Traducción del artículo publicado por el padre fray Paolo María Siano FFI, tomado de CORRISPONDENZA ROMANA (Parte 1, Parte 2, Parte 3 y Parte 4).
Desde
1995 al 2013, a través de conferencias, simposios en Italia y en el
extranjero, libros, estudios y artículos, los Franciscanos de la
Inmaculada han dado un gran apoyo y contribución a la promoción:
1)
de la doctrina de la cooperación subordinada, inmediata y activa de
María Santísima a la Redención operada por Cristo; María, Nueva Eva,
subordinada a Cristo, Nuevo Adán (cf. P. Stefano Manelli, La
Corredenzione Mariana, en Corredémptrix – Annali Mariani 1995, Casa
Mariana Editrice, Castelpetroso (IS) 1996, pp. 13-45). Tal doctrina está
también en Lumen gentium, nn. 56, 61, 63;
2)
del título mariano de «Corredentora» que el Concilio Vaticano II, aunque
no usándolo en sus documentos por respecto a los protestantes, con todo
reconoce como verdadero y legítimo («expressiónes et vocábula quǽdam a
Summis Pontifícibus adhíbita, quæ licet in se veríssima, […]. Inter ália
vocábula adnumerári quéunt sequéntia: “Corredémptrix humáni géneris”
[S. Pius X, Pius XI]; […]»: cf. Acta Synodália Sacrosáncti Concílii Œcuménici Vaticáni II, Vol. 1, Periódus Prima, Pars IV, Typis Poliglottis Vaticani 1971, p. 99).
En
recuerdo de mi “ADN” vocacional, franciscano-mariano y
corredencionista, ofrezco también yo una modesta contribución y homenaje
a la «Corredentora».
Casi desde el siglo
XVII, los ambientes católicos influenciados o atemorizados por el
protestantismo (que no acepta ninguna cooperación humana en la
Redención) rechazan la Corredención mariana y/o el título de
Corredentora. En la obra “Mónita salutária Beátæ Maríæ Vírginis ad cultóres suos indiscrétos”
(Gante 1673, mónita 10) el jurista Adam Widenfeld [c. 1618 - 1678,
convertido del protestantismo] contesta los títulos marianos
«Salvatrícem aut Corredentrícem». La obra fue difundida con particular
empeño por los círculos jansenistas (cf. Manfred Hauke, Introduzione
alla mariologia, Eupress FTL, Lugano 2008, p. 266). El estudioso Carlo
Francovich observa que en el siglo XVIII, en Praga, Viena, Toscana y el
Estado Pontificio hay contactos, convergencias de ideas, o doble
pertenencia, entre los ambientes masónicos y los jansenistas (“Storia
della Massoneria in Italia. Dalle origini alla Rivoluzione francese”,
versione digitale, 2012, pp. 21, 34, 65, 88, 126-127, 207).
Sin
embargo, también el Santo Oficio censura aquel título mariano en 620 en
Mantúa, en 1723 en Bolonia y en 1747 en Áscoli Piceno (cf. Andrea
Villafiorita Monteleone, “Alma Redemptóris Sócia. Maria e la Redenzione
nella teologia contemporanea”, EUPRESS FTL, Lugano 2010, pp. 6-10). No
obstante esto, fuera del territorio pontificio, entre el Seiscientos y
el Setecientos el título «Corredentora» aparece en obras de teología y
de predicación, especialmente en las obras de los jesuitas.
Uno
de los primeros compañeros de San Ignacio de Loyola, el P. Alfonso
Salmerón S.J. (1515-1585), teólogo en el Concilio de Trento, en su obra
póstuma “Commentárii in Evangélicam Históriam, et in Acta Apostolórum”
(Tomus III, Nunc primum in lucem editus. Permissu Superiorum,
Coloniæ Agrippinæ, 1602), llama a la Virgen: «corredémptrix, mediátrix,
& cooperátrix salútis humáni géneris, […] singulárem advocátam» (p.
38).
En los “Commentárii in Matthǽum”
(Tomo primero, Parte segunda, Madrid 1640), el P. Jerónimo de Guevara
S.J. afirma que Cristo es el Redentor y María es la Corredentora
(«conredémptrix»), Cristo el Nuevo Adán y María la Nueva Eva. Adán, con
el consejo de Eva trajo la muerte, y Cristo con la ayuda de María trajo
la vida (cf. p. 81). María: «conredemptrícem & subsidiatrícem» (p.
82).
En la obra “Deípara ab oríginis peccáto
preserváta” (Lyon, 1642), el P. Andrés Pinto Ramírez S.J. (1595-1654),
docente en la Universidad de Salamanca, habla de la Corredención unida
al Redentor: «Christus ad méritum, peccáti Redémptor destinátur: María
Corredémptrix ad intercessiónem: imo et ipsíus Christi piíssime captívi
pia Redémptrix» (pp. 23-25). Ramírez llama a María: «Corredémptrix
Deípara», «María Sponsa conregnátrix», «Corredémptrix humáni géneris»
(p. 495).
El P. Fernando de Quirino Salazar S.J.
(1576-1646) en su “Defénsio pro Immaculata Deíparæ Vírginis
Conceptióne” (Coloniæ Agrippinæ, 1622) llama a la Virgen «corredémptrix
géneris humáni» (p. 205).
Cerca de
veinte años después, el P. Fernando de Quirino Salazar, devenido
consejero real en el Supremo Senado de la Inquisición General de España
también en la obra “Cánticum Canticórum Salomónis, Allegórico Sono, et
Prophética, Mýstica, Hypermística expositióne prodúctum” (T. primus,
Lugduni 1642) escribe de María: «adjútrix fuit redemptiónis Christi»,
«corredémptrix, & salútis humánæ causa, & áutrix» (p. 128).
