas las mujeres. Faltó el vino en medio de la comida, y esta falta y el disgusto que de allí se originaría fueron entendidos de la Virgen, que finísima cual era en sus sentimientos tuvo pena de que los esposos padeciesen.
 
Desplegóse entonces la gracia de aquellos benditos labios, y le dijo a su Jesús: no tienen vino. Diríase que hubo menos ternura en la respuesta de Jesucristo si la fe de que era todo un Dios no nos inspirase la veneración más profunda de todas sus palabras y acciones, obligándonos a suponer un sentido  misterioso y divino hasta en la que nos parece menos dulce y amable. Mujer, ¿qué tengo yo en esto que ver contigo?, respondió Jesucristo a su Santísima Madre, aún no ha llegado mi hora. Mas no turbó un solo instante el corazón de María Santísima lo menos cariñoso de esta respuesta, ni el concepto clarísimo de las  gracias y dotes de que se hallaba enriquecida su augusta persona, ni la grandiosa idea que tenía de la dignidad de Madre de Dios, dignidad de la que tenía no el título solo sino la propiedad, ni el íntimo sentimiento con que su corazón le daba testimonio de la ternura de su amor a su Jesús, ni el dulce recuerdo de los desvelos con que se había desvivido por su alimento, asistencia y conservación de su preciosa vida.
    
Nada, nada debilita ni en lo más mínimo la fuerza de su amor, ni menoscaba su dulzura y la apacibilidad de su corazón generoso y grande, y como quien no entiende de nada, sino de consolar y de multiplicar el bien, les dice a los asistentes de la mesa con relación a su querido Hijo: vosotros ejecutad cuanto él os ordenare. ¿Quién vio jamás un amor de Dios tan encendido, tan puro, tan sin mezcla de atención y estimación propia? ¿Quién un esmero tan fino en procurar el consuelo del prójimo, aun en los disgustos pequeños? Ni aun se interrumpe este cuidado cariñoso de la Virgen con el desabrimiento que parecía percibirse en la respuesta de Jesús. ¡Mujer ínclita, que con ejemplo tan expresivo nos inspira la importante máxima de que nuestros cuidados y nuestras delicias en el servicio de Dios no deben ser nuestros consuelos sensibles, sino el puro amor de Dios, la ejecución de su voluntad divina, el adelantamiento en la virtud y el bien posible de nuestros prójimos! Aprovechemos la hermosa ocasión que este recuerdo nos ofrece para pedir al Señor, por la intercesión de María Santísima, la gracia de ser amantes de Dios y  del prójimo, no por interés sino con generosidad.
    
ORACIÓN PARA EL SÉPTIMO DÍA
¡Oh Santísima y Benditísima Virgen María! Alabada sea de los ángeles y de los hombres la gracia y perfección que sabéis dar aun a las acciones que por su materia parecen pequeñas. Lo decimos con mucha ternura de nuestras almas: sois aquella esposa de los sagrados cánticos que disparáis flechas del santo amor al corazón del Divino Esposo hasta con una sola de vuestras miradas, hasta con uno solo de vuestros cabellos. ¡Oh, y qué de agrado y de delicias para el corazón de Jesús supisteis embeber en la santa sencillez de aquellas dos expresiones vuestras en el convite de Canaan: no tienen vino; vosotros ejecutad cuanto os ordenare! Inspiradnos Virgen Sacratísima, con vuestro ejemplo y con vuestra poderosa intercesión, la sabiduría celestial de acertar a unir el mérito de la santidad y el mayor agrado a los divinos ojos hasta con las acciones más pequeñas, atendiendo en ellas únicamente a la gloria de Dios, al bien de nuestros hermanos y a la salvación de nuestras almas. Amén.
    
Las tres Ave Marías y la Oración se rezarán todos los días.
     
DÍA OCTAVO – 11 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
    
LECCIÓN PARA EL OCTAVO DÍA
Así como la muerte del dulce Jesús expirando por nosotros en un cadalso a los ojos de su misma Madre fue para su corazón el más terrible y doloroso de todos los pasajes de su vida , fue también la ocasión en que su santidad desplegó y puso en ejecución lo más heroico de sus divinas virtudes. Allí rayó hasta un punto de gracia y de perfección el más sublime aquel olvido santo, que desde el principio de esta santa novena hemos ido notando en los más importantes hechos de su portentosa vida. La fortaleza incomparable con que allí arrostró el peligro de su vida propia, desentendiéndose del amor a ella, y permaneciendo inseparable al pie de la sacrosanta cruz, fue la parte mínima de aquel olvido santo. Sin entrar en cuenta que todo pudiera haberlo temido con razón de parte de la fiereza, inhumanidad y atropellos de los judíos. ¿No sentiría íntimamente que según la ternura de su amor a Jesús, su vida naturalmente peligraría, desfallecería con la vista de la sangre y de la muerte de aquella prenda de su santo amor? ¿Esperaría poder vivir viendo morir a su Jesús, y morir enclavado? ¿Rasgado? ¿Hendida su cabeza con las espinas? ¿Sus huesos todos en disposición de poderse le contar? ¿Habiendo de recoger ella misma sus últimos suspiros? ¿Esperaría la amantísima madre poder naturalmente conservar la vida, así herida en aquel pedazo de su corazón, así atravesada de parte a parte?
     
