En la iglesia de Santa María de las Gracias de Benincasa, en Vietro sul Mare, se conserva una servilleta en la cual fue impreso el rostro de San Francisco de Paula.
En el año 1483, el rey Luis XI de Francia llamó a San Francisco de Paula para que acudiese a su país, y en su camino el Santo se detuvo en Salerno, donde fue acogido por el pueblo y los legados de los reyes de Francia y de Nápoles. Sin embargo, se hospedó en casa de los esposos Capograsso. Los Capograsso eran muy ilustres y devotos, pero estaban afligidos porque su linaje (de los más antiguos de Salerno) se extinguiría porque sus hijos morían a los dos años. Hablando al respecto con San Francisco de Paula, este les dijo «No os resignéis, porque el Señor os enviará aún otros hijos, los cuales perpetuarán vuestro matrimonio». El Santo les dijo que al primer hijo le pusieran por nombre Francisco María, y a los demás los nombres que quieran, siempre que los acompañase el nombre de María. La profecía se haría realidad, y sus descendientes aún viven en la ciudad de Sulmona.
Mientras el santo comía su magra cena en casa de los Capograsso, advirtió que un pintor estaba retratándolo a escondidas. San Francisco de Paula, cuya humildad no sufría que le honraran, se cubrió el rostro con una servilleta, en la cual quedó impresa su imagen. Los descendientes de los Capogrosso tuvieron en gran veneración esta reliquia de San Francisco de Paula que la conservaban consigo. En 1656, al desatarse la peste, ellos se marcharon a la población de Benincasa, perteneciente a la ciudad de Vietro sul Mare, y acabada esta, donaron a la iglesia de Santa María de las Gracias la servilleta con el rostro de San Francisco de Paula, donde se le erigió un altar de mármol donde es expuesta. La reliquia es llevada en procesión junto con la estatua de San Francisco de Paula el último domingo de Agosto.
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