Desde TRADICIÓN CATÓLICA
A primera vista, parecen iguales. Pero estas ediciones de la Biblia son radicalmente distintas: una es Católica y otra es protestante.
Las Biblias protestantes se diferencian de las católicas principalmente en el número de libros, en el imprimatur o aprobación eclesiástica y en las notas o comentarios.
A.- En cuanto al número de libros del Nuevo Testamento, el texto de las ediciones protestantes corrientes no tiene mayores diferencias con una Biblia católica; en cambio, en el Antiguo Testamento las Biblias protestantes carecen de siete libros (Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, y los dos Macabeos), alguos pasajes del libro de Daniel (capítulo 3, vers. 24 al 90; y capítulos 13 y 14), y de algunos pasajes del libro de Ester (desde el capítulo 10, verso 4 hasta el capítulo 16, verso 24). Esta semejanza en el Nuevo Testamento y diferencia en el Antiguo, provienen de que los protestantes modernos aceptan el canon del Nuevo Testamento establecido por la Iglesia a finales del siglo IV, pero no el del Antiguo Testamento establecido al mismo tiempo, ya que se rigen por el canon que la Sinagoga judía estableció a fines del siglo I. Y decimos los protestantes modernos, porque Lutero llegó a rechazar también la Epístola a los Hebreos, las de Santiago y Judas, y el Apocalipsis de San Juan. Hasta el siglo XVII, algunos de sus secuaces rechazaban también la segunda carta de S. Pedro y la segunda y tercera de S. Juan, lo que es una prueba de más de las arbitrariedades cometidas con la Biblia so pretexto de la Reforma.
La Biblia Católica consta de 46 libros en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento. Las biblias protestantes cuentan respectivamente con 39 y 27 (aunque en un primer momento aceptaban sólo 21 en el Nuevo Testamento).
Por esta misma razón, en círculos populares protestantes se acusa a los católicos de haber agregado libros a la Biblia. Como ya explicamos, el canón católico del Antiguo Testamento se basa en la versión griega llamada de los Setenta, la cual corresponde a la de los manuscritos más antiguos que nos han llegado y contiene los los libros y pasajes no incluidos en las Biblias protestantes. Dejamos a una autoridad protestante, Sir Frederic Kenyon, que fue director de la Biblioteca del Museo Británico en Londres, dar una explicación sobre esta cuestión.
La versión de los Setenta contiene no solamente los libros que ahora forman nuestro Antiguo Testamento, sino aquellos que desde la Reforma han sido separados de la Biblia por considerarse (entre los protestantes) como apócrifos. Algunos de estos libros… circularon entre los judíos algún tiempo con la misma autoridad que los otros libros sagrados… Es lamentable que los apócrifos no estén incluidos en las Biblias inglesas… Cuando la traducción de los Setenta quedó terminada pasó a ser la Biblia de los judíos de habla griega… Todos los libros del Nuevo Testamento (exceptuando posiblemente el Evangelio de San Mateo en su forma original) fueron escritos en griego; y casi todas las citas del Antiguo Testamento que aparecen en ellos están tomadas de la versión de los Setenta y no del texto original hebreo… La Iglesia cristiana adoptó la versión de los Setenta como su libro de la Antigua Alianza… Aun antes de darse cuenta que sus propios escritos ocuparían una posición igual entre las Sagradas Escrituras. Debido a esta aprobación del texto de los Setenta por parte de la Iglesia Cristiana, los judíos lo rechazaron… (NUESTRA BIBLIA Y LOS ANTIGUOS MANUSCRITOS).
La Septuaginta (traducción del Antiguo Testamento al griego), fue la versión bíblica que los primeros cristianos acogieron en el Canon de las Escrituras (posteriormente la Iglesia Católica la aprobó en el Concilio de Nicea). Esta versión acoge los libros que los protestantes rechazan.
B.- Por decreto del Concilio de Trento las Biblias Católicas deben llevar imprimatur (palabra latina que quiere decir: imprimase), que es una aprobación expresa de la Santa Sede o del obispo de la diócesis donde se publiquen. Se trata de asegurar así que las Biblias que lean los católicos estén en conformidad con la Vulgata o los textos primitivos. Las Biblias protestantes no llevan esa garantía de fidelidad y autenticidad y, por lo mismo no pueden ser leídas por los católicos, salvo –los que de alguna manera se dedican a los estudios teológicos o bíblicos, con tal que tales libros estén fiel e integralmente editados y no se combatan en ellos, o en sus prolegómenos y notas, los dogmas de la Fe católica– (DERECHO CANÓNICO).
