«El pueblo judío cayó de las alturas debido a su falta de fe y condenó a su Redentor a una muerte vergonzosa. Su impiedad ha asumido formas tales que, para la salvación de nuestro propio pueblo, se hace necesario prevenir su enfermedad. Además de la usura, a través de la cual los judíos en todas partes han absorbido la propiedad de los cristianos empobrecidos, son cómplices de los ladrones; y el aspecto más dañino del asunto es que atraen a los incautos a través de encantamientos mágicos, supersticiones y brujería, a la Sinagoga de Satanás, y se jactan de poder predecir el futuro. Hemos investigado cuidadosamente cómo esta secta repugnante abusa del nombre de Cristo y cuán dañinos son para aquellos cuya vida está amenazada por su engaño. Debido a estos y otros asuntos serios, y debido a la gravedad de sus crímenes que aumentan cada día más, ordenamos que, dentro de 90 días, todos los judíos en todo nuestro reino terrenal (…) deban abandonar estas regiones». - SAN PÍO V. Motu Próprio Hebræórum gens sola quóndam a Deo dilécta, 26 de Febrero de 1569.
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