«Aquellos que se adhieren al Vaticano II, sin restricciones, sólo por ese hecho, se desconectan de la verdadera Iglesia de Cristo. Nadie puede, al mismo tiempo, ser católico y suscribirse a todo lo establecido por el Concilio Vaticano II. Decimos que la mejor manera de abandonar la Iglesia de Cristo, la Iglesia Católica Apostólica Romana, es aceptar sin reservas lo que ha enseñado y propuesto el Concilio Vaticano II. Él es la Antiiglesia» (Mons. ANTONIO DE CASTRO-MAYER, Revista Heri et Hódie, diario de los Padres de Campos, n.º 33 - Septiembre de 1986. cf. Revista permanente, No. 218-219, 1987).
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