Desde Soldado Vikingo
Hasta hace unos años, creía que los únicos “nacionalismos” independentistas que había en España eran los llamados periféricos: catalán, vasco y gallego. Sin embargo, escuché hablar de Izquierda Castellana una noche de verano en la que, aburrido y cambiando de canal sobre la madrugada, me topé con un programa de la sectaria Mercedes Milá. En dicho programa, Mercedes Milá discutía con el abogado de Josué Estebanez acerca del apuñalamiento de Legazpi (con el mismo tono impertinente y desagradable que en ese video en el que sale discutiendo con Ricardo Sáenz de Ynestrillas) para luego salir hablando con Esteban Ibarra del mismo asunto. Y, como queriendo mostrar la señora que ella era muy demócrata, muy progresista y muy pacifista, quiso mostrar “el otro lado del espejo”. En las siguientes secuencias, sacaron a los denominados “antifascistas” en mítines de Izquierda Castellana, dando su apoyo a Batasuna y a los marxistas terroristas de ETA.
Debido al nulo peso político de este movimiento, que tan solo se limita a pegatinas que la gente ignora y pintadas cuya única labor es ensuciar el mobiliario urbano, estuve mucho tiempo sin tener noticias de ellos, hasta que una noche, chateando con mi camarada Antonio Rivera, este me preguntó si aquí en el centro de España teníamos independentistas. “Claro”, le respondí, “Izquierda Castellana y Tierra Comunera, ¿no lo sabías?”, terminé preguntándole. “No, jamás había oído hablar de esa gente”, me respondió él.
Vi que era el momento de “dedicar” una entrada a esa gente. Por desgracia, estaba tan ocupado con temas académicos que no pude escribirla hasta el día de hoy (de los temas académicos ya hablaré cuando sepa los resultados definitivos).
Antes que nada, hay que comenzar diciendo que, al igual que los demás nacionalismos secesionistas, el castellano surge gracias a una manipulación histórica. El caso es muy parecido al catalán: cuando Carlos I tomó cargo de sus títulos en España, varios nobles castellanos se opusieron a su persona debido a que puso a extranjeros de su confianza en los cargos importantes del gobierno de Castilla. Dichos nobles realizaron las revueltas comuneras, convenciendo a la población campesina de que se alzaran contra el nuevo monarca. Sin embargo, y al igual que con los actuales nacionalistas periféricos, en cuanto les dieron dinero cesaron su hostilidad al rey, cosa que no ocurrió con la población campesina, que continuó las revueltas y terminó siendo reprimida violentamente. Estas revueltas comuneras fueron tomadas como origen de un movimiento nacionalista castellano para algunos individuos, que las consideraron una especie de revolución popular de corte marxista.
Ahora pensemos…¿no recuerda esta manipulación a la realizada por los nacionalistas catalanes acerca de la figura de Rafael Casanova y el 11 de Septiembre de 1714?
“Tierra Comunera” surgió a finales de 1988 y cuenta con concejales en varias provincias castellanas, destacando la de Burgos, además de realizar actos anuales en Toledo (ciudad en la que consiguieron 198 votos en las elecciones municipales de 2007) para conmemorar los sucesos de las revueltas comuneras del siglo XVI.
Su objetivo es crear un estado castellano a partir de las dos Castillas, Madrid, La Rioja y Cantabria. Sus propuestas son claramente izquierdistas, aunque diría que se les puede considerar moderados comparados con los que vienen a continuación.
Su “11-S” es el 23 de Abril, celebrado en Villaralar de los Comuneros, celebración bautizada como “Aberri Eguna castellano” y que es desconocida por la gran mayoría de españoles del centro y de toda España.
“Izquierda Castellana” propone unificar las mismas regiones que los de Tierra Comunera más una comarca valenciana. Surgió en 2002 tras la fusión de varias formaciones marxistas e independentistas y también es asidua del 23-A. Sin embargo, Izquierda Castellana defiende planteamientos izquierdistas más radicales y simpatiza abiertamente con Batasuna, con quien acudió en coalición a las últimas elecciones al Parlamento Europeo con el nombre de “Iniciativa Internacionalista”. La lista en un principio iba a ser ilegalizada, pero supongo que debido a su nombre tan progresista y moderno se les dejó acudir a las elecciones, volviendo a quedar demostrado que en España los terroristas y sus afines tienen vía libre para actuar como se les antoje viendo la impunidad que les otorgan los jueces.