En
“Rutham. Commentarii Litterales & Morales” (1651), el P. Diego de
Celada S.J. (1586-1661), Rector del Colegio Imperial de la Compañía de
Jesús en Madrid, escribe de la: «Corredemptricis, seu Reparatricis
gloriam» (p. 595) y agrega «Te Reparatricem intelligant Corredemptricis
nomine, & Restauratricis vocabulo» (p. 595). Y acerca de la
Bienaventurada Virgen María que ofrece el Sacrificio del Hiijo como
precio de nuestra Redención, el P. de Celada exclama: «O
Deíparæ gloriósa pássio, quæ illi Corredemptrícis gloriósam fœnerávit!»
(p. 596).
En el escrito “De concórdia débiti
peccáti negáta in Deípara cum gratia Redemptióni”, publicado en “Ópera
parthénica de super-exímia et omnímoda Puritáte Matris Dei” (Lugduni,
1659), el P. Juan Eusebio Nieremberg y Ottin S.J. (1595-1658) afirma que
María fue elegida para ser medio de la Redención humana, cooperadora y
corredentora subordinada a Cristo único Redentor («ut esset médium
Redemptiónis humánæ, & cooperátrix atque corredémptrix cum Christo
primário, solum efficáce, & únice sufficiénte Redemptóre» (p. 437).
María es «Corredémptrix data in Adjutórium Redemptiónis» (p. 449),
«Corredemptrícem humáni genéris» (p. 451). María es «Adjútrix
Redemptiónis» y «Corredémptrix Mundi» (p. 480). Eva, con Adán, ha
arruinado al género humano; en cambio María ha reparado con Cristo al
género humano («illa humánam Natúram debilitávit, hæc reparávit»), por
esto María es «Corredémptrix & Adjútrix ejus fuit ad opus
Redemptiónis» (p. 496), María «utilíssimum adjutórium Christi fuit» (p.
496). En todo, María se opone a Eva: «Per ómnia María fuit oppósita Evæ»
(p. 496).
En el “Commentárius litterális,
panegýricus, morális, in caput 24. libri Ecclesiástici” (Antwerpiæ,
1661), el P. Ildefonso de Flores S.J. llama a María: «humáni géneris
corredémptrix» (Index Concionatórum, Domínica in Passióne, nº 2, sin
número de página).
En la obra “De Deo Uno”
(Tomus secondus, Lugduni 1671) el P. Cristóbal de Ortega S.J.
(1598-1686) llama a María: corredentora y madre de todas las gracias
(«corredemptrícis, & gratiárum ómnium Matris glória»: p. 412).
El
P. Cristóbal (Cristophoro) de (la) Vega S.J. (1595-1672) en la obra
“Theologia Mariana sive Certamina litteraria De B.V. Dei Genitrice
Maria” (Tomus Primus, Editio prima neapolitana, Neapoli 1866), llama a
María: «Corredemptrix» (pp. 207-208, 379), «primorum parentum
corredemptrix una cum Filio, totiusque naturæ reformatrix» (p. 457).
El
P. Pietro Paolo Gherardi, Definidor General de la Provincia florentina
de la Orden de los Siervos de María, en sus “Prediche Quaresimali”
(Firenze 1671) llama a María: «Corredentora de la naturaleza humana» (p.
465) y «Corredentora del hombre» (p. 480).
En
el “Tractátus de Incarnatióne Verbi Dívini: Opus pósthumum
locupletíssimis” (Tomus Quartus, Lugduni, 1678), el P. Leonardo Peñafiel
S.J. (1597-1657), teólogo, profesor y Provincial de la Provincia
Peruana, llama a María: «Corredémptrix, & Mediátrix, ut loquúntur
Sancti Patres» (p. 232).
Entre los “Panegirici
in lode del Santissimo Nome di Maria” (Presso la Gran Curia
Innocenziana, Roma 1699), libro publicado con el Imprimátur del entonces
Maestro del Sacro Palacio Apostólico (o sea el Teólogo del Papa) P.
Gregorio Sellari O.P., está el panegírico dado en Roma en 1697 por Don
Roberto Valia, «Archidiácono de Nazaret, Doctor de las Leyes, y de la
Sacra Teología Profesor», el cual define a María: «Corredentora de los
hombres» (p. 64), «hóminum Corredémptrix» (p. 64, cursiva del texto), «la Crucificada de amor con el Hijo crucificado en redención del Mundo» (p. 64).
El
agustino descalzo P. Angelo Maria da S. Filippo, Lector de Teología, en
sus “Oraciones Panegíricas” (Milán 1699) afirma que en los «eternos
decretos» de Dios, María es «corredentora del Mundo» (p. 57).
En el
“Rosetum Theologicum Scholasticum Marianum” (Hispali 1702), el teólogo
P. Pedro de Medrano S.J. afirma que la Virgen es llamada
“corredentora” por los Santos Padres («corredémptrix»: p. 261) y también él comparte este título mariano: «corredémptrix» (p. 304), «Deípara
Dómina corredémptrix nostra» (p. 380).
El P.
Simone Bagnati S.J. (1651-1727) en su obra “Il Venerdì santificato cioè
la Passione Santissima di Gesù Cristo” (Venezia 1714) llama a María:
«Corredentora» (p. 138).
El P. Alessandro
Diotallevi S.J. (1647-1722), en sus “Trattenimenti spirituali. Per chi
desidera d’avanzarsi nella Servitù e nell’amore della Santissima
Vergine” (Parte Prima, Venezia 1723) llama a María: «Corredentora del mundo» (pp. 22, 230, 241).
