Tomado del devocionario El mes de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo, escrito por el padre Jean-Baptiste Fourault, sacerdote del Oratorio de la Santa Faz y publicado en Tours en 1891; y traducido al Español por la Archicofradía de la Santa Faz y Defensores del santo Nombre de Dios de León (Nicaragua) en 2019.
MEDITACIÓN AD JESUM PER MARÍAM
Al iniciar a meditar sobre los misterios de la adorable Faz de Jesús, tomemos como nuestra guía a aquella quien los comprendió mejor que ninguno. Vayamos a Jesús por medio de María. Supliquemos a nuestra Augusta Madre nos capacite a obtener de esta meditación todos los frutos posibles y pidámosle nos esconda en lo secreto de la Faz del Señor (Abscóndes eo sin abscóndite fáciei tua. Ps. XXX, 21).
1º PUNTO – MARÍA FUE LA PRIMERA Y MÁS FIEL ADORADORA DE LA SANTA FAZ.
Desde el origen de la Cristiandad, la piedad de los fieles ha tenido sus delicias en saludar a María bajo diversos nombres expresivos en virtud de su poder y de su amor. Ha sido llamada La Madre de Dios, la Reina de las vírgenes y de los Santos, la Estrella de la mañana, el Refugio de los pecadores, la Inmaculada, Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
Así para nosotros, adoradores de la Santa Faz, socios de la Archicofradía de reparación, la llamamos Reina de los Mártires, Nuestra Señora de los Siete Dolores, porque de acuerdo a la profecía de Simón, en distintas circunstancias de su vida, y sobre todo en el Calvario, una espada de dolor atravesó su alma; pero, si en ningún grado yendo más allá que la santa Iglesia, y siguiendo solamente el impulso de nuestro corazón filial, no la llamaríamos, quien fue su primera y más fiel adoradora, ¿Nuestra Señora de la Santa Faz? Oh, Adorable Rostro, que fuiste adorado con tan profundo respeto por María y José cuando os vieron por vez primera, ten misericordia de nosotros, dice Sor maría de San Pedro en una de las primeras invocaciones de las letanías de la Santa Faz.
Repitamos con ella esta hermosa invocación.
2º PUNTO – MARÍA NO SÓLO FUE LA PRIMERA ADORADORA DE LA SANTA FAZ, SINO QUE DURANTE TREINTA Y TRES AÑOS FUE SU ÁNGEL CONSOLADOR.
¿Cuántas veces amorosamente en la cuna secó las lágrimas de Jesús? ¿Cuántas veces enjugó el polvo y sudor que cubría su frente en el taller de José? ¿Cuántas veces de repente apareció en medio de los trabajos apostólicos del Salvador para consolar su corazón y regocijar su Santa Faz?
¡Cuántas miradas de amor y de ternura fueron intercambiadas entre Jesús y María! ¡Con cuan agudo dolor acaso no contempló Ella la Santa Faz herida y desfigurada durante la Pasión! ¡Con que tan amargo dolor no contempló Ella los sufrimientos y agonía de su divino Hijo sobre el Calvario!
¡Cual no fue la agonía de su alma cuando escuchó su último lamento y recibió su último suspiro! ¡También con qué felicidad y con cual dulce consolación no contempló Ella la Faz resplandeciente de Jesús con gloria en medio de los triunfos de la Resurrección! ¿Con que esperanza no le vio alzarse al cielo? ¿Con que éxtasis no le contempla ahora en el esplendor de la eternidad?
Deseamos, como María, contemplar la Santa Faz durante el peregrinaje de su vida terrena de Nuestro salvador y Maestro, para que un día podamos disfrutar de su inefable visión.
Sea entonces María nuestro modelo y nuestra guía. Ad Jesum per Maríam. Vayamos a Jesús, pero vayamos a Jesús por medio de María.
SANTA VERÓNICA ANTES DE LA PASIÓN
Santa Verónica, una noble dama de Jerusalén, de acuerdo con la constante tradición, ninguna otra que la piadosa israelita cuya cura así narrada por San Lucas: Cierta mujer que tenía un padecimiento de sangre durante doce años, que había gastado toda su fortuna en médicos, y no pudo ser sanada por ninguno, vino detrás de Él y tocó la orla de sus vestidos e inmediatamente el flujo de sangre se detuvo. Y dijo Jesús: «¿quién me ha tocado?», y negándolo todos. Pedro y los que con él estaban dijo: «Maestro, la muchedumbre os agolpan y apretujan, y dices: “¿Quién me ha tocado?”» Y dijo Jesús: «Alguien me ha tocado. Porque sé que una virtud ha salido de mí. Y la mujer viendo que no podía esconderse, temblorosa, cayó rostro en tierra a sus pies, y declaró delante de todas las gentes por que causa le había tocado y como inmediatamente fue sanada. Pero Él le dijo a ella: «tu fe te ha salvado, vete en paz» (Lucas, VIII, 43-48).
Baronio habla de esta piadosa mujer por su propio nombre de Berenice. El nombre Verónica que significa la Victoriosa (φερ, Yo consigo: νιχη, la victoria) le parece a él haberse originado en el hecho memorable que ella realizó al enjugar La Faz de Jesús camino al calvario.
Después de su cura, la feliz israelita, llena de gratitud, se entregó devotamente al servicio de su benefactor. Se adhirió tanto a Jesús de la misma manera que María Magdalena y las otras santas mujeres de Jerusalén, quienes le aguardaron y le asistieron con alimentos, mientras Él, acompañado de sus discípulos, predicaba el evangelio de pueblo en pueblo.
Ella estaba con el Salvador el Domingo de Ramos, cuando hizo su entrada triunfal en Jerusalén. Ella, aún se dice, tuvo la osadía de entrar en la presencia de Pilatos durante la Pasión, para dar su testimonio en favor de Jesús junto con los otros testigos de sus milagros.
INVOCACIÓN
Oh Faz adorable, cuya divina mirada atravesó el alma de la piadosa Verónica a fin de transformarla en un alma compasiva y reparadora, también penetrad nuestras almas, concedednos, siguiendo sus huellas, el valor de caminar generosamente en el camino de reparación.
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