Noticia tomada de GLORIA NEWS.
El pretendido papa Francisco Bergoglio predicó el 11 de octubre en la Basílica de San Pedro en la celebración del 60.º aniversario del desastre del Vaticano II. El cuerpo de Juan XXIII bis, uno de los culpables del desastre, estaba allí en un sarcófago de vidrio.
En su homilía, Bergoglio, reflejando su propia nostalgia por los años 1960, criticó “la nostalgia por el pasado”.
Se quejó del “progresismo” que se sitúa detrás del mundo [= posición propia de Bergoglio] y del “tradicionalismo” que anhelaba un “mundo pasado”, como si el Evangelio y la fe católica fueran “pasado”. Los acusó tanto de falta de “amor” y “infidelidad” como de “egoísmo pelagiano”.
Luego se refugió en los juegos de palabras: «El Concilio redescubrió el río vivo de la Tradición, sin quedarse atrapado en las tradiciones». Oponer la “Tradición” y las “tradiciones” es el truco habitual para atacar a la Tradición.
Finalmente, criticó a su propio carácter: «¿Cuántos de nosotros somos incapaces de vivir la fe con alegría? Sin murmurar, sin criticar. Una Iglesia enamorada de Jesús no tiene tiempo para peleas, rumores y discusiones. Que Dios nos libere de ser críticos e intolerantes».
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