El pasado 13 de Enero, fiesta del Bautismo del Señor y de San Hilario de Poitiers (en el Catolicismo, la Octava de la Epifanía; y San Hilario es el 14 de ese mes), el ex-nuncio Carlo María Viganò le escribió una carta abierta a Theodore McCarrick, el cardenal expulsado por abuso de menores y sodomía, instándole al arrepentimiento y a hacer penitencia:
Estimado Arzobispo McCarrick,
Como fue informado por las noticias de la Congregación para la Doctrina de la Fe, las acusaciones contra usted por delitos contra menores y por abusos contra seminaristas serán examinados y juzgados en breve mediante procedimiento administrativo.
Sea cual fuere la decisión adoptada por la suprema autoridad de la Iglesia, aquello que realmente importa, y que ha dolido a aquellos que lo estiman y rezan por usted, es el hecho de que durante estos meses usted no haya dado ninguna señal de arrepentimiento. Yo me encuentro entre aquellos que rezan por su conversión, para que usted se arrepienta y pida perdón a las víctimas y a la Iglesia.
El tiempo se acaba, pero usted puede aún confesarse y arrepentirse de sus pecados, crímenes y sacrilegios, y hacerlo públicamente, dado que los mismos se han hecho públicos. Su salvación eterna está en riesgo.
Pero otra cosa de extrema importancia está también en juego. Paradójicamente, usted tiene a su disposición un inmenso don de gran esperanza por parte de Nuestro Señor Jesucristo; se encuentra en una condición en la cual puede hacer un gran bien a la Iglesia. De hecho, usted está en una condición en la cual puede hacer por la Iglesia algo más importante que todas las buenas obras que usted haya hecho a lo largo de toda su vida. Un arrepentimiento público de su parte obtendría una medida extraordinaria de curación a una Iglesia gravemente herida y sufriente. ¿Está dispuesto a ofrecerle a la Iglesia este don? Jesucristo murió por todos nosotros cuando todavía éramos pecadores (Rom. 5,8). Él solamente nos pide responder con el arrepentimiento y haciendo el bien que nos es dado hacer. El bien que usted es capaz de hacer ahora es el de ofrecer a la Iglesia su sincero y público arrepentimiento. ¿Hará este obsequio a la Iglesia?
Le imploro se arrepienta públicamente de sus pecados, para que así la Iglesia se regocije y usted pueda comparecer ante el tribunal de Nuestro Señor purificado por Su sangre. Le ruego, no haga que sea en vano para usted Su sacrificio en la Cruz. Cristo, Nuestro Buen Señor, continúa amándolo. Ponga toda su confianza en su Sagrado Corazón. Y ruegue a María, como yo y muchos otros lo estamos haciendo, pidiéndole que interceda por la salvación de su alma.
“María Mater Grátiæ, Mater Misericórdiæ, Tu nos ab hoste prótege et mortis hora súscipe” (María Madre de Gracia, Madre de Misericordia, protégenos de los enemigos y acógenos en la hora de la muerte).
Su hermano en Cristo,
+ Carlo Maria Viganò
Domingo, 13 de Enero de 2019
Fiesta del Bautismo del Señor
San Hilario de Poitiers
“María Mater Grátiæ, Mater Misericórdiæ, Tu nos ab hoste prótege et mortis hora súscipe” (María Madre de Gracia, Madre de Misericordia, protégenos de los enemigos y acógenos en la hora de la muerte).
ResponderEliminarGracias, vuelvo a encontrar en este blog mis dudas sobre la acentuación de protege.