Pero desestimó este peligro inminente, y le olvidó por vivir muriendo junto a su querido Jesús. Ni aun atendió a la honra de su ínclita persona, que siendo la más ilustre, privilegiada y distinguida por Dios entre todas las puras criaturas, no titubeó un instante en arrojarse en aquel abismo de deshonor y de ignominias de que el dulce Jesús murió rodeado, y aun sumergido en ellas. ¡Oh, y cuántos dirían, oyéndolo la Bendita Virgen: es esta la madre de ese hombre que muere en ese suplicio!
    
Mas un desentenderse la Virgen en el Calvario de su honra y de su vida por el amor a Jesús, ¿cómo puede ser allí el mínimo de sus olvidos santos? Oigámoslo de la feliz aplicación que San Buenaventura hace a la Santísima Virgen de una expresión del Evangelio. Queriendo Jesucristo inspirarnos un sentimiento sublime del amor de Dios al mundo, nos dice: así amó Dios al mundo, que por él entregó a su Hijo Unigénito. Pues el doctor seráfico, cifrando en esta misma frase  el cariño con que la Virgen nos ama, dice: María Santísima amó al mundo hasta el extremo de entregar, de desprenderse por él del Hijo de sus entrañas. ¿Veis hasta dónde llegó allí el olvido de la Santísima Virgen por nosotros?  Se olvidó, más que de su honra, más que de su vida, más que de sí misma, porque se olvidó hasta de su Jesús, entregándolo, porque nosotros no pereciésemos. ¡Oh corazón de la Virgen! ¡Oh ternura! ¡Oh caridad! ¡Oh cariño que nos tiene! ¿Y nosotros no acertaremos ni aun a perdonar, ni aun a olvidar una injuria por el amor de tal Hijo y de tal Madre? Pidamos rendidamente a María Santísima nos alcance de Jesús la gracia de este olvido santo.
    
ORACIÓN PARA EL OCTAVO DÍA
¡Oh Santísima y Benditísima Virgen María! Hoy derramamos nuestros corazones en vuestra presencia, y con emoción de nuestras almas Os pedimos que esos labios divinos se desplieguen con su acostumbrada gracia para responder a esta dificultad que se nos ofrece. ¿A quién amáis más tiernamente a Jesús o a nosotros? Pues a vuestro dulce Jesús le ofrecéis, le entregáis Vos misma con un querer el más generoso a la cruz y a la muerte por nosotros. ¡Ah, querida Madre! Todo el secreto consiste en que Vos estáis viendo la fineza con que Jesús da por nuestra vida la suya, y sabéis que el grande medio de agradarle y amarle es que nos améis a nosotros, ofreciéndole Vos misma en sacrificio como víctima de nuestra eterna salvación. Una vergüenza santa cubre nuestro rostro al considerar las cavilaciones con que pretendemos excusar nuestros resentimientos con el prójimo; desde este mismo instante proponemos perdonarle y amarle muy de corazón. Alcanzadnos, oh ternísima madre, esta gracia, prenda para nosotros de perdón y de vida eterna. Amén.
    
Las tres Ave Marías y la Oración se rezarán todos los días.
      
DÍA NOVENO – 12 DE AGOSTO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
    
LECCIÓN PARA EL NONO Y ÚLTIMO DÍA
En la serie de esta novena hemos reflexionado, con relación al título del Olvido, que no es posible se olvide la Santísima Virgen de nosotros; pero sí lo es que nosotros nos olvidemos de tan tierna madre. Dediquemos esta lección a considerar cuán funesto será para nosotros este olvido. Cómo este olvido nuestro quiere decir que habitualmente vive el que así se olvida, sin pensar en María Santísima, sin recordar la inmensa riqueza de las gracias de que Dios ha colmado a tan bella criatura, sin reflexionar sobre sus divinas virtudes, sobre su encendidísima caridad de Dios y del prójimo, sobre su castidad más que angélica, sobre su fortaleza y su paciencia más que heroica, de aquí nace que olvidarse de la Santísima Virgen María quiere en sustancia decir lo mismo que no tenerla devoción. ¿Y cuánta desgracia  es no tener devoción a la Virgen? ¿Qué pérdida para el alma? Enseñan los teólogos que la devoción a María Santísima es una de las felices señales de ser del número de los escogidos de Dios. ¿Quién no aspirará, aunque sea a costa de desvelos, a poder contar con tan dulce motivo de sus esperanzas, a presentarse a los divinos ojos marcado con este carácter de salud, y a grabar hasta en lo íntimo de su corazón tan ilustre título de su gloria y salvación? Pero desenvolvamos algún tanto las razones de ser esta una de las señales de predestinación, y nos formaremos una idea más clara de la pérdida que padeceremos con no tenerla.
    