En el “Calendárium
veritátis, id est: Cogitatiónes, sive Consideratiónes Christiánæ pro
síngulis anni diébus. Triméstrem Secúndum” (Viennæ, Austriæ, 1720), el P.
François Nepveu S.J. (1639-1708) llama a María: «Corredemptrícis hóminum»
(p. 86).
En la “Palǽstra bíblica, seu Enchíridion
Neotericórum pro sácrisi codícibus rite tractándis, et difficultátibus
Sacræ Scriptúræ scholásticæ discutiéndis” (Tomus secundus, Matriti 1727), el P. Diego De Quadros S.J., profesor de Filosofía y Teología Escolástica, y también de Lengua Hebrea en el Colegio Imperial de Madrid,
después de haber citado algunos Santos Padres, sostiene el título de Corredentora:
«ergo B.V.M. título, Corredemptrícis, verum habet domínium creaturárum»
(p. 395).
En la “Opera omnia ascetica” (Tomus
primus, Ingolstadt 1732), el jesuita polaco P. Kasper Druzbicki S.J.
(1589-1662), por dos veces Ministro Provincial, llama a María
«Corredémptrix mundi» (p. 506).
En la obra “Discursus prædicabiles super Litanias Lauretanas Beatissimæ Virginis
Mariæ, in duo Tomos distributi” (Tomus primus, Augustæ Vindelictorum
& Dillingæ, 1735), en un discurso sobre el honor y la dignidad que deriva a la Santísima Virgen por ser Madre del Salvador, el P. Justin Mieckow
O.P. la llama: «nostra corredémptrix, orbis reparátrix, humáni géneris
renovátrix, redemptiónis nostræ adjútrix, & cooperátrix salútis
géneris humáni» (p. 443).
En la obra “Delle
grandezze di Gesù Cristo e della gran madre Maria Santissima” (Tomo III,
Napoli 1746), el P. Francesco Pepe S.J. (1684-1759), escritor jesuita muy estimado por San Alfonso María de Ligorio, afirma que la Santísima Trinidad ha querido a María cual «Corredentora del género humano» (p. 213); es «verdad innegable» y «negar tanta gloria a la Divina Madre» sería desmentir a los Santos Padres, los Teólogos y las mismas Divinas Escrituras que nos muestran a María como «causa secundaria de nuestra Redención». Los herejes
con Lutero y Calvino niegan esta verdad (cf. pp. 213-214).
María
«debe decirse nuestra Corredentora» (p. 227), Jesús ha querido que «nosotros viviésemos obligados a la Madre como a Corredentora de todo el Ser sobrenatural reconquistado» (p. 227). El P. Pepe habla de «María
Reparadora de las ruinas de Eva. […]. Tanto bastaría para coronar a María
con la Diadema de Corredentora nuestra, una con Su Hijo» (p. 227).
María ha ofrecido a su Hijo, por eso merece «el alto título de Corredentora del género humano» (p. 318). Y más: «Ella porque es Corredentora del género humano, es un océano de todos los bienes, para enriquecernos a todos» (p. 318). María no es simplemente parte de la Iglesia, sino que es superior, Ella es «Corredentora» de la Iglesia (p. 319),
«verdadera Corredentora del género humano» (p. 321).
En la “Opera Dogmatica contro gli eretici pretesi riformati. Dedicata alla
Santità di N.S. Papa Clemente XIV” (Bassano 1770), también San Alfonso de Ligorio (en la época Obispo de Santa Águeda de los Godos y Rector Mayor de la Congregación del Santísimo Redentor) afirma que María es
«Corredentora» (p. 394) porque ha cooperado con Cristo a fin que los hombres «naciesen a la Gracia», ella «cooperó en su salvación» (cf. p.
395).
En la obra póstuma «Mariáni
Cultus Vindíciæ, seu nonnúllæ animadversiónes in libéllum cui Títulus:
Mónita Salutária B.V. Maríæ ad Cultóres suos indiscrétos. Pro vindicánda
contra Autórem Anónymum. Deíparæ Glória, Secúndum Orthodóxæ Fídei
dógmata, Sanctórum Patrum testimónia, Rectæ Ratiónis dictámina, Et
Theologórum princípia concinnátæ» (Pragæ 1677), escrita contra el jansenista Adam von Widenfeld, el P. Maximilian Reichenberger S.J.
(1613-1676), jesuita bohemio y docente de Filosofía y Teología en la Universidad de Praga, llama a María: «Corredémptrix» (p.38), «Salútis
humána Corredemptrícem & Restauratrícem» (p.120) según la doctrina de los Santos Padres.
En el Sýllabus Mariánus
(Leopoli 1717), el P. Anton Wegrzynov de los Hermanos Menores Reformados, Lector de Teología de la Provincia de los Menores de Polonia, llama a la Virgen:
«Corredémptrix» (col. 508), «corredémptrix géneris humáni» (col. 1011, cursiva del texto).
Pasemos ahora al siglo XIX.
En el
libro El mes de Mayo consagrado a María. Obrita nueva (En Roma
1821, en Vincenzo Poggioli, impresor de la Reverenda Cámara Apostólica, con aprobación) se afirma que «María devino como corredentora del mundo, y verdadera Madre del Hijo mismo de Dios» (p.23).
En el libro Grandezas de María (Tomo V, Foligno 1840), el P. Francesco Di Paola,
ex General de la Congregación de los Misioneros del Santísimo Redentor, afirma que María es «nuestra Corredentora» (pp. 174-177, 185-187, 198,
202); «Corredentora del Mundo perdido» (p. 186); «merecía el título glorioso de Corredentora» (p.199); es «verdadera Corredentora» (p.214).
