lunes, 13 de octubre de 2014

BERGOGLIO ES ATEO OFICIALMENTE

Tomado de LUMEN MARÍÆ.
  
   
Francisco Bergoglio: «Y nuestra oración debe ser así, trinitaria. Tantas veces: ‘¿Pero usted cree?’: ‘¡Sí! ¡Sí!’; ¿En qué cree?’; ‘¡En Dios!’; ‘¿Pero qué es Dios para usted?’; ‘¡Dios, Dios!’. Pero Dios no existe: ¡no se escandalicen! ¡Dios así no existe! Existe el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: son personas, no son una idea en el aire… ¡Este Dios spray non existe! ¡Existen las personas!» (ver texto)
  
Dice Bergoglio: «¡Este Dios spray non existe!»: no existe Dios como Uno. No existe la Esencia Divina. No hay un conocimiento natural de Dios. ¡Ateísmo!
  
«Dios no es una presencia impalpable, una esencia en la niebla que se extiende alrededor sin saber realmente lo que es» (ver texto). No es una presencia impalpable; no es una esencia extendida. ¿Ven la clara herejía?
  
Dios no existe como Ser Espiritual. Dios no es Espíritu. Su Esencia, que no puede verse, no puede tampoco existir. Esta es la herejía de este hombre.
   
Este Dios Spray, esa cierta representación profana o abstracta de la divinidad, no puede existir. No puede darse esa representación en la mente del hombre. Sólo se da un Dios personal, porque es objeto de un conocimiento religioso (= existencialismo). El conocimiento natural de Dios no se da.
  
Para Bergoglio, sólo existe el conocimiento religioso de Dios: «¡Existen las personas!»: solo existe Dios como tres personas. Sólo hay que concebir a Dios como persona, pero no como esencia. ¡Modernismo!
  
«Dios es “Persona” concreta, es un Padre, y por lo tanto la fe en Él nace de un encuentro vivo, de una experiencia tangible» (Ibíd). Y la fe nace de la experiencia con esa “Persona”. No se puede llegar a la fe a través de una realidad divina, porque no existe. Es decir, los que dice que Dios es Uno, los que creen que existe la esencia de Dios, no tienen fe, se equivocan.
  
Bergoglio se inventa su fe, su conocimiento religioso sobre Dios. No es una fe católica. Es su fe masónica, puramente del demonio. Que es lo que declaró en su entrevista con Eugenio Scalfari:
 
«Yo creo en Dios, no en un Dios católico. No existe un Dios católico. Existe Dios, y creo en Jesús, su encarnación. Jesús es mi maestro y mi pastor; pero Dios, el Padre, Abba, es la luz y el Creador. Este es mi ser» (1 de octubre 2013).
  
«No existe el Dios católico»: el Dios Uno; la esencia divina. No hay un conocimiento natural ni científico de Dios.
  
«Existe Dios»: las personas. Sólo hay un conocimiento religioso de Dios. Esas personas, ese conocimiento religioso, son distintas a lo que el dogma católico entiende por la Trinidad, porque Bergoglio no cree en el dogma de la Santísima Trinidad. Sólo cree en tres personas:
  
  1. Jesús, que no es Dios, que no es un Espíritu, sino que es una persona humana, un hombre: «¿Pero Jesús es un espíritu? ¡Jesús no es un espíritu! Jesús es una persona, un hombre, con carne como la nuestra, pero en la gloria» (ver texto); es su maestro, su gurú, que es la encarnación de este dios, que es «persona concreta, es un padre»; es la encarnación de este conocimiento religioso sobre el Padre. El Hijo es un gurú para Bergoglio.
  2. El Padre es la luz y el Creador.
  3. Y el Espíritu Santo es un extra, como en las películas: «el Espíritu Santo que es el don, es ese extra que da el Padre» (ver texto)
  
Recalca: «‘¿Pero usted cree?’: ‘¡Sí! ¡Sí!’; ¿En qué cree?’; ‘¡En Dios!’; ‘¿Pero qué es Dios para usted?’; ‘¡Dios, Dios!’. Pero Dios no existe: ¡no se escandalicen! ¡Dios así no existe!».
  