Todas las Biblias católicas (y en general todos los libros católicos) cuentan con Imprimátur y Nihil Obstat, que certifican la obra como doctrina sana y sólida, y devoción auténtica para clérigos y seglares.
C .- Por decreto también del mismo Concilio Tridentino, las ediciones católicas de la Biblia en lenguas vulgares deben llevar siempre notas explicativas. La mayoría de las ediciones protestantes no llevan notas.
Sobre el carácter y empleo de las notas que aparecen en las ediciones católicas, conviene aclarar que éstas suelen corresponder a una de las tres categorías siguientes:
- Notas doctrinales representativas de la interpretación oficial de la Iglesia sobre un determinado texto o pasaje bíblico, expresada ya por una definición solemne de la Iglesia, ya por la opinión unánime de los Santos Padres de la Iglesia primitiva, ya por algún decreto o resolución de alguna Congregación Romana, Comisión Bíblica, etc.
- Notas doctrinales representativas de alguna interpretación teológica privada, ya de algún Santo Padre o Doctor de la Iglesia, ya de algún teólogo y escriturista antiguo o moderno.
- Notas de carácter científico o técnico sobre cuestiones ajenas de la fe o de la moral, como aclaraciones geográficas, de arqueología, de historia, de crítica textual, etc.
Al traducir un libro a otro idioma, a veces se pierde el sentido original del texto. Por ello, cuando una se hace una edición católica de la Biblia, se deben colocar notas explicativas para aclarar la interpretación.
S.S. Pío XII explica en su encíclica DIVINO AFFLANTE SPIRITU cómo –entre las muchas cosas que en los Sagrados Libros… se proponen, son solamente pocas aquellas cuyo sentido haya sido declarado por la autoridad de la Iglesia. ni son muchas aquellas de las que haya unánime consentimiento de los Padres-. Como el católico solamente está obligado a aceptar aquellas notas que representan la doctrina o interpretación oficial de la Iglesia, se deduce que en el caso de las otras notas, que son las más, el católico puede usar de cierto discernimiento propio, teniendo en cuenta la mayor o menor autoridad del intérprete o comentarista, y el mayor o menor acierto con que trate la cuestión en comparación con otros. Así por ejemplo, en relación con el tipo de notas incluidas en las categorías 2 y 3, es posible encontrar interpretaciones distintas y aun contradictorias de un mismo pasaje bíblico entre varios intérpretes o comentaristas católicos, quedando por lo tanto libre el lector de elegir aquella que le parezca la más acertada.
Por lo demás las mismas sectas protestantes están circulando más y más ediciones anotadas de la Biblia (como la de Scofield), adoptando así, a su manera, la práctica católica. Aun en el caso de las sectas que no aprueban el uso de estas ediciones anotadas de la Biblia, hay que advertir que el mismo tipo de comentario interpretativo es suministrado oralmente por sus pastores o ministros en los servicios religiosos.
Desde el siglo XIX, las biblias protestantes (como la de Thompson), incluyen notas para aclarar el sentido en algunos lugares (pero esas notas siempre conducen a otros pasajes). De todas formas, la interpretación en ellos la hacen sus pastores.
De esta exposición puede verse que las restricciones o yugos que Roma impone a los católicos (según las expresiones protestantes) en materia bíblica, no son tan pesados como muchos protestantes creen, y aun más livianos que los que ellos mismos soportan de parte de los «reformadores», «ministros» o, en última instancia, de su propia auto-suficiencia. En realidad, la Iglesia Católica, al tomar estas medidas, no hace sino cuidar celosamente de la salud espiritual e intelectual de sus hijos, de la misma manera –y aún con mayor razón- que una buena madre cuida de la corporal.
Ningún mandato de la Iglesia Católica se da sin motivo. Por ello, cuantas normas impone, tienen como finalidad conducir las almas hacia la Salvavión
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