En la obra “Pareceres del Episcopado Católico, de Capítulos, de Congregaciones, de Universidades, de personajes notables, etc. etc. sobre la definición dogmática de la Inmaculada Concepción de la B. V. María entregados a la Santidad de Pío IX P.M. en ocasión de su Encíclica dada en Gaeta el 2 de Febrero de 1849”, (Parte I, vol. I, En las imprentas de la Civiltà Cattolica,
Roma 1851), hallamos la carta del Obispo de Asti Mons. Filippo Artico
(1798-1859) que, dirigiéndose al Romano Pontífice, llama a María
«Corredentora del mundo» (p. 325).
En 1852 en
Roma, editada por el P. Marcellino da Civezza M.O. (M.O. = Hermanos Menores de la Observancia), viene publicada la edición italiana de la disertación teológica “De la definibilidad de la Concepción Inmaculada de María” del P. Pedro Gual M.O., Guardián del Colegio de Propaganda
Fide de Ocopa (Perú). La Virgen es llamada «la corredentora de los hombres» (p. 7), y «Corredentora de la familia humana» (p. 42).
En el opúsculo devoto Afectos y oraciones para los devotos de la Virgen Dolorosa con la corona de los siete dolores que se recita en todos los viernes del año en la Catedral de Nápoles (Napoli 1855), está la
«Letanía de la Virgen Dolorosa» compuesta por el Siervo de Dios Papa Pío
VII (1742-1823), reinante entre 1800 y 1823. En aquella Letanía, la Virgen es llamada también «Corredentora del género humano» (p. 26).
En el libro La Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María considerada como dogma de fe (edición italiana, Giacinto Marietti
Tipógrafo-Librero, Turín 1857), Mons. Jean-Baptiste Malou (1809-1864),
teólogo y después Obispo de Brujas, llama a María «corredentora» (p. 65),
«corredentora del género humano» (pp. 121, 251, 253), «corredentora del
mundo» (p. 256), «corredentora en uno con su Hijo divino» (p. 227).
María es «corredentora» porque asociada a Su Hijo como
«cooperadora de los grandes misterios de la encarnación del Hijo de Dios y de la redención de los hombres» (p. 251). María ha tomado «una gran parte
en los padecimientos de su Hijo», ella une su voluntad a la del Hijo; María «inmolaba» a su Hijo Cordero divino (cf. p. 251). Ella
«es por tanto verdaderamente la corredentora del mundo, y, después de su Hijo, el instrumento principal de la redención» (p. 252). Para ser «corredentora del género humano», María «ha debido ser preservada de la mancha original» (p. 252).
Nel libro
Per le Feste della Solenne Coronazione del V. Simulacro di Maria
Santissima sul Monte di Varallo nell’agosto 1857 (Novara, Tip. di
Girolamo Miglio, s.d.), troviamo in ben 4 omelie il titolo di
«Corredentrice».
Nell’Omelia del 18
agosto 1857 il Vescovo di Ventimiglia Mons. Lorenzo Biale chiama Maria:
«Corredentrice della perduta umanità» (p. 44), «Corredentrice e
Correparatrice delle nostre sciagure» (p. 46), «affettuosa nostra
Corredentrice» (p. 50).
Nell’Omelia del 19
agosto 1857, Mons. Raffaele Biale, Vescovo di Albenga parla «del sublime
titolo di Corredentrice onde l’onora la Chiesa» (p. 65), del «grandioso
titolo di Corredentrice dell’umanità» (p. 66), Maria è «Corredentrice
del mondo» (p. 65).
Nell’Omelia del 20 agosto
1857 Mons. Fr. Giovanni Tommaso Ghilardi O.P., Vescovo di Mondovì,
afferma che Maria ha meritato «il titolo di nostra Corredentrice!» (p.
86).
Nell’Omelia del 22 agosto 1857 Mons.
Alessandro d’Angennes, Arcivescovo di Vercelli, afferma che Maria «fu
detta, ed è realmente Corredentrice del genere umano» (p. 119).
Nel
Compendio dell’Instituzione del Terzo Ordine del Padre S. Francesco
d’Assisi a cura dei Padri Minori Riformati di S. Pietro ad Aram, (5a
edizione migliorata, Napoli 1858), si legge circa il «Serafico
Patriarca» San Francesco che «la passione del Redentore, e il martirio
della Corredentrice» (p. 172) sono stati «lo scopo de’ pensieri di lui
ed affetti» (p. 172). In una coroncina dei Dolori di Maria, si contempla
anche il «perenne ringraziamento» di Maria a Dio «avendola scelta a
Corredentrice per la gloria del Cielo, e per la salvezza della terra»
(p. 184).
Nella Relazione di quanto si operò a
festeggiare la venuta del Sommo Pontefice Pio Nono nella città di Ascoli
del Piceno scritta dal Cav. Gaetano Frascarelli (Ascoli 1859), leggiamo
che in una colonna «eretta temporariamente» in Piazza del Popolo in
onore della Vergine Immacolata, nelle iscrizioni mariane vi è il titolo:
«Corredentrice dell’uman genere» (p. 120).
Nei
Discorsi sacri in onore della Gran Madre di Dio Maria SS. con una
Novena per la Festa del S. Natale (Napoli 1864), il redentorista P.
Bartolomeo Giordano chiama Maria: «Corredentrice insieme col Figlio» (p.
74), «nostra corredentrice, e mediatrice della nostra salute» (p. 74).
«Gesù è Redentore, e mediatore, come causa primaria; Maria come causa
secondaria» (p. 74). «Ebbero dunque ragione i Padri della Chiesa nel
chiamare Maria chi corredentrice, e coadiutrice della nostra salute […]
chi cooperatrice della nostra salute» (p. 77). «Maria la nostra
corredentrice» (p. 77).