Personalmente, me resultó vergonzoso y lamentable observar toda una hilera de cristales de un edificio abandonado en la plaza de Zocodover cubierta con los carteles de Iniciativa Internacionalista, ante la indiferente mirada de la gente que tranquilamente cenaba y bebía al lado de carteles simpatizantes del terrorismo marxista. Y sin embargo, cada vez que alguna formación como Acción Juvenil Española, Frente Nacional o Democracia Nacional pone alguna pegatina en las mismas ventanas, a los pocos días está medio arrancada o ilegible. Y eso por no mencionar los graves incidentes llevados a cabo en el mismo lugar el ultimo 12 de Octubre, durante la concentración de Alianza Nacional, en la que un grupo de indeseables comenzó a lanzar botellas a un grupo de personas que se vió obligado a defenderse y luego fueron acusados por la prensa como los “provocadores”.
Izquierda Castellana está liderada por una tal Doris Benegas, de la que hace unos días hablaron en “La Gaceta” y que parece ser hermana de un diputado socialista (José María «Txiki») e hija de un exiliado militante del PNV en Venezuela (José María Benegas Echeverría) y de una libanesa (Doris Haddad, de origen judío). Viendo los antecedentes familiares, entiendo su simpatía hacia Batasuna, pero no ese “amor” a Castilla.
Hasta hace unos años, creía que los únicos “nacionalismos” independentistas que había en España eran los llamados periféricos: catalán, vasco y gallego. Sin embargo, escuché hablar de Izquierda Castellana una noche de verano en la que, aburrido y cambiando de canal sobre la madrugada, me topé con un programa de la sectaria Mercedes Milá. En dicho programa, Mercedes Milá discutía con el abogado de Josué Estebanez acerca del apuñalamiento de Legazpi (con el mismo tono impertinente y desagradable que en ese video en el que sale discutiendo con Ricardo Sáenz de Ynestrillas) para luego salir hablando con Esteban Ibarra del mismo asunto. Y, como queriendo mostrar la señora que ella era muy demócrata, muy progresista y muy pacifista, quiso mostrar “el otro lado del espejo”. En las siguientes secuencias, sacaron a los denominados “antifascistas” en mítines de Izquierda Castellana, dando su apoyo a Batasuna y a los marxistas terroristas de ETA.
Debido al nulo peso político de este movimiento, que tan solo se limita a pegatinas que la gente ignora y pintadas cuya única labor es ensuciar el mobiliario urbano, estuve mucho tiempo sin tener noticias de ellos, hasta que una noche, chateando con mi camarada Antonio Rivera, este me preguntó si aquí en el centro de España teníamos independentistas. “Claro”, le respondí, “Izquierda Castellana y Tierra Comunera, ¿no lo sabías?”, terminé preguntándole. “No, jamás había oído hablar de esa gente”, me respondió él.
Vi que era el momento de “dedicar” una entrada a esa gente. Por desgracia, estaba tan ocupado con temas académicos que no pude escribirla hasta el día de hoy (de los temas académicos ya hablaré cuando sepa los resultados definitivos).
Antes que nada, hay que comenzar diciendo que, al igual que los demás nacionalismos secesionistas, el castellano surge gracias a una manipulación histórica. El caso es muy parecido al catalán: cuando Carlos I tomó cargo de sus títulos en España, varios nobles castellanos se opusieron a su persona debido a que puso a extranjeros de su confianza en los cargos importantes del gobierno de Castilla. Dichos nobles realizaron las revueltas comuneras, convenciendo a la población campesina de que se alzaran contra el nuevo monarca. Sin embargo, y al igual que con los actuales nacionalistas periféricos, en cuanto les dieron dinero cesaron su hostilidad al rey, cosa que no ocurrió con la población campesina, que continuó las revueltas y terminó siendo reprimida violentamente. Estas revueltas comuneras fueron tomadas como origen de un movimiento nacionalista castellano para algunos individuos, que las consideraron una especie de revolución popular de corte marxista.