¿Ven la barbaridad? Se niega el conocimiento de Dios y su existencia: no se conoce la esencia de Dios ni su existencia. Sólo se conoce a Dios como Persona, pero no como naturaleza divina. Es decir, que Dios es el invento de la mente del hombre, que para hablar en un mundo de fe, tiene que poner tres personas, pero tampoco se cree en Ellas, sino sólo en la interpretación que la mente da de Dios como persona. Esto se llama la filosofía del existencialismo, que en la Encíclica Humani generis Pío XII describe:
  
«el cual no haciendo caso de las esencias inmutables de las cosas, solamente se preocupa de la existencia individual de los seres; y el cual con ninguna corrección o complemento puede ser compatible con el dogma católico, bien profese el ateísmo, según es evidente, bien al menos sea contrario al valor del raciocinio metafísico».
   
Bergoglio no hace caso de la esencia divina: no mira a Dios como Uno en su Esencia. Sino que sólo se fija en la existencia individual de cada persona. Y esto es negar totalmente a Dios. Esto no puede ser compatible con el dogma católico, que dice que Dios es Uno en Su Esencia y Trino en las Personas: Uno y Trino.
 
Bergoglio anula lo Uno y se queda con lo Trino: está redefiniendo con su mente humana, su dios, su tipo de dios, su idea de dios, su idea de la trinidad, totalmente contraria al dogma. Ese dios trino no tiene nada que ver con la Trinidad. Es sólo la mente de ese hombre que se inventa cada persona.
   
No sólo Bergoglio dice que no puede conocerse la esencia inmutable de Dios, sino que va más allá y dice que Dios, como Uno, no existe: «¡Dios, Dios!’. Pero Dios no existe: ¡no se escandalicen! ¡Dios así no existe!»
  
Kant admitía la existencia de Dios –y la admitía absolutamente-, pero no podía admitir el conocimiento de Dios. Con su razón negaba que podía alcanzar un conocimiento natural, pero sí demostrar su existencia. ¿No es esto una gran locura?
  
  • Está negando que el conocimiento de Dios brote en el hombre naturalmente, de un modo espontáneo por la consideración de las cosas naturales. Y que, por tanto, sólo el hombre puede conocer a Dios de una manera sentimental, existencial, pragmática. Es un conocimiento religioso, pero no natural. Sólo conoce la persona, pero no su esencia: Dios no existe.
  • Está negando que la existencia de Dios puede demostrarse de manera científica e intelectual: Dios no existe.
  • Está negando que pueda salvarse el que sólo conozca a Dios por la luz de la razón.
  • Está diciendo que los que creen en la existencia de Dios como Uno están equivocados: todo el dogma católico está errado con Bergoglio.
   
¿Qué dice la Sagrada Escritura? «Porque desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son conocidos mediante las creaturas. De manera que son inexcusables…»: lo invisible de Dios, esa presencia impalpable, esa esencia que se extiende en la niebla, es conocido mediante la luz de la razón, por las creaturas. No hay excusa para Bergoglio (Rom 1, 20).
  
Y, por tanto, ¿quién es Bergoglio?
  
«Vanos son por naturaleza todos los hombres que carecen del conocimiento de Dios, y por los bienes que disfrutan no alcanzan a conocer al que es la fuente de ellos…» (Sab 13, 1-9).
  
¿Qué dice la doctrina de la Iglesia?
   
«El razonamiento puede probar con certeza la existencia de Dios y las perfecciones infinitas de El» (D 1622).
  
«El razonamiento puede probar con certeza la existencia de Dios, la espiritualidad del alma, la libertad del hombre» (D 1650).
  
El Juramento en contra de los modernistas: «Confieso que puede conocerse con certeza, y que incluso puede demostrarse también, como se conoce y se demuestra la causa por los efectos, la existencia de Dios, principio y fin de todas las cosas, mediante la luz natural de la razón a través de lo que ha sido hecho, esto es, por las obras visibles de la creación» (D 2145); el cual juramento antimodernista Pío XI lo proclamó en la Encíclica Studiorum Ducem, que interpretó de forma preclara el dogma definido solemnemente por el Concilio Vaticano I.