Nel libro Die Mutter
Gottes. Geschildert von den Hl. Vätern und Lehren der Kirche (Wien
1866), P. Geminiano Mislei S.J. afferma che Maria può essere chiamata
Corredentrice («die heilige Maria Miterlöserin nennen kann»: p. 329),
Gesù è il Nuovo Adamo («den neuen Adam»). Maria è nostra Corredentrice
(«Maria auch unsere Miterlöserin nennen»: p. 329).
Nel
Panegirico dei dolori glorificati di Maria Santissima (Sanremo 1871) P.
Girolamo Priori, «ex Generale dei Carmelitani Scalzi, Esaminatore dei
Vescovi innanzi al Sommo Pontefice e Consultore di varie Ecclesiastiche
Congregazioni», afferma che Maria «patì da Corredentrice coll’offerta di
un sacrifizio il più doloroso» (p. 5). Maria è la «nostra
Corredentrice» (p. 13), «l’amabile nostra Corredentrice» (p. 17).
Nel
libro Il mese di Maggio. Sermoni sopra la dignità altissima di Maria
Vergine detti in Roma nella chiesa di Santa Maria della Pace (Torino
1872, Pietro di G. Marietti, Tipografo Pontificio) il sacerdote Natale
Severini, già professore di Eloquenza e Teologia Dogmatica, chiama Maria
«corredentrice» (pp.199-201), «mediatrice, corredentrice e madre nostra
tenerissima» (p. 269).
Nella Vita di Maria
SS.ma (Torino 1874, Cav. Pietro Marietti, Tipogr. Pontif. ed Arciv.) il
cappuccino P. Teodoro Piccone scrive che «Maria, come corredentrice,
intrepida stavasi appiè della Croce […]. Gesù per noi immolava sé stesso
sul ruvido legno insanguinato; e Maria, nel colmo del suo dolore,
magnanima offeriva al Padre il prezzo del gran riscatto» (p. 154).
Maria, offrendo Gesù all’Eterno Padre, «propriamente corredentrice
addiviene dell’umana famiglia» (p. 154).
Nel
libro La dottrina cattolica esposta in tre libri. Vol. II (Napoli 1877),
il sacerdote oratoriano Alfonso Capecelatro (1824-1912), poi
Arcivescovo di Capua dal 1880, Cardinale dal 1885, Bibliotecario della
Biblioteca Apostolica Vaticana dal 1890, chiama Maria: «corredentrice,
perché per la ineffabile fortezza dell’animo offrì al Padre per noi il
sacrifizio del Figliuol suo dolcissimo, e partecipò col Figliuolo a
tutti gli strazi, a tutte le ignominie, a tutt’i dolori che redensero il
genere umano» (p. 195).
Nei suoi Discorsi sacri
(Genova 1877), il sacerdote Don Paolo Tirinzoni, Parroco Prevosto di
Buglio, chiama Maria: «vera corredentrice del genere umano» (p. 317),
«corredentrice del mondo perduto» (p. 325).
Nel
1877, all’interno della Chiesa di Santo Spirito dei Frati Minori in
Ferrara viene posta una lapide a ricordo della beneficenza elargita
dalla Contessa Elisa Gulinelli in Fioravanti per il rifacimento del
pavimento adiacente la Cappella del Crocifisso. Nell’iscrizione leggiamo
che con tale beneficenza la Contessa ha desiderato emulare «la pietà
dei suoi illustri maggiori verso le pene del Redentore Divino e della
Corredentrice Maria» (cfr. P. Teodosio Lombardi OFM, I Francescani a
Ferrara. Vol. II. Il Convento e la Chiesa di Santo Spirito dei Frati
Minori, Bologna 1974, p. 100).
Nel libro
L’amico del clero secolare e regolare (Milano 1878) il sacerdote
barnabita P. Carlo Parea, già Penitenziere Onorario nella (Basilica)
Metropolitana di Milano, chiama Maria: «Corredentrice del genere umano»
(pp. 285, 689), «Corredentrice nostra […] qual nostra Corredentrice
divenne canale di carità» (p. 682). Inoltre «la vita di Maria, Madre di
Dio e nostra Corredentrice, è un tessuto di maraviglie» (p. 684); «Madre
del Redentore e degna Corredentrice, tutta pura, santa, immacolata e da
capo a piedi adorna d’una incomparabile bellezza, ammirata dagli Angeli
stessi» (p. 687); «vera Corredentrice» (p. 689).
Nel
libro Sculture e mosaici nella facciata del Duomo di Firenze (Firenze
1883), il Prof. Augusto Conti dell’Istituto di Studi Superiori in
Firenze afferma che «Maria Vergine, Madre di Gesù Cristo, è la
Corredentrice degli uomini» (p. 16), «corredentrice con Gesù dell’antica
Eva e del vecchio Adamo» (p. 79), «la Corredentrice degli uomini» (p.
98).
Nel “Bollettino Salesiano” del giugno 1884
(Torino, Anno VIII, N. 6), ancora vivente San Giovanni Bosco
(1815-1888), nella «Relazione sulla festa di Maria Ausiliatrice», la
Madonna è chiamata: «corredentrice, avvocata e madre nostra dolcissima»
(p.83).
Negli Acta Sanctæ Sedis del 1885 (vol.
XVIII, Romæ, Typis Poliglottæ Officinæ S.C. de Propaganda Fide), nella
rubrica «Ex S. Congreg. Indulgentiarum» si legge che in data 18 luglio
1885 Papa Leone XIII ha concesso un’indulgenza di 100 giorni a chi
recita delle Lodi a Gesù e a Maria Santissima («Laudes in Christi Jesu
et Mariæ virginis honorem cum indulgentia centum dierum») in cui c’è
anche il titolo mariano (in italiano e latino) di «Corredentrice del
Mondo» (p. 93) — «Mundo redimendo coadiutrix» (p. 93).
