En la liturgia de la Orden Carmelita existe una Misa propia en honor a la Virgen del Carmen,
que cuenta con un Prefacio donde se resalta el carácter de esta
advocación como reina y patrona de la orden desde los tiempos de San
Elías Profeta, y la protección dispensada a los verdaderos devotos de su
santo Escapulario, impetrando a la Divina majestad que conduzca a su
santo Reino a cuantos murieren piadosamente con esta insignia:
Vere dignum et justum est, ǽquum et salutare, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui per nubem levem de mari ascendéntem, immaculátam Vírginem Maríam beáto Elíæ prophétæ mirabíliter præsignásti: éique cultum a fíliis prophetárum præstári voluisti. Quos áutem beáta Virgo, (in Missis votivis, omittitur verba hodiérna die) per sacrum Scapuláre in fílios dilectiónis assúmpsit, eódemque indútos ac pie moriéntes ad montem sanctum tuum quantócius perdúcere dignéris. Et ídeo cum Ángelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus cumque omni milítia cœléstis exércitus hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes: Sanctus, etc.
TRADUCCIÓN
Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que siempre y en todas partes te demos gracias, Señor Santo, Padre omnipotente y eterno Dios: Que por una nube luminosa que subía del mar, diste al bienaventurado Profeta Elías una señal anticipada de la Inmaculada Virgen María, y quisiste que los hijos de los profetas le rindiesen culto de veneración. A ellos, la Bienaventurada Virgen los toma (en Misas votivas, omitir las palabras el día de hoy) como hijos dilectos por el sagrado Escapulario, y a cuantos mueren piadosamente vestidos con el mismo, dígnate conducirlos a tu monte santo. Y por eso, con los Ángeles y Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, junto con todo el ejército de la celestial milicia, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar: Santo, etc.
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