¿Qué dicen los Santos Padres?
 
«Al ver que el mundo y todo lo que hay en él se mueve necesariamente, hay que conocer a aquél por el que todo se mueve y es conservado, a saber a Dios» (Aristides – R. 110).
  
«Así la razón, que proviene de Dios y está inserta en todas las personas y la ley primera grabada en nuestros corazones y vinculada íntimamente a todos los hombres, nos condujo de las cosas que percibimos con la vista a Dios» (S. Gregorio Nacianceno – R 987).

Bergoglio dixit: «¿Cuántas veces la gente dice que cree en Dios? ¿Pero en qué tipo de Dios creen? Frente a un ‘dios difuso´, un “dios-spray”, que está un poco en todas partes, pero que no se sabe lo que es, nosotros creemos en Dios que es Padre, que es Hijo, que es Espíritu Santo. Creemos en las Personas, y cuando hablamos con Dios hablamos con Personas: o hablamos con el Padre, con el Hijo o hablamos con el Espíritu Santo. Y ésta es la fe» (ver texto)

Bergoglio dice: frente a un dios que no se sabe lo que es, tenemos tres personas. ¡Agnosticismo!
  
Bergoglio ha perdido la cordura, los dos dedos de frente, la lógica natural que tiene todo hombre: Dios existe. Tiene que existir un Dios, al margen que sea Trino o no. La Trinidad es un dato de la Revelación: sólo se sabe por la fe, por la verdad revelada. Pero la Unidad es un dato al alcance de toda mente humana.
  
Bergoglio es un loco: no tiene mente humana. No sabe pensar adecuadamente, como lo hace un niño. Es todo confusión, oscuridad, un caos en la doctrina, un galimatías.
  
El existencialismo es una teoría pragmática y sentimental, que es lo propio de la mente de este hombre: un llorón de sus sentimientos humanos, de la vida humana.
   
Bergoglio es un modernista, ateo y agnóstico. Sólo cree en el conocimiento religioso de Dios, que no procede de la fe católica, sino de su fe masónica. Es un conocimiento inventado por su mente, no sacado de la Revelación. Usa la revelación para apoyar su conocimiento.
   
Bergoglio sólo cree en su idea de Dios; sólo cree en su mente. Su dios es su mente, lo que su razón concibe sobre Dios. No puede llegar al conocimiento natural de la existencia de Dios y, por tanto, concibe la existencia de Dios como algo mental, ideal, pero pragmático.
   
Bergoglio es un existencialista: un vividor de su idea. Pone en práctica lo que concibe en su mente. No se queda en el idealismo puro. Y, por eso, no le interesa ni la filosofía ni la teología. No le interesa la moral. Sólo le interesa lo que él puede obrar con la idea que ha concebido, que ha adquirido en su mente.
    
Bergoglio sólo mira su mente y, por tanto, no puede escuchar la verdad fuera de su mente. No sabe escuchar al otro. No sabe obedecer ni a Dios ni a los hombres. Sólo le interesa el otro para su obra pragmática. Si ese otro le sirve, entonces lo usa, pero no es capaz de amarlo. Si no le sirve, lo combate, lo persigue, pero no lo hace él mismo, sino a través de otros.
   
Bergoglio, al no tener fuerza intelectual, sino sólo existencial, pragmática, no es capaz de enfrentarse a los intelectuales. Los escucha, pero no es apologeta. Se enfrenta a ellos de manera indirecta.
   
A Bergoglio sólo le interesa su propia vida, no la de los demás. No sabe estar en el otro. Por consiguiente, no sabe ser líder, gobernante. Quiere el mando para su provecho propio, pero no para otra cosa. Cuando ve que el poder le ayuda para su plan, entonces lo acepta. Pero cuando ve que el poder se opone a su plan, entonces o no lo acepta o renuncia a él.
    
Su comunismo en la Iglesia es su obra pragmática: es poner en práctica esa idea de Dios, que tiene metida en su mente. Él sólo busca lo social, el pueblo, lo cultural, el bien común, los derechos de los hombres, las justicias humanas, las políticas de todos los gobiernos. Pero los busca para su plan, no para hacer un bien a los demás. Bergoglio sólo se mira a sí mismo. Por tanto, busca en el pueblo su gloria, la alabanza, el aplauso, el reconocimiento de los demás. Está ávido de que los demás hablen bien de él. No soporta a los que hablan mal de él.
   