Infine
su “La Palestra del Clero” del 1893 (Roma, vol. XXXII), organo
ufficiale della Società per gli Studi Biblici presieduta da mons.
Giambattista Anania («Cameriere Segreto di S. Santità»), nel discorso
“Il Sacro Cuore di Maria” la Madonna è chiamata: «corredentrice» (p.
289), «Eva novella» (p. 289), «la cooperatrice della rigenerazione di
tutte le anime» (p. 293). Inoltre: «Sotto questo rispetto di
corredentrice e madre di vita noi dobbiamo sempre meglio riconoscerci
come veraci figli del cuor suo» (p. 294).
Nel
libro “The Foot of the Cross: or The Sorrows of Mary” (London 1858), P.
Frederick William Faber (1814-1863), sacerdote cattolico oratoriano, ex
parroco anglicano, afferma che Maria merita il titolo di
«co-redemptress» (p. 453) per la sua Cooperazione all’Incarnazione del
Verbo (Maternità Divina) e quindi alla Passione del Figlio (pp.
453-454). Santi e dottori hanno chiamato Maria: «co-redemptress of the
world» (p. 447).
Nel 1870, a cura di “Sacra
Rituum Congregatione E.mo et R.mo Domino Cardinali Constantino Patrizi
(Episcopo Portuen. Et S.Rufinæ, S.R.C. Præfecto etc.) Relatore”, viene
pubblicato il testo “Urbis et Orbis Concessionis Tituli Doctoris et
extensionis eiusdem tituli ad Universam Ecclesiam neque non Officii et
Missæ sub Ritu Dupl. de Comm., Doctorum Pontificum in honorem Sancti
Alphonsi Mariæ de Ligorio Fundatoris Congregationis SS. Redemptoris ac
olim Episcopi S. Agathæ Gothorum” (Romæ 1870, Ex Typographia S. Congreg.
De Propaganda Fide socio equite Petro Marietti Administro).
In
difesa del “Dottorato” di S. Alfonso, l’avvocato Ilario Alibrandi
(1823-1894, insigne giurista che, docente di diritto a La Sapienza,
godeva tutta la fiducia di Papa Pio IX), a proposito della Mariologia
alfonsiana, afferma che Maria può essere chiamata giustamente
Corredentrice: «“Unde Maria, hoc sensu rectissime nuncupatur
Corredemptrix hominum» (p. 80). Poi Alibrandi cita il Liguori: «“Quindi
la divina Madre… giustamente venne chiamata… Riparatrice del genere
umano… Redentrice degli schiavi, Ristoro delle nostre miserie”» (p. 80).
Ora entriamo nel primo ‘900.
Nel
suo “Tractatus de Beatissima Virgine Maria Matre Dei” (Lethielleux,
Paris 1901), P. Alessio Maria Lépicier (docente di Teologia al
Pontificio Collegio Urbano di Propaganda Fide, e Procuratore Generale
dell’Ordine dei Servi di Maria) tratta nell’Art. III: «De officio
Corredemptricis» (pp. 386-399). Maria è Corredentrice perché ha dato il
suo consenso all’Incarnazione del Verbo e ha cooperato alla Sua Passione
(«compassio») per la nostra salvezza. Maria può essere chiamata,
«excellentiori modo quam alios sanctos et iustos», «cum Christo
redemptorem seu nostram Corredemptricem» (p. 397). Maria è
«Corredemptrix» (p. 466), «hominum corredemptrix» (p. 475). Questo libro
di P. Lépicier, approvato dal Priore Generale dell’Ordine dei Servi di
Maria, contiene le lettere di gradimento di Papa Leone XIII e del
Cardinale Mariano Rampolla Del Tindaro.
Vediamo
alcuni interventi negli “Atti del Congresso Mariano Mondiale tenuto in
Roma l’anno 1904” (Tipografia degli Artigianelli S. Giuseppe, Roma
1905), compilati a cura di Mons. Giacomo Maria Radini Tedeschi (Vescovo
di Bergamo – Segretario della Commissione Cardinalizia) e di P.
Pellegrino Maria Stagni (Priore Generale dell’Ordine dei Servi di Maria –
Segretario Generale del Congresso).
Nel suo
“Saluto”, il Comm. Filippo Tolli (laico, Presidente d’onore del Circolo
dell’Immacolata) chiama Maria: «immacolata corredentrice del genere
umano» (p. 67). Conclude con una preghiera spontanea in versi dove dice
tra l’altro: «e Tu, Corredentrice, / Per tutti prega: ad una tua parola /
Spunterà il Sole di un’età felice» (p. 67).
Nella
relazione “La Chiesa greca ai piedi di Maria Immacolata”, Don Arsenio
Pellegrini, Abbate di Grottaferrata, parla di: «Maria corredentrice del
mondo a piè della croce, vittima anche essa immacolata con Colui che non
mai conobbe il peccato» (p. 80); Maria è «corredentrice del genere
umano» (p. 81).
Nella relazione
“Vincoli tra la devozione di S. Domenico verso Maria Santissima e la
fondazione dell’Ordine dei Frati Predicatori”, P. Giacinto M. Cormier
OP, Maestro Generale dei Predicatori (beatificato da Papa Giovanni Paolo
II nel 1994) afferma che gli eretici Albigesi combattevano «Gesù
Redentore» e «per infernale logica, anche Maria Corredentrice» (p. 111).
P.
Alessio Lepicier tiene una relazione in latino su “L’Immacolata Madre
di Dio, Corredentrice del genere umano” (“Immaculata Deipara generis
humani Corredemptrix”).