Ahora pensemos…¿no recuerda esta manipulación a la realizada por los nacionalistas catalanes acerca de la figura de Rafael Casanova y el 11 de Septiembre de 1714?
“Tierra Comunera” surgió a finales de 1988 y cuenta con concejales en varias provincias castellanas, destacando la de Burgos, además de realizar actos anuales en Toledo (ciudad en la que consiguieron 198 votos en las elecciones municipales de 2007) para conmemorar los sucesos de las revueltas comuneras del siglo XVI.
Su objetivo es crear un estado castellano a partir de las dos Castillas, Madrid, La Rioja y Cantabria. Sus propuestas son claramente izquierdistas, aunque diría que se les puede considerar moderados comparados con los que vienen a continuación.
Su “11-S” es el 23 de Abril, celebrado en Villaralar de los Comuneros, celebración bautizada como “Aberri Eguna castellano” y que es desconocida por la gran mayoría de españoles del centro y de toda España.
“Izquierda Castellana” propone unificar las mismas regiones que los de Tierra Comunera más una comarca valenciana. Surgió en 2002 tras la fusión de varias formaciones marxistas e independentistas y también es asidua del 23-A. Sin embargo, Izquierda Castellana defiende planteamientos izquierdistas más radicales y simpatiza abiertamente con Batasuna, con quien acudió en coalición a las últimas elecciones al Parlamento Europeo con el nombre de “Iniciativa Internacionalista”. La lista en un principio iba a ser ilegalizada, pero supongo que debido a su nombre tan progresista y moderno se les dejó acudir a las elecciones, volviendo a quedar demostrado que en España los terroristas y sus afines tienen vía libre para actuar como se les antoje viendo la impunidad que les otorgan los jueces.
Personalmente, me resultó vergonzoso y lamentable observar toda una hilera de cristales de un edificio abandonado en la plaza de Zocodover cubierta con los carteles de Iniciativa Internacionalista, ante la indiferente mirada de la gente que tranquilamente cenaba y bebía al lado de carteles simpatizantes del terrorismo marxista. Y sin embargo, cada vez que alguna formación como Acción Juvenil Española, Frente Nacional o Democracia Nacional pone alguna pegatina en las mismas ventanas, a los pocos días está medio arrancada o ilegible. Y eso por no mencionar los graves incidentes llevados a cabo en el mismo lugar el ultimo 12 de Octubre, durante la concentración de Alianza Nacional, en la que un grupo de indeseables comenzó a lanzar botellas a un grupo de personas que se vió obligado a defenderse y luego fueron acusados por la prensa como los “provocadores”.
Izquierda Castellana está liderada por una tal Doris Benegas, de la que hace unos días hablaron en “La Gaceta” y que parece ser hermana de un diputado socialista (José María «Txiki») e hija de un exiliado militante del PNV en Venezuela (José María Benegas Echeverría) y de una libanesa (Doris Haddad, de origen judío). Viendo los antecedentes familiares, entiendo su simpatía hacia Batasuna, pero no ese “amor” a Castilla.
Doris Benegas Haddad y Karmelo Landa Mendibe
Sinceramente, no puedo entender como si esta gente es tan marxista defiende “identidades nacionales”, cuando el propio Marx negaba la existencia de todo sentimiento patriótico diciendo que era “un invento de la burguesía”.
Ahora mismo me estoy acordando de José Ortega y Gasset, uno de los filósofos españoles más importantes y maestro de Ramiro Ledesma. Ortega y Gasset era ideológicamente liberal, pero detestaba a los “nacionalismos”, que él únicamente consideraba periféricos y uno de los problemas de España. Años después, Ramiro Ledesma también atacaría por motivos ideológicos a los independentistas de las regiones catalana, gallega y vasca, pero la mayor estupidez que vio respecto a Castilla fue un proyecto de “estatuto castellano”. ¡Prefiero no pensar en lo que se le pasaría a Ramiro Ledesma si viera a Izquierda Castellana y a Tierra Comunera!...¡Quizá daría a España definitivamente por muerta!...
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