Su masonismo le ayuda a perfeccionarse en su idea de Dios. Para el masón, el concepto de Dios es una perfección que debe evolucionar. Cada hombre tiene que llegar a un grado de perfección en la idea de Dios. Bergoglio, con su fraternidad, se abre a todas las religiones y acepta todos los dioses, todos los cultos, porque cada uno de ellos es un grado de perfección. Hay que aceptar las ideas que tienen los demás sobre Dios para alcanzar su grado de perfección. Hay que tolerar a los demás en sus cultos, en sus ritos, en sus adoraciones. Hay que admitirlos como buenos, como santos, como perfectos.
   
Su protestantismo le lleva a la perfección de la obra del pecado. El pecado, para este hombre, es un ser social, no es un estado del alma. Es algo que nace por la convivencia entre los hombres y se queda ahí, con sus frutos, con sus obras, que otros hombres, haciendo lo correcto, quitan. Para Bergoglio, la perfección del hombre es la sociedad, la comunidad, el Estado. No existe la perfección individual, sino la de una comunidad, la de un pueblo. Su idea de la iglesia es sólo social. Y, por tanto, las leyes de esa iglesia nacen de lo social. No son leyes para el alma, para la vida de cada persona. Son leyes para un estado social, una vida comunitaria. Por tanto, el pecado no existe; sólo se dan los distintos males entre los hombres que viven en sociedad, en familia, en un trabajo, en un sindicato, etc. No le interesan las almas, la vida espiritual. Sólo le interesa el hombre como comunidad, como un ser social.
   
Esto es Bergoglio.
  
¿Cómo es que todavía le obedecen como Papa? No tiene ningún sentido.
  
¿Cómo pueden esperar algo del Sínodo teniendo a un ateo y a un agnóstico dirigiendo el negocio de los negocios: su falsa iglesia?
   
No comprendemos a tantos católicos, que se dicen intelectuales, y que acaban sometiendo su mente a un loco. No lo comprendemos.
  
¿Qué es la obediencia para toda esta gente? Si es someterse a un hombre, entonces tienen que obrar ese sometimiento. Tienen que ser ateos y agnósticos como este hombre. Si no hacen esto, entonces, ¿para qué están obedeciendo a este hombre? No entendemos, tampoco, esta obediencia.
   
¿Lo obedecen sólo porque se sienta en la Silla de Pedro? ¡Qué absurda obediencia!
   
No se obedece, en la Iglesia, a aquel que no enseñe la Verdad. Si esto no lo tienen claro, entonces ¿qué hacen en la Iglesia? La Iglesia no es como el Estado, en que hay que obedecer al gobernante, así sea ateo y agnóstico. En la Iglesia no puede darse esta obediencia nunca. Los católicos de hoy no saben lo que es la Iglesia.
    
No entendemos que la gente pierda el tiempo esperando, ilusionándose de que Bergoglio algún día deje de decir estas herejías y se comporte como un Papa.
    
Bergoglio no es Papa, el Sínodo es nulo. Saquen las consecuencias: dejen de mirar a Bergoglio. Dejen de mirar a Roma. Dejen de mirar a toda la Jerarquía de la Iglesia. Dejen de ser estúpidos en la Iglesia. Dedíquense a vivir su fe católica, escupiendo todo lo que venga de Roma.
   
La Iglesia remanente no tiene cabeza visible, porque es la que permanece sólo obedeciendo a Cristo, como Cabeza Invisible. Y hasta que Él vuelva, no se obedece a nadie en la Iglesia. Esto es lo que cuesta entender a tantos católicos que se han hecho ignorantes con tanta teología y filosofía que les oscurece la mente humana.
   
Profesen su fe católica, la que Cristo enseñó a Sus Apóstoles, al margen de todo lo que venga de Roma, porque ellos ya levantan su falsa iglesia, con su falso cristo y con su falso evangelio. Y, por tanto, con su falsa jerarquía.

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