P. Lepicier parla di
Maria: «illam, utpote plene sanctam, generis humani dignissimam
Corredemptricem existere» (p. 149). Anche il sacerdote, che celebra la
Santa Messa, e che continua l’opera della Redenzione, può essere
chiamato «corredemptor» (p. 149). Maria è «Corredemptrix, etiam
sacerdotum Regina et Patrona» (p. 149). Ella merita «dignissime» il
titolo di «Corredemptrix» (p. 150). Ella è «nostri generis
Corredemptrix, et sacerdotum, Christi cooperatorum, Regina» (p. 151),
«generis humani Corredemptrix» (p. 151), «gloriosa Corredemptrix» (p.
151).
Nella relazione “L’Immacolata e
l’incivilimento”, il Prof. Giuseppe Toniolo dell’Università di Pisa e
membro dell’Opera dei Congressi, accenna alla «corredentrice Maria» (p.
186).
Il Card. Domenico Ferrata, membro della
Commissione Cardinalizia per i festeggiamenti del 50° anniversario della
proclamazione del Dogma dell’Immacolata, e Presidente del Comitato
dell’Esposizione, nel suo discorso chiama Maria: «Corredentrice
dell’umanità» (p. 468).
Vediamo alcuni articoli della rivista mensile “La Verna” dei Frati Minori.
Su
“La Verna” dell’8 dicembre 1904 (Rivista illustrata sanfrancescana
storico-sociale dedicata a S. Antonio da Padova, Anno II, Nr.7),
nell’articolo “La gloria dell’Ordine Francescano nel trionfo
dell’Immacolata”, P. Anselmo Sansoni OFM chiama Maria: «Colei, che è
l’Eva seconda, la Corredentrice degli uomini, la Regina di tutti gli
eletti» (p. 399).
Ancora su “La Verna” Nr.
7/1904, nell’articolo “L’Immacolata e l’Oratoria Cristiana”, P.
Bernardino Sderci OFM chiama Gesù «il Redentore» e Maria «Corredentrice»
(p. 411), «la nuova Eva, più pura, più grande, più bella dell’antica,
perché sempre intatta» (p. 411).
Su “La Verna”,
Nr. 8 del 13 gennaio 1905, nell’articolo “Super montes aromatum” un
certo Testis parla di Maria come Colei che fu «Preservata in vista della
missione divina di Corredentrice» (p. 479).
Nel
1905 a Siena, la Tipografia Pontificia S. Bernardino stampa il libro
“La Vergine-Madre nelle opere e nel pensiero di Dante Alighieri” di
mons. Giacomo Poletto a cui tra il 1881 e il 1883 Papa Leone XIII aveva
affidato la cattedra di Teologia dantesca, la prima in Italia. Mons.
Poletto chiama Maria: «corredentrice» (pp. 56, 64, 198, 250, 377, 493),
«corredentrice dell’uman genere» (pp. 170, 185), «corredentrice degli
uomini» (p. 190), «corredentrice del mondo» (p. 190, nota 13 da pag.
189), «corredentrice del genere umano» (p. 366).
Negli
Acta Sanctæ Sedis, Vol. XLI, 1908, nel “Decretum” del 13 maggio 1908
della Sacra Congregazione dei Riti, che eleva a rito doppio di 2a classe
per tutta la Chiesa la festa dei Sette Dolori di Maria della terza
domenica di settembre, Maria è chiamata: «humani generis
Conredemptricem» (p. 409).
Nel 1908 Marietti
Editore (Torino) pubblica il libro di Don Gaetano Finco (1843-1909) “La
Corredentrice ossia Il Mese di Settembre dedicato alla Regina dei
Martiri. Ad uso dei predicatori”. L’autore dedica a Papa Pio X questo
libro «sui dolori della Corredentrice del mondo» (p. III). Maria è «la
Corredentrice della Umanità» (p. 8), «la Corredentrice del genere umano»
(p. 17), «vera Corredentrice» (p. 24), «ha tutto il diritto di essere
chiamata nostra Corredentrice» (p. 26).
Negli
“Acta Apostolicæ Sedis” del 1913 (Anno V, Vol. V, Romæ, Typis
Poliglottis Vaticanis), la “Suprema Congregatio S. Officii (Sectio de
indulgentiis)”, a firma del Card. Rampolla, promulga un “Decretum” con
cui Papa Pio X in data 26 giugno 1913 concede all’invocazione dei nomi
«Laudétur Jesus et María – Hódie et semper» la stessa indulgenza
concessa per l’invocazione del solo Nome di Gesù. In quel “Decretum” la
Madonna è chiamata Corredentrice: «corredemptrícis nostræ, Beátæ Maríæ»
(p. 364).
Negli “Acta Apostolicæ Sedis” del 1914
(Vol. VI), la “Suprema S. Congregatio S. Officii (Sectio de
indulgentiis)”, a firma del Card. Domenico Ferrata (Secretarius),
promulga un “Decretum” del 22 gennaio 1914 con cui Papa Pio X concede
l’indulgenza di 100 giorni a chi recita la «Preghiera di riparazione
alla beata Vergine Maria». In quella preghiera la Madonna è chiamata:
«corredentrice del genere umano» (p. 108).
Il
Card. Alfredo Ildefonso Schuster OSB (1880-1954), Arcivescovo di Milano
dal 1929 al 1954, Cardinale dal 1929 (e beatificato da Giovanni Paolo II
nel 1996), nell’opera “Liber Sacramentorum. Note storiche e liturgiche
sul Messale Romano”, chiama Maria: «Corredentrice del genere umano»
(Marietti, Editore-Tipografo Pontificio, vol. VII, Torino-Roma 1930, p.
