San Ignacio de Loyola redactó esta oración cuando estaba en la cueva de Manresa, y en los Ejercicios Espirituales recomienda recitarla cada día.
Súscipe, Dómine, univérsam meam libertátem. Accipe memóriam, intelléctum atque voluntátem omnem. Quidquid hábeo vel possídeo, mihi largítus es: id tibi totum restítuo, ac tuæ prorsus voluntáti trado gubernándum. Amórem tui solum cum grátia tua mihi dones, et dives sum satis, nec aliud quidquam ultra posco.
TRADUCCIÓN
Recibid, Señor, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y mi voluntad. Cuanto tengo o poseo, de vuestra Divina Majestad lo he recibido; todo lo vuelvo a mi Dios, y lo consagro a vuestra Divina voluntad, para que me dirija y gobierne en todas las cosas. Dadme, Señor, vuestro Divino amor a continuo con vuestra Divina gracia, y con eso solo soy bastantemente rico, ni pido otra cosa alguna.
Su Santidad el Papa León XIII, mediante rescripto del 26 de Mayo de 1833, otorgó 300 días de Indulgencia una vez al día a cuantos después de Misa rezaren devotamente esta oración.
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