Devoción a María Santísima incluye en primer lugar una memoria frecuente de su santidad, un pensamiento que se ocupa repetidas veces en los hermosos pasajes de su santísima vida, y por consiguiente en las virtudes, que en ellos, no como quiera, ejercitó, sino que llenó hasta en una tilde, hasta en un ápice con una gracia, delicadeza y perfección superior aun a la caridad del serafín más encumbrado. ¿Y este frecuente recuerdo qué de utilidades, qué de inspiraciones  y movimientos santos no producirá en nuestro corazón? ¿Cuántas veces sentimos impelido todo nuestro interior al amor de Dios con oír o con leer lo que le amó tal o tal santo? ¿Pues qué impulso tan dichoso y fuerte no recibirá nuestro corazón con la meditación y la memoria de las virtudes de la Reina de los Santos? Si nos sentimos vehementemente inclinados (por ejemplo) a la venganza, ¿será posible que este furor no calme, y sea terminado por la dulzura y la paz al poner los ojos del alma en la Madre de todo un Dios presenciando el suplicio de su mismo hijo, la muerte cruelísima de su Jesús, al pie mismo de la cruz sacrosanta, sin un solo movimiento de venganza contra los judíos, y aun franqueando para ellos, como para todos, las entrañas de su divina caridad? Y más que en el modo con que la Santísima Virgen ejecutó sus incomparables virtudes brilla una gracia toda característicamente suya, que nos encanta y nos excita a su imitación con un atractivo santo; gracia que consiste en que la Santísima Virgen supo hermanar a toda la magnificencia y la gloria de sus virtudes una sencillez tan sin aparato, que solo parece hacer una cosa común cuando ejercita y despliega sentimientos y acciones de primer orden. He aquí la esclava  del Señor, dice dando el sí,  nada menos que para la Encarnación del Hijo de Dios en sus entrañas: he aquí la esclava del Señor: hágase conmigo según tu palabra. Esta gracia, esta amable sencillez, ¿a quién no convidarán a ser santo?
     
Es imposible además ser devotos de la Virgen sin amarla y repetirla actos de veneración y de obsequio. ¿Y hubo jamás criatura tan bienhechora, tan fina en hacer beneficios? ¿Cuántos, cuán abundantes y colmados no serán los que dispense a sus devotos? Bellísima aplicación es la que hace la Iglesia santa, cuando pone en boca de María Santísima aquella expresión de la sabiduría: yo amo a los que me aman; expresión divina, que significa toda la fineza del amor más entrañable y generoso.
   
Y si el devoto de la Virgen cuenta para el negocio de su salvación con mil y mil recuerdos de las virtudes de María Santísima, que tan feliz y poderosamente inclinan a amarla, y con tantas gracias e inspiraciones que les alcanzará de la misericordia de Dios una madre tan poderosa como amante de sus queridos hijos, ¿cómo la verdadera devoción a la Virgen no será una especial y dichosa esperanza de ser de los escogidos de Dios? ¿Un maná de los Cielos, un manantial de aquellas aguas que saltan hasta la vida, eterna? ¡Oh, y qué de bienes pierde el que se olvida de la Virgen! Hoy, que damos fin a esta santa novena, enviemos hasta los Cielos un gemido de amor a María Santísima para que nos alcance del dulce Jesús la gracia singularísima de serla verdaderamente devotos.
    
ORACIÓN PARA EL NONO Y ÚLTIMO DÍA
¡Oh Santísima y Benditísima Virgen María! Vuestra memoria es dulce sobre la miel y el panal; la invocación de vuestro nombre es una unción divina que se derrama entre suavidades y delicias hasta lo más íntimo de las almas. Ser con verdad devotos y amantes vuestros es unirse en los sentimientos y en el amor con Dios, que Os ama como a su predilecta entre todas las puras criaturas, es como el iris, señal de paz con el cielo, y esperanza de vida eterna. Queremos más bien morir que dejaros de amar tiernamente. Oíd, Virgen amantísima, este gemido de amor con que hoy penetramos el Cielo para pediros que vuestro nombre se imprima como un sello sobre nuestros corazones y nuestros brazos; alcanzadnos de Dios la gracia de que la desgracia de olvidaros no tenga cabida en nosotros, y la devoción a Vos sea en nuestras almas una consecuencia de nuestro amor a Jesucristo. Amén.
    
Las tres Ave Marías y la Oración se rezarán todos los días.