89, pp. 90-91). Ella, «ai piedi della Croce del Figlio, ci rigenera a
Dio e diviene così la Madre degli uomini» (vol. VII, p. 93).
«Maria
è la regina del mondo, perché è corredentrice del genere umano insieme
con Gesù e per Gesù […]» (vol. VIII, 1932, p. 79). «Ad Adamo ed Eva,
peccatori e scaturigine della nostra originale colpa in terra, Dio ha
contrapposto Cristo e Maria, il Redentore e la Corredentrice del genere
umano» (ivi, p. 182).
Maria è «la Madre di Dio e degli uomini, corredentrice del genere umano» (vol. IX, 1932, p. 21).
Il primo Papa ad usare direttamente il titolo di Corredentrice è Pio XI.
A
un gruppo di pellegrini di Vicenza, il 30 novembre 1933, il Papa
afferma in un discorso (“Ecco di nuovo”): «Il Redentore non poteva, per
necessità di cose, non associare la Madre Sua alla Sua opera, e per
questo noi la invochiamo col titolo di Corredentrice. Essa ci ha dato il
Salvatore, l’ha allevato all’opera di Redenzione fin sotto la Croce
dividendo con Lui i dolori dell’agonia e della morte in cui Gesù
consumava la Redenzione di tutti gli uomini. E proprio sotto la Croce,
negli ultimi momenti della Sua vita il Redentore la proclamava madre
nostra e madre universale» (cit. in Insegnamenti Pontifici – 7. Maria
SS., 2a edizione aggiornata, Edizioni Paoline, Roma 1964, p. 242; cf.
L’Osservatore Romano, 1° dicembre 1933, p. 1).
Il
23 marzo 1934, dinanzi a due gruppi di pellegrini spagnoli, Pio XI nota
con piacere che essi sono venuti a Roma per celebrare: «non solo il XIX
centenario della divina Redenzione ma anche il XIX centenario di Maria,
il Centenario della Sua Corredenzione, della sua universale Maternità»
(cf. L’Osservatore Romano, 25 marzo 1934, p. 1).
Ancora
in quel discorso Pio XI dice ai giovani pellegrini che essi devono:
«seguire il pensiero ed il desiderio di Maria Santissima, che è nostra
Madre e Corredentrice nostra» (p. 1) e «sforzarsi ad essere, anch’essi,
corredentori ed apostoli, secondo lo spirito dell’Azione Cattolica, ch’è
appunto la cooperazione del laicato all’apostolato gerarchico della
Chiesa» (p. 1).
Infine, il 28 aprile 1935, a
chiusura del Giubileo della Redenzione, nel radiomessaggio ai pellegrini
di Lourdes, Pio XI innalza una preghiera alla Madonna, dove dice tra
l’altro: «[…] O Madre di pietà e di misericordia, che assistesti il tuo
dolcissimo Figlio, mentre compiva nell’ora della Croce la Redenzione del
genere umano, essendo Corredentrice e partecipe dei suoi dolori; […]»
(cf. Maria SS., Edizioni Paoline, o.c., p. 246; cf. L’Osservatore
Romano, 29-30 aprile 1935, p. 1).
Nel 1937 il
titolo “Corredentrice” viene usato dal Card. Eugenio Pacelli in un
discorso riportato su L’Osservatore Romano, 8 dicembre 1937, pp. 3-4
(cf. G. Roschini, Maria Santissima nella storia della salvezza, vol. II,
Isola del Liri 1969, p. 126).
Il 27 febbraio
1939, nell’interregno tra Pio XI (morto il 10 febbraio 1939) e Pio XII
(eletto il 2 marzo 1939), la Società Editrice “Vita e Pensiero” di
Milano termina la stampa del libro “Maria Mediatrice di tutte le grazie”
di P. Leonardo Maria Bello OFM, Ministro Generale dei Frati Minori. Nel
capitolo “Maria Mediatrice come Corredentrice” (pp. 21-29), P. Bello
afferma che la Madonna: «viene anche meritatamente proclamata Mediatrice
universale, perché come Corredentrice (3), per ridondanza dei meriti di
Cristo, acquistò veramente tutte e singole le grazie defluenti in tutto
il corpo mistico di Cristo, radicalmente e remotamente per la sua
collaborazione all’Incarnazione del Verbo, formalmente e prossimamente
per la sua strettissima unione all’opera intera di Cristo Salvatore» (L.
Bello, Maria Mediatrice di tutte le grazie, Vita e Pensiero, Milano
1939, p. 21).
P. Bello precisa: «La voce
“Corredentrice” commendata negli atti dei Sommi Pontefici si usa
comunemente dai francescani già dal sec. XVII» (p. 21, nota 3).
Maria
si offrì «col suo Figlio come Corredentrice di tutti» (p. 25). Più
avanti, P. Bello scrive anche: «Poiché adunque la Vergine dolorosa offrì
a Dio, per la salvezza del genere umano, la Passione di Cristo e gli
ineffabili dolori del proprio cuore, i quali, uniti insieme con quelli
di Cristo, erano soddisfattori e avevano ragione di prezzo redentivo,
viene meritatamente chiamata la Corredentrice di tutti» (p. 28).
P.
Bello conclude così il capitolo: «Da tutto quello che si è esposto
risulta chiaro che la Beata Vergine Maria, coll’ufficio di
Corredentrice, ha debitamente sborsato il prezzo della nostra salute,
come piissimamente pensa il Serafico Dottore, e che essa, per il merito
almeno della sua dignità, ha positivamente meritato tutte le grazie. Con
ragione adunque la Chiesa chiama Maria la Mediatrice universale» (